El arte de interpretar

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Javier Cámara es el protagonista del nuevo capítulo de nuestro proyecto sonoro junto a Fundación SGAE, en el que analizamos cómo ha cambiado la profesión y los retos a los que se enfrentan hoy en día los intérpretes.

Además, Paz Vega, Ester Expósito, Iciar Bollain, Jose Coronado, Luis Zahera y Pilar Lopez de Ayala nos cuentan sus experiencias.

Transcripción


Ser actor es meterse en la piel de otras personas que no eres tú y que de los cuales te vas quedando unas cosas dentro y te van complementando la vida. Y como decía Amaril Street, dice, si me queréis conocer, coger cinco momentos de las películas de toda mi carrera y esa soy yo, ¿no? Sí, en el fondo yo tengo pienso que también, porque les damos a los personajes les damos nuestra propia personalidad, aunque tengan una personalidad propia. Entonces, ser actor, pues es, a mí me a mí ha sido un regalo de la vida, o sea, sobre todo todo lo que me está pasando. Y subirse a un escenario a defender al tío Vania o defender a a una mujer del siglo veinte o a un personaje Shakespeare, a un clásico, es un regalo que yo creo que todo todo ser humano debería tener, fíjate.

Cuando en una conversación de sobremesa sale la palabra actor o actriz, la asociación de ideas lleva a la fama las alfombras rojas y los accesorios de alta costura inaccesibles para la mayoría. También, los viajes exóticos, las mansiones de lujo y, por supuesto, los caprichos y las excentricidades. Pero quien llega hasta ahí es solo una minoría. En realidad, dedicarse a la interpretación tiene mucho menos que ver con eso y mucho más con la pasión. Javier Cámara, nuestro compañero de travesía en este episodio, cuya trayectoria impecable, ahora de manifiesto en la temporada final de RAPPA en Movistar Plus, nos sirve de referencia para bajar a la tierra una de las carreras profesionales más complicadas del mundo y para la que hay que estar entrenándose siempre.

Nos olvidamos de los flashes, incluso de las portadas de revistas como la nuestra, y nos centramos en el oficio, el de dar vida a personajes que antes solo estaban plasmados en un papel y que implica utilizar el cuerpo como herramienta artística, como ese motor que lo mueve todo. Somos Julieta Martialay. Y Juan Silvestre.

Y esto es

Amanece que no es podcast.

Fotogramas y fundaciones GAE presenta Amanece

que no es podcast.

¿Lo más difícil es ser actor? Pues empezar a trabajar, me imagino, ¿no? Un montón de actores y de actrices que están esperando a la primera oportunidad o a mantenerse o a ser constantes o a que te sigan llamando, eso creo que es lo más difícil. Todo el arranque que lleva mucho tiempo a veces, todos los que están en las escuelas de arte dramático diciendo, ¿y ahora qué se hace? ¿Y ahora qué se hace?

¿Cómo se pasa de la teoría a la práctica? Entonces, yo ya como lo lo tengo tan tan lejos, ¿no? Porque fue hace casi más de treinta y tantos años, pues me intentó acordarme cuando me dicen, oye, tu representante o tal o cómo cómo se hace esto, de por dónde se empieza, ¿no? Entonces, hay muchísima gente con muchísimo talento y luego se quedan muchos que que que no han tenido la suerte o la oportunidad o el momento o la o la paciencia o yo que sé, ¿no? Yo creo que lo más difícil de ser actor en este país es el principio es muy tremendo.

Bueno, y mantenerse, porque a veces haces personajes muy pequeñitos y, bueno, y tienes que suplementarlo con otras cosas. Los primeros años son muy complicados.

Levantar una película o una serie es muy costoso, no solo a nivel económico, sino por la cantidad de circunstancias que han de conjugarse y por la mucha gente a la que hay que convencer. Por eso, numerosos productores quieren ir sobre seguro apostando por caras conocidas y no por nuevos talentos.

Convertirse en actor, como dice cámara, no es fácil. En la mayoría de las ocasiones, el viaje hacia un sueño empieza por un casting en una sala impersonal, a la que se llega para decir, con muchos nervios y bastante inseguridad, frases de un proyecto del que se ignora casi todo, pero en el que, si se logra entrar, puede que cambie toda una vida. Y como en este podcast, poco a poco, hemos ido salpicando los episodios con experiencias personales, pues empiezo desde ya Juan a pedirte que nos cuentes cómo se afronta un casting, proceso que has vivido y vives por culpa de o gracias a tu faceta de actor.

Bueno, pues sí, efectivamente, como muy bien has dicho, has definido muy bien, me he quedado con lo de la sala fría impersonal. Los castings son una hostilidad enorme, porque tú normalmente llegas efectivamente a una sala blanca fría donde hay unos señores que normalmente no conoces, te hablo desde mi experiencia, y que te piden darlo todo en un momento, bueno, pues en el que estás más vulnerable de la cuenta porque, claro, tienes que demostrar todo lo que vales, insisto, delante de una gente que no conoces de nada, a veces te piden cosas extrañas, quiero decir cosas que no tenías preparado, tú normalmente vas con una propuesta pero el director, directora de casting te puede pedir otra cosa. Entonces, tienes que estar muy abierto a incorporar lo que te van pidiendo. También es verdad que hay directores de casting maravillosos como Luis San Narciso, que tratan al actor de una manera absolutamente excelente profesional, se toman su tiempo, bueno, te dejan que tú te tomes el tuyo y intentan crear e intentan crear un ambiente, digamos, favorable, cálido, efectivamente, en el que tú te sientas un poco protegido, ¿no? Pero no, esto no es lo habitual.

Normalmente tú llegas, haces tu separata, tu propuesta con una persona que esta es otra, te puede dar la réplica bien o te puede dar la réplica como el que lee la lista de la compra, entonces tú tienes que imaginarte, claro que esta persona está reaccionando bien a lo que tú estás diciendo, entonces, bueno, es complicado es dar todo en en muy poco tiempo y en las circunstancias muy hostiles.

Y, sobre todo, teniendo en cuenta que os puede pasar algo que a los actores les duele muchísimo, que es el rechazo. Claro. Eso me que me parece terrible.

Bueno, hay que convivir con ello, te quiero decir, porque luego también, efectivamente, en un casting tú de repente a lo mejor estás haciendo y ves que el director directora de casting está mirando el móvil. Bueno. Y dices, le estoy interesando cero, claro, mantén eso hasta el final de la prueba y luego, claro, ya depende del tipo de prueba que sea, si es una cosa mucho más emocional, pues imagínate, tú intentando llegar a una emoción complicada, dolorosa y que el señor o la señora esté mirando el móvil, pues.

Parece terrible, parece tremendo.

Una sensación de, bueno, igual hay que valorar más este trabajo. Yo lo entiendo por un lado, porque somos muchos los que pasamos, estas jornadas de casting son maratonianas, ellos a lo mejor ven treinta, cuarenta actores al día. Entonces, bueno, es difícil mantener a lo mejor ese nivel de atención y de cuidado, pero creo que es parte de su profesión también. No quiero decir que todos sean así.

Ya, ya, ya.

Yo me he encontrado con directores de casting, aparte Luis Sandarcizo, muy cariñosos y muy atentos.

Bueno, a mí es que este me parece un tema importante, lo importante que ha sido en la industria y es y sigue siendo los directores de casting. Y en este sentido, en España tenemos unos ejemplos muy, muy buenos. Yo empiezo por poner encima de la mesa, alquimias prodigiosas lanzándose literalmente a la calle para para buscar tratamientos, como por ejemplo Dani Rovira. Surgió de esas búsquedas, ¿no? Y armar repartos, pues para Alberto Rodríguez, Dani Monzón, yo que sé, y Arboyáín hasta para el propio Almodóvar en Julieta y para internacionales, no como Ken Loach.

Y además que es un tándem que no solamente va a la caza del nuevo talento, sino a la caza del cambio de registro del talento que ya está, Como por ejemplo, le ocurrió a Javi Gutiérrez, ¿no? Que era estaba en un abismo más cómica y de repente virol en él a uno de los protagonistas de la isla mínima, que es que eso me parece que es una labor de casting muy importante.

Sí.

Pues también podemos hablar de Ana Sáeztrápaga y Patricia Álvarez de Miranda, que hicieron el el casting de Ars de Madrid o el histórico Paco Pino, que además él fue el que hizo poner en valor la figura del director de casting, sobre todo con aquella película Días contados, que dirige Imanor Uribe en mil novecientos noventa y nueve, que de ahí salió Cande la Peña y que fue Paco Pino el que de repente vio que Javier Bardem, a pesar de la corpulencia que tenía en su momento, Javier Bardem, daba el perfil perfecto del yonki.

O sea,

Paco Pino y es de los que se iba a rastrear los talentos en el off,

¿no? Sí, eso es muy importante, porque es verdad que hay muchos directores de casting que lo hacen y otros que no. Yo muchas veces veo cosas en el off que digo, pero ¿por qué este actor o esta actriz no lo está haciendo todo? Porque no le han dado la oportunidad, ¿no? De demostrarlo, y hay muchos directores que lo hacen, como Elena Arnau, por ejemplo, otra directora de casting mítica,

que ha

hecho repartos como Cuéntame, bueno, por ponerte un ejemplo así de los más populares, ella sí que se recorría todo el off de Madrid para ver caras nuevas y luego te llamaba, ¿no? Entonces, yo creo que esto es muy importante y luego, claro, otra cosa que que también creo que es importante señalar, claro, los directores de casting no son una figura tan, digamos, no son una figura antigua, antes no se armaban los repartos así, antes esto funcionaba de otra manera, entonces claro, hay actores y actrices, bueno, de más largo recorrido que han tenido que acostumbrarse a que ahora su trabajo es juzgado o o mediado por un director de casting, ¿no? Pues yo que sé, se me ocurre una Carmen Maura, por ejemplo, que que funcionaba de otra manera y ahora, bueno, a lo mejor a esos actores, no a todos, pero hay algunos que sí que tienen que pasar por el casting.

De todas maneras, también aparte del director de casting, también ahí funciona mucho el tesón del representante. Y en este sentido, siempre que puedo le le cuento a la gente el caso de Penélope Cruz en Belle Pog. O sea, Troepa la había rechazado desde el minuto uno y fue por el pico y pala de la representante que le hizo colar una prueba en vídeo a Troeba. Y cuando él se puso esa prueba en vídeo que le llegó, dijo me equivoqué, efectivamente, Pennur Pecruise es una de mis niñas de Belle Époque. O sea, que es muy importante eso también.

Es increíble que que la vida del actor dependa siempre de alguien, ¿verdad?

Absolutamente, y de tanta gente, porque luego además el director de casting hace una primera selección que luego pasa a productores, a la cadena, etcétera. Bueno, y ahí ya viene lo que ya comentaremos de que tiene una cara conocida, que, en fin, ya entran muchísimos factores.

Exacto, exacto. Es un tema fascinante, la verdad. Sí. Irene Scholar, perteneciente a una de las dinastías de intérpretes más prestigiosas de nuestro país, la de los Gutiérrez-Caba, y a quien vemos ahora en la serie de televisión española Las abogadas, recuerda un problema de la profesión más común de lo que parece, el de la precariedad.

Es una profesión bastante desconocida y también, a veces, las personas que respondemos a las entrevistas o que o que tenemos más espacio para hablar, pues somos personas a las que, a priori, nos va bien, pero hay toda una realidad detrás con respecto a esta profesión. Creo que es algo que la gente no no no conoce, también porque, bueno, se ha manipulado mucho la información en algunos medios para dar una visión errónea o de nuestro trabajo, ¿no? Y y sí que hay algunos datos, pues, que a mí me me dejaron bastante impactada y que estoy segura que la gente no conoce como que, pues, un setenta y dos por ciento de de las personas que nos dedicamos a esto, pues, se se encuentran por debajo de la línea de la pobreza.

Afortunadamente, no todo es así de duro. Icier Boyain, directora de Te De mis ojos, Maisabel, o de la reciente Soy Nevenka, nos da su visión de la cara y la cruz de la situación de la profesión actoral. Creo que, en este momento, ser actor en nuestro país, hay una parte, digamos, práctica, que hay mucho trabajo, hay unas plataformas que están generando

muchas series, que antes sería series también, pero no tantas. Entonces, en ese sentido hay mucho más trabajo, lo cual es estupendo para los actores, pueden no quedarse en esas pausas tan largas entre un trabajo y otro, y eso está muy bien. Luego, no sé, quizá hay como, bueno, son más visibles también en las redes sociales, yo no sé si hay algunos productores que se fijan en eso, y eso a mí me parece que, no sé, que hay que fijarse en el trabajo, no en si tiene o no tiene seguidores, pero bueno, supongo que forma parte de todo. Yo siento que quizá, en general para todos, hay como más presión. Las redes sociales, por una parte, son estupendas para difundir cosas y demás, pero también supongo que estás más en la palestra.

Desde luego, como positivo te digo eso, que hay mucho trabajo y más papeles y más variedad y y creo que en eso hemos ganado.

Menudo melón nos acaba de abrir y cierro yaín con esto de las redes sociales. No sé si es un tema que trascienda al público general, que probablemente sí se huela que el número de seguidores ayuda a conseguir un papel, pero desde luego es un tema de conversación recurrente en procesos de casting. Vamos a escuchar primero lo que tiene que decir Javier Camara al respecto y luego comentamos nosotros.

Las redes sociales yo me he borrado de varias porque es un coñazo, pero yo como arma para trabajar yo no lo veo. O sea, yo personalmente igual es que soy un poco antiguo. O sea, por muchos seguidores que tengas no te van a convertir en mejor actor, si es verdad que vas a tener mejores oportunidades. Antes, pues salías a una serie y te llamaban para la siguiente, ¿no? Ahora igual tienes cinco millones de seguidores y y te llaman sin que seas actor y sin que seas nada.

Y puede que acierten, pero en la mayor parte del tiempo creo que que a veces hay zonas bofetada, ¿no? Pero bueno, yo no voy a juzgar de cómo cómo cada uno se acerca a esta profesión, porque la mejor actriz de este país, talento más grande que ha dado este país, fue la que manejaba la calculadora en el uno dos tres. O sea, que nadie puede decir que no a a gente que quiera trabajar en esta profesión.

Bueno, pues aquí estamos hablando de los actores y las redes sociales. ¿Cómo ves este tema, Juan?

Bueno, pues esto es un un palito más en la rueda de la profesión, porque ya si encima eres una persona, digamos, anónima, ya te cuesta acceder al casting, ya digo acceder, luego ya es lo que tú hagas ahí, ya si encima te están te están exigiendo, perdón, un número determinado de seguidores, que esto me consta, que ocurre.

Sí, por supuesto.

Hay castings en los que te piden el número de seguidores y a partir de ahí se hace la primera selección para hacer el casting. Entonces, claro, esto resulta tremegundo, complicadísimo.

Sobre todo porque, a ver, en este sentido también estoy de acuerdo con con cámara. O sea, primero, que la cuestión de tener un millón de seguidores no se traduce ni en mayor talento ni, por supuesto, en más entradas de cine. O sea, de hecho, nos consta que no es así. O sea, porque muchas veces la gente que sigue a los influencers no les sigue por la profesión que tengan, sino por lo que llevan puesto. Entonces, es que es como ridículo.

Si fuera realmente una garantía, pues dices, bueno, pues ya está. O sea, a esta profesión hay muchas maneras de acceder, ya está. Y y lo sabemos, pues pues como los modelos, por ejemplo. O sea, que intrusismo, bueno, vale, sí, no depende. O sea, tú a lo mejor querías ser actor, pero has tenido oportunidad de ser modelo y a partir de ser modelo y ser conocido y llegar a más gente, hace que un director repare en ti y casos de esos hay en la cinematografía desde una camelon Díaz hasta hasta una Belén Rueda.

O sea, que ella empezó de presentadora hasta que fue haciendo pico y pala y de repente repararon en ella para dar una oportunidad como actriz o el propio Raúl Arévalo. O sea, él hacía su teatro off, pero él se ganaba la vida como y que hasta que viene alguien y de repente dice pues aquí hay un actor, pero los influencer es que es complicado.

Sí, fíjate, es un es un tema complicado que también yo creo que ahí se abre otro melón más complicado que es el de la industria, o sea, los beneficios, las marcas, etcétera. Pero ahora que has dicho lo de Raúl Arévalo, me he acordado también de Magriz y Bantos.

Arsisz

y Bantos. Yo he coincidido con ella en veinte mil Salas of de Madrid, la tengo muchísimo cariño además, y y Magnitty Bantos ha sido una trabajadora de pico y pala, de de actriz, de desmonto la cortina, cargo la furgoneta, y Maggie Zivantos, Luisa Narciso, precisamente, fue el primero que le dio una oportunidad para Vis a Vis, y labore, Maggie Zivantos tuvo que hacer un casting que creo recordar que me contó que duró como ocho horas

Madre mía.

Parando a comer, porque claro, no es una cara conocida, no tal, para una apuesta tan fuerte como el protagonizar una serie como fue Vis a Vis, había que estar muy seguro, ¿no? A mí eso me parece una tortura para un actor, o sea,

esta obra muchacha,

sí, quiero decir, después de siete horas de prueba, ¿cómo vas a estar tú ya que no sabes ni lo que estás haciendo? Entonces, pues bueno, sí, efectivamente entran aquí ya muchas cosas y luego da mucha rabia de repente ver actores que, pues eso, que no son actores porque no han tenido formación y, de repente, les cogen para un proyecto, por ejemplo, por el número de seguidores que tienen, porque se han puesto de moda, por lo que sea, y a estos actores, que esto también me consta, les tienen que mandar a hacer una formación exprés. Oye, mira, te encargo a este grupito de actores que en tres meses me les conviertas en actores. Esto se les pasa a muchos profesores de interpretación que yo conozco, ¿no?

Entonces,

y muchos repartos de muchas series ha pasado. La famosa SMS de laSexta, donde estaban, bueno, una cantera de actores jóvenes, tal, este grupo de actores tuvo que estar en una escuela de interpretación un tiempo muy limitado y, claro, Milagros a Lourdes, quiero decir, en tres meses no se puede hacer lo que en una formación de cuatro años, ¿no? Hombre. Entonces, esta es la parte un poco más frívola, digamos, de de la industria y más que deja el talento un poco de lado, que esto es lo que a mí me me enfada mucho, ¿no? Que que el talento queda relegado a un tercer y cuarto plano.

Ajá.

El Recibal internacional de cine de Venecia otorgaba su león de plata a la mejor dirección, a Braidy Corvette por The Brutalist, una historia de tres horas y media sobre un exiliado húngaro que, tras escapar de un campo de concentración, llega a Estados Unidos y comienza a trabajar como arquitecto. La historia, en realidad, sirve para poner entera de juicio el sueño americano.

Pero el rostro de Corvette, ahora reconocido cineasta, quizá suene a muchos espectadores por otro motivo. Le hemos visto como actor episódico en series como veinticuatro, O Ley y Orden, así como en películas como Melancolía o la versión americana de Fanny

Games. Como él, son muchos los actores que, en algún momento de sus carreras, sienten la curiosidad o la necesidad de cambiar de rol en el set de rodaje. Uno de ellos, reconvertido, además, en máquina de hacer dinero gracias a la saga vaquera Yellowstone de la plataforma Sky Showtime, es Taylor Sheridan, actor que se pasó la vida, más o menos, unos veinte años yendo de serie en serie. Para aquellos que no le ubiquen era el policía David Hold de la serie Hijos de la Anarquía. Se hartó, se arriesgó como guionista, firmó dos éxitos, como Anchería y Sicario, y de ahí pasó a dirigir la magistral Wayne River, y ahora ya está de lleno en el Olimpo.

También se ha interesado por la dirección nuestro invitado, Javier Cámara, que ya dirigió un par de episodios de Vamos Juan y Venga Juan, y lo ha vuelto a hacer ahora con la temporada final de Rapp Up.

Pues no lo sé, yo yo yo es que como no me he formado, como no sé de lentes o sé de planificación, pues me imagino que es toda la la experiencia que vas adquiriendo con los años, que ves como, pues yo qué sé, pues ves que tu cámara antes estaba ahí, entonces la ha movido aquí,

entonces que

está, pues esto cuadrado para que haya un plano contra plano o con escorcito, un general, las luces por acá y tal. Entonces empiezas a saber, no bastante, pero a intuir cosas, ¿no? Y luego lo que he hecho es que en estos tres capítulos que he rodado lo he rodado con con equipos que llevaba ya mínimo dos temporadas con ellos. Entonces, yo los conocía, nos hablábamos de tú y y nos hablábamos ahora que para cada capítulo, entonces, es gente que me ha acompañado a hacerlo, entonces, sigo aprendiendo desde el privilegio. Rapa fue un regalo, nunca me lo habéis imaginado, porque Rapa no es el estilo de serie que yo me gustaría hacer en futuro si me pongo a dirigir algo, ¿no?

Pero me gustaba como como pieza del engranaje, ¿no? La responsabilidad de no tener que salirte de ese tempo, de ese ritmo, de esa de esa luz que tiene la serie, ¿no? De esa de esa rapidez, de esa mezcla entre lo familiar o lo personal con todas las tramas, con todo Entonces, eso me encantaba. Y yo digo, ay, pues, yo estuve pensando decir, no, porque voy a decir que no, porque es que esto es un riesgo. Pero en cuanto llegué a casa dije, qué coño, si es confiar en mí, pues pues adelante.

Ya si hay hay tipo para pegarse una hostia, luego me me quedo como actor y ya está.

De cámara saltamos a su excompañera de reparto en Siete Vidas, Paz Vega, quien ha dirigido, escrito y producido la conmovedora cinta Rita, presentada en el festival de Locarno, que se verá también en la fenenzi, y llegará a los cines el próximo veinticinco de octubre.

Yo soy una una directora autodidacta, igual que una guionista autodidacta, o sea, no da ningún curso de cómo escribir un guion ni nada, pero sí es verdad que he leído muchos guiones en mi vida y de alguna manera tengo el tempo, ¿no? Y y y te sale, o sea, es normal. Pues lo mismo me pasa a la hora de dirigir. He trabajado en muchos países con muchos directores diferentes, me he tenido que adaptar a muchas situaciones y eso me ha dado un bagaje, un aprendizaje que yo he podido ahora poner en práctica aquí en Rita. Y y la manera en que, por ejemplo, he dirigido a los a mis actores, a los niños, es la manera que a lo mejor yo en algún momento he he necesitado, ¿no?

Y no me la han dado, o me la han, o me lo han dado. Pero es a veces, creo que el ser actriz te hace entender muy bien qué necesita el actor que está en ese momento para que te dé lo que tú quieres. Y ese diálogo es es muy fluido, muy abierto. Es verdad que hay directores, con los que me he encontrado como actriz, que son más parco en palabras, les cuesta expresar lo que quieren, tú tienes que intuir. Hay directores que no te dirigen para nada, y eso sí que es un salto al vacío.

A mí me me pone muy nerviosa cuando no te dicen, cuando todo les parece bien, digo, es que no todo está bien, o sea, yo estoy segura que todo no está bien. Pero bueno, entiendo que ellos luego ya van a la sala de montaje y ellos montan y tal, no sé qué, y y y tienen lo que lo que ellos quieren. Pero yo creo que el que la la la dirección de de actores debe ser muy precisa, a no ser que encuentres a alguien que te da todo y que y que y que todo es maravilloso. Pero sí que hay que hay que guiar, que hay que guiar, porque la que tiene o el el que tiene o la que tiene el resultado final en la cabeza es el director o la directora. Entonces eso solo lo sé yo.

Entonces yo sé lo que me tienes que dar, yo sé qué plano necesita, yo sé qué mirada, yo sé qué qué tono de voz necesito en cada momento, en cada frase, en cada tal. Entonces, bueno, es me ha gustado mucho el proceso ese de ahora poder dirigir a compañeros.

Si nos paramos a pensar, no es tan raro el caso de actores que han cambiado de oficio dentro de la profesión. Sin ir más lejos, Javier Calvo y Javier Ambrossi, nuestros primeros invitados en Amanece que no es podcast, descubrieron que su talento era mayor creando las historias que interpretándolas, lo que demuestra que muchas veces la escuela de teatro es solo un primer paso para descubrir la vocación definitiva. Y llegado aquí, Juan, ¿qué te parece si hacemos un pimpón de otros casos de directores que primero fueron actores, de aquellos que que, como decía Paco León, pasaron de ser ese actor que pregunta dónde me pongo a convertirse en el que afirma? Pues ya te voy a decir yo dónde.

Claro. Bueno, esto es lo que pasa es que, claro, a mí se me ocurren muchos ejemplos. Bueno, yo te lanzo, por ejemplo, Greta Gerwick.

Sí, pues

Maravillosa. Lo que pasa es que, fíjate, aquí hay algo que a mí me parece también un debate interesante y es si es factible compaginar las dos facetas, quiero decir, porque es verdad que muchos de los que hemos mencionado se han pasado a la dirección y no han vuelto a interpretar. Entonces, no sé si hay algo también a lo mejor de, mira, este lado no me ha gustado nada, me quedo en el otro o bueno

O luego tienes a Clint Eastwood, que te lo hacen los dos.

Claro, es que Clint Eastwood, en fin, este merece un podcast aparte.

Bueno, sí, pero nuestra historia del cine tenemos un montón de casos. Ya sabes, mi parte de del rehuin me lleva Ana Mariscal, que además se hizo un debut con el camino glorioso. Pero bueno, vamos a venga, vamos a hacer el pimpón. Pues Antonio Banderas, Ana Belén.

Penélope Cruz.

Juan Diego Botto.

Vamos a ver, Paco León.

Sergio Pérez Mencheta.

Madre mía, este pasa palabra me estás estresando,

Mario Casas.

Mario Casas, efectivamente, Paz Vega, pero ya lo hemos mencionado.

Itzasu Arana.

Itzasu Arana. Verónica Echegui, por ejemplo, que ha debutado con el corto tótem Loba y que está preparando su primer largometraje.

Raúl Arévalo, que siempre es mi hijito derecho porque ese debut con Tarde para la Ira es de los mejores de la historia del cine español.

Ana Rujas, que también es ojito derecho nuestro que la queremos muchísimo en fotogramas, porque hemos seguido su carrera desde bien pequeñita y que también está preparando su primer largo.

Y otro, por ejemplo, pues Daniel Guzmán, o sea, que también se llevó el Goya como Raúl Arévalo por a cambio de nada. Y luego, claro, también tenemos en el futuro próximamente tenemos a Marta Nieto, que va a estrenar la mitad de Ana, Leticia Dolera, que también va, que ya debutó como directora y ahora vuelve con Boubertad.

Y si al boyaín.

Y si al boyaín, que ya exactamente. Y y bueno, otro que va a debutar es Edward Fernández como director de Corto, que lo va a enseñar en Malolí también, que se llama El Otro, por cierto.

Ajá. Bueno, pues fíjate, ahora que mencionaba Itziar Voyahin, le hemos preguntado también a ella si haber estado al otro lado de la cámara le ayuda en su labor como directora.

Tener experiencia como actriz me ayuda a elegir actores. Bueno, supongo que tengo mucha cercanía, mucha familiaridad, mucha veo cómo trabajan, entiendo cómo trabajan, desde dónde, porque cómo he estado ahí, Pero lo que sí que sé es que a la hora de dirigir entiendo muy bien dónde están y lo difícil que es llegar a dónde hay que llegar a veces en las escenas, ¿no? Concentrarse, meterse, resituarse porque ruedas en desorden. Entonces ayudarles a ser como una brújula de decirles, estamos aquí, venías de aquí, vas hacia allá, este es el momento del personaje, y luego ayudarles a sugestionarles o encontrar el camino para llegar ahí. Y eso creo que, como lo he hecho yo como actriz, me siento cómoda haciéndolo, o sea, no no me resulta ajeno para nada y me siento cómoda y me parece parte de mi trabajo.

¿Qué consejo ha recibido Irene Escollar a lo largo de su carrera que le haya servido? Nos lo cuenta.

Me acuerdo, una de las primeras veces que yo rodé algo, debía tener como, uf, catorce años o algo así, era un capítulo para una serie, y en ese capítulo yo compartía secuencias con Natalie Poza. Fue la primera vez que Natalie y yo nos encontramos, y recuerdo que yo estaba muy nerviosa, teníamos un una conversación larga en un despacho, y ella me dijo una cosa que luego, pues, evidentemente, ha ha seguido como estando muy, bueno, algo que me ha que ha ido resonando. Simplemente, me dijo, mira, estate aquí presente conmigo, escucha realmente lo que te voy a decir y respóndeme, y ya está. Que parece algo muy sencillo, pero que en el fondo está escondiendo todo lo que es lo que tenemos que hacer cuando actuamos, que es básicamente estar en el presente de esa situación. Y y me lo dijo, pues eso, siendo yo muy jovencita, es una momento que se me quedó grabado y que se me quedó muy dentro también, porque Natalie es una persona muy inteligente, muy brillante, muy generosa, y me lo dijo de una manera que que se me quedó ahí.

Dos actores con dos premios Goya, dos actores que han trabajado juntos en dos series de éxito y también dos actores que han ganado Goya y nuestros Fotogramas de Plata. Nos referimos a José Coronado y Luis Zaera.

Ambos intérpretes, que han coincidido en las series Vivir sin permiso y Entrevías, nos hablan de lo bien que se llevan en el rodaje a pesar de tener métodos de trabajo totalmente opuestos. Coronado es el orden y Zaera el caos.

Es maravilloso, es maravilloso porque porque no te hace estar muy muy muy muy atento, porque porque no es el actor que te viene con el diálogo escrito, que sabes lo que él te va a decir, que puedes salir por peteneras y, además, una vez he sentado, otra vez de pie y otras veces haciendo el pino, de pronto Y entonces tienes que estar muy, muy, muy atento. Y yo creo que la la la combinación de los dos, pues yo soy totalmente germánico, soy de orden, aquí es la marca, hay que pararse pero si aquí no diez centímetros para allá, no me quites la luz, di el texto bien, porque si no luego no, mantén el récord, porque si no el montaje luego no te van a Todo eso Luis se lo saluda a la pobre,

¿no? Pero,

por supuesto,

tiene unos momentos

que yo no puedo, no, nunca podré tener de un brillo espectacular debido a esa organicidad y tener de un brillo espectacular debido a esa organicidad y a esa a esa improvisación que está haciendo, que está surgiendo en ese momento, que no está preparada, es maravilloso.

Lo que más me llama la atención es que trabajamos de formas distintas, él es, pues, muy técnico, es el José Coronado es una persona que lleva, un actor perdón, que lleva cuarenta años haciendo de protagonista en en todos los platós de España y es un tipo que conoce muy bien los tiempos, los ritmos, todos los objetivos, la luz, el sonido, absolutamente todo y yo soy muy caótico, yo no hago dos tomas iguales, todo, yo que sé, se me ocurren cosas, mira él siempre dice, tener un actor como tú en un rodaje está está bien, pero si es tan fango tú, sería una puta mierda.

Bueno, Julieta, hablando un poco de estas parejas un poco disfuncionales, digamos, ¿no? Esas parejas que parece que no pegan nada, pero que luego saltan chispas de magia en la pantalla cuando están juntos. ¿Quién te viene a la cabeza a ti?

Pues mira, a mí me viene a la cabeza Pollamati y Thomas Hayden Church, entre copas, que parecía que no pegaba Nico Cola. Bueno, por supuesto, Arvale, tal. Claro. La Bella y la Bestia. ¿Y sabes una que me hace mucha gracia?

Santiago Segura y Tony Leblanc.

Bueno, es que claro, ese crossover fue absolutamente épico.

Gloriosa, eso parece.

Y esto es es verdad que esto es curioso, esto que comentabas de Coronado, que le tuvimos en nuestra última charla con los Goya, con Jovic.

Eso.

Y ocurrió también un poco esto, ¿no? Como lo de Luis Tavera, que que uno era el orden coronado, ¿no? Y discutían precisamente esto, ¿no? Que Jovic era un poco, no el caos, porque Jovic no es el caos, pero son métodos de interpretación diferentes que esto también es muy interesante tocar este punto, ¿no? Cómo de repente se juntan en un plato, en un set, actores con diferentes métodos de interpretación y de repente está el que tiene que, bueno, que es más de método ¿no?

Por así decirlo, y la concentración y tal otro, y el otro que tiene un método más, no caótico, pero a lo mejor bueno, pues no necesita tanta concentración, ¿cómo estos, cómo conviven? ¿No? También depende mucho del director, creo.

Sí. Yo

es que en esto de los métodos también, bueno, aquí habría otro otro debate largo, pero yo que me formé con Raquel Pérez, excelente maestra, y que además ahora está trabajando muchísimo, va a tener dos series para estrenar, y ella siempre nos decía que para interpretar no hay que sufrir, no hay que pasar esta cosa de me acuerdo de la muerte de mi abuela, no es necesario, ¿no? Entonces, yo creo que sí que es fundamental, fíjate tener un método, como el que, por ejemplo, enseñaba Raquel, te sirva para todo, porque tú un día puedes estar muy inspirado y que vengan las musas, pero es que otro día no vienen, y el día que no vienen, ¿dónde me agarro? Entonces, tiene que haber algo técnico efectivamente, como lo que nos enseñaba ella, que funciona siempre, y, si te pierdes, vuelves porque hay una técnica que seguir, es como unos pasos a seguir que siempre funcionan. Entonces, esto da mucha tranquilidad primero a uno mismo y luego al compañero, porque si yo estoy trabajando con alguien que espera las musas y no llegan, pues como no llegan las musas a ver qué hacemos.

No, mi teléfono suena así, mi teléfono suena y tengo ofertas preciosas y siempre elijo, pues lo que mejor me venga en el momento, no sé qué circunstancias o cómo lo decido, pero sí, sí, no, mi mi teléfono suena, o sea, soy uno de los privilegiados de esta profesión. Soy del ocho por ciento, del diez por ciento de actores que trabajan constantemente o continuamente, o que vivimos esta profesión holgadamente, y yo soy uno de ellos, sí.

Casos como el de Coronado y Zaera, que no paran de trabajar en cine y televisión, o como el de Javier Cámara, reclamado para grandes historias rodadas por Sorrentino, Trueba o Almodóvar, están más cerca de la excepción que de la norma.

Lo más común es que el teléfono no suene, o tener un momento de popularidad fuerte y luego una época en la que nadie se acuerda de ti. Mira, Julieta, a mí, por ejemplo, me viene a la mente el caso de Ona Chaplin, que en una entrevista hace muchísimo tiempo, pues me contaba, bueno, dejaba caer cómo ella, bueno, pues en España no había trabajado tanto, a lo mejor, como habría querido, y luego se fue al extranjero, a Reino Unido en concreto, y empezó a trabajar en producciones, pues como Juego de Tronos, Dates, producciones muy potentes, ¿no? Entonces, claro, aquí se abre un debate muy interesante, ¿no? De en España, pues, si una persona apellida Chaplin, tenía dificultades para trabajar, imagínate Silvestre que soy yo, ¿qué quiero decir? Entonces, claro, luego esto le pasó, por ejemplo, también a Natalia Tena, que es una actriz fabulosa que aquí en España no ha tenido tanta repercusión, pero luego ha trabajado en muchísimas producciones extranjeras o, por ejemplo, se me viene a la cabeza también Pilar López de Ayala, ¿no?

Que fue todo en aquella época en la que se estrenó Juana la loca de Vicente Aranda y que luego prácticamente desapareció. Es verdad que este es un caso muy concreto, pero, bueno, también nos lleva un poco a reflexionar y a pensar qué pasa en la industria española, porque Ona y Natalia, por ejemplo, me decían, es que yo en Reino Unido he podido acceder a castings, he podido hacerlos. Entonces, yo creo que ahí es donde está un poco el kit de la cuestión, ¿no? La barrera de qué pasa aquí, que por qué no puedo hacer un casting ya en teatro ni te cuento, o sea, todos los teatros CDN y tal. Eso no se publica un casting donde tú puedas ir y presentarte, ¿no?

Entonces, bueno, vamos a escuchar a a Pilar López de Ayala, que hablé con ella en el festival de Málaga por la película El Molino, y le pregunté si en algún momento de su carrera ella pensó en tirar la toalla.

Sí, se me ha pasado por la cabeza, Una vez me encontré Aitana Sánchez Fijón en en la entrada del cine y me dijo, Pilar, no tires la toalla. Y y digo, mira, no la tiré. Después de Juana no recibí ningún proyecto. Tú date cuenta que esta pausa se ha dado anteriormente como con menos tiempo, o sea, la la anterior que hice fueron tres años, no la hice voluntariamente, pero después de Juana, yo no recibí un proyecto que me simulara hasta que pasaran tres años, que fue el puente de San Luis ahí. Te quiero decir que si yo hubiera recibido algún proyecto que me hubiera interesado, yo hubiese rodado lo que me hubiese parecido atractivo, pero no, no fue así.

De retiros de la interpretación temporales o prolongados por decisión propia o no, pues sí, podríamos hablar largo entendido, ¿no? Empezando por el de de Brahwinger o Marisol, y siguiendo por el de Silke, aquella joven que parecía destinada a ser la mayor estrella del cine español de los años noventa, pues gracias a Itziar Boyaín y Julio Meden, y que un día, pues decidió dejarlo atrás. Y bueno, Juan, pues estos ejemplos nos dan pie a uno de esos que fue de, que también nos gustan mucho en fotogramas. ¿Qué te parece? Venga, un dos tres.

Un dos tres. Pues Silke, que la has mencionado, efectivamente, que tú ese momento con Lola, estás sola ahí con Tierra. Tierra, de Julio Medem, y Silke, pues se fue a vender pulseras a Ibiza.

Plata, de hecho.

Plata, perdón. Bueno, pulseras

de plata. Bueno, pulseras de plata.

Sí. Entonces, bueno, claro, yo creo que también hay casos de que te desborda un poco la profesión. Mira, Pilar, sí que me contaba en esta entrevista que ella realmente no había vuelto a trabajar porque no había recibido ningún proyecto que realmente le interesara, que esto también es muy lícito. Lo que pasa es que, claro, yo creo que cuando también vienen estos boom tan potentes como el que tuvo Pilar o el que tuvo Silk, yo

creo que de gestionar, efectivamente, esa prostitución constante, ese foco constante.

Luego, otra cosa es el parón, que han vivido actores, pues, por ejemplo, como Maribel Verdu, bueno, que de repente está trabajando muchísimo, o Eduardo Noriega.

Sí, sí, bueno.

Que dejan de llamar y dices, ¿qué ha pasado? No es que estén gestionando mal una popularidad que hayan vivido, es que de repente la industria se olvida.

Claro, se olvidan porque también hay otro fenómeno que hay que tener en cuenta que es muy injusto para la interpretación en general y es lo de estar de moda. Entonces, llega un momento en el que todo parece que no hay otro actor nada más que tú, y luego de repente te han exprimido bien exprimido y luego Ale a otra cosa, no? Y luego están los que deciden, pues eso, retirarse por voluntad propia, pues como Daniel de Luis, que de repente decidió que me voy a poner una zapatería o Jane Fonda, que de repente decide retirarse porque se casa, está catorce años fuera de circulación, se divorcia y vuelve y está otra vez a tope, no?

Y esto es una suerte lo que le pasó a ella, claro que volvésse a tope, porque también los hay que han intentado volver.

Y no han podido.

Claro. Y esto es una crueldad muy grande.

Sí, pero

en esta profesión.

Por el camino se han quedado nombres, yo que sé, pues Brigitte Fonda, por favor, mujer blanca, sortela, soltera, perdón. Ella también fue por matrimonio, se casó con el compositor de bandas sonoras, Dani Efan, y nunca más quiso. Y Cameron Díaz, que también ha dicho ahí os quedáis, no? Y luego también tenemos casos curiosos, es decir, hasta aquí he llegado, pues más regueras. ¿Te acuerdas?

Madre mía. ¿No? Que fue uno de

los rostros más populares, Hospital Central, Herederos, porque ahora trabaja en una notaría y está tan feliz.

Ni Marreras hizo musicales además, luego en marzo.

Sí, pero sí era estupenda.

Hizo Chicago incluso.

Claro, o o sea, por eso te digo, pues que de repente dicen, pues mira, ya hasta que hemos llegado Mariano Alameda, ¿te acuerdas también al salir de clase? Aquí no hay quien viva. No sé,

hay muchos ejemplos. Claro, ya te digo que yo distinguiría aquí eso entre los que lo deciden y los que se han olvidado. Yo tengo amigos que les ha pasado, que han trabajado mucho en series españolas, que lo han hecho todo en una época y de repente no me llaman, no me llaman, no me llaman, y me tengo que volver a vivir con mis padres.

Es que es un poco lo que nos decía Banderas en su podcast. Sois tantos, tantos, tantos que claro, ahora afortunadamente, bueno, yo creo que y esto ya hemos aludido varias veces en el podcast. Gracias a las plataformas hay más opción de descubrir. Gracias a las plataformas, pues un Álvaro Morte consiguió llegar a donde está después de haber estado mucho tiempo también de pico y pala, ¿no? Pero bueno, que se abre el abanico de opciones, pero es muy complicado llegar, es muy complicado, la verdad.

Mantenerte, quiero decir, vivir de ello, bueno, un dos por ciento.

Exacto.

De la profesión, que es un

Nada.

Nada.

Pues, mira, trabajar en España o trabajar en Hollywood o trabajar en Italia o en Francia, de verdad es exactamente igual. O sea, yo lo veo exactamente igual, lo único que cambia son los presupuestos. Una película de bajo presupuesto, es igual aquí o en Los Ángeles? Exactamente igual, son los tiempos. Entonces, se manejan otros tiempos, se manejan otras velocidades.

Pero pero pero la realidad, yo como actriz lo concibo todo igual, el proceso es el mismo, los equipos son los mismos, quiero decir. Luego hay estas cosas de Spanglish que son capaces de recrear Malibú para un acto, para un plano. Eso es otra cosa, pero eso ya. Pero pero pero luego en el fondo es es todo igual. Yo veo que esto, o sea, todo igual, de verdad.

Cuando el director dice Acción Acción, tú lo que ves es que toda la energía de todo el equipo, de toda la gente que ha trabajado durante muchísimo tiempo en ese proyecto, está ahí concentrada en en en el cuadro, ¿no? Y eso es mágico.

¿Qué es para mí ser actriz? Pues, ni yo lo sé. Yo creo que es la la única cosa que he tenido clara toda mi vida, desde niña, no sé por qué razón, porque nadie de mi familia se dedica a esto, lo único que he tenido claro. Y y ahora, bueno, quizá ya no tanto, pero en su momento empezó todo como como un juego y como como una posibilidad de expresarme y de no limitar mi ser y lo que yo soy, ¿no? Yo creo que quería hacer todo y quería hacer todo, entonces, ¿cuál es la misma forma de poder dedicarte a todo y hacer todas las profesiones del mundo y tener todos los colores de pelo del mundo y las personalidades del mundo?

Pues, ser actriz.

Acabamos de escuchar a Esther Espósito, que va a estrenar muy pronto El Llanto en el Festival de Sitges, lo que la convierte en la nueva reina del grito del cine español.

Y precisamente en el Festival de Sitges es donde va a tener lugar de mano de Fundación Gae el la jornada Horror Hills, que es el segundo encuentro de cineastas mujeres europeas especializadas en cine de terror.

Ha habido algunos trabajos bastante desafiantes, muchos de ellos en el teatro, pues, por ejemplo, trabajar con Pascal Rambert en aquella función de hermanas o ahora en Finlandia, son trabajos de mucha exigencia física, emocional, energética, colocarte como en el límite de tus posibilidades por lo que él te pide. Pero así para centrarme más en la televisión, diría que un trabajo que que se ha estrenado ahora hace poco, Las Largas Sombras, una serie que ha dirigido Clara para Disney Plus, y donde interpreto a una subinspectora de policía. Este personaje me resultó bastante desafiante porque como que sus rasgos caracteriales son muy muy alejados a mí. Creo que que en pantalla no había podido hasta ahora enfrentarme a un personaje que que fuera con el que no compartiera nada, ni ni la manera de ver el mundo, ni ni una energía, ni la manera de de moverse, ni de ni de hablar, ni de nada. Entonces, tuve que trabajarlo mucho físicamente, también, bueno, a a otros niveles, y y fue un todo un reto para mí del que aprendí bastantes cosas, como por ejemplo, pues que cuando haces todo ese trabajo en casa o o ensayando, ¿no?

Como ese trabajo invisible, pues después hay un acto de fe que tienes que dar confiando que todo ese trabajo que has hecho, pues esté y y se perciba de alguna manera, aunque no sea una manera muy evidente, pero que se perciba que esté ahí.

La profesión del actor es eso, un reto constante el de meterse en la piel de personajes que a veces nos resultan cercanos y otras están en las antípodas de quiénes somos y de cómo sentimos.

Hoy, que nuestro podcast ha estado salpicado de consejos, terminamos con uno muy especial, el que le daría Javier Cámara a su yo del pasado, a aquel joven inseguro que daba sus primeros pasos como actor.

Le diría qué suerte vas a tener. Te va a ir, te va a ir, que no te lo vas a creer, chaval, no te lo vas a creer. Así que aprovecha todo esto porque porque vaya vaya viaje, vaya viaje te vas a pegar, así que deja de llorar. Bueno, al principio no es que te quejes, es que es muy complicado, es que ¿cómo sales de ahí? ¿Cómo cómo?

Tú estás en la escuela telemático preparando personajes y ni siquiera has yo no había visto una cámara en mi vida y me encontré con cinco cámaras en el plató de de señor, señor, cinco. Entonces, yo decía, ¿y esto cómo se hace? O sea, ¿dónde se dónde miro? Si estoy yo solo aquí, pues eso era aprender otra profesión que no habías estudiado. Sabías algo, pensabas que luego cometías muchos errores, te perdonaban muchos errores, era muy naíf todo, y entonces, yo lo que hago es, pues, perdonarle a todos los que vengan todos los errores que tengan, porque se ponen muy nerviosos.

A todos los que vengan, todos los errores que tengan, porque se

ponen muy nerviosos. Claro. Has escuchado Amanece que en

los podcast, un proyecto sonoro de fotogramas y fundaciones GAE. Conducción, Julieta Martialai y Juan Silvestre. Guion y producción, Álvaro Nieva.

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