Hay un dato poco conocido de por qué se escogió aquel recinto -el viejo palacio de Justicia conectado a una prisión-, para la celebración del juicio. Fue algo profundamente simbólico. El lugar donde se celebraron los juicios de Nuremberg había sido un pabellón donde el partido nazi reunía a miles y miles de personas para sus mítines. En aquel mismo lugar se habían promulgado las leyes raciales de 1935 y, además, había sido el único edificio en resistir los bombardeos aliados.