El 3 de noviembre de 1893, el barco Cabo Machichaco explotó en el puerto de Santander. Iba cargado de dinamita y ácido sulfúrico, y dejó un saldo de 590 muertos y cientos de heridos. Llegó incluso a afectar a la ciudad que, en aquel entonces, contaba con 50.000 habitantes. La magnitud de la explosión y la onda expansiva dañaron edificios y causaron otros daños a cientos de kilómetros de distancia. Sometió la ciudad a un largo proceso de recuperación.
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