La recientemente fallecida reina Isabel II de Inglaterra ocultó en palacio a un espía que la traicionó. Su nombre: Anthony Blunt; este espía delató a decenas de agentes británicos en el extranjero durante Guerra Fría, que fueron capturados y muchos de ellos, ejecutados. Lo más sorprendente es que cuando fue descubierto en 1964 nadie hizo nada.
Sir Anthony Blunt, asesor de la colección de arte de la familia real británica, fue un agente secreto encubierto al servicio de la Unión Soviética durante décadas. La historia de esta alta traición se ocultó al público durante más de una década y Blunt siguió en el cargo hasta 1972 para evitar un nuevo escándalo real.