Desde su infancia, Zahara encontró alegría en el juego y la exploración. Aprendió que el juego es la llave del aprendizaje y que, al jugar solo/a, nos descubrimos a nosotros mismos.
Recuerda haber compuesto su primera canción a los doce años. La música se convirtió en su refugio, su vía de escape. Para Zahara la creación musical era una forma de liberación y de desarrollar la imaginación, donde podía sentirse completa y feliz.
Su vida como madre ha añadido una nueva dimensión a la música que compone. Zahara ha creado una canción especial para su hijo único, una canción que habla de los miedos de la paternidad. Aunque no sea una nana típica, tiene la cadencia de la serenidad que un niño merece.
Zahara nos enseña que el juego y la creatividad son esenciales en la vida. Así como ella ha explorado su camino a través de la música, podemos encontrar nuestra propia pasión y alegría a través del juego para expresar y desarrollar la imaginación.