Aunque no lo creas, nosotros no creamos el nombre Japonismo. Sino que nos decidimos a usarlo porque encajaba con nuestra pasión por Japón siendo occidentales.
Por eso, en este Japonesamente te contamos qué es el Japonismo, haciendo un breve repaso histórico a la apertura de Japón a Occidente y a la llegada de ciertos grabados japoneses a manos de artistas occidentales como Monet, Van Gogh y otros.
Y hablamos de una de las obras más conocidas de Whistler, uno de nuestros pintores favoritos, que es un ejemplo perfecto de ese japonismo o fascinación occidental por lo japonés de entonces, y que ilustra la carátula de este episodio.
Acabamos hablando de la segunda oleada del japonismo en la actualidad, basada en la cultura popular que tan buen resultado le está dando a Japón.
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Transcripción
Mentira me parece, Laura, que hayamos tenido que esperar hasta la temporada 3 del podcast para contarle a los japonistas sobre el japonismo. ¿Te refieres a hablarles de nosotros? No sé si les va a interesar, pero venga, vale. No, me refiero a la corriente artística del japonismo, que es de donde tomamos el nombre. Ah, pues haberlo dicho, hombre.
Venga, yo creo que algo podemos contar sobre esto. La verdad es que tiene tela que hayamos esperado hasta este episodio, temporada 3, para hablar de dónde viene nuestro nombre, japonismo. Bueno, es que somos humildes, Laura, y no nos gusta hablar demasiado de nosotros mismos. Porque al final es eso. Nuestro nombre, japonismo, no es al azar.
Y es curioso porque algunos lectores y japonistas nos decían que no sabían de la existencia del japonismo. Pensaban que nos habíamos inventado el nombre nosotros y algunos, a veces, y todavía sigue pasando, añaden una i, japonísimo, que debe ser que suena como más… No lo sé. Claro, más superlativo. Más Japón, digamos. Japonísimo, muy Japón. Que nos pone un poquito de los nerviosos, ¿sabéis? Si nos llamáis Japonísimo, todo el mundo se equivoca.
No pasa nada, pero si… Si lo decís la segunda vez, ya, entonces os ponemos en la lista negra. Pero bueno, con cariño, con cariño. Pero creemos que, al final, este nombre de japonismo… Bueno, fue un nombre muy bien encontrado, creo. Permitid que lo digamos nosotros mismos. Porque, al final, somos occidentales apasionados por la cultura, en este caso japonesa.
Toda la cultura, todo lo que llega de Japón. Así que el término japonismo es un nombre que nos venía, vamos, perfecto. Que inventado. No es que nosotros fuéramos impresionistas, ¿no? No éramos Van Gogh, no éramos Monet, ni nada de esto. Pero sí que esperamos dejar una buena impresión en todos nosotros. Está todo bien ahí, Luis.
Bueno, bueno, bueno. Estamos empezando aquí a tope. Estamos por todo lo alto. Tendríais que vernos suerte que no hay cámaras a la hora de grabar el podcast. ¿Cómo vamos a querer poner cámaras? Porque estábamos aquí haciendo el mamonaco. Como el The Office. Estábamos haciendo el mamonaco, sinceramente.
Pero bueno, puede ser que muchos estéis diciendo bueno, pero ¿qué tiene que ver una cosa con la otra? ¿Qué tiene que ver ser apasionados de la cultura japonesa, ser occidentales apasionados de la cultura japonesa, y llamarte japonismo y ahora tú me hablas de impresionistas? ¿De qué estáis hablando? Puede ser que aquí haya gente que no tenga realmente claro a qué estamos haciendo referencia. Claro, si fuera de toda broma, al final yo creo que tiene mucho sentido hablar en este
episodio de ese concepto cultural, artístico, el japonismo, porque creo que arroja un poquito de luz acerca también de quizás esos primeros momentos que son un poco la base de toda esta pasión que existe hoy en día por Japón. Porque esta pasión que existe hoy en día por Japón algunos la habrán obtenido viendo series de anime cuando eran pequeños, otros leyendo manga, otros por el motivo que sea.
Ahora se promociona desde hace ya alguna década el Cool Japan y todas estas cosas. Sí, pero también las artes tradicionales, las artes marciales, el tema de Ikebana, cosas así. Pero al final, ¿de dónde viene toda esta fascinación de Occidente por los japoneses? Vamos a ponernos un poco en contexto. Tenemos que más o menos centrarnos en el momento de la apertura de Japón, más o menos a partir de la década...
El 11 de octubre de 2022. Sí, la anterior, no esa última. Pero vamos, por ahí vamos. No, la década de 1850 fue un momento clave para la historia japonesa y también al final para la historia de relaciones comerciales, relaciones internacionales, relaciones culturales entre Japón y el resto de países occidentales. Totalmente, porque supuso el redescubrimiento de Japón.
Hablamos al final de una cultura japonesa que durante más de dos siglos, este periodo Edo, había permanecido muy desconocida y muy misteriosa, pero que de vez en cuando tenía algunas particularidades sorprendentes que se conocían fuera de Japón gracias a ese pequeñito espacio comercial que tenían los holandeses en Nagasaki. Entonces, a través de ahí iban llegando cosas de Japón, pero todo con cuentagotas, con un conocimiento bastante somero, porque al final no se podía hacer ni mucho comercio, ni conocer mucho,
no se podía ir a Japón, etc. Ellos tampoco permitían que los japoneses fueran al extranjero. Y justamente creo que ese ambiente es lo que hace que se vea Japón, cuando Japón es forzado a abrirse, como un destino muy exótico, muy misterioso. ¿Por qué? Porque es lógico, se sabemos muy poco.
Japón ha estado realmente cerrado durante dos siglos. Es una barbaridad. Lo que pasa es que su situación geográfica en esa parte del mundo lo hacía muy interesante, por eso los barcos del Comodoro Perry fueron con órdenes del presidente del Congreso de Estados Unidos para decir, señores, abran el país al comercio porque nos interesa, que esto tuvo lugar en 1853, que es este momento de mucho cambio, de comienzo del cambio, que los japoneses se ponen a correr como pollos sin cabeza.
¿Qué está pasando? ¿Quién es este señor que viene? Y estos barcos con todas estas armas, ¿qué está pasando? Ahora hablamos un poco más, si te parece, ahondamos un poco en este contexto histórico, pero simplemente para hacer esta breve introducción. Básicamente es decir, de esta apertura y presentarse a un país tan misterioso, no saber mucho de ese país, pues de ahí surgió un poquito la moda, porque realmente fue una moda, por el arte japonés.
Y cuando hablamos del arte japonés también hablamos del arte como cotidiano, digamos, de artículos de la vida cotidiana, artículos de artesanía, cualquier tipo, un montón de artículos de origen japonés que llamaron mucho la atención de las clases burguesas, al final, de Occidente, especialmente Europa y Estados Unidos.
Y especialmente tuvieron mucha importancia los grabados en madera de polícromos, los ukiyo-e, que fueron coleccionados y admirados en Occidente. Impresionistas y post-impresionistas como Manet, Van Gogh, Toulouse-Lautrec, Klimt, Gross, Wiesler, pues asumieron, acogieron todos estos ukiyo-e, todas estas muestras de la vida cotidiana japonesa, hechas con esta artesanía, y dijeron ¡guau! Las incorporaron en muchos casos en su arte.
Podemos ver pinturas de algunos de estos pintores con mujeres vestidas de kimono, cerámicas japonesas, biombos, hasta copias de imágenes de los ukiyo-e. Van Gogh hizo varias copias de ukiyo-e. Todo esto es lo que se podría decir de alguna manera que es el japonismo. Un poco como resumen sería esta influencia de la cultura japonesa, entre comillas, en el arte occidental. Hablemos un poco de la relación entre Japón y Occidente, porque en esta introducción
hemos hablado de esa apertura forzada de Japón, obligar a Japón a firmar esos contratos comerciales, esos acuerdos comerciales, pero Japón ya había tenido cierta relación con Occidente de antes. Efectivamente. Marco Polo, en siglos XIII y XIV, ya lo menciona en sus crónicas, de hecho lo menciona como Cipango, que de ahí viene el nombre que todos conocemos, Japón. Viene de Cipango.
Y los primeros europeos que llegaron a tierras japonesas fueron los portugueses y españoles a mediados del siglo XVI. Y fue justamente más o menos en esta época, un periodo comprendido entre 1543 y 1641, que se establecieron relaciones entre Japón y la península ibérica. Sí, porque hay que recordar, aquí estamos haciendo casi una clase, mini clase de historia, que España y Portugal estuvieron unidos desde 1580 hasta 1640 con Felipe II.
Era el mismo país. Sí, de ahí que se hable un poco de este siglo como el siglo ibérico en Japón, porque se desarrolló el comercio y especialmente se hizo a través de la actividad misionera, a través de los misioneros, que intentaron evangelizar de alguna manera toda la zona de Asia.
Y también, en este caso, el caso que nos ocupa, Japón. Con un poquito éxito, me atrevería a decir. Bueno, sí, quizá lo podemos contar un poquito más. Pero de este primer encuentro entre Japón y Occidente hay muchos escritos, algunos de los cuales describen con mucho detalle la cultura y la sociedad de aquella época, que los escribieron comerciantes, viajeros, diplomáticos, misioneros, tanto españoles como portugueses.
Pero claro, la influencia occidental en Japón durante este periodo fue breve y pasajera, porque al final se prohibió el cristianismo, el país quedó cerrado, etc. Pero lo curioso es que esa influencia occidental de aquel entonces quedó reflejada en la gastronomía, la arquitectura de los castillos, las armaduras japonesas y la escuela de arte namban.
Es decir, que no solamente es que tengamos el japonismo, que es un poco la vuelta. Ahora Occidente se mira a Japón y se inspira en los japoneses, sino que Japón también se inspiró en lo occidental cuando llegaron esas personas españolas y portuguesas, trayendo un montón de cosas nuevas. De hecho, recuerdo una exposición hace muchísimos años ya en Madrid.
Estoy hablando de hace 15 años, justamente, de arte namban, que me pareció súper interesante porque veía realmente la influencia hispánica de la península ibérica en el arte japonés de este siglo ibérico, de este periodo. Estamos hablando del siglo XVI más o menos. Sí, es muy curioso porque al final te das cuenta de que incluso en aquellos siglos, el mundo ya era un sitio más pequeño de lo que parece y que está todo conectado,
que no hay nadie que haga sus cosas en una burbuja. Exacto, que la globalización al final es algo natural porque el ser humano vemos que necesita y quiere conectarse, conectarse de muchas maneras diferentes. Porque somos curiosos y cuando llegan otros y te enseñan diferentes… Quieres ver, quieres aprender, imitar, hacerlo a tu manera. Mira cómo cocina estos ingredientes.
Tempura, mira qué bien. Hemos hablado de la tempura ya aquí en el podcast y justamente mencionamos que los orígenes son justamente de esta época. O los arcabuces, por ejemplo, estas armas que muchas veces pensamos en los samuráis que sólo llevaban las katanas, pero si los samuráis básicamente también iban con sus arcabuces y era como mucho más cómodo porque disparaba de lejos. Claro, la katana tienes que estar más cerca.
Bueno, total, tenemos digamos este siglo un poco de ese interés, ese comercio, especialmente con la península ibérica y Japón, pero como decíamos, aproximadamente comienzos… Vale. Japón cierra definitivamente sus fronteras a todo el contacto exterior, lo hace un poco como medida de autoprotección, especialmente porque tenemos a estos… Como la pandemia de cristianismo. Es que te estoy viendo, pero vas bien, vas bien.
Pero justo tenemos a estos misioneros que están especialmente en la isla de Kyushu y están consiguiendo evangelizar relativamente rápido a la población. Entonces el shogunato ve que se le está escapando el poder, digamos, que va a perder un poco… esto hablando así muy resumido. Claro, porque al final lo que enseñaba el cristianismo es que Dios es aquel al que le debes todo, al que le debes la lealtad por encima incluso del gobernante temporal, del
shogun, ¿no? Y al shogun eso no le hace gracia, ¿no? Efectivamente. Así que Tokugawa dijo adiós, cerramos. Cierra el país, prohíbe el cristianismo a toda persona, ya sea japonesa o ya sea occidental. Se persigue el cristianismo. Que se vea que profesa el cristianismo, se le tortura y se le acaba matando y al final se permite a los holandeses tener una delegación comercial en la isla artificial de Dejima
que se crea en Nagasaki, justo para este hecho. Y así como algunos chinos en barrios de comerciantes y tal, precisamente porque los holandeses en este caso son muy pragmáticos, ven lo que ha pasado con españoles y portugueses y dicen nosotros no te vamos a evangelizar a nadie, a nosotros la religión nos da igual, nuestra religión es el dinero. Nuestra religión es el dinero, te vamos a hacer más rico y nosotros queremos también
enriquecernos pero no vamos a poner en riesgo tu posición de poder entre los japoneses. Y el shogun dijo, ah pues mira, esto de hacerme rico sin problemas me gusta y por eso les permitió comerciar. A partir de 1715 esta cerrazón, digamos, esta vigilancia ante todo lo que podía llegar a través de Dejima, de Nagasaki, del exterior, como que se relajó un poquito, no se relajó, pero digamos que un poquito, básicamente porque los japoneses vieron que podían, ellos
también podían, no solo dinero sino que podían aprender cositas. Exacto, de hecho se levantó la prohibición de importar libros extranjeros y traducciones chinas, eso sí, siempre y cuando no hicieran referencias al cristianismo, es decir, había pasado unos 75 o 70 años desde el cierre absoluto y todavía se seguía teniendo, todavía Escocia exacto, esta idea de que el cristianismo puede poner en riesgo la estabilidad política
del Japón bajo el shogunato, pero eso, son listos y dicen, es que viene mucha cosa interesante. Claro, y de hecho se estimuló el estudio del idioma holandés, de ahí surgió la escuela de estudios holandeses, Rangaku, y se usó justamente el conocimiento del idioma holandés como puerta de entrada, digamos, a cierto conocimiento, la ciencia, tecnología de la época. Muy evidentemente tenemos que pensar que Japón sigue cerrado y esto está, al final, es una
entradita relativamente pequeña, pero digamos que ya se ve que dicen, vale, estamos cerrados pero nos damos cuenta de que ahí fuera hay cosas interesantes, como tenemos ese contacto justamente con los holandeses a través de la isla de Dejima en Nagasaki, pues vamos a exprimir al máximo todo lo que podamos sacar de ahí, ¿no? Exacto, y luego pues cuando llega el Comodoro Perry en 1853, les da un ultimátum, vuelve
en 1854 para decir, bueno, que habéis llegado a una decisión, todo esto a mediados del siglo XIX es cuando comienza este proceso de modernización de Japón con Occidente como modelo, es cuando Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Alemania, Italia establecen vínculos políticos, diplomáticos, económicos, comerciales con Japón a partir sobre todo del periodo Meiji que comienza en 1868 con la entronización, esa restauración del emperador,
del poder imperial. El Meiji, exactamente. Claro, estamos en un momento en el que Japón tiene que ponerse las pilas, tiene que ponerse a la altura de las potencias occidentales y de una manera muy rápida. Muy rápida. Porque está muy atrasado. Hay un flujo de intercambios culturales tremendo. De conocimiento, de tecnología.
Pensad que estamos en un momento en que normalmente eran antiguos samuráis, posiciones un poco importantes, pues se marchan a Estados Unidos, se marchan a países de Europa a aprender durante un tiempo. Aprender no solo tecnología, sino también leyes, medicina, cómo se gestiona la educación. Arquitectura.
De un montón, de todo. Tenéis que pensar de todo. Y luego, al cabo de un par de años, lo que necesitarán, vuelven a Japón con todo ese conocimiento para instaurarlo en Japón. Exacto. Lo curioso es que aquí Japón estaba intentando ponerse a la altura de estas potencias occidentales de manera muy rápida, asimilando los usos y costumbres occidentales. Pero al revés.
Todos estos países occidentales descubrieron, en ese Japón abierto después de dos siglos, un universo de formas y colores y una fascinación sobre todo por esos grabados en madera, los ukiyo-e, que son estas pinturas del mundo flotante. Qué bonito te ha quedado lo de universo de formas y colores, Luis. Me ha gustado mucho. Muy poético. Pero es muy curioso este momento, ¿no? Porque Japón tiene que ponerse, digamos, a la altura o tiene que imitar.
Y, de hecho, imita mucho. Y es un momento importante para la sociedad japonesa, porque evidentemente se ponen en riesgo, se ponen en duda. Hay muchas personas que dicen que estamos perdiendo nuestros valores. Estamos haciendo un cambio de sociedad brutal. Entonces tenemos a Japón mirando muchísimo, intentando imitar a las potencias occidentales y a su vez tenemos a las potencias occidentales enamorándose, de alguna manera, con cierto arte japonés. Cierto arte japonés que es muy diferente del arte que ha habido en Occidente, no solamente
por los colores, sino por las imágenes que se muestran, por cómo se realiza, etc. Y de toda esta fascinación, por eso sobre todo grabados en madera, de esas pinturas del mundo flotante… Especialmente Lu Kiyo-e, sin duda. Exacto.
De ahí surge el japonismo. Sí, porque Lu Kiyo-e se basa en representaciones de la vida diaria. Son pinturas de escenas cotidianas, por un lado, y luego tenemos escenas del mundo flotante, de esas cortesanas, luego los actores de Kabuki, hasta luchadores de sumo… Y luego hay escenas de la vida cotidiana y también hay paisajes.
Hacia el final del movimiento en el Lu Kiyo-e tenemos paisajes, pero me refiero por sus colores, por el tema de la profundidad, las pinceladas, cómo se realizan… Estos Lu Kiyo-e enamoran a Occidente de una manera brutal, brutal, brutal. Y es curioso que sea a la vez que Japón tiene que imitar a Occidente. Bueno, tiene que imitarlo porque, además, Japón en este momento de reapertura, sobre todo en la década 1870, Japón adopta de forma entusiasta, decíamos, estos usos y
costumbres occidentales, pero es que llega a detestar su propio pasado, al menos en estos primeros momentos del periodo Meiji, porque considera que todo lo anterior, todo ese pasado samurai, el gobierno, el idioma, la escritura, arte, literatura, todo, que son productos de una cultura tenebrosa y atrasada, basada en un modelo chino que había definido la identidad cultural japonesa desde siempre y que dejó de ser objeto de veneración, por
así decirlo, y de ser la base en la que se fijaban para ejemplificar los peligros del estancamiento. Sobre todo, además, porque los japoneses habían visto cómo esa China imperial, que era de donde venía gran parte de la cultura, había caído, rendida, sin ninguna posibilidad de lucha contra esas potencias occidentales.
Entonces, ¿nosotros nos hemos basado tantos siglos en lo que viene de China cuando resulta que deberíamos mirar hacia Occidente, que han derrotado a China de una manera tan humillante? Y, básicamente, fue la decisión de tomar un camino diferente al de China. No queremos que nos pase lo mismo...
No queremos ser una colonia. Exactamente. No queremos que nos pase lo mismo que le ha pasado a China. Con lo cual, cuando llega Perry y compañía y tienen que... Son forzados. Al final, Japón es forzado a abrir, forzado a firmar acuerdos comerciales desiguales. Fíjate, llegó y no lo conocía ni Perry. No estaba esperando que hicieras esta broma.
Pero es eso. Japón fue obligado a firmar contratos comerciales desiguales porque, evidentemente, estaban en una posición de menos poder que esas potencias occidentales. Japón mira a China, ve que China está peor y dice, no queremos acabar como ellos. Por eso se fijan tanto en Occidente. Lo que pasa es que se pasan un poco. Se pasan. Luego vuelven otra vez a intentar reinventar el pasado y cambian a una manera de pensar de, oh, pues igual el pasado sí que era interesante.
Son años muy interesantes. No nos da tiempo aquí para hablar de ello. No, porque aquí queremos hablar del japonismo. Pero son años muy interesantes por lo que decíamos. Por ese cambio de mentalidad, el cambio de organización de la sociedad. Muchos cambios para la gente común también, de golpe y porrazo. Todo el sistema de organización de su sociedad cambia por completo.
Cambian hasta un montón de cosas. De estructura de gobierno, pero la propia estructura de la sociedad. Tonterías como la ropa, por ejemplo. Totalmente. Los peinados. Yo qué sé. Cosas así que, claro, hace cuesta de asimilar a veces según qué partes de la población. Exacto. Vamos a hablar del japonismo porque si no nos liamos a hablar de historia.
Además, el periodo Meiji es uno de nuestros periodos favoritos. Para mí es mi periodo favorito y podría estar aquí tres horas hablando de ese momento. Así que centremos un poco en el arte, en el japonismo. Yo iba a comentar un detalle curioso. En el año 1856, un grabador francés llamado Félix Braquemont encontró en una caja de embalaje en el taller de otro pintor francés, Delattre, un volumen de los manga del artista de ukiyo-e, Katsushika Hokusai, que es uno de los grandes
nombres del ukiyo-e. Y esa belleza que tenían esos dibujos, sobre todo tan diferente, atrajo su atención y este grabador francés empezó a usar este tipo de dibujos y estas técnicas en sus trabajos, lo que hizo que se extendiera el interés por los grabados japoneses hasta el punto de que Hokusai, ya en aquellos momentos, estamos hablando de la segunda mitad del siglo XIX, llegó a hacerse muy popular en Francia y los diseñadores de objetos decorativos
usaron sus bocetos e ilustraciones de manera frecuente como modelo. Y flipante esto. Luego, en 1867, Japón participó en la exposición internacional de París y uso, básicamente, uno de sus elementos culturales y productos más representativos, más típicos, que es el té, el té japonés.
Se empezaron a exportar muchos grabados japoneses que tenían relación justamente con el té, los ponían en las cajitas de té como regalito… Bueno, porque los paquetes de té iban envueltos con estos grabados. Entonces, claro, ya que el té era la base de lo que Japón estaba enseñando en esta exposición en París, pues esos grabados se dieron a conocer todavía mucho más. Hay que tener en cuenta que los grabados, el ukiyo-e, al final, en Japón era un arte
masivo, era un arte de masas. Pensad que… No sé si se le podría llamar arte como tal, porque pensad que un ukiyo-e puede tener muchísimas copias por el propio sistema de elaboración. Y la gente compraba esos pósters, porque es como el que compra un póster de una película o de su actor favorito.
Exactamente igual, comprabas el póster de las cortesanas o del actor de Kabuki… Claro, el que hacía la plantilla en madera. Esa plantilla en madera era realmente la base. Tú ponías un papel encima y podías hacer todas las copias que quisieras. Por eso, como tú dices, hay tantas copias. Entonces, claro, en Japón el hecho de regalar, usar esos grabados para poner en valor el té, pues era lo más normal del mundo, no se le daba tanta importancia.
Y en cambio, fuera de Japón se empezó a ver esos grabados como algo artístico, como algo casi a coleccionar de alguna manera. Exactamente. Y de hecho, lo que decíamos, pintores de la talla de Monet, Van Gogh, Pissarro, Toulouse-Lautrec, etc. encontraron en esta originalidad de los ukiyo-e unos argumentos que les vinieron muy bien para una renovación estética de lo que ellos estaban haciendo en ese momento en Europa. Les hicieron plantearse ciertos movimientos artísticos o cierta manera de hacer el arte,
de encararse a ese lienzo en blanco y de cosas que a lo mejor en la escuela europea o en la escuela occidental al final se daban como muy por hecho, de golpe el ukiyo-e las hacía temblar. Bueno, al final provocó que surgiera una moda por los japoneses. Igual que en tiempos recientes ha habido otra moda por los japoneses gracias al manga y al anime, pues estos grabados provocaron en grandes nombres de la pintura occidental una moda por los japoneses.
Y claro, estos grandes nombres de la pintura en occidente eran los que partían el bacalao, básicamente. Y de ahí que se pusieran de moda todos esos artículos que decíamos al comienzo, cerámicas, cajitas lacadas, kimonos, biombos, un montón de cosas de esas. El caso es que el término japonismo como tal no lo acuñamos nosotros en 2006 cuando comenzamos nuestra andadura, sino que lo acuñó el periodista y crítico de arte francés
Philippe Bourty en un artículo que publicó el año 1876 para describir precisamente el interés y la fascinación que había por la cultura japonesa que se estaba empezando a conocer y que se prolongó además hasta la década de 1930 más o menos. Sí, yo diría que luego tenemos como ese gran vacío que siempre será, ese punto de inflexión de la Segunda Guerra Mundial, la propia Segunda Guerra Mundial, la destrucción
de Japón con toda esa reconstrucción y luego ya pues viene toda la cultura popular que digamos que se puede decir que trae una segunda oleada de japonismo. Toda la ola del japonismo, sin duda alguna. Entonces, como decíamos al final, el japonismo en su vertiente artística se caracteriza por esa influencia del arte japonés en el arte occidental, especialmente en tema pictórico. Yo creo que es donde más lo podemos ver porque es lo que decíamos, los pintores occidentales
reconocen un estilo de pintura muy diferente en el arte japonés, en eso Tsukillo es, y otros fascinados por este arte lo reinterpretan usando un poco, o sea, fijándose en esa, que hemos hablado de esto en el podcast también, la sensibilidad, la estética japonesa. ¿Os acordáis del episodio de la estética? Hemos dicho que la estética japonesa es muy diferente de la estética occidental, entonces cuando tú empiezas a ver elementos de esa estética japonesa te das cuenta, cuando te
dedicas además a estos temas de pintura, que utilizándolos puedes abrir nuevos caminos, hacer cosas que nadie más ha hecho, que eso también te da una posición superior al resto, porque te diferencias de todos los demás que quizás piensas que están haciendo lo mismo desde hace tiempo. De todas maneras, tú has dicho que esto fue un movimiento pictórico sobre todo, que es evidente, pero al final esta influencia de la cultura japonesa en estas décadas del
japonismo abarcó campos tan dispares como la publicidad, la moda, las fiestas, la sociedad, los espectáculos, los deportes, es decir, surgió de la pintura, de esos grabados, se incorporó a la pintura occidental, pero luego permeó la cultura europea en muchos, muchos aspectos. Quizá problema, o visto esto es opinión personal, vamos a ponerlo entre comillas, pero básicamente todas las imágenes que venían de Japón eran un poco de ese Japón
más exótico, un Japón que parecía súper desconocido, casi la tierra de la fantasía. Muy espiritual. La espiritualidad también, los ritos que se veían ritos ancestrales. Y milenarios. Y milenarios, sí que es verdad, se vio la veneración que los japoneses tienen por la naturaleza, se ponía el foco en los valientes samuráis. O las bellísimas geishas. Las geishas y sensuales, bellas y sensuales geishas, o sea, es un poquito una visión
muy poética. Es una visión muy poética, es cierto, que acabó convirtiéndose un poco en tópico. Claro, era el reclamo de esa fascinación que sintió Occidente por Japón y evidentemente tomaba los aspectos más sensuales, más estéticos, más bonitos, más exóticos. Yo creo que al final es algo que se va a ir repitiendo, lo estamos viendo, a lo largo de las décadas. Es un movimiento que se va repitiendo siempre.
Y a medida que Japón se iba dando a conocer más y más y que su arte se iba incorporando a través de artistas occidentales más y más, todos estos tópicos se iban creando nuevos tópicos y se iban haciendo más fuertes los que ya estaban llegando, con lo cual llegamos a un punto que es lo que nos pasa hoy en día, que seguimos viendo a Japón a veces desde un prisma un tanto irreal, porque tenemos eso, una visión a veces un poco sesgada basada
en tópicos que son los que nos han llegado desde aquellos momentos. Fijaros, desde esta época. Desde un punto de vista sociológico, el japonismo como movimiento, como moda, digamos, se concentró especialmente en la burguesía, en las casas burguesas, y especialmente en ambientes femeninos, porque claro, del ukiyo-e llegaron muchas, de hecho, en casa de mis padres había una colección de ukiyo-e de cortesanas y de geishas.
La geisha, la mujer, esas mujeres que aparecen en los ukiyo-e, tan maravillosas, con las caras alargadas, esos adornos en el pelo, los kimonos, se veían como el ejemplo perfecto de la elegancia, de esa sensibilidad japonesa, de todo lo que era japonés. Es que además, muchos anuncios publicitarios de aquella época utilizaban estas referencias japonesas porque su objetivo era atraer a público femenino, entonces claro, esas visiones
de las mujeres japonesas o mujeres occidentales usando ropa y maneras de estilismos japoneses atraían mucho más. Sí, totalmente. Así que bueno, ya veis que al final la llegada del ukiyo-e, estos grabados, y también otras muestras de arte, como decíamos al inicio, de ciertas cajitas o telas de kimono, un montón de cosas que a lo mejor en Japón se ven como las artes cotidianas, digamos, no son casi
ni consideradas como arte, fuera de Japón se vio como una gran representación artística. Esto evidentemente llamó muchísimo la atención, pero al final fue gracias a esos lazos comerciales. Claro, a ver, no solamente el arte fue lo importante, estábamos en un momento en el que comenzaba a haber lazos comerciales, como tú dices. Luego las crónicas de viajeros. De ensayistas, de periodistas, viajeros occidentales que ya iban a Japón, las propias exposiciones
universales. Hemos visto, importantísimo, la de París, por ejemplo. Publicación de reportajes, de libros, etc. Y ya veis, ya veis. Entonces se fue extendiendo de una manera imparable. Ya vais viendo por qué ese nombre de japonismo nos va muy bien a nosotros. Y eso que nosotros, es verdad que intentamos hacer un japonismo bien, no quedándonos en los tópicos, pero al final es eso, viajes, reportajes, arte…
Acercar un poco, compartir la fascinación, pero acercándola un poco a todo el mundo, desde todas sus vertientes. Así que hay que decir que la moda por lo japonés en aquellos momentos tuvo tres manifestaciones. Estaba la incorporación de la esencia japonesa… Uy, esto lo hablamos aquí, el tema de la esencia. Se basaba en un conocimiento de la forma de pensar y sentir japonesa, que fue una tendencia
un poco minoritaria, porque era un poquito más oscuro. Demasiado filosófico, quizá. Demasiado filosófico. Luego fue una fuente de renovación estética. Todos estos grabados de Hokusai fueron un estímulo muy grande para los artistas occidentales y claro, eso hizo que este arte japonés tuviera una gran influencia tanto en el impresionismo, sobre todo al comienzo, como luego en el modernismo y en el Art Nouveau, porque ya hemos dicho
que la corriente del japonismo siguió siendo importante más allá de… Hasta la década de los años 30. Hasta la década de 1930, exacto. Y luego lo tercero, pues una ambientación exótica, porque estos objetos japoneses, ya no solo los grabados o no solo las pinturas de estos impresionistas o modernistas basados en lo que hacían en Japón, sino todas estas cosas que venían de Japón, permitían crear
un ambiente en los países occidentales de evasión, de exotismo, de elegancia, porque ya decíamos que esto lo acogieron con ganas sobre todo las clases burguesas, que tenían dinerillo, pues igual que la burguesía, que era la clase más baja en el Japón del periodo Edo, tenía dinero y cada vez hacían ropajes más elegantes, pero sin que se notase mucho. Se gastaban el dinero precisamente porque lo tenían, pues al final las clases burguesas
en Europa utilizaban ese dinero para hacer algo diferente que les permitiera escaparse de siempre lo mismo que había antes. La rutina, ¿no? Y todo esto que venía de Japón era la excusa perfecta porque resultaba eso, exótico y elegante. Diferente, ¿no? Hablando de japonismo como movimiento pictórico, movimiento artístico, uno de mis pintores japoneses, uno de mis pintores favoritos es James Whistler, un pintor estadounidense que
tiene unas obras del japonismo muy influidas por ese japonismo maravillosas. Él era un entusiasta del arte japonés y especialmente de esa porcelana blanca y azul, y de hecho vamos a ver muchas porcelanas y hasta otras representaciones artísticas japonesas en sus propias pinturas, y de hecho fijaros que ya en 1860, cuando ya llevamos unos cuantos años en que llegan Ukiyo-es a Occidente, él comienza a adoptar los principios japoneses
de composición y organización espacial, que son muy diferentes a los movimientos que había en la época. Exacto, porque aquí utilizaban superficies decorativas planas, armonías… Una profundidad. Exacto, armonías tonales muy sutiles, sujetos no tan literales, entonces era ya un cambio de concepto muy grande que hacía que cualquier cosa que hicieras con esta manera de pensar quedase muy diferente.
De hecho me gusta tanto este pintor, que hice uno de los trabajos del máster, se lo dediqué justamente a Whistler y a una de sus obras que me parece maravillosa, buscadla, la pondremos también en redes para que la veáis, pero es Capricho en Púrpura y Oro, la pantalla dorada de Whistler, que nos muestra a una mujer joven, de evidentemente facciones occidentales, que va vestida con un kimono negro, con un estampado floral, sí que lleva un obi rojo
y luego una parte encima de ese kimono con estampados parecidos… Está sentada la muchacha en el suelo en una alfombra de estilo oriental y está mirando de hecho en el cuadro grabados de Ukiyo-e, curiosamente, que podrían ser posiblemente de Hiroshige, que era un artista al que Whistler admiraba y que le influyó enormemente. Y luego, claro, tenemos de telón de fondo un biombo de tonos dorados, que es esta pantalla
dorada del título, con imágenes orientales, que es la protagonista de la obra y la que impregna a la obra, sobre todo, de ese toque japonés. Esa mampara, ese biombo dorado, recuerda muchísimo a los típicos biombos de la famosa escuela kano, la gran escuela pictórica con más de 300 años de historia, que surge en el periodo Asuchi-Momoyama, más o menos, y dura durante todo el periodo Edo. Se caracteriza justamente por esos paneles, grandes paneles de poca profundidad, muy planos
y especialmente con ese dorado. Son paneles que, por ejemplo, podéis ver en muchos castillos, recuerdo el Castillo Nillo en Kioto, es espectacular, hay salas que están recubiertas con esas puertas correderas, todas decoradas con esas pinturas de la escuela kano. Para mí es curioso, porque si tú le hablas a nuestros japonistas, que ya son expertos después de escucharnos tanto tiempo en el podcast y de leer la web y demás, y les hablas
de la escuela kano, que no es Nacho Kano ni José María Kano, y no saben muy bien a qué te estás refiriendo, porque es eso, puede ser un poco más oscuro, pero mucha gente sí que ha visto obras como esta, como Capricho en Púrpura y Oro de Wiesler, y no son conscientes de que al ver esa obra han conectado con la escuela kano también, es decir, que tenemos más conexión con referentes artísticos japoneses de lo que a veces podemos pensar.
Luego, si os fijáis en la escena, en la imagen, hay más objetos de origen oriental, una jarra de flores, de esa porcelana azul y blanca típica no solo de China, sino también de Japón, especialmente la isla de Kyushu, y ya hemos dicho, a Wiesler le encantaba este tipo de cerámica.
Luego hay un taburete negro lacado, la laca muy importante en lo que es este arte cotidiano, arte de la vida cotidiana. Totalmente, pero luego en el cuadro también sale una silla alta, que es curiosa, porque tiene un estampado que resulta bastante típicamente japonés, que ya no es una estancia en la que tienes un biombo, que dices, vale, el biombo es japonés, la mujer tiene un kimono japonés, aunque sea occidental, sino que ya tienes objetos que son sillas de estilo occidental pero que has utilizado arte o imágenes
japonesas para estamparlas. O sea, ya se ha empezado a integrar el interés en lo japonés en los objetos cotidianos occidentales. Así que bueno, ya veis que en esta pintura en concreto, pues tenemos, yo creo que hacemos check a todo.
Que sí, tenemos kimono, tenemos el biombo, tenemos la porcelana, tenemos esos grabados ukiyo-e, tenemos la laca y, de hecho, hasta si os fijáis en la modelo, esta mujer occidental que lleva el kimono, lleva un moño, que ya sabéis que en Japón es típico cuando uno lleva kimono siempre llevar el pelo recogido, dejando la nuca como única parte visible y sensual.
Se supone que es la parte más sensual un poco del cuerpo. Entonces es curioso porque la modelo es occidental pero lleva el moño, no lleva el pelo suelto. Así que bueno, este es un ejemplo, por ejemplo, Tela, de esa fascinación y de incorporar muchas imágenes, entre comillas, exóticas, a esas pinturas occidentales de esta época. Es una de esas representaciones o de esas características o esas vertientes que hemos dicho del japonismo. Exacto.
Al final, de todas maneras, esto no estuvo exento de problemas que nos persiguen hasta el día de hoy cuando hablamos de cómo vemos Japón desde Occidente. Porque claro, en aquella época Japón se veía en función de estos grabados que estaban llegando y se veía como un país exótico donde hombres y mujeres llevaban estas ropas de una belleza excepcional y diferente, donde había lacados, porcelana, etc.
Entonces, entre las diferencias culturales, por un lado, la lejanía del país, el aislamiento que había tenido durante dos siglos propiciaron una imagen arquetípica, en Occidente me refiero, de Japón como un país de exotismo a lo bestia. Esto sedujo a una Europa que estaba en otro momento artístico y cultural diferente porque este Japón resultaba mítico, lejano y muy misterioso. Lógico al final, porque aunque ya a partir de mediados del siglo XIX ya tenemos ese inicio
de las relaciones comerciales, expediciones marítimas, etc., al final, evidentemente en ese momento, viajar a Japón no era tan común o tan fácil como lo puede ser ahora. Entonces llegaban muchas historias, muchas crónicas de viajeros que casi parecían fábulas, añadían más misterio y, especialmente, más exotismo a ese país. Este japonismo tuvo en Europa dos grandes vertientes.
Por un lado, las obras de arte donde se usaba Japón, objetos orientales para que la obra tuviera un toque japonés, y por otro, obras de arte donde se profundizaba en cualidades de la estética japonesa, los propios formatos pictóricos, las composiciones asimétricas, que ya hemos dicho cuando hablábamos de la estética, que en Japón esto era más bonito que la asimetría europea, espacios vacíos, etc.
Entonces era tanto el uso de objetos japoneses como el uso de esas enseñanzas estéticas. Y diréis, bueno, pero estáis hablando todo el rato del siglo XIX y del siglo XX. ¿Qué pasa con el japonismo en la actualidad? Bueno, en japonismo somos nosotros en la actualidad, pero ¿qué pasa? ¿Sigue el japonismo en la actualidad, Luis? Sí, sí, claro, totalmente.
Sigue en la actualidad porque tenemos, por ejemplo, la difusión del zen como un rasgo importante japonés, una búsqueda más profunda de valores estéticos y espirituales. Tenemos la cultura pop japonesa, que es una fuente de fascinación sobre Japón brutal, que ha usado el propio gobierno japonés para promocionar la marca país. Porque teníamos los manga de Hokusai y el ukiyo-e en su momento, pues ahora tenemos el manga y el anime.
Y cuando antes hablábamos de crónicas de viajeros y de periodistas, pues ahora tenemos páginas web como la nuestra, por ejemplo. Totalmente. El problema, entre comillas, es que seguimos a veces ahondando en ese exotismo. No hemos cambiado mucho de ese exotismo con el que se veía Japón a finales del siglo XIX a veces el exotismo con el que se ve a Japón en la actualidad.
Porque, si pregunto, tuvimos muchas veces consultas de tener una katana para decorar mi casa, o tener un kimono para decorar mi casa. Está muy bien, es totalmente válido, pero hay que entenderlo también en el contexto. O esa manera de pensar en lo japonés, de que tienen tradiciones milenarias. Eso sería para otro podcast. Al final, todo esto viene también mucho de temas orientalistas, que sería para otro episodio porque es que se nos iría.
Pero claro, está todo muy relacionado y es muy difícil teniendo en cuenta, precisamente, a pesar de que ya han pasado muchísimos años desde la apertura de Japón a Occidente, que no deja de ser cierto que todo lo que fuimos conociendo de Japón en Occidente estuvo marcado por esa cerrazón de más de dos siglos y por esa llegada, además, de unos ejemplos artísticos muy concretos y muy peculiares, que claro, sí, tú decías, el ukiyo-e mostraba escenas de la vida cotidiana, claro, pero
mostraba escenas no todas, no toda la vida cotidiana, no mostraba a veces según qué cosas. Entonces, claro, lo que llega, lo que interesó en Occidente, estaba todo un poquito sesgado. Exactamente. Pensamos ahora que Japón es un gran exportador de cultura popular, dejando aparte Estados Unidos, que evidentemente exporta absolutamente todo el mundo y es probablemente el rey, pensemos en cine, pensemos en arquitectura, pensemos en gastronomía.
Aparte de ese manga y ese anime del que tú has hablado, hay un montón de ramificaciones, esa cultura popular, videojuegos, que han convertido a Japón en un gran exportador de cultura popular. Es un gran referente, efectivamente. Yo creo que está perdiendo un poquito el fuelle en la actualidad, pero eso es una opinión personal, daría para debate. Y yo creo que daría también para otro debate, que quizás para otros episodios, el cómo
Japón ha visto qué es lo que en Occidente gusta de su cultura, todo ese exotismo, todas esas tradiciones un poco inventadas, milenarias, entre comillas, y son los propios japoneses también los que a la hora de compartir su cultura, pues con estas muestras artísticas, ya sea manga, anime, lo que sea, utilizan lo que desde Occidente se espera que sean. Es decir, ellos mismos asumen nuestro punto de vista exótico.
La cosa es que ahí ya te estás yendo a esos temas de orientalismo, auto-orientalismo… Sí, ahí me estoy yendo. No sé si os interesaría que hablásemos de esto en profundidad para ver un poco cómo afrontamos el conocimiento de los japoneses. Bueno, hicimos de hecho un Japonismo Gakko dedicado a esto, pero bueno, lo que al final es interesante es ver cómo se usa ahora mismo esa cultura popular, ese que tú hablabas
antes del Cool Japan, para influir en el resto de países, en el resto de culturas. Yo recuerdo, por ejemplo, he mencionado antes el cine. Gastronomía es evidente, porque no hay ciudad ya que no tenga un restaurante japonés y que ofrezca sushi, gyozas, ramen… Lo que sí que han sabido hacer los japoneses, creo, en esta nueva ola de japonismo, es situar sus ejemplos artísticos y culturales en un punto en el que no solamente están extendidos
por todo el mundo, sino que se ven de una manera muy positiva. Y superior. Eso me refiero, superior. Porque, por ejemplo, en temas de gastronomía que tú mencionabas, en Madrid, donde nosotros vivíamos hace años, muchos restaurantes chinos que estaban considerados de batalla, de poca calidad, porque no tenían una gastronomía real china, eran muy baratos. Hicieron un cambio y pusieron sushi, comida japonesa… eran los mismos restaurantes,
no tenían mucho conocimiento de gastronomía japonesa, no tenían japoneses detrás ni nada… Que a ver, da igual. La calidad seguía siendo regulera, pero el hecho de decir que tenemos gastronomía japonesa les permitía poner precios más altos. Estoy totalmente de acuerdo, pero quiero hacer una anotación para que se entienda lo que quieres decir. No hace falta ser japonés para elaborar buena gastronomía, buena comida japonesa para nadie.
Claro, pero necesitas al menos saber lo que estás haciendo. Al menos tener un interés en saber. En este caso, era la excusa, precisamente, porque lo japonés se vende mejor y puedes venderlo más caro. Exactamente. El menú más caro. Pero bueno, eso, gastronomía, yo creo que es una de las grandes patas. El cine, creo que también Japón está sabiendo exportar muy bien el cine. No solo el cine en versión anime, sino también cine-cine, digamos.
Y al final también es la estética, ya no solo en el propio cine exportado desde Japón, sino en películas y series que transcurren en Japón. Y pongo como ejemplo a veces de estas imágenes que nos llegan, porque ¿qué imágenes nos han llegado también en estos ukiyo-e? Pues las 36 vistas del monte Fuji, por ejemplo. El monte Fuji es una de esas cosas que a los japoneses les fascina, lógicamente, cuando
tú ves el monte Fuji en directo. Te atrapa. Te deja con la boca abierta. Pues imaginad si esto les pasa a los japoneses que viven en Japón y que, digamos, son conscientes de esta influencia cultural desde hace siglos. Imaginaos en Occidente, cuando es como algo muy nuevo. ¿Y qué pasa? Que cualquier película, aunque sea occidental, que transcurra en Japón, siempre tienes que mostrar un monte Fuji súper grande, incluso en situaciones en las que dices, pero si es
que aquí no se va a ver el Fuji o no se va a ver de este tamaño. Da lo mismo, ¿no? Esa influencia, al final, de Japón en ese arte occidental. Bueno, y es un poco esa influencia mental, de alguna manera, y de asociaciones. ¿Qué asociamos a Japón? Seguimos asociando un poco lo mismo. La geisha, ahora mismo ya en temas modernos, el tren bala, el Shinkansen y el monte Fuji. Combinas esas tres imágenes y ya tienes el póster perfecto para tu evento japonés.
Lo curioso de esto, que esto lo mencionaba yo en mi trabajo de fin de máster, es que una de las imágenes más típicas que Japón utilizó para promocionarse era una geisha, el tren bala y el monte Fuji detrás. Es decir, los propios japoneses, aunque ya es verdad que nos metemos en temas de orientalismo y autoorientalismo, utilizan estas imágenes que saben que son las que han fascinado a Occidente para decir, a ver, podemos utilizar muchas otras y seguramente las usemos, pero
si queremos una manera de llegar al público occidental fácil, le damos lo que el público occidental quiere y, a partir de ahí, ya podemos construir. Ya vamos construyendo. Ya vamos dando opciones. Exacto. Pero al menos hemos ya abierto la puerta. Lo que sí está claro es que lo que decíamos al inicio, que estamos ante una nueva ola de algún tipo de japonismo, decíamos que ese japonismo de inicio duró bien bien hasta
los años 30, luego, como comentábamos, hubo ese paréntesis de los caminos imperialistas militaristas de Japón, Segunda Guerra Mundial, derrota de Japón en la Segunda Guerra Mundial, luego posguerra, y cuando Japón se recupera, se recupera y llama mucho la atención de Occidente. Primero porque se ha recuperado relativamente rápido, se convierte en una gran economía en relativamente poco tiempo después del desastre de la guerra.
Y, de hecho, todas las empresas tecnológicas que empiezan a tener mucho tirón, como Sony, por ejemplo, vuelven a ser un ejemplo para todo el mundo. Esa parte tecnológica se convierte también en parte de esta nueva ola del japonismo. Totalmente. Japón se convierte en una nación procesadora, añade valor a todos los productos que exporta, se alza, especialmente en los años 80, como el gran país tecnológico, de tecnología.
Quizás ha perdido un poco de fuelle tecnológicamente, en ese sentido, y me explico, porque igual que todavía el manga y el anime siguen siendo muy populares, hubo un momento en el que llevar un Walkman, por ejemplo, era un símbolo también de estatus y decir, este tío sabe, hasta que se convirtió en algo tan normal que ya casi ni se asociaba con Japón, porque era algo que pertenecía a toda la humanidad.
Lo teníamos todos. Exacto. Y fue sustituido por el iPod. ¿Tú te acuerdas? Llevar ese iPod con los cascos de color blanco, digamos, sustituyó un poco a ese exotismo. Eras guay. Ese ser guay. Y desde entonces, yo creo que tecnológicamente, al menos, la ola de japonismo ha recedido un poco. Se ha echado un poco atrás. Tiene grandes competidores cerca, esos tigres asiáticos están por ahí, Corea del Sur,
yo creo que le está poniendo un poquito entre las cuerdas a Japón en el tema de cultura popular, especialmente Corea del Sur, se está dedicando mucho a la música y a las series de televisión. Un gran impacto. Pero también en temas tecnológicos. Es lo que te voy a decir, también en temas tecnológicos y atención al manga, porque tenemos los manga coreanos que ya empiezan a salir en absolutamente todas partes.
Tú antes veías un poco estudios de cómo estaba el mundo del manga en X país, en España, en Francia, en donde sea, y nunca se incluía, solo se incluía manga japonés, y en cambio ahora ya se está incluyendo en esas cifras, se están incluyendo mangas, por ejemplo, coreanos, porque hay más traducciones, digamos que estamos en ese comienzo. De la expansión un poco de ese cómic coreano, en este caso, que es el que más yo personalmente
conozco, al resto del mundo. Me refiero, vamos a ver qué sucede, vamos a ver cómo Japón… Sí, yo creo que de todas maneras que a Japón le quedan todavía muchos años de tigrón en lo que es cultura popular, sobre todo manga y anime. Se puede ver en salones del manga por todo Occidente realmente, el cosplay, etc. Y hay gente muy joven, tú vas a esos salones y vemos gente muy joven, es decir, el impacto
lo tenemos en generaciones jóvenes que luego, evidentemente, van a crecer y en muchos casos algunas personas van a dejar de estar interesadas en Japón, pero en otros casos se van a mantener. Y sobre todo, Laura, fíjate que las nuevas tecnologías ayudan, porque gran parte de nuestra generación creció con series de anime en televisión cuando éramos niños. Y que no sabíamos ni que era anime japonés.
Y además eran series que había, por ejemplo, en España cuando sólo teníamos dos canales de televisión y eran a horas concretas, que no siempre lo podías ver, y aún así en nuestra generación ha habido mucha fascinación por Japón gracias a esta cultura. Tú imagínate ahora que en Occidente tienes plataformas de streaming, que tienes todas las series de anime que te dé la gana, realmente el que quiere meterse en este camino lo tiene
mucho más fácil. Por eso digo que creo que le quedan muchos años a Japón porque ahora hay todavía mucha más facilidad para acceder a este tipo de contenidos y a muchos más contenidos diferentes. Y si ya con unos poquitos, fíjate lo que ha pasado, creo que el tirón que va a seguir teniendo Japón va a ser impresionante. O sea que hay japonismo para rato. Hay japonismo para rato, tanto la tendencia artística barra cultural barra sociológica
como japonismo la página web barra podcast barra vídeos barra tal. Ah, sí me gusta. Pues nada, vamos a seguir trabajando en ese japonismo. Si queréis que andemos en alguno de los temas de los que hemos hablado en este podcast, por favor dejadnos comentarios, participa también en el Discord y nos escuchamos por aquí la semana que viene. ¡Mata ne! ¡Chau!