Doscientos dieciocho asesinatos. Doscientos dieciocho crímenes. Uno detrás de otro. Es el contador más tenebroso jamás registrado en la historia del Reino Unido. Es el reguero de sangre que dejó el médico más sanguinario que el mundo haya visto. De nuevo, se cumplía el perfil: un hombre con cara de bonachón y que llevaba casi 25 años dedicado en cuerpo y alma a la medicina. Pero en su caso, los pacientes que daban con él encontraban el peor de los destinos. Una a una, las vidas que quitaba le motivaban a seguir matando. Cada día era menos persona y más monstruo. Hasta que perdió el control. Esta es la historia de Harold Frederick Shipman.