Hace más de 200 años un ingeniero aragonés dio pie al desentierro de las ciudades de Pompeya y Herculano arrasadas por el volcán Vesubio. Roque Joaquín de Alcubierre nació en Zaragoza en 1702, estudió hasta entrar en el ejército como voluntario del cuerpo de ingenieros gracias al apoyo del Conde de Bureta, un influyente aristócrata de su tiempo.