Una crónica de los Goya

00:00 /38:00

De la mano del cineasta Alejandro Amenábar, cuya película Mar adentro es el largometraje con más premios Goya de la historia, 14, recorremos el pasado y el presente de los galardones por excelencia del cine español.

Transcripción


Nadie duda ahora mismo de que los Goya son los máximos premios que se conceden al cine español, así que para mí tienen ni más ni menos que ese valor. Y en mi caso personal, cambiaron la carrera comercial de mi primera película de tesis que se había estrenado un año antes de la ceremonia de los Goya. Fue algo completamente inesperado y, bueno, que fue una un pequeño giro de guion a lo que a lo que fue el comienzo de mi carrera, porque de pronto me encontré con una película que había ganado el Goya mejor película, y eso supuso, pues, un alegrón tremendo y muchísima presión para para mi siguiente película.

El próximo diez de febrero se entregarán en Valladolid los Goya veinte veinticuatro. Será la edición número treinta y ocho, y como dice el director Alejandro Amenábar, nuestro invitado del podcast, supondrá un giro de guion en la trayectoria profesional de quienes reciben la estatuilla.

Películas que pasan a la posteridad, carreras que toman impulso, locazos de alfombra roja, discursos emotivos y también, por qué no decirlo, algún que otro cotillo en la trastienda son algunas de las virtudes de esta cita anual, la más importante del cine español.

Amenábar, director, productor, guionista, compositor y uno de nuestros más reputados cineastas, tiene en su currículum lograr un hito en los Goya, obtener el premio a mejor película con su primer largometraje, tesis. Somos Julieta Marcialay.

Y Juan Silvestre.

Y esto es

Amanece que no es portas.

Fotogramas y fundaciones Lae presenta Amanece que no es podcast.

Hay un ente misterioso y extraño al que debo todo lo que soy y todo lo que he conseguido. Por ello, este Goya también pertenece al público, al respetable público.

Yo he sido, y sobre todo cuando era joven, cuando era niño, cuando era adolescente, era un freak de del cine, de todo lo que tuviera que ver con el cine. Entonces, estoy seguro de que vi la primera gala de los Goya, cómo veía la gala de de los Oscars aunque tuviera examen al día siguiente. Pero si tengo que pensar en un primer recuerdo, realmente lo lo primero que recuerdo de los Goya es la primera vez que fui con mi director de producción, Emiliano Otegi, me consiguió una entrada para los Goya, y ahí que me plantea, el primero que me encontré de frente es a Juan Mabaj Ulloa, a quien admiraba muchísimo por, no sé si había hecho ya su segunda película, pero desde luego por alas de de Mariposa, también por supuesto por la madre muerta. Recuerdo que me presenté y él siempre dice que se le acercó alguien disfrazado de pingüin o algo así dice. Pero bueno, ese ese es mi primer recuerdo, encontrarme con un director al que admiraba mucho y acercarme a saludarle.

Empecemos por el principio. Julieta, ¿nos ha contado Amenavar ese primer

se hacían en el Palacio de Congresos de Madrid, en el Palacio de la Castellana. Y lo que yo recuerdo es a Carlos Saura. Esa impresión de ser una becaria y tener delante a Carlos Saura y decirle qué siente de haber recibido un Goya, me parecía tan absurdo. O sea, me parecía que era de cajón que ese señor se llevara todos los Goyas del mundo. Ese es el primer recuerdo que yo tengo de los Goya.

¿Y tú?

Fíjate, yo mi primer recuerdo más que como periodista, que luego hablaremos, se me viene a la cabeza que para mí desde siempre era un día sagrado el día de los Goya. He visto la gala desde que tengo uso de razón, entonces tengo como ese recuerdo de estar en casa de mis padres, adolescente, intentar ver la gala de los Gojei y que nadie en mi familia quisiera verla y era como, ¿pero esto por qué? Tenemos que ver esto ahora y a mí me interesaba muchísimo y y había visto todas las películas, ¿no? El cine español siempre me ha apasionado, entonces para mí era como un derbi, como el gran derbi de la temporada. Exacto.

¿No? Muy bien definido, además.

Tengo ese recuerdo, sí, sí.

Desde luego, hay muchos momentos memorables que pasan en los Goya, pero no todo sucede ante los ojos del público.

Yo creo que lo más divertido de estar en los Goya, a ver, si no estás nominado ese año y no tienes que estar en el patio de butacas, lo más divertido, por supuesto, es estar en la trastienda y estar con con tus amigos, con con gente que que conoces de hace muchos años, con algunos profesionales que no conoces tanto, y y se está relajado, se puede fumar, ves la gala por los monitores, te ríes, tomas unas copas, así que no no no sabría decir un momento concreto, pero desde luego es el, si esa noche no estás nominado, es lo más divertido estar en la trastienda.

Ese lado que no se ve de la gala es también en el que están los periodistas. Cuando yo empecé, como decía antes, eran siempre en el palacio de congresos que estaba en el Paseo de la Castellana de Madrid. Evolucionaron hasta el CIFEMA, más grande, con más medios, y ahora viajan por diferentes ciudades de España. Antes y ahora, cubrirlos era una auténtica locura para los periodistas, una locura, ya hemos hablado de ese tipo de locura en los festivales, pero si añadimos la explosión de las redes, ya es tremendo. ¿A qué sí, Juan?

Bueno, es que el tema de los Goya, para los que hemos yo cubierto muchísimas ediciones, me he ido de gira por España con los Goya. Entonces, es verdad que cuando se hacían en Madrid, bueno, era mucho más fácil porque tú terminabas agotado y te ibas a dormir a tu casa, pero claro, ahora implica una serie de traslados de material, etcétera, que

es producción, es producción de madrugada.

Mira, para mí lo más complicado, lo más duro de los Goya es la alfombra roja, que es larguísima, estás, yo no sé si son seis, siete horas de pie, se te cansa el brazo, se te cansan las piernas por mucho que te turnes, Pero es verdad que luego te llevas un material buenísimo, que la gente, actores, actrices y actores siempre están encantados de hablar con nosotros y es maravilloso, pero

que llegan con mucha ilusión. Además, se paran, ven que está fotograma.

Sí, sí, sí, es muy bonito y es y es muy gratificante trabajarlo, pero bueno, es cansado, claro, luego terminas de cubrir la alfombra roja y empiezas a cubrir la gala en directo desde allí, y luego la posgala y las redes sociales. Y bueno, que te voy a contar de de los triples mortales que hacemos con los Goya.

Es tremendo, es tremendo.

Y bueno, cuando son fuera de Madrid, pues la cosa se complica más.

Y la intendencia se complica. Efectivamente. Tienes que tener una previsión que no siempre es posible, muchas veces no puedes tener como nos ocurre en esta ocasión.

Sí, este año no no podemos cubrirnos Goya.

No podemos cubrirnos Goya porque no tenemos habitación en Valladolid.

Muy a nuestro pesar no podemos porque, bueno, pues Valladolid no es, no es una ciudad tan grande como Sevilla, como Málaga, como Valencia, que se ha hecho otras veces. Entonces, pues no tenemos

Ojo, no podemos cubrirlos en directo, pero a cubrirlos los vamos a cubrir.

Por supuesto, queremos decir no podemos estar a pie de

alfombra como estamos todos los años,

Simplemente por una cuestión de que no no hay alojamiento y lo poco que hay, pues ya sabemos cómo va esto. De repente son dos mil euros una noche.

Exacto.

Entonces, bueno, ¿qué vamos a hacer? ¿Lo haremos en diferido este año?

Bueno, ya hay que ir reservando para Granada, nos lo anotamos, ¿vale?

Totalmente, en cuanto salgamos de

Juega el Depor.

Eso, pues, eso no es una justificación relacionada, hombre.

A ver, es importante. ¿Por qué? Porque es decisivo para la liga. Si pierden este, ya solo pueden quedar segundos.

Venga, ponle.

Mar Adentro es el largometraje con más premios Goya, catorce en total, incluyendo los de mejor película, director, guion, música y seis interpretativos. Uno de ellos, el de Tamárnovas.

Siempre recuerdo la llamada de Luis San Narciso. Yo hacía cuatro años que había hecho la lengua de mariposas y me llamaron un día a casa y cojo el teléfono y me dicen que me quieren hacer una prueba para una película de Alejandro Benábal con Javier Bardem, entonces yo inmediatamente pensé que eran mis amigos que siempre, bueno, me hacían bromas con lo de que había sido actor y entonces le le colgué el teléfono. Creo que fueron dos veces que le colgué y a la tercera creo que me dijo si me vuelves a colgar no te vuelvo a llamar. Él me dijo que era en serio, que me quería hacer una prueba y lo vivió un poco todo así como una una sensación de, bueno, también de mucha inconsciencia que creo que jugó a favor. Yo quería empaparme de todo lo que me podía aprender de de Alejandro y de y de todos los actores que que había allí del equipo, y yo creo que incluso a veces podía ser como un poco el el impertinente, ¿no?

O el fuera de lugar, porque yo estaba allí como disfrutando como, pues, como un niño que tenía dieciséis, cumplí diecisiete años, recuerdo mi cumpleaños en medio del rodaje, que eso vi en un día Javier, Lola, Mabel, todos me hicieron como varios regalos, recuerdo que Javier me regaló un Dishman porque los dos conectábamos un poco, o él yo creo que buscó un punto de de unión con conmigo a través de la música, escuchábamos música similar a Alejandro que sigo teniendo una admiración enorme, es alguien muy importante en mi vida y todos los actores que en ese rodaje me hicieron querer estar rodeados siempre de de actores, de cine, de de esa dinámica.

Es un orgullo, yo creo que no solo para mí, sino para todos los que participamos en esa película. Yo siempre digo que cuando una película, en mi caso, si una película sale mal, la responsabilidad es mía, porque siempre he hecho mis películas en total libertad, y si sale bien, es responsabilidad de todo el equipo. Y en este caso, pues, por haber sido premiada en tantas categorías, yo creo que deja patente que este arte es un arte colectivo.

Tamarnovas tenía tan solo dieciocho años cuando ganó el Goya Actor Revelación, un galardón sobre el que se dice que pesa una cierta maldición. Quizás sea una exageración, pero es cierto que ganarlo no garantiza el

desgoya revelación, obviamente yo para nada pienso que, por lo menos en mi caso, no ha sido ha sido todo lo contrario, no ha sido una bendición. Y no creo que sea, vamos, creo que casi siempre los premios son un regalo y cómo tú te los tomes, pues a lo mejor te viene, te hacen bien o mal. En mi caso es un regalo pues eso, también con sensación de irrealidad. Me acuerdo mucho de mi hermano, fui pues eso, también con sensación de irrealidad. Me acuerdo mucho de mi hermano, fui con mi hermano.

Me acuerdo de de mi hermano hablando con Zapatero, los dos hablando de que eran del O sea, recuerdo como cosas muy muy random, muy extrañas. Pues eso, recuerdo no creérmelo, o sea, no no no me creía que me iban a dar el premio, no no me no me lo preparé bien. Creo que, por no saber dónde estaba, creo que hubo un momento de que me iba de un micro a otro, porque fue ese año que bajaron el micro a la gente, entonces yo me lo tomé como una especie de de broma, aunque creo que era en serio que me estaban intentando echar del escenario y y, bueno, es un recuerdo maravilloso.

Atención, señoras y señores, hemos tenido un imprevisto y no podemos salir. Como ya se habrán dado cuenta, estamos detenidos a mitad de la estación. Ahora un encargado le saldrá las puertas para que puedan desalojar el tren. Siga sus indicaciones, por favor.

Bueno, señores, vamos a ver. Tienen que cruzar dos vagones y llegarán al andén,

¿Qué pasa?

Vamos a ver.

Pues, señor, que se ha tirado la vía y lo hemos atropellado. Pérese la atención.

Mara entró fue un éxito en taquilla, como también lo fue tesis, pero con una diferencia. La ópera prima de Amenábar logró buena parte de su recaudación gracias al impulso de haber ganado siete premios Goya. Julieta, esto me parece un un debate muy interesante. ¿Tú crees que los Goya realmente deben premiar simplemente la excelencia o también tiene que haber, pues, una cierta estrategia para dar un empujón, bueno, a la industria?

Es un tema complicado, pero al mismo tiempo hay una cosa que no podemos olvidar, y es que los premios se crearon siempre para promocionar. Entonces, es verdad que yo creo que los premios Goya han jugado siempre al yin y al yin. Quiero decir, que han premiado a películas como I Carmela, Te doy mis ojos o Mar Adentro, por ejemplo, que habían tenido una trayectoria en taquilla estupenda y que habían tenido un esfuerzo de producción, de realización, en fin, de interpretación que merecía ese esfuerzo, merecía un premio. Pero por otra parte, la propia tesis o o me viene a la cabeza campeones, por ejemplo, o sea, campeonosa había sido un taquillazo y al mismo tiempo había sido un motor social, porque había cambiado la opinión de la gente hacia un sector de la población y se convirtió en un fenómeno. Entonces eso también merece un premio de la Academia.

Pero el caso de tesis es el caso de una película que era maravillosa, que que se merecía mucha más taquilla y que la gente solo reparó en ella gracias que la vieron en la tele la ceremonia de los Goya, que se llamaba tantos premios. Y la gente acudió a ver tesis después de que le dieran los Goya. Ocurrió lo mismo con Panegra, con La soledad de Jaime Rosales o incluso con Las niñas de Pilar Palomero, que era una película que a la crítica nos había entusiasmado, pero en taquilla no había tenido suerte. Y entonces el premio Goya lo que hizo fue ponerla en el mapa para popularizarla y que la gente fuera a ver las niñas. Porque en el fondo y en la forma, las películas se hacen también para ganar dinero.

Claro, es un arte que implica ganar dinero y entonces se hacen taquilla, pues ese es el premio que tiene también la película.

Sí, digamos que es una manera de de acercar al gran público, ¿no? Es un poco una responsabilidad también para los premios, acercar al gran público, pues producciones que de otra manera no llegan, que la crítica las lleva alabando tiempo y festivales y festivales, pero que realmente hasta que no se ponen en el escaparate de los Goya, digamos, no no reciben el, bueno, el remate del gran público que merece.

Es lo que tú has dicho, la palabra clave es escaparate, la promoción. Cuanto más gente la escuche, más ganas se generan de verla.

Claro.

Y eso es importante.

Está bien hacer películas grandes, está bien. No significa ser arrogante igual que hacer películas pequeñas, no significa ser pobre. Y el cine español necesita películas grandes, medianas y pequeñas, y que vosotros os sigáis emocionando como nos emocionamos nosotros para hacerlo. Muchas gracias.

Hablando de los siete joyas de tesis, le hemos preguntado a Alejandro Amenábar si empezar una carrera cinematográfica con tal triunfo le condicionó, y esto es lo que nos cuenta.

Inevitablemente, supone cierta presión de cara al siguiente proyecto. Pero, bueno, lo que recuerdo sobre todo es la tranquilidad con la que José Luis Cuerda y Fernando Bobaira, que ya se se incorporó como coproductor en mi siguiente proyecto, pues se lanzaron a hacer Abre los Ojos, que yo sentí que era una una película que salía prácticamente a la carrera, la escribimos de un tirón Matteo Gelillon, no hubo muchas versiones de guion, y luego el primer montaje, realmente, creo que solo me ha pasado esa vez en la vida, el primer montaje fue el que se aprobó y se dio por bueno. Entonces, sí sientes la presión, pero bueno, afortunadamente para mí el el la la mayor prueba de una película está cuando la

en la gala de los Goya de mil novecientos noventa y nueve como en su paso por la taquilla. Había recibido diez nominaciones, pero al final no se llevó ningún premio.

Eso es así, en los Goya no siempre se gana, y también es importante contarlo. ¿Qué piensa uno de camino a casa en una noche así, sobre todo dos años después de haber arrasado con todo?

No recuerdo estar especialmente cabreado, pero siempre digo que cuando vas a los premios, te nominan y no te lo das, estás en tu perfecto derecho de cabrearte, pero no más de una noche, y está. Los premios son maravillosos cuando te los dan, y cuando no te los dan no pasa nada. Tienes que aceptarlo deportivamente y, pues eso, a lo mejor esa noche estás un poco triste, pero al día siguiente tienes que estar perfectamente porque ya está, y bastante premio es que te hayan nominado.

Qué difícil debe ser, en cualquier caso, aceptar una derrota, ¿no, Juan? Y aceptarla en público, con cámaras enfocándote dentro de esos cuadraditos, donde debes reaccionar al milímetro. Es que es casi más importante eso que los agradecimientos, porque es que además hoy todo se puede convertir en viral.

Claro, bueno, esto es lo que se busca al final, entonces es muy complicado. Sabes que te están observando, buscando el momento para para luego eso moverlo por redes. Lo filosofía de video y lo debería hacer todo el mundo. Qué qué lista es ella, qué inteligente y qué maravillosa y los momentazos que nos da. Pero sí, claro, yo creo que ella dijo, estoy cagada viva, pues voy a romper esto mirando a cámara y diciendo esto, brava.

Bueno, de verdad que te llevo mucho preparando esto porque si llegaba el momento se lo quería decir delante de todo el mundo. ¿Has conseguido que un chaval sin ilusiones, sin ganas de estudiar, sin nada que le gusta, descubra un mundo nuevo, quiera estudiar, quiera trabajar y se agarra esta vida nueva como si no hubiera otra. Me has dado una vida, Daniel.

Si antes decíamos que Mar Adentro es la película con más premios Goya, Alejandro Amenábar es el guionista vivo más premiado por la academia. Solo iría por detrás de Rafael Azcona, que falleció en dos mil ocho y al que tuvo la suerte de conocer.

Yo de Rafael Latzcona, aparte de admirarlo y y y ser consciente de que ese es un imprescindible de la historia de nuestro cine, me quedo como un gran tesoro con la única noche en la que estuve con él. Pocos años después él él falleció y recuerdo que pasé una cena con él, con Fernando Méndez Leite, con con el músico José Nieto, y es de las noches en las que recuerdo haberme reído, no recuerdo noches en las que me haya reído más, porque, bueno, por todas las anécdotas que contaba y sobre todo la gracia con las que las contaba, con lo cual me quedó más que patente aquella noche que estaba ante un auténtico contador de historias.

Bueno, maravillosa esta anécdota, y fíjate que al escucharla se me ha ocurrido a mí una cosa, que perdóname Julieta, que nos agarramos un momento del tema de los Goya.

Ya estamos.

Yo tengo que preguntarte, ¿cuál ha sido tu cena más icónica con gente del cine español? Porque a ver si a Ben haber compartido mesa con Azcona, ¿tú seguro que tienes alguna anécdota que nos puedes contar? ¿Tú has tenido que cenar con muchísima gente del cine español?

Que te pueda contar, no.

Que te

quiera contar. Esa es la que quiero.

Esa es la que quiero, esa es la que quiero.

Fena Say, la esposa que piensa que es que tengo muy mala memoria, ¿vale? Y bueno, el cine me ha regalado momentos muy bonitos, pero yo creo que, sobre todo, recuerdo que fuimos una pandilla de periodistas a Peñíscola

Ajá.

Al rodaje de Paristumbuctú. Ajá. Esa cuadrilla berlanguiana con el propio Berlanga delante, o sea, esa sensación de estar con una truck, ¿sabes? Veterana de gente que hacía teatro por los pueblos, que vivía en la profesión de otra manera, me pareció una escuela es que estábamos todos con la boca abierta.

Nadie, nunca, jamás, en ninguna circunstancia, bajo ninguna creencia o ideología, nadie, digo, puede matar a un hombre.

José Luis Morau, presidente de la Academia de Cine en mil novecientos noventa y ocho, pronunció estas palabras en la gala y mostró sus manos blancas. Poco antes, ETA había asesinado al concejal sevillano del PP, Alberto Jiménez Becerril, y a su

esposa. Otro momento político muy recordado tuvo lugar en dos mil tres con aquella gala del no a la guerra, muy respaldada por unos, pero también criticada por otros. Pues hay quien piensa que unos premios de cine deben ser eso, de cine y no un espacio donde tratar otras cuestiones. Pues, pues, pues

mira, pues yo te diría que que para mí los premios son para celebrar y no para reivindicar. Ojo, una cosa es que yo, imagínate que me dan un Goya y de repente quiero poner el ojo en una causa. Me parece perfecto. El el valor, y por lo que se recuerda, o José Luis Borau, es por ese discurso de no, nunca, nadie jamás puede matar. Y ahí no había bandos.

¿Me entiendes? Porque el problema es que nos guste o no, estamos en un país muy polarizado. Y entonces lo que yo no soporto es que la gente se divida, porque yo he nacido con la idea de que la cultura une y lo que no se puede hacer es utilizar la cultura para poner unos en contra de otros, ni que la gente piense que por amar el cine español estás amando una ideología. No, señores, amar el cine español es amar a quien nos cuenta unas historias inolvidables.

Es un mero complicado. Es verdad que, claro, no está mal utilizar una plataforma como los Goyo, igual que hemos dicho antes, para de repente hacer llegar una serie de películas que de otra manera no habrían llegado, sí que a lo mejor es me parece lícito utilizarlo para causas.

Para causas.

Quiero decir, para poner en relieve determinadas causas, problemáticas. Claro, el problema ya viene cuando se convierte en un mitin, problema problema entre comillas quiero decir, porque además creo que esto es un flaco favor realmente para el cine español, porque al final hay gente, y yo hablo con gente que no ve cine español porque consideran que el cine español es de rojos y de izquierdas y de perro flautas y no sé qué, y te estás perdiendo realmente unas maravillosas obras de arte.

Interpretaciones. Cinematográficas

simplemente porque tú eso no lo ves porque es Bardem y tú crees que Bardem x, Entonces claro, ahí creo que es donde donde se confunde un poco

y exacto. Y

se generó.

Yo creo

que ese es el problema,

yo creo que ese es el problema de verdad. Yo creo que tú puedes utilizar cuando tú vas a hacer un discurso, puedes utilizar perfectamente tu discurso para poner, bueno, para mostrar una solidaridad. Oye, pues Juan Diego Botto en en los fotogramas de plata, cuando hizo la película, no en los márgenes, pues pues habló de esa problemática y me parece fantástico. Es decir, las películas te bajan a la realidad, pero a las ideologías me parece muy complicado, porque es que me parece muy triste. Es que me parece muy triste que se juzgue al cine, como tú dices, como si fuera un mitin, por favor, no, no.

Mira, un ejemplo maravilloso para terminar ya con este tema, que me me parece un ejemplo brutal, el agradecimiento de Telmo Irureta, ¿no? Poniendo de manifiesto una un algo, una realidad que existe, que estamos aquí nosotros y también follamos. Bravo, claro,

o sea,

que quiero decir, eso es lo que cuenta la película y yo estoy aquí para decirlo y subo y lo digo muy bien. Has puesto sobre la mesa una realidad que seguramente mucha, en la que seguramente mucha gente no había reparado.

Claro, pero

Que esa película, por cierto, ha contado de una manera bellísima.

Claro, la cultura ensancha la mente, no la estrecha. Bueno, no, nada, tranquilos. Tranquilos que hemos dado ya un premio y solo faltan veintidós, si lo tienen claro. Hay una persona fundamental en la historia de los Goya, y esa persona fue Rosa María Sardá, quien le dio a los Goya el sentido del espectáculo que necesitaban, y lo hizo en tres ocasiones. Ella, junto con José Ángel Esteban y Carlos López, que eran sus guionistas, nos dieron las mejores galas de los Goya, porque ahí empezó realmente los Goya a hacer espectáculo.

Ahí es cuando la gente dejó de pensar que los Goya era algo que se daban los artistas entre ellos para premiarse y se abrió al sentido del espectáculo que tienen los premios, pues como nos han enseñado los premios Óscar. Entonces, realmente a ella le debemos eso. Sí. Esa chispa.

Absolutamente. Ella fue la reina de de

la de

los Goya, la Show Woman por excelencia. Yo recuerdo también las primeras de Buena Fuente tan maravillosas. Yo siempre recordaré a Antonio Banderas de la pandemia, que me pareció buenísima, Iván

La primera de Dani Rovira estuvo fantástica también, que había mucho ritmo, mucho sentido del espectáculo, mucho chiste bien encajado. Es que es muy difícil hacer una gala, es muy muy difícil. Igual que es muy muy difícil pensar que todas las galas tienen que tener sí o sí un número musical. Pues a lo mejor sí o a lo mejor no, porque yo, por ejemplo, recuerdo una de las galas, me parece que fuera del noventa, la del no, dos mil quince, que estaba ya la crisis. Ese año el cine español había sido un desastre, y entonces salieron todos los actores que nunca los habíamos visto en otro registro, salieron, fue el primer número y nos recibieron a los telespectadores, a los que estaban en casa, y a los periodistas que estábamos allí cantando, El Resistiré.

Eso fue magistral. O como por ejemplo, un número magistral que todo el mundo recordará toda la vida es el de Rosalía. O sea, eso hay un antes y un después de ese número musical. Claro, pues

yo estuve allí y se creó una cosa como como

magia pura, magia pura. Entonces, lo difícil no es decir números musicales y números musicales, no. No olvidemos que los premios, si no hay números musicales, se convierte en una retahíla de y el ganador es y el ganador es. Claro,

lo que pasa es que yo creo, perdóname que te interrumpa, que el problema es cuando, que esto es lo polémico, ¿no? De repente hay números musicales maravillosos, como el de doctor no salía o el resistir, o de repente hay números musicales que quieres vencer debajo de la cama. Sabes, de por favor que acabe esto ya. Entonces, bueno, yo creo que hay que saber medir también, no me pueden meter una Rosalía y luego un musical de castellano. Es

muy complicado, por eso entiendo que tiene que haber un regidor. O sea, creo que desde el momento en el que los los premios han ido creciendo, han ido creciendo en importancia, han ido creciendo en que ellos mismos se ven que son importantes. Porque al principio, cuando íbamos a los Premios Goya, iban todos en camiseta.

Claro.

Y ahora, o sea, te encuentras a ellas con unos locazos, la alfombra roja, cómo ha crecido, no solamente de ellas, sino de ellos también. Cómo las marcas se pelean para dejarles los looks que tienen que lucir esta noche. Quiere decir que progresivamente es un espectáculo. No puedes dejar de tener ese sentido del espectáculo. Incluso te diría que hubo un discurso magnífico de Mariano Barroso cuando dijo, el cine español esta noche no se va a quejar, porque es otra de las cosas con las que mucha gente relaciona los Goya.

Ya se está quejando el cine español, ¿sabes? O sea, los Goya son premios, es gala y es espectáculo. Y el problema es que dura tres horas y media.

Creo que todo premio debe ser dedicado, y yo mandaré esta dedicatoria a quien quizás haya sufrido más mi pasión por el cine, mis ausencias prolongadas, mis compromisos profesionales. Es la persona de la que me perdí los mejores planos, las mejores secuencias y que, sin embargo, ha sido mi mejor producción. Te dedico este premio pidiéndote perdón a ti, Estela del Carmen, a ti, hija mía.

Bueno, si algo seguro en esto de los premios es que nunca hay consenso, siempre habrá alguien que diga que otro se lo merecía más o que menudo robo el de tal película. Yo creo que aquí podemos mojarnos, pero mira, vamos a hacerlo en positivo, Julieta. ¿Tú qué películas, actores o directores crees que se merecen, que se merecían un premio en su momento y que no lo tuvieron?

Pues, pues no sé, pues, pues todos tenemos muchos, muchos casos en la cabeza, pero hay nombres que que claman al cielo, por una carrera como la la de Ana Belén, que empezó de niña y estuvo nominada, yo creo que como mínimo en cuatro ocasiones. Es más, incluso te diría que fue candidata a mejor dirección novel por cómo ser mujer y no morir en el intento, pero nunca consiguió que su nombre estuviera en el sobre.

Fíjate, otro caso que a mí me parece tremendo es el de Ángela Molina. Ángela Molina, ¿cómo es posible que Ángela Molina? El único Goya que tenga sea el Goya de honor que se lo dieron en dos mil veintiuno? Y Ángela Molina estuvo nominada en cuatro ocasiones y para mí lo lo lo tremendo es que, por ejemplo, Ángela Molina no se lo llevara por las cosas del querer.

Bueno, es que eso

¿Cómo puede ser que que que esa mujer no tenga ese Goya? Bueno, me parece un caso también heavy.

Otro otro director que por lo menos este año está nominado es Víctor Elise. Víctor Erice no tiene ningún Goya. Es normal, por una parte, y es porque sus dos primeras películas las hizo antes de que existieran de que existieran el premio. Pero El Sol del Membrillo, que ganó el premio Fipreski en Cannes Ajá. Pues nada.

Pero es que tampoco le habían dado un premio homenaje a Víctor Hollis, en fin, que es que es un nombre vital en nuestra cinematografía.

Y mira, a donde directores también no se puede entender la comedia de este país sin Emilio Martínez Lázaro y Fernando Colomo. Exacto. ¿Cómo es posible que tampoco tenga ningún Goya, no? Además, Martínez Lázaro con películas como El otro lado de la cama, Como amo tu cama rica, luego otras matemáticas como Carretera secundarias o Las trece rosas, y Colomo, pues responsable de guiones como El efecto mariposa, Los años bárbaros bajarse al Moro. Fíjate que es muy curioso porque Colomo ha estado nominado en cuatro ocasiones, tres como guionista, dos a guion adaptado y una mejor guion original, y una como actor revelación.

Sí, eso le Es que esto es maravilloso porque se nos olvida esta esta faceta de Colomo.

Sí, como actor, sí.

Como actor y y y ser nominado en el noventa y seis, creo que fue, y es maravilloso que haya recibido la nominación a mejor actor revelación.

Fíjate Fíjate que el otro lado de la cama que dices tú de Martínez Lázaro es un ejemplo que enlaza con lo que hablábamos al principio. El otro lado de la cama fue un taquillazo, pero un hipertaquillazo, y además una película musical que fue todo un experimento en el cine español.

Absolutamente. Marcó

un antes y un después.

Soy incapaz de de mojarme los César, en todos los premios. Pero también reivindico siempre los premios que otorga una academia como es la la Academia Española o la Academia de Hollywood, incluso con respecto a festivales porque, bueno, en los festivales es un grupo que a veces son ocho, cinco o diez personas, y el voto de los Goya es un voto multitudinario. Son no sé cuántos miembros seremos ahora, pero de los mil, dos mil, no creo que bajen. Entonces, en ese sentido, cuando se dice hay pucherazos, no hay pucherazos, es un voto democrático que ejerce que ejerce la ejercen los los miembros de la academia. Por lo tanto, me parecen unos unos premios razonablemente justos.

Razonablemente justos o no, nadie puede poner en duda la relevancia de los Goya y la ilusión con la que se esperan, no solo por parte de los nominados, sino también de todos los que amamos el cine español.

Desde luego. Y yo creo que podemos ir cerrando este episodio con nuestros mejores deseos para la próxima gala. Y sí, Juan, si yo te digo, me haría muy feliz que ganara el Goya. ¿Quién se te viene a la cabeza?

Malena Alterio.

Ay, qué grande.

Quiero que gane el Goya Malena Alterio, merecidísimo. Malena Alterio solo tiene una nominación a mejor actriz revelación por el palo cuando empezó, cómo puede ser

con la carrera que

Entonces, me parece que este trabajo que ha hecho en esta película es absolutamente magistral. Para mí, ojalá, Malena se lo lleve. ¿Y tú?

Bueno, me cuesta, me cuesta. Ya sabes que me cuesta decantarme, pero ya sabéis que tengo una debilidad por la sociedad de la nieve, porque me emociono mucho. Pero también te digo que ese saben aquel de David Trueba que diera una sorpresita, no me dolería nada. Somos felices, gane quien gane, porque es que hemos pasado un año fantástico viendo cine español, la verdad.

Ha habido grandes trabajos este año.

Grandes trabajos.

Soy Andrea Ruyán, coordinadora de comunicación de Fundación SGAE. La Sociedad General de Autores y Editores, a través de su fundación, colabora anualmente con la ceremonia de entrega de los Premios Goya. Es una extraordinaria ocasión para poner en valor el trabajo de los cineastas y las cineastas españolas. Además, para difundir su trabajo, en la Sala Berlanga de Madrid, situada en el barrio de Argüelles y gestionada también por la Fundación SGAE, se exhiben hasta el veintitrés de marzo en pantalla grande más de una treintena de películas que optan a estos premios. Podemos ver, por solo tres euros y medio, los títulos que compiten a mejor película, mejor dirección Nobel, mejor banda sonora, a mejor película, mejor dirección novel, mejor banda sonora, mejor guión, mejor documental o mejor película de animación, entre muchas otras.

Una oportunidad fantástica para disfrutar de lo mejor de nuestro cine.

Hace muy poquito, muy poquito, hace como un día, quizá, antes de irse, me dijo, o sea, que vas a subir a recoger el Goya, ¿no? Digo, ¿qué dices, Amparo? Que va, que no. Dice, ya me lo dirás. Pues ya te lo digo, Amparo, querida mía.

Añorada, bendita, amada Amparo Baró, esto es para ti.

Después de casi cuarenta años de Goyas, lo más importante de los premios sigue siendo esto, recordarnos que el cine español de hoy camina a hombros de gigantes. La Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España, a la que agradecemos junto a Televisión Española todos los cortes de audio que habéis estado escuchando en este episodio, es la plaza donde se cruzan generaciones y generaciones de artistas de nuestro audiovisual.

Como las propias Carmen Machi y Amparo Baró, aunque su relación se forjada del todo en la tele, o como nuestro invitado de hoy, y el genio al que él llama su segundo padre, José Luis Cuerda.

Yo creo que debo haber agradecido el Goya en tesis y en y muchísimos otros Goya a a José Luis Cuerda, a quien siempre tendré en mi memoria, porque para mí fue mi segundo padre en muchos sentidos, no solo desde un punto de vista cinematográfico, sino desde un punto de vista humano. Él decía que los cineastas tenía, y las cineastas teníamos que aprender a ser personas antes que cineastas, y en ese camino de convertirte en persona, pues tener a alguien guiándote como José Luis para mí fue fantástico. Y luego aparte siempre he sido consciente de que mi carrera empezó muy rápido cuando yo tenía empecé empecé a dedicarme ya al cine cuando tenía veintidós años, sin tener ninguna conexión con el mundo del cine, básicamente, porque un señor llamó a mi casa, llamó por teléfono, habló con mi madre y le dijo que quería hablar conmigo. Y esa persona es José Luis, y por eso siempre lo recordaré.

Los podcast, un proyecto sonoro de fotogramas y fundaciones GAE. Conducción, Julieta Martialai y Juan Silvestre. Guion y producción, Antonio Rivera y Álvaro Uniega. Agradecimiento especial, Flicsole.

Episodios recientes