Pueden parecer fuertes y silenciosos, pero los tomates , igual que muchos otros frutos, 'lloran' y 'gritan' cuando sufren un ataque que pueda dañarlos. De este modo, avisan al resto de la planta para que tome medidas defensivas. Esa es la principal conclusión de un estudio dirigido en Brasil por la bióloga Gabriela Niemeyer Reissig y en el que se explica, con todo detalle, cómo el fruto del tomate envía señales eléctricas al resto de la planta para advertir de eventos dañinos, como por ejemplo, un ataque de orugas.