Hubo un tiempo en que leones salvajes camparon por Madrid en el viejo Real Alcázar y en la Casa de Campo. Y miles de camellos, búfalos y cebras se criaban libres en Aranjuez. Y es que el interés por los animales exóticos no es solo cosa de nuestros días. Hace muchos siglos, antes de que se inventaran los zoológicos, fue corriente que en los palacios reales en torno a Madrid convivieran en sus jardines: leones, tigres, elefantes, búfalos, avestruces o gacelas.