No resulta fácil ser una estrella en el superpoblado centro de la Vía Láctea. Bajo el dominio directo de Sagitario A*, su gran agujero negro central, el corazón galáctico vive constantemente sometido a unas fuerzas gravitatorias descomunales. Lo cual, unido al hecho de que la densidad estelar es mayor allí que en cualquier otra parte, lleva frecuentemente a las estrellas a chocar entre sí, o a acercarse unas a otras hasta el punto de 'robarse' sus masas, o a empujarse hacia trayectorias mortales que, a veces, las llevan directamente a las fauces siempre abiertas del agujero negro. En el centro galáctico, las estrellas no viven mucho, apenas unos pocos millones de años, y suelen terminar sus días de forma violenta.