Los científicos llevan ya mucho tiempo sabiendo que el Sistema Solar primitivo fue un lugar extremadamente violento. En medio del caos inicial, rocas de todos los tamaños chocaban entre sí mientras los planetas se formaban. Y éstos, a su vez, hacían lo mismo, unos contra otros, en busca de su lugar orbital alrededor del Sol.
Ahora, y con una precisión sin precedentes, un equipo de investigadores de cinco países y bajo la dirección de Alison Hunt, del Instituto de Geoquímica y Petrología de la Escuela Politécnica Federal de Zúrich, en Suiza (ETH Zürich), acaba de poner algo de orden en ese caos determinando en qué momentos y en qué orden se produjeron algunas de esas colisiones. El trabajo, publicado esta misma semana en Nature Astronomy, se basa en el estudio de fragmentos de asteroides que se estrellaron contra la Tierra.