Hace entre 813.000 y 930.000 años, los antepasados directos de nuestra especie redujeron de tal forma su número que prácticamente se extinguieron. Lo cual habría supuesto que Homo sapiens, nosotros, nunca habríamos llegado a existir y los humanos actuales, de haberlos, serían hoy muy diferentes de lo que son.
El episodio fue tan grave que en aquellos momentos, en plena transición entre el Pleistoceno temprano y medio, la población de nuestros ancestros sufrió un colapso durante el cual la futura existencia de Homo sapiens llegó a depender exclusivamente de 1.280 individuos reproductores. Una situación dramática que, además, se prolongó durante 117.000 años, un auténtico e interminable 'cuello de botella' durante el que, según se explica en Science, llegó a perderse hasta el 98,7% de nuestra población ancestral. Aquél descenso drástico de población coincidió con severos cambios climáticos y un prolongado periodo de sequía.