El 18 de julio de 1936, a las cinco y media de la tarde, se produjo la última reunión del Consejo de Ministros con Santiago Casares Quiroga como presidente del Gobierno. El socialista estaba derrumbado en su butaca con los ojos hundidos y sin articular palabra, hasta que, al cabo de unos minutos de silencio, soltó: «¿Qué quieren que les diga? Toda España está sublevada. He llamado a los cuarteles y nadie me responde. Ya no nos queda más salida que morir cada uno en su puesto… Entiéndanse ustedes con mi sucesor. Yo ya he dimitido».