Diego Velázquez pudo ser un espía. El que ha pasado a la historia como gran genio de la pintura tuvo un oficio desconocido: agente secreto. Fue en su primer viaje a Italia, para perfeccionar su arte, cuando comenzaron las primeras sospechas.
Muy recomendado por el rey Felipe IV, su patrón, y con permiso del Papa, fue alojado en el Vaticano. de esta forma, tenía licencia para campar a sus anchas por las estancias vaticanas. Su misión principal era estudiar y copiar allí los frescos de Rafael y Miguel Angel.
Y también tuvo permisos para viajar por los diferentes principados de Italia, en nombre del rey de España. Y es en esas visitas donde los historiadores han encontrado documentación que pone en evidencia al espía oculto que Velázquez llevaba detrás de los cuadros.