Defensora de los gorilas, la primatóloga norteamericana Dian Fossey dedicó toda su vida a estudiarlos y a protegerlos de la caza furtiva. Nadie esperaba un final tan cruel para una actividad tan valiosa y para su propia vida. El cuerpo de la científica fue encontrado sin vida el 27 de diciembre de 1985 en su cabaña, en las montañas de Ruanda, y aún a día de hoy todo son hipótesis y no ha habido condenados por este asesinato.