G2, una nube de gas descubierta diez años antes cerca del centro de nuestra galaxia, se dirigía directamente hacia Sagitario A*, el enorme agujero negro que duerme en el corazón de la Vía Láctea. La nube, en efecto, se estiró y se alargó a medida que se acercaba al agujero negro; pero luego, sencillamente pasó de largo