Hace 127 años, el 6 de abril de 1896, se celebraron en Atenas las primeras olimpiadas de la era moderna. El objetivo: revivir el espíritu de los Juegos Olímpicos de la antigua Grecia que se celebraban en Olimpia y en los que atletas de todas las ciudades-estado griegas demostraban su valía para honrar a Zeus. El responsable de esta “resurrección” fue el barón Pierre de Coubertin, pedagogo e historiador francés que tuvo que hacer frente a muchas adversidades para que su sueño se convirtiese en la realidad que, desde entonces, y guerras mundiales mediante, disfrutamos cada cuatro años.