Howard Carter, el descubridor de la tumba de Tutankamon en 1922 y Jacobo Fitz- James Stuart -sí, el padre de doña Cayetana, la duquesa de Alba-, eran íntimos amigos.
La fascinación que compartían por Egipto hicieron que el que hace ahora cien años descubriera la tumba de Tutankamón y el aristócrata congeniaron desde el primer momento en que se conocieron.
Coincidieron por primera vez en 1909 en Cairo y por segunda, en 1920, en el Nilo. Mientras otro aristócrata, Lord Carnavon, financiaba las excavaciones del investigador, el duque estaba de luna de miel con su mujer, María del Rosario Silva. Tan bien se cayeron que, después de descubrir la tumba, fue invitado a España por el duque en más de una ocasión. Tumba, por cierto, que Cayetana de Alba y su padre visitarían en 1935.