Un cuarto de sidra al día, 25 gotas de elixir de vitriolo, media pinta de agua de mar, pasta de ajo, semillas de mostaza, un poco de rábano picante, bálsamo de Perú, resina de mirra, dos cucharadas de vinagre… y lo más importante: dos naranjas y un limón.
Ésa fue la receta que sirvió al médico escocés JAMES LIND para acabar con la demoledora enfermedad del escorbuto-la que se produce por falta de vitamina C-, en el siglo XVIII.
Su experimento lo llevó a cabo en 1747, a bordo de un buque. Y lo más interesante es que demostró que algo tan sencillo como los limones y las naranjas podían curar esa enfermedad que era el terror de los marineros.