Aunque resulte difícil de creer Auschwitz tenía una biblioteca y una bibliotecaria. Su nombre era EDITA KRAUS, una judía nacida en Praga, y tenía tan solo 14 años. Amante de los libros, intentó refugiarse del dolor gestionando ese pequeño espacio con tan solo ocho libros, en el campo de Auswitch. Era consciente de que podía morir si los nazis la pillaban, pero el horror era tal que incluso podía pasar eso por alto. Estaba ubicada en el Bloque 31 de Auschwitz y entre sus títulos se encontraban: “El conde de Montecristo”; “El buen soldado Svejk”, de Jaroslav Hašek; “Breve historia del mundo” de HG Wells; una gramática y un atlas en ruso; un manual de geometría, y “Los nuevos caminos de la terapia psicoanalítica”, de Sigmund Freud.