El agua es origen de vida, un recurso vital para la humanidad. Y nuestro futuro depende de que hoy hagamos una buena gestión de este elemento natural insustituible, pero limitado y amenazado, entre otras cosas, por el cambio climático.
El Objetivo de Desarrollo Sostenible número 6 de la Agenda 2030 de Naciones Unidas persigue, precisamente, garantizar la disponibilidad de agua limpia y su gestión sostenible y saneamiento para el conjunto de la sociedad mundial de cara a 2030.
Un desafío que se antoja, cuando menos, ambicioso. Sobre todo si se tiene en cuenta que, actualmente, 2.100 millones (es decir; 3 de cada 10) personas del mundo carecen de acceso a abastecimiento de agua. De ellos, además, 844 millones no tienen ni siquiera servicio básico de agua potable, según datos de Naciones Unidas.
Leonor Rodríguez, catedrática de la Universidad Politécnica de Madrid y coordinadora de “UPM Water”, nos habla sobre la importancia de la acción conjunta de las entidades públicas y privadas como pilar esencial para evitar que se produzca una desertificación masiva que, obviamente, tendría consecuencias trágicas para el conjunto de la población mundial.