Juan Carlos Ortega pasaba horas observando hormigas en el patio de la escuela, y en cierto sentido, todavía juega con hormigas. Estas hormiguitas son sus personajes, su mundo, su hormiguero. De esta manera desarrollaba su creatividad infantil. Aunque ahora lo hace con más seriedad y compromiso, sigue experimentando la misma emoción y dedicación.
Encontraba la diversión de la misma manera que lo hacía cuando era un niño, grabando sus propias creaciones y construyendo su pequeño mundo. Desde los primeros días en el desarrollo de la creatividad infantil y emocional, cuando utilizaba un cassette como su primer juguete, hasta su paso al magnetofón, que consideraba lo más valioso de su infancia, sigue manteniendo viva la pasión por crear.
La creatividad para el desarrollo humano es algo que considera esencial y que ha cultivado a lo largo de su vida. No cree en la idea de que las personas pierdan su imaginación y curiosidad con el tiempo. Más bien, piensa que es posible mantener viva esa chispa a través del juego, la exploración y la creación, tal como lo ha hecho a lo largo de su carrera en la radio y la televisión.