El yo-yo fue un invento de hace más de 2.500 años en China, aunque su función ha cambiado a lo largo del tiempo. En un principio, se empleaba como arma para cazar en Filipinas. Algunos guerreros se valían de su gran alcance para herir a distintos objetivos, beneficiándose de su capacidad para retornar a las manos del lanzador. Pasaron cientos de años hasta que en el siglo XX, Pedro Flores, un filipino-estadounidense comenzó a fabricar los yo-yos modernos. Te contamos la historia.
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