Desde 1847 se celebra cada año en Sevilla la Feria de Abril. En su origen fue una fiesta agrícola y ganadera, nacida de la iniciativa de dos empresarios forasteros: Narciso Bonaplata, un catalán, y José María de Ybarra, un vasco. Aunque contó en su primera ocasión con solo 19 casetas, su éxito de público fue tan grandes que, al año siguiente, los comerciantes solicitaron un aumento, no solo de espacio, sino también de presencia policial.
Mientras, la propia capital hispalense no dejaba de crecer con lugares tan emblemáticos como la Plaza de España, la Plaza de América, la Plaza de la Encarnación… o la Plaza Nueva, lugar donde los sevillanos se toman las uvas en Nochevieja y que escondía, hasta hace poco, un convento y hasta un barco de origen islámico.