Los astrónomos no podían dar crédito a lo que estaban viendo: una enorme 'cavidad' en medio de la Vía Láctea, una especie de burbuja vacía de 500 años luz de diámetro y en cuyo interior no había ni una sola estrella. El equipo, integrado por investigadores del Centro de Astrofísica Harvard-Smithsonian en Cambridge (Massachusetts) y de la Universidad de Wisconsin, estaban analizando mapas en 3D de dos conocidas nubes moleculares, las regiones en las que las nuevas estrellas se forman, cuando se toparon con el 'agujero'.