Paco Plaza es el protagonista del cuarto capítulo de nuestro proyecto sonoro con Fundación SGAE, en el que también participan Elsa Pataky y Jaume Balagueró.
Además las directoras Carlota Pereda y Ángeles Huerta o Carolina Bang productora de películas como Las Brujas de Zurragamurdi y Venus , ayudan en este repaso por el cine de terror y fantástico Made in Spain con una parada en el Festival de Sitges.
Transcripción
Lo que hace especial el Festival de Sitges es la sensación que tienes de que los espectadores van a disfrutar, que es algo que parece una perogrullada pero no es tan común en los festivales. El público de Sitges es público real, es gente que se coge vacaciones para venir a ver películas, es gente que forma una especie de comunidad que se reúne año tras año en las mismas salas y creo que lo que lo hace tan distinto es eso, la sensación de tener salas llenas de gente que quiere pasárselo bien.
Estas olas del mar que se escuchan son las de la playa de Sitges, durante todo el año una encantadora ciudad mediterránea cuya escenografía a principios de otoño y desde hace más de cinco décadas muta dando paso a una atmósfera tan gamberra como gótica, abierta a la libre circulación de vampiros, hombres lobos, payasos asesinos y zombies, muchos zombies. También a una auténtica horda de devotos aficionados, porque Sitges no se entiende como un festival más
ni está marcado solo por la visita de gente como Tarantino o Cronenberg. Lo que lo hace diferente es sobre todo su apasionado público y las inolvidables noches de karaoke de las que luego hablaremos. Como diría el cineasta Paco Plaza, nuestro invitado a este podcast sobre el género de terror español, si el cine fantástico es una religión, Sitges es su Vaticano. Lo que significa que hablamos de una cinta codiciada nacional e internacionalmente
y que desde que se creó en 1968 se ha convertido en símbolo del miedo a nivel mundial. Este año el premio a mejor película ha sido para la Argentina cuando acecha la maldad, que se ha convertido en la primera cinta latinoamericana en ganar el máximo galardón. Y precisamente Paco Plaza se encargó de inaugurar el certamen con Hermana Muerte, secuela de Verónica, dos cintas de terror intrínsecamente españolas.
Porque como decíamos al principio, nuestro cine de género le debe mucho a Sitges, tanto como el propio festival al fantaterror español. Somos Julieta Martialay y Juan Silvestre y esto es Amanece que no es Podcast. Fotogramas y Fundación SGAE presenta Amanece que no es Podcast. Fotogramas siempre ha tenido una gran relación con el cine de género, tanta que en febrero de 1992 y con una portada dedicada a la familia Adams de Barry Sonnenfeld,
publicaba a los kioscos a su hermana pequeña, Fantastic Magazine. La cabecera renacía al hilo del fenómeno de que grandes nombres del cine, como Coppola sumergiéndose en las tinieblas para redescubrir a Drácula, se rendían al fantástico y al terror. En el staff de Fantastic Magazine estaba el hoy reconocidísimo periodista Jordi Costa. Y el número arrancaba con la entrevista que Ángel Sala, hoy director del Festival de Sitges,
le hacía a Colin Arthur, discípulo del creador de efectos especiales Ray Harryhausen. Además, la revista incluía un diccionario fantástico de la A a la Z elaborado por el hoy cineasta Daniel Monzón. Y siempre, tanto en Fotogramas como en Fantastic, Jesús Palacios, periodista y escritor, con libros como Hollywood maldito o Satan en Hollywood, que sigue a nuestro lado como crítico y con una columna mensual, La cripta embrujada,
que es una delicia y un ejercicio de erudición sobre el cine. Él también tendrá una participación estelar en este podcast, en el que tampoco podía faltar quien año tras año nos cubre el festival, Ricardo Rosado.
Precisamente nos envía este audio desde allí. Buenos días compañero Ricardo Rosado desde Sitges, y digo buenos días porque aunque ahora mismo son las 8 menos 10 de la mañana, aquí estoy camino a la primera proyección del día en una procesión de almas errantes en busca de café. Y pensaréis, ¿cómo es posible, cómo puede haber una santa compañía de críticos y aficionados que al menos durante 10 días al año procesionan entre 4 salas de cine en Sitges para ver cine de terror?
Pues porque es que estamos en el país del fantástico. El propio Ángel Sala, que es el director del festival desde hace muchos años, Sala que a lo mejor la primera peli de género española fue el Hotel Eléctrico de Segundo de Chomón, aquella virguería filmada en 1905, año en el que el invento de los lumieres estaba todavía calentito. Y bueno, desde entonces el fantaterror ha estado unido a nuestro cine.
Desde 1968 Sitges se ha celebrado en el país que asentó este Spanish Horror, tiene nombre propio como género de masas. Sólo aquí se formaban colas de tres manzanas para ir a ver a Paul Nash y convertirse en hombre lobo en la noche de Walpurgis. Y sólo aquí puede ocurrir que se creen locuras como la Fantastic Factory o que nuevas generaciones entiendan la cabina de Mercero como uno de los mejores episodios de Black Mirror.
Y aquí os dejo porque he llegado, pero esta no era la sala. Bueno, de verdad, ya me he equivocado. No doy una. A primera hora de la mañana y ya me he equivocado. Afortunadamente si hay un verbo que me gusta declinar es delegar, sobre todo si puedes hacerlo, como es mi caso, en grandísimos expertos del género de terror. Porque tengo que confesar que es que el miedo, o sea, es que no me gusta. Es más, lo evito siempre que puedo.
La última vez que vi una película de miedo fue La abuela de Paco Plaza y además fue terrible porque tuve que ir a verlo a un pase de prensa, lo que significa que como directora de fotogramas es como que queda como mal que te pongas a dar botes de sustos. Así que me fui a la última fila, así como que me sumergí en la butaca y lo que hago siempre es que me tapé los oídos. No me digas por qué, yo puedo ver lo que sea, pero el miedo me entra por el oído.
Pues fíjate, yo distinguiría aquí, a lo mejor los realmente entendidos en el tema se me echan encima, pero yo distinguiría entre cine de terror y cine de sustos. Yo no puedo con los sustos. Pues yo tampoco. O sea, puedo ver una película de terror, terror psicológico, pero los sustos es que no, es algo que... Pero bueno, también te digo que sin ser experto yo en la materia, y confesándome bastante cagueta,
tengo que decir con perdón, sí que hay algunas películas que he disfrutado muchísimo, como por ejemplo la saga REC de Paco Plaza o Yaume Balagueró. No olvidemos que juntos consiguieron en Sitges en 2007 el premio a Mejor Director y eso supuso un gran trampolín para aquella cinta de zombies de bajo presupuesto que terminó siendo todo un taquillazo. No sé si decir en qué medida, pero creo que sí contribuyó a generar, a atraer la atención,
especialmente de la gente afín al género de terror, hacia la película. Y la verdad es que sí que supuso profesionalmente y personalmente un antes y un después el paso de la película por Sitges. Los comentarios que surgieron de allí en toda la gente que forma parte de esta comunidad, el calor que sentimos, fue una maravilla, nos estimuló muchísimo y nos hizo sentir que la película estaba conectando con el público.
REC expandió un virus, y nunca mejor dicho, que contagió no solo a Sitges. Ocurrió con la película lo que ya había sucedido con otras, y es que el terror ha sido y es el buque insignia de las exportaciones españolas cinematográficas. REC arrasó, demostrando que se puede triunfar en todo el mundo haciendo terror desde España. Y así nos lo cuenta el director Jaume Balaguero. REC se convirtió en un éxito internacional por, yo creo, diversas razones.
En primer lugar, es una película que en su momento fue bastante peculiar, era el inicio de ese género que surgió, que era el fan footage. Y entonces se convirtió en una película muy especial en ese sentido. Y es una película que daba mucho miedo. El resultado era una película muy aterradora y al mismo tiempo muy divertida como experiencia. Y entonces eso la catapultó a convertirse en un éxito internacional que todo el mundo quería ver.
Este tema es interesante, Julieta, porque aunque hay casos de películas españolas de éxito internacional, como REC, es cierto que muchos otros directores de fantaterror directamente se han ido a trabajar fuera. Tenemos los casos de Jaume Collet-Serra, Guillem Morales, Juan Carlos Fresnadillo, los hermanos Pastor... ¿Tú por qué crees que se van? ¿Es un tema de que en Hollywood hay más presupuesto o es que aquí realmente no hay mercado para el terror?
No, a ver, aquí hay mercado para el terror y lo ha habido desde siempre. Es lo que decíamos antes, hemos exportado grandes pelis de terror y las hemos exportado muy bien. Lo que pasa es que en España, y de alguna manera durante mucho tiempo, el cine de terror estuvo asociado a la Serie B. Es decir, películas pequeñas, canallas, de bajo presupuesto, un poquito cerdas incluso, te diría. Y convertirlo en Serie A, como hizo Filmas con su Fantastic Factory en el año 2000, implicaba presupuestos.
Somos ambiciosos, queremos trascender y cuando tenemos medios demostramos que hacer cine se nos da muy bien. Empezamos con algo modesto, como fue Tesis, y lo siguiente es hacer algo monumental, como Abren los Ojos, Los Otros, El Orfanato, 28 semanas después, Burried... Bueno, sobre esto también le hemos preguntado a Paco Plaza, vamos a escucharle. Yo creo que sí que hay películas que marcan momentos determinados.
Como en 2007 tuvimos El Orfanato y tuvimos Rec, que fueron dos películas que dieron un impulso muy grande y establecieron de alguna forma un interés por el cine de terror español. Cada año hay iniciativas superinteresantes que a veces conectan más o a veces desafortunadamente menos con los espectadores. Pero yo sí creo que el público no tiene tantos prejuicios, simplemente hay películas que le interesan y películas que no.
Y esperemos que cada vez interesen más las películas de terror y que surjan nuevas voces, directores y directoras jóvenes que se interesen por seguir trabajando dentro de este género. Quien empezó a lo grande en el Fantaterror fue Carlota Pereda, que llamó la atención del mundo entero desde el Festival de Sundance en enero de 2022 con Cerdita y que este año ha presentado La Hermita con nuestra Screen Queen Belén Rueda en Sitges.
Bueno, para mí Sitges es el lugar donde... bueno, es el festival que más me importa. Es el festival en el que más cómoda estoy, en el que siempre he ido como espectadora. Es, no sé, es el mejor festival del mundo. Bueno, mientras esquivo zombies de la Zombie Walk e intento buscar al compañero Fran, que está siendo muy difícil cruzarme con él, os recuerdo por qué todo el mundo quiere venir a Sitges.
Me refiero a que muchos de los directores que presentan aquí película te cuentan la misma historia de cómo en los 80 y 90 leían sobre un festival de terror que se hacía en el norte de España y que era una cita obligada para todos los amantes del género. Guillermo del Toro se enamoró de Sitges antes de que Sitges se enamorase de Guillermo del Toro, por poner un ejemplo muy clarito. Y luego está además la figura del hijo de Sitges,
los directores y directoras que forman parte del imaginario colectivo del festival y por los que aquí hay una auténtica devoción. Solo aquí puedes programar dos películas el mismo año, de cuenta en tu pie y quedarte sin entradas para las dos porque hay llenazo. O conseguir que alguien como Takashi Miike se quede un par de semanas después del festival en la ciudad porque va a empezar a rodar aquí en Sitges su nueva película,
que por supuesto al año siguiente se pudo ver en Sitges. Es cierto esto de que los directores y actores que van a Sitges se llevan una grandísima experiencia. ¿Sabes quién guarda también un buen recuerdo, Juan? ¿A ver quién? Te dejo con la intriga. La escuchamos y a ver si identificas a esta estrella internacional, protagonista de muchas películas de género. Yo creo que el cine de terror tiene el público más agradecido de todos.
A mí me sorprendió muchísimo cuando empecé solo con Roma Santa y luego las películas de Terminator. Cómo lo viven, cómo lo disfrutan y yendo al cine de Sitges fue una experiencia increíble porque ves las películas con unos auténticos fans que las viven, que las disfrutan, que lo comentan, que chillan. Es una forma de disfrutar de las películas muy diferente, pero muy apasionada. Te hace sentirte muy bien.
El verlas es a veces para mí un poco fuerte, pero el rodarlas es siempre divertido. Al final acabas riéndote de las situaciones cuando las ruedas. Siempre pejajosa un poco porque acabas lleno de sangre por todas partes en algunas secuencias. Aún recuerdo todavía que tengo una cabeza mía, ya no la tengo evidentemente, pero cortada, que me tuvieron que hacer, que se la di a mi hermano y la guardo por mucho tiempo en su casa.
Cada vez que la veía me daba casi un infarto y la utilizó para asustar a mucha gente. Son anécdotas así que guardas. Pero sobre todo lo que más disfruté es lo apasionado que es el público, lo que les gusta y cómo los siguen. Son realmente fans de los actores del cine de terror. Julieta, pero esta era el Zapataqui. Ahora lo importante aquí es cómo has conseguido ese audio. No es mérito mío, sino de fotogramas.
Ella adora la cabecera. Yo, por casualidad, tenía su móvil. Pille un WhatsApp e inmediatamente nos dijo que sí. Bueno, yo abro la agenda, tengo el móvil del Zapataqui. A esto volvemos luego. Del fantaterror español podríamos hablar durante horas y seguro que se nos quedarían películas y nombres propios en el tintero. Así que le hemos propuesto un reto a toda una eminencia en el asunto. ¿Podrá el crítico Jesús Palacio resumirnos la historia del género
en nuestro país en solo 60 segundos? Al principio no había nada. Durante el cine mudo español apenas tenemos noticias de una película, el otro es una novela de Eduardo Zamakois que está totalmente perdida y no hay nada hasta que ya en los años 40 llega la Torre de los Siete Jorobados en plena dictadura franquista donde no se permitía prácticamente hacer películas de terror porque contradecían los mandatos
de la Santa Madre Iglesia. Sin embargo, con el desarrollismo, en los años 60, la apertura a Fraga y Ribarne llega a la explosión de lo que llamamos el fantaterror español que sobre todo eran coproducciones que tenían distribución en el extranjero aunque también aquí gozaron de mucho éxito, si bien siempre tenían que ocurrir en el extranjero. Después en los años 80 vino una señora que todo el mundo sabe quién es
y se cargó todo eso y no volvió a haber nada hasta que en los 90 y primeros 10.000 llegó la era de Filmax con la Fantastic Factory y ya casi casi para terminar pues en lo que estamos ahora estamos que ni Jota ni Fandango y el cine de terror en España ya es un género normal pero cada vez digamos que se hace menos en comparación con esos dos momentos de absoluto boom que fueron el fantaterror de los años 60 y 70
y la era Filmax. Eso es todo amigos. Bueno, al final ha sido un minuto y 14 segundos pero yo creo que Jesús ha superado el reto con creces. Es un auténtico crack. Juan, ya que estamos, ¿para ti cuál es la obra cumbre del fantaterror en España? Me cuesta mucho elegir una.
Mira, te voy a decir tres que creo que son para mí fundamentales en el género. Una es Arrebato de Iván Zulueta, otra es Tras el cristal de Agustí Villaronga que además, fíjate, yo soy muy fan de Villaronga pero esta la descubrí hace relativamente poco y me pareció una cosa absolutamente salvaje, transgresora, con esa Marisa Paredes en uno de sus personajes más extremos y excelsos.
Y luego también soy muy fan de La residencia de Chicho. ¿Y tú? Tú seguro que tienes alguna rareza por ahí. Mira, no tengo una, tengo dos. Una que se llama Ceremonia sangrienta de Jordi Grau, un delirio kitsch de los años 70 con Lucía Bosé y Espartaco Santoni, que es una delicia de película ya como vampira chupa sangre.
Y luego tengo una rareza que me encantaría recuperarla porque no sé dónde está. La vi en un cine club hace muchísimos años que se llama Vera, un cuento cruel dirigida por Josefina Molina, que es la primera cineasta de terror español en España. Y luego no olvidemos las series, Historias para no dormir, sigue siendo para mí mi cumbre, y también defiendo la primera temporada de la nueva versión que se puede ver en Prime Video.
Pues ahí quedan las recomendaciones. Estas joyas me llevan a recordar dos nombres clave, Jess Franco y Paul Nassi, o sea, Jesús Franco y Jacinto Molina, figuras fundamentales del fantaterror español del siglo XX y creadores de dos personajes míticos del horror hispano, el doctor Orlov y el hombre lobo Valdemar Daninsky. Y recuperando a Narciso y Báñez Serrador, una curiosidad. Precisamente es Paco Plaza quien lo interpreta en la película
Saben Aquel sobre la vida de Eugenio. Chicho hizo solo dos películas para cine, las dos de terror y a cada cual más moderna y rompedora. De una de esas joyas nos habla toda una experta en el terror, la crítica de Sire de Fe. Quien puede matar a un niño es una de mis películas españolas de terror favoritas.
Por muchas razones, una es muy común y siempre se comenta que es esta capacidad que tuvo Ibañez Serrador de plantear el terror a plena luz, con el sol todo el rato brillando, que es una cosa muy complicada, muy difícil de conseguir. Y él lo logró y creo que pocas películas lo consiguen así, este horror visible todo el tiempo iluminado por el sol. Por otro lado, también me interesan dos cosas. Una sobre todo es cómo Serrador consiguió armar este vínculo
entre la infancia y el mal, que es una cosa que normalmente está planteada siendo el infante el amenazado. Y yo creo que él consiguió plantearlo desde el lado inverso y probablemente sea la película que habla de este binomio entre el mal y la infancia de una forma más inteligente, más interesante y sobre todo más perturbadora. Y por último, para mí hay una cosa en esta película que es muy evidente, que es la capacidad que tuvo Serrador
de plantear imágenes y de plantear escenas que son tremendamente icónicas y que han pasado a la historia. Y que cuando piensas en la película piensas instintivamente en esos momentos tan aterradores. Además, para Paco Plaza, Jesús Palacios y Desiré de Fez hay muchos otros referentes de nuestro fantaterror. Quizás a mí una figura que me parece fundamental es Eugenio Martín, especialmente Una vela para el diablo.
Es una película que me parece fabulosa y que no es una película especialmente popular o que esté muy vista incluso dentro de nuestras fronteras. Yo creo que Eugenio Martín es una figura totalmente a reivindicar. Creo que es obvio recordar la figura de Agustí Villaronga recientemente fallecido porque a pesar de que hizo solo prácticamente tres películas que incursionan en el género fantástico, Tras el cristal, El hijo de la luna y 99.9
La frecuencia del terror, son tres de las películas más raras, más extrañas y más fascinantes del cine fantástico y del terror español. No profanar el sueño de los muertos, por ejemplo, es una película que también me impone mucho y que en este caso, más allá de los aciertos y de lo tremendamente interesante que es en la forma en la que está rodada y en su acercamiento al cine de zombies, a mí me interesa sobre todo,
o la recuerdo mucho porque es de las películas españolas que más miedo he mandado, la verdad. No creas que para mí es un placer, debes comprenderlo, Katie. Solo entiendo que me haces la vida imposible. Primero me tienes aquí, prisionera todo un año, y ahora, ¿crees que no sé por qué has hecho venir a Edna? Lo he comprendido, Martin.
Sé muy bien que queréis encerrarme, pero no lo conseguiréis nunca. ¿Has oído, Martin? ¡Nunca! No sé si existe un género estrictamente español o qué características tendría, quizás sí, y una de las notas sería la inclusión del humor. Yo creo que hay una cosa muy particular del cine español en general y de la sociedad española, es la presencia del humor como la grasa del jamón, que se infiltra por cualquier historia que quieras contar.
Yo creo que el cine, cuanto más local es, más fácil es que llegue fuera de tu propio país, de tu propia cultura. El cine es una ventana al mundo a través de la cual te asomas a culturas diferentes y también muestras la tuya propia. Yo pienso que cuanto más fiel a una realidad, a un contexto temporal y social, es una película, más fácil es que esa sensación de realidad, que es imprescindible para esa hipnosis colectiva
que es el cine, se potencie. Bueno, me encanta esto que dice Paco Plaza, de que el humor es como la grasa del jamón. Juan, ¿tú qué piensas de este tema? ¿Crees que hay un terror típico hispano con sabor español o no? ¿Estamos condenados a repetir los códigos y fórmulas que se usan fuera? Pues fíjate, Julieta, yo creo que hay un terror con sabor español y además yo creo que esto es de los géneros que mejor hacemos en España.
Para mí somos pioneros en esto, y no es que lo diga yo, es que ahí está toda la exportación y todo lo que hemos aportado al género. Vamos, yo lo creo, ¿tú? Yo también. O sea, a ver, tengamos en cuenta una cosa, el cine es permeable y que tiene influencias y modas. De hecho, el fantaterror español surge como respuesta a la hammer inglesa. O sea, quiero decir que vemos los monstruos de la hammer y nosotros decimos, estamos perfectamente capacitados para hacer esto y más.
Desde los tiempos de Segundo Chomón, el hotel eléctrico es una pieza que es la cumbre del fantástico. Lo que pasa es que nosotros además aportamos al género una guasa muy descarada, pues como por ejemplo lo demuestra nuestro acción mutante, de Álex de la Iglesia, o incluso mucho antes lo demostró un señor que se llama Juan Piquer Simón, que en Estados Unidos se le conocía como Chipe Simon, que le daba lo mismo rodar aquí que allí,
rodaba Gore, rodaba Slasher, rodaba de todo, y es uno de los cineastas más adorados por nuevas generaciones. O sea, por ejemplo, Edgar Wright, el de Bienvenidos al fin del mundo, el director, le adora, o sea, siempre que puede le cita. Bueno, y además es verdad que en España sigue surgiendo un nuevo talento del género de terror. Cada festival de Sitges hay una pequeña joyita, una película que de repente da un pelotazo,
suele venir además a nivel internacional, como Reviento, por ejemplo, que ha pasado en este festival. O sea que sí, España, cuna de creadores del terror. Antes hemos escuchado a Ricardo Rosado desde Sitges, pero no ha sido nuestro único compañero cubriéndolo. A ver qué nos cuenta desde allí Franchico. Hola compañeros, ¿qué tal? Os mando este audio del único ratillo que he encontrado hoy, que acabo de salir del Prado
y voy a otra sesión en el auditorio corriendo, que la tengo en 15 minutillos, y es que en este festival es el tiempo que tenemos de escribir, de comer y casi de dormir. Y bueno, la película que acabo de ver, que se titula Storm Motion, es una de esas que te quita el hambre, digamoslo así, y ha habido incluso un desmayo, que bueno, no ha pasado nada, pero ahí queda. Y esto me ha hecho recordar las míticas sesiones ambulancia
del Festival de Sitges, que es algo que no se está dando tanto estos años, pero que yo recuerdo venir a ver una película y encontrarme una ambulancia en la puerta del cine y que dijeran que era porque era una película de gore muy extremo, muy sangrienta y por lo que pudiera pasar. Películas como Martyrs, como Al interior, como A Serbian Film, que llegaron a denunciar al festival por proyectarla, por la dureza de sus imágenes.
Y claro, eso, en cualquier otro festival, pues tú llegas, te encuentras con eso y te echa para atrás. Pero los aficionados al terror, los aficionados al fantástico, que venimos aquí, pues nos encontramos con una ambulancia en la puerta y con esa explicación y lo primero que pensamos es, yo quiero ver esta película. ¿Y qué es lo que tiene el terror que engancha tanto? Esta es la opinión de la productora Carolina Bang.
Lo disfruto mucho cuando notas vibrar la sala, cuando tú estás en el cine viendo una película de terror o de fantasía y un susto, un grito, notas que este estremece a ti y también al de la butaca de al lado se genera un momento muy mágico y muy físico, son reacciones físicas de todo el público en un mismo momento. Entonces yo creo que se genera una magia de estar toda la sala sintiendo una misma reacción.
En la ceremonia de los Premios Goya de 2019, una imagen reveló una realidad de nuestra industria. No hay casi mujeres directoras en el terror español. Durante el homenaje a Narciso Ibañez Serrador, subieron al escenario los directores que más han triunfado en este género. Allí estaban Alejandra Menábar, J.
Bayona, Rodrigo Cortés, Jaume Balaguero, Juan Carlos Fresnadillo, Alex de la Iglesia, Nacho Vigalondo y Paco Plaza. Una auténtica paradoja, ya que detrás de muchos de sus películas hay productoras mujeres como Berena Tienza, Sandra Ermida, la propia Carolina Abán o Naikari Piña. Precisamente con Carolina Abán, Carlota Pereda y Desiree de Fez hemos hablado del espacio que han ocupado y ocupan las mujeres dentro del género, asociado estereotípicamente con lo masculino.
La verdad es que muchísimos datos que tenemos de plataformas y también de gente que va a la sala es mayoritariamente femenino, cosa que llama a priori bastante la atención. El público de terror es muy femenino. ¿Por qué producirlos y no dirigirlos? Pues no lo sé. Yo creo que también porque somos más productoras mujeres que directoras mujeres, cada vez hay más, pero creo que está mucho más nivelado.
Las mujeres productoras somos bastantes más que las directoras. Creo que las mujeres todavía estamos más centradas en películas, a lo mejor más autorales, con una perspectiva mucho más del autor, de querer contar algo muy personal. No creo que no haya tantas directoras de género en sí, sino que creo que hay muchas directoras autoras y tenemos pocas realizadoras. Yo creo que más que la mirada de género es mi mirada personal,
porque yo no puedo evitar ser una mujer, y es la experiencia que llevo a mis espaldas. Lo que puede enfocar es otro tipo de temas, que son los que nos ha puesto foco, y también una forma de representar a los personajes femeninos, que en general en el cine a veces han sido un poco planos y en el cine de terror a veces un poquito más, sobre todo a la hora de representar la violencia o los cuerpos. Esta exploración de lo femenino, del cuerpo,
de las preocupaciones y demás, está en muchos de los clásicos que nos vienen a la cabeza nada más pensar en el cine de terror, desde El exorcista hasta La semilla del diablo, Carrie, La posesión de Zulawski, es decir, son temas que están muy presentes. Pero sí que es verdad que en los últimos años en los que la conversación en torno al cuerpo, sobre todo, está no solamente en lo cinematográfico,
sino que también está muy presente en lo literario, es verdad que el cine de terror ha encontrado una vía para explorar estos temas, y en gran medida a través de películas realizadas por cineastas, por mujeres y con personajes, evidentemente con personajes femeninos protagonistas muy potentes. Sobre este asunto se debatió en Sitges, en una mesa redonda organizada por Fundación SGAE. Nos lo resume su directora institucional del audiovisual,
Silvia Pérez de Pablos. En el contexto de Woman in Fun, mesa redonda que tuve la oportunidad de moderar, descubrimos que uno de los grandes obstáculos a los que se enfrentan las mujeres creadoras del género fantástico y de terror, reside en el espacio geográfico que ocupan. Por ejemplo, Agnieszka Zmosińska, cineasta polaca, nos contó cómo su película de terror, The Lure, fue distribuida en Polonia como cine familiar.
Ángeles Huerta, cineasta gallega, nos contó cómo pese a provenir de Galicia, que es un entorno tradicionalmente mitológico y con gran acervo sobrenatural, encontró grandes dificultades para financiar y dirigir un proyecto liderado por una mujer. Y, por último, también incidir en un aspecto muy interesante, que es la mirada femenina en el género de terror. Se comentó que los roles tradicionalmente masculinos,
al traducirlos al femenino, quizá pierden su autenticidad. Es por ello que la mirada femenina debe ser algo genuino y diferente de la tradicional masculina. Allí también participó Ángeles Huerta, directora de una de las sorpresas del cine de género del 2022, El cuerpo aberto, protagonizada por Tamar Novas y María Vázquez. Yo siempre he defendido que hacer cine es en sí mismo un acto político y, desde luego, siendo mujer,
lo político toma un carizo, una presencia todavía más fuerte. Y cuando hablábamos de presencia del fantástico o del género en el cine español dirigido por mujeres, yo apuntaba que no había que buscar tanto en el terror clásico, sino que películas recientes como El agua de Elena López Riera o el propio Arima, la primera película de la recién galardonada con la Concha de Oro, Jallón y Camborda,
están nutridas de estos elementos, de esta dialéctica entre lo minoso, lo oculto y lo abyecto, esa violencia que nos visita. Pero si hablamos de nuevas narrativas y de qué puede aportar la mujer como directora del cine de género, a mí me gusta siempre hablar de cuestionar la mirada como centro del concepto de lo que es la dirección cinematográfica. Seguimos en Sitges y ahora estoy con Fran. Fran, por fin te veo.
Sí, ya era hora, Ricardo. Es dificilísimo encontrarnos aquí. Es muy difícil. He visto más a Phil Tippett que a ti tomando café en este festival. Es imposible. Pero vamos a hablar de lo imprescindible del festival de Sitges y de lo que de verdad venimos aquí. Las anécdotas con famosos. Yo voy a empezar por el primer día que vine a Sitges hace 14 años. No sabía dónde estaban las cosas y tal. Llego y me encuentro con un señor con bigote.
Me doy la vuelta y digo, ese no será Tom Sabini, la leyenda de los efectos especiales, el auténtico dios del gore. Ese fue mi primer encuentro que me dio la bienvenida a Sitges, Tom Sabini. Te lo supero, te lo supero. A mí, William Fredkin, director del Exorcista, me regañó porque fui a entrevistarle y llevaba una camiseta de promo, yo, no él, de Fast & Furious 8. Y me dijo, ¿qué es eso? Estaría bien que la llevase él.
No, estaría genial que la llevase él, pero la llevaba yo y me regañó. Pues mira, yo hace poquitos años nada más, vino Susan Sarandon a hacer una sesión de Rock & Roll Picture Show y Ciar Castro, disfrazada de la película, me dio los pechos en el escenario, con Susan Sarandon intentando huir de ahí, diciendo quién es esta loca. No pasa nada, te lo puedo superar todavía. Yo, el año pasado, en el mítico karaoke de Sitges,
un sitio al que hay que ir si vienes a Sitges, canté Toxic, de Britney Spears, con Ty West, que acaba de presentar Pearl, la secuela de X, y con Benson y Murget, que son dos directores a los que aquí adoramos y que ahora son directores de Marvel. Claro, claro, a ver, eso pasa en el festival. Aquí, por ejemplo, vino James Gunn cuando no era nadie, digamos, y ahora está al frente de DC, habiendo dirigido Guardianes de la Galaxia,
y ha pasado con James Guan, y con un montón de directores que ahora son conocidísimos. Como Tarantino. Hay anécdotas con Tarantino, en los 90, cuando no era nadie, y luego volvió a venir como jurado, de que todo el mundo hablaba con un pesado, con la cabeza muy gorda, que no se callaba, que luego resultó ser Quentin Tarantino. Cosas que solo pasan en Sitges. Solo pasan en Sitges. Bueno, bueno, vamos a agarrar todas las anécdotas, Julieta,
que nos cuentan Frank y Ricardo. A ver, ha llegado el momento de la confesión, que ya sabes que en todos los episodios yo intento sacarte algo de... Venga, dispara. Algo de chicha. Tú confiesa, Julieta. ¿Has cantado alguna vez en algún karaoke con alguna estrella? Bueno, tengo que decir que hay una leyenda urbana fotogramera que dicen que yo canto fatal. Perdona que te disculpe, pero no. Es verdad.
Esto se comenta en la redacción que Julieta canta mal. Aprovecha y desmiéntelo. Yo no sé si arrancándote con algo o simplemente desmintiéndolo. Canto bien y he cantado en algún karaoke. Sí. Acompañada de alguna estrella, no lo sé. Es más, no lo recuerdo. Porque lo que sí te puedo decir es que cuando subo a un karaoke es porque ya hay un grado de intensidad Juerguil importante. Bueno, a lo mejor... Bueno, no sé, te iba a decir, de aquí a que acabe esta primera temporada del podcast,
¿nos vas a cantar algo aquí? Rápidamente, un Sonrisas y lágrimas, por ejemplo. Bueno, grabado está, ¿eh? Y otra cosa que tenía que preguntarte antes de que acabemos, claro, es que después de lo de Elsa Pataky, que yo me he quedado muerto, ¿quién es la persona más famosa que tiene en su agenda Julieta Martial ahí? Tú, Juan Silvestre. Madre mía, me dejas muerto otra vez. Por cierto, hablando de Pataky,
así es como ella recuerda su colaboración con Paco Plaza en la película Roma Santa. Trabajar con Paco Plaza fue como un sueño. Desde que nos conocimos haciendo las pruebas hasta cada día trabajando en el rodaje. La verdad es que fue una experiencia que recuerdo con mucha alegría, en realidad, porque lo pasamos muy bien, la verdad. Rodamos en una zona maravillosa, estuvimos allí por Galicia. Si no recuerdo mal,
porque, jolín, es hace mucho tiempo lo que estamos hablando ya. Pero lo recuerdo como un rodaje muy calmado y Paco es una persona con mucha paciencia y que te susurra las cosas y te dice lo que es interesante, lo que no, cómo trabajar ciertas emociones y siempre nos entendimos muy bien, la verdad. Lo recuerdo maravilloso. Asustarse juntos, sobrecogerse en silencio, tener que apartar la mirada o reírse a carcajadas
pueden ser placeres y horrores cinéfilos que el fantaterror nos regala como ningún otro género. Ver una peli de miedo es la oportunidad de descubrir universos no solo sangrientos, sino imaginativos, de padecer en grupo y como en una misa pagana, sudor, pánico, agobio, atracción y disfrute, tal y como ocurre año tras año en los pases de madrugada de Sitges. También es la ocasión de reencontrarnos con nuestros monstruos favoritos,
protagonistas de las grandes sagas del género, como la que está construyendo Paco Plaza, con Verónica y hermana muerte, franquicias que vuelven una y otra vez, no solo porque ganan en taquilla, sino porque el terror es un destino fantástico para reencontrarse. Desde luego cuando hicimos Verónica no teníamos ninguna intención de ampliar ningún universo, ni siquiera éramos conscientes de estar creando tal universo.
Lo que pasa es que Verónica, especialmente a partir de su paso por Netflix tuvo una repercusión internacional que propició un interés en la película y en querer ver algo más. Hay algo muy bonito en las franquicias si quieres llamarlo así, o sagas, que surgen de forma espontánea, que es que es el abrazo del público el que las hace posible. Y hay algo muy bonito en ir a ver Scream 5, Scream 6 o Show, a quien le guste,
que es como reencontrarte con un recuerdo bonito. Dicen eso que donde has sido feliz no hay que volver, pero yo creo que en el caso del cine no es exactamente así, que a todos nos gusta volver a conocer personajes con los que hemos establecido alguna relación o algún vínculo cariñoso.