Japonesamente 47: Las 4 estaciones como hecho cultural

00:00 /55:05

Las cuatro estaciones en Japón no son simplemente algo relacionado con el tiempo y qué ropa llevar, sino algo mucho más profundo, un hecho cultural que permea la vida cotidiana desde hace siglos y se refleja en cómo se vive la vida.

En este episodio de Japonesamente te contamos como se viven las cuatro estaciones en Japón en aspectos artísticos (pintura, poesía), en la vida cotidiana, en los dulces de la ceremonia del té, en la comida, en la casa japonesa y, por supuesto, en los rituales y festividades.

Y por supuesto, aquí y allá leemos algunos haiku que son expresiones poéticas con muchísima relación con las estaciones, como te explicamos.

Mata ne!

¿Quieres colaborar con el programa?

----

Continúa la conversación en:

Transcripción

Pues con las fechas en las que estamos en el momento en el que se publica este episodio, Laura, se puede decir que acaba de pasar o está pasando uno de los grandes momentos del año en Japón. Sí, de la floración de los cerezos, uno de esos momentos estacionales que tanto tanto tanto gustan en Japón. Precisamente por eso estaba pensando que hablar de lo importantes que son las estaciones en Japón, las cuatro estaciones, como hecho cultural o social incluso, podría ser una

buena idea. Bienvenidos a Japonesamente, un podcast sobre cultura japonesa de Lexus producido por Japonismo. Pues sí, me parece una buena idea, Luis, la verdad. Es verdad que hablamos de las cuatro estaciones ya aquí en el podcast, pero lo hicimos pensando un poco en el clima, ¿no? En cuándo viajar a Japón, si viajas a Japón en verano, si hace calor, si llueve, si hace frío, ¿no? Y, en cambio, yo creo que hoy podemos centrarnos un poco en la parte del hecho cultural, ¿no?

En las cuatro estaciones. Exacto. Sobre todo porque los japonistas ya expertos ya saben qué ropa se tienen que poner y qué temperatura hacen, ¿no? Bueno, eso lo dirás tú, porque recibimos un montón de mensajes, un montón de correos en los que nos preguntáis qué ropa llevo, voy a viajar en junio, voy a viajar en febrero… Pero Laura, esos son los japonistas de iniciación. Los japonistas expertos ya se lo saben y entonces, claro, yo creo que toca hablar de esa parte

social y cultural de las estaciones. Además, no sé si a ti te ha pasado, pero yo la primera vez que conocí japoneses, o no sé si fue… creo que fue en Japón, estando ya en Japón hace 23 años, recuerdo que de hecho un par de personas diferentes me comentaron, dijeron, es que en Japón hay cuatro estaciones. Toma ahí en todos los puntos. Sí, claro, y yo me quedé un poco en plan de pues enhorabuena a los premiados, en España

también hay cuatro estaciones, como que no entendía muy bien a qué estaba haciendo referencia. Es verdad que hay países tropicales, por ejemplo, incluso en España, Canarias, que tienen una temperatura bastante estable a lo largo de todo el año y quizás no se nota tanto ese paso de las estaciones, pero mismamente en la España peninsular, pues las estaciones también están bastante marcadas. Eso es, entonces yo hace unos años, muchos años, no entendía muy bien, porque me miraban

en plan de sí, sí, vale, vosotros también tenéis cuatro estaciones, pero realmente no, como que no es lo mismo que las estaciones en Japón, no entendía muy bien el porqué y con el tiempo me he dado cuenta de que hay grandes diferencias. Hasta el punto de que haces cursos sobre las cuatro estaciones. Sí, y de hecho son cursos que han tenido muchísimo éxito, ya llevamos unos cuantos hechos y funcionan muy bien, y el último de hecho lo hicimos de seis sesiones, no de

cuatro sesiones, porque hay mucho, ahí veis, hay mucho que contar y mucho que explorar de estas cuatro estaciones, de las Kisetsu, las estaciones japonesas, porque van más allá de si hace calor, si hay estas temperaturas, si es una época de lluvias, tal. Es algo muy, muy, muy cultural, que forma parte del día a día de los japoneses. Bueno, claro, porque además está todo muy relacionado y los eventos naturales y sociales

en Japón, en muchos casos, se entienden bien cuando los pones en el contexto de esas estaciones del año, es cuando realmente entiendes por qué se hacen ciertas cosas. Sí, es curioso, porque yo muchas veces veo esa conexión de la vida japonesa con el paso de las estaciones, con las cuatro estaciones, quizá por el origen agrícola de la sociedad, y luego también a veces me detengo a pensar y digo, bueno, la mayoría de sociedades son

agrícolas, de origen agrícola, pero Japón ha sabido mantener esa conexión. También porque quizás el paso a una industrialización quizás fue más tarde. Es verdad que, claro, una sociedad agrícola, cualquier sociedad agrícola, está fuertemente influida por los cambios climáticos, por los ritmos de las estaciones. Japón, como tú decías, país fuertemente de origen agrícola, ya hablamos de eso también.

Bueno, no sé si hemos hecho episodio del podcast de festivales de Matsuri. Pues diría que sí. ¿Que sí o que no? Es que no estoy segura. Habría que mirar el Excel, es que llevamos ya tantos episodios. Si no lo hicimos, pues lo podemos hacer, y también mencionamos justamente que el origen agrícola de la sociedad es el que hace que salgan varios festivales, varios Matsuris. Yo creo que de todas maneras aquí es un poco lo que siempre decimos, Japón no es tan diferente

al resto de países. El caso es que a lo mejor en otros países la propia sociedad o ha hecho esos cambios en un momento anterior en el tiempo y digamos que lo ha superado o que quizás ciertos orígenes agrícolas de celebraciones religiosas, por ejemplo, pues ya están un poco más oscurecidas, se pierden un poco más en las brumas del pasado. Y en el caso de Japón todavía se mantiene esa conexión, con lo cual los japoneses de

hoy en día siguen teniendo muy presente cuáles son esas referencias al paso de las estaciones en todos sus eventos, en todos sus festivales, en todos sus momentos especiales del año. Absolutamente, y cuando decimos una conexión y que las estaciones están presentes, iremos dando algunos ejemplos ahora, pero tenéis que pensar que no es pensar, es verano, pues qué calor hace. No se trata de eso, sino que es...

Que también. Que también, evidentemente, pero es un montón de cosas que suceden en ciertos momentos y que permean la sociedad japonesa, realmente tienen una influencia brutal, absoluta, en el día a día, en la vida diaria del japonés actual, de la sociedad actual. Pero claro, esto no es algo que viene de ahora, de todas maneras, porque en la corte del período Heian, que estamos hablando finales del siglo VIII, ya se observaban las cuatro estaciones

en la poesía que escribía la nobleza. Bueno, tenemos esas estampas maravillosas de, por ejemplo, el Genji Monogatari, el propio Genji Monogatari, esa preciosa novela en la que se... Primera novela de la historia. Sí, o al menos en el formato, digamos, o cómo se entienden las novelas en la actualidad. Pero ya ahí podemos ver que los japoneses comenzaron a desarrollar lo que ellos consideran una sensibilidad especial, casi a veces quizá extrema, y especialmente empezaron a tratar

los temas de la transitoriedad de la vida. Que de esto sí que hemos hablado, de la estética japonesa y cómo es tan importante en el fondo, a pesar de que hay muchos conceptos de estética, el paso, la transitoriedad de la naturaleza, lo efímero de la propia naturaleza, y cómo eso refleja la propia transitoriedad de la vida, que es algo también muy enraizado y reforzado por las creencias budistas sobre

que todo es evanescente. Todo es finito. Una de las mayores enseñanzas budistas es realmente disfrutar o valorar el principio y el final de las cosas, que todo es finito, todo es transitorio, y tenemos que ver la belleza ahí. Es casi un Carpe Diem. Aprovecha mientras puedas. Totalmente. Si os fijáis en estampas del Genji Monogatari, o leéis el propio Genji Monogatari, aunque sé que es una lectura a veces que puede ser un poquito complicada, a mí me gusta mucho

pero entiendo que es ahí complicada, vais a ver muchas descripciones de la naturaleza. Vamos a ver personajes que se pasan el día en esos jardines de la corte observando el paso del tiempo. También se nota claro que la literatura en aquellos momentos la hacía la gente de la muerte, que estaban más ociosos que todas las cosas, porque lo único que tenían que hacer, tenían demasiado tiempo libre, y es como, pues ¿qué podemos hacer?

Es que estoy contemplando aquí cómo caen las hojas o cómo brota la flor, porque es que no tengo nada más. Si hubiera sido otro tipo de sociedad u otro tipo de clase social los que se hubieran dedicado a la literatura, seguramente a lo mejor hoy no se prestaría tanta atención al paso de las estaciones. Pero es curioso porque esto que surge un poco en la corte Heian, que como tú decías, es una corte acomodada al final, se puede permitir desarrollar esa sensibilidad porque no tiene

gran cosa que hacer realmente, luego se desarrolla y evoluciona y llega a la cultura popular, y llega a la cultura popular de muchas maneras diferentes, muchos géneros diferentes, evidentemente lo vamos a ver en textos, en poesía, en crónicas, en novelas, en cuentos, en diarios, en todo eso, también en el género de los cultivados, los jardines, por ejemplo, el ikebana es fantástico, en materiales, fijémonos en los kimonos japoneses qué estampados tienen, en los biombos, los

famosos biombos japoneses, luego todo el tema del género performativo, los teatros, los festivales… ¿Qué gafapasta te ha quedado eso del género performativo? Bueno, pero para englobar un poco todo esto… No, no, me parece muy bien y aquí estamos hablando en plan serio. Claro, hombre, el género gastronómico, además la ceremonia del té, ciertos rituales de comida… Al final yo creo que se puede decir que las cuatro estaciones en Japón se convirtieron

y lo siguen siendo en una construcción cultural además de un reflejo de un mundo físico que existe. Y al final es eso, observar la naturaleza marca el ritmo de vida de los japoneses y en cierto modo ejemplifica el concepto de tiempo que hay en Japón. Para mí sí, absolutamente, porque yo creo que en Occidente, de manera general estamos hablando, pero entendemos el tiempo como un hecho lineal, vamos del pasado al presente

al futuro, es una línea de alguna manera. En cambio en Japón hay una noción cíclica del tiempo. El tiempo siempre es una rueda que todo… Entran ahora los cerezos, florecen los cerezos… Eso también es muy budista, lo de la rueda. Claro, evidentemente, se caen los pétalos de los cerezos y pasará otra cosa hasta el año que viene, en marzo, que volverán a salir los cerezos, etc. Eso no significa que en Occidente no tengamos en cuenta el paso cíclico de las estaciones,

evidentemente no, pero quizás es lo que tú dices, que la principal concepción es eso, que el tiempo es una línea que solo va hacia adelante y entonces tú vas avanzando, mientras que en Japón, quizás por esa influencia budista, se mira más no tanto la linealidad sino la cíclicidad, si existe esa palabra. Sí, te encanta inventarte palabras, Luis, pero totalmente.

De hecho, yo creo que las cuatro estaciones son una manera de visualizar el orden y la armonía, de alguna manera, del universo. Pensemos en los conceptos de yin y yang, por ejemplo. Al final, el cambio estacional, se puede entender como ese paso del yin, vamos a poner que el yin es el invierno, por ejemplo, no es el frío, el paso del yin al yang, que viene al verano, al calor. Y sobre todo, ya no solo el paso, sino que, igual que a veces se dice que no puedes tener

luz sin oscuridad y esto, no puedes tener yang sin ese yin previo, sino uno da paso al otro y cuando estás en el otro vuelve a dar paso al uno. Entonces tenemos ese… claro, el yang, como decíamos, crece, se desarrolla, desaparece, el yin crece, desarrolla, desaparece y así… Pero desaparece y eso no significa que ya desaparezca para siempre, sino que vuelves otra vez a lo del principio.

Y es muy curioso esto, ¿no? De todas maneras, aquí nos estamos poniendo ahora como muy intensitos, estamos súper intensitos… Bueno, yo llevo gafas de pasta. Yo también, yo también. ¿Ves? Sé que se nota. Con estas creencias, esto al final es filosofía china antigua, ¿no? Pero también es importante destacar el papel de la naturaleza como objeto de entretenimiento comunitario.

Especialmente esto fue a partir del periodo Edo. En el periodo Edo se empezaron, se popularizó la naturaleza a todas las clases, ¿no? Decíamos, claro, en la corte Heian, al inicio, pues es evidente la corte Heian que vive de una manera acomodada, pues es lógico que puedan estar por ahí pululando, ¿no? Paseando por esos jardines.

Ay, mira la flor, el pétalo que se cae. Oh, se posa en las aguas de este río. Claro. Pero luego, claro, luego vinieron época de primeros shogunatos, samuráis, época de guerras, unificaciones de Japón. ¿Y qué pasa? Pues que una vez llega el periodo Edo, que hay una paz, que encima los comerciantes y toda la gente, digamos, de clases más bajas empiezan a tener mucho dinero, pero precisamente porque son de clases bajas no pueden hacer una muestra muy ostentosa de todo ese dinero, porque entonces supondría

que se situarían por encima de los samuráis y eso no está bien visto. Entonces puedes dedicar todo ese tiempo y todo ese dinero a viajar y a ver ese paso de las estaciones o esos lugares que son especiales en ciertos momentos del año, que es un poco también por lo que ciertos ukiyo-e y todo esto empiezan a tener mucho tirón en esa época.

Y es algo que se mantiene hasta hoy. O sea, lugares que en el periodo Edo empezaron a ser populares para ver los cerezos, ver el momiji, ver las hortensias, ver los lirios, ver lo que sea, ¿vale? Vamos a las camelias, las glicinias, tenemos un montón de muestras de la naturaleza, se empiezan a popularizar en el periodo Edo y siguen siendo lugares casi de visita obligada en la actualidad.

Totalmente, son los mismos sitios. Pero claro, es que es eso, en el periodo Edo, igual que decíamos, los comerciantes no podían tener kimonos muy ostentosos, entonces hacían cosas que eran más sofisticadas, que solamente el ojo experto notaba que había mucho dinero. Visitar ciertos sitios en ciertos momentos del año y poder contarlo también es muestra de esa sofisticación.

Totalmente. Yo, por ejemplo, un ukiyo-e súper famoso, esas glicinias en el santuario de Kameido, pues sigue siendo el lugar perfecto para ver esas glicinias, justo ahora. No sé, los lotos, la flor de loto en el estanque del parque de Ueno, por ejemplo. Los puentes de Ryogoku, toda la zona de Ryogoku como lugar para ver los fuegos artificiales, que ya teníamos fuegos artificiales como símbolo del verano en el periodo Edo, también lo tenemos ahí.

Es decir, podemos ver un montón de ukiyo-e, lo que tú decías antes, un montón de ukiyo-e que nos destacan lugares donde los japoneses ya en el periodo Edo disfrutaban de la naturaleza de manera comunitaria y veían la naturaleza como un objeto de entretenimiento comunitario. Yo creo que eso ancla, de alguna manera, todas estas cosas que estábamos hablando, las ancla en la actualidad.

Porque la corte Heian podía ser muy sensible y muy filosófica con la observación de la naturaleza, pero realmente creo que es gracias a esta manera de entender la naturaleza desde un punto de vista más popular que nos llega a nuestros días. Exacto.

Y también quizás llega de esta manera, por lo que decíamos, porque tenía que haber un entretenimiento para ese pueblo ya, no por así decirlo. Entonces, qué manera más fácil que supuestamente no muestras que tú tienes mucho dinero que el hacer este tipo de cosas, que es la naturaleza, ¿no? Tú vas a ver esas flores o esas hojas o esas plantas y luego, el tema es que luego te llevas todas esas imágenes, las vamos a ver plasmadas en muchos objetos.

Muchos objetos que nosotros, o al menos en Occidente, se consideran arte, pero eran en su época, periodo Edo, cajitas. Cosas de uso cotidiano, al final. Sí, nada, que tenían los mercaderes y vamos a ver muchos estampados que están relacionados justamente con esas imágenes de la naturaleza.

Por eso digo que me parece que ese momento es un momento clave para que mantengamos todavía hoy esa conexión con la naturaleza. De hecho, podríamos hablar un poco del efecto o de la presencia en la vida y cultura japonesa de la naturaleza, ¿no? Ya que dices tú, estamos hablando de que en el periodo Edo se popularizó a todos los niveles el disfrute de esta naturaleza, pues hoy en día, a pesar de que Japón ha cambiado mucho, evidentemente, es un país muy urbanizado y con un impacto grande de

la tecnología, pero la naturaleza sigue estando muy presente y con muchas cosas relacionadas con las estaciones del año, sobre todo con esa anticipación. Sí, ese es un concepto muy importante, el de la anticipación. Muchas veces vamos a ver que se nos muestran, se usa la naturaleza, pero no tanto para hablar del momento actual en el que estamos, sino para mostrar esas ganas de que llegue algo que está a punto

de llegar pero que todavía no ha llegado. Especialmente, por ejemplo, en febrero o en enero, podemos ver cosas relacionadas con los cerezos en flor. No están todavía, pero estás con una emoción. En las artes tradicionales es evidente que es donde más vamos a ver el impacto de la naturaleza.

Ya hemos hablado de literatura, hemos hablado del Genji Monogatari, yo creo que es el ejemplo perfecto. Tenemos muchos personajes, de hecho, la gran mayoría de personajes femeninos que tienen nombres de objetos de la naturaleza, de fenómenos de la naturaleza, flores, plantas, cosas específicas de una estación en concreto, y ahí vemos esa conexión, el comienzo de esa conexión tan íntima entre la cultura japonesa y la naturaleza. Exacto.

Luego, en pintura, por ejemplo, desde los Yamato-e al Sumi-e que pasan por las grandes escuelas Tosa y Kano, en ellas, en todos estos ejemplos pictóricos, la naturaleza siempre es un punto central. Siempre. Yamato-e, que es escuela que surge en el periodo Heian, al Sumi-e, que es esa pintura en tinta china, que tiene influencias chinas, pero van a ser paisajes siempre paisajes de montaña.

La gran mayoría son paisajes naturales. La escuela Tosa, la escuela Kano, la vais a ver fácilmente con esos dorados, esos biombos y esas puertas correderas, todas doradas, pero es que el objeto, digamos, es la naturaleza, es el punto central. Maravilloso. Luego, el Ikebana, Luis, el Ikebana, control absoluto de qué florez, qué hierbas, qué plantas están o a punto de florecer o justo en su momento.

Tenemos miles de Ikebanas. Y claro, aquí se podría hablar un poco lo que hacemos a veces nosotros también de hacer de, bueno, cierta crítica con el Ikebana, que a veces es muy estricto con las formas, con las flores o las plantas, pero claro, precisamente tienes que ser también muy consciente de cuáles son las plantas y las flores que están en el momento óptimo o cuáles son las que van a estar, por lo cual, claro, no vale cualquier cosa.

No puedes decir tú, ah, pues voy a hacer Ikebana y simplemente con colocar las cosas de manera bonita ya basta, porque el Ikebana no es solo colocación, es también precisamente ese foco en la estación, en el momento de la naturaleza del año. Bueno, es una reproducción de la esencia de la naturaleza de ese momento, al final.

Y si tenemos en cuenta de que para las tradiciones japonesas hay 72 estaciones, porque esto no lo hemos comentado al inicio, pero realmente tenemos cuatro estaciones, ok, pero es que luego se van dividiendo, hay como mini-divisiones en cada una de estas cuatro estaciones, consiguiendo al final 72 estaciones. Es decir, lo que nos fijamos mucho es en el comienzo de la estación, en el momento central de la estación, en el final de la estación, con lo cual el Ikebana no me vale decir un Ikebana de verano, por

ejemplo, ya está. No, exacto, te tienes que fijar en cada subdivisión precisa, entonces es complicado. Luego tendríamos, por ejemplo, la ceremonia del té, que la hemos mencionado hace un rato, pero es otro de estas artes tradicionales que conecta con la naturaleza de una forma también muy notoria, pues por los dulces que se colocan.

Los dulces wagashi, evidentemente, sí señor. Por el tokonoma, este altar que hay en las salas donde se hace la ceremonia del té, que puede tener eso, Ikebana, arreglo floral, puede tener pintura, poesía, escrita con caligrafía japonesa, cosas diferentes… Que se va cambiando. Pero que se va cambiando, exacto.

Que no os penséis que cuando vais a una ceremonia del té y veis ese tokonoma, lo que hay ahí siempre está ahí. Si vais, aunque sea dos semanas después, por eso, porque se tiene en cuenta estas 72 estaciones, vais a encontrar cosas diferentes. Totalmente, totalmente. Luego tenemos todos los utensilios que usamos, ¿no? Son de aspecto natural, ya sea las cerámicas, pero luego, evidentemente, vamos a tener mucho bambú… Pero bueno, de esto sí que hicimos un episodio, así que os emplazamos a escuchar el episodio

del podcast de la ceremonia del té para que tengáis más detalles. Ahí está. Luego, también, poesías. También parte de estas artes tradicionales. Y si hablamos de poesías, bueno, tenemos las antiguas poesías waka, que ya se inspiraban en la naturaleza, usaban la naturaleza como metáfora realmente para describir emociones, ¿no? Por ejemplo, se habla mucho… Hay un término que es el samidare, que es esa lluvia de comienzos del

verano. Esto gusta a todos aquellos que dicen que el japonés tiene palabras para definir conceptos muy estéticos. Bueno, sí, que ahora ya te sacan un libro para todo. Exacto. Tenemos que sacar el libro del samidare, Laura. Creo que de este no lo he visto todavía. Pues eso, el samidare es una llovizna de comienzos de verano, ¿no? Pues se asocia en poesía ya desde eso, siglo VIII o IX, a la melancolía, ¿no? Y, de hecho, el rocío también del otoño

se asocia a las lágrimas, también como a la tristeza. Claro, pero tú has hablado de la poesía waka, pero yo creo que casi todos los japonistas que nos están escuchando estarán pensando en el haiku. Sí, totalmente.

El haiku, por norma general, normalmente, la gran mayoría de haikus describen, de alguna manera plasman, fenómenos naturales, especialmente el paso del tiempo y cómo hacen fotografías de estampas de la vida. De momentos muy concretos y muy perecederos. ¿Por qué es eso? Es algo que ha ocurrido ahora y es cierto cuando tú estás dentro de ese haiku.

En el momento en el que pasa un microsegundo, eso ya deja de ser porque ya es pasado, ya es otro momento. No sabes nada más de esa estampa. Tú ves, te están describiendo una estampa, no sabes qué hay antes, qué hay después, qué hay arriba, qué hay abajo. Tú ves esa fotografía y ya está. Al final, el haiku es también una muestra de la estética japonesa porque el autor muestra en él la sensibilidad, esa capacidad de sorprenderse, de conmoverse por esas estampas, esa naturaleza,

de sentir melancolía o cierta tristeza. Incluso el aguare del que hablábamos en el episodio de la estética, al ver cómo pasan las estaciones del año y se sucede el tiempo. Total. La naturaleza es tan importante en los haikus que siempre, o casi siempre, vamos a encontrar un tema estacional, que es el llamado Kidai, y especialmente una palabra que se llama Kigo. Esto es súper importante. Ki es estación, las estaciones del año, y go es palabra, es decir, palabra estacional,

palabra de la estación. Una palabra que hace siempre referencia puede ser implícita o explícita. A veces es muy claro, a veces no es tan claro. Lo tienes que saber a una estación del año. Y es curioso porque el haiku es muy corto, ya sabéis, es 575. Entonces, el hecho de que decíamos es una fotografía de un momento muy concreto que no sabemos que hay alrededor, pero con esa palabra estacional, el Kigo no.

Puede ser, por ejemplo, Ruiseñor, que nos traslada a la primavera. El lector avezador que conoce un poco o que tiene esa sensibilidad también de las estaciones y del paso del tiempo cíclico en Japón, leyendo ese haiku, es verdad que sigue sin saber muchas de las cosas que hay alrededor, pero ya sitúa en un momento concreto del año, de ese paso de las estaciones, ese haiku que está leyendo. Y eso es importante porque, en cierto modo, te conecta con el propio autor del haiku.

Y comprendes mejor la estampa. Porque cuando lees un haiku, no sé si os pasa a vosotros, os tenéis que dejar en los comentarios, pero cuando lees un haiku, cierras los ojos y ves esa estampa. Claro, porque tú conoces que esa Kigo, esa palabra estacional, hace referencia a un momento muy concreto. A eso me refería. Y cuando ves lo que hay alrededor, tú ya te imaginas todo lo que en tu cabeza está relacionado con esos objetos que salen en el haiku.

Iba a decir algo un poco diferente. Me refería a que si no sabes esa Kigo, puede ser que la iluminación de esa estampa no sea la que tenía el autor en mente. Evidentemente, no es lo mismo la luz, por ejemplo, de verano, que la luz de otoño, por decirte algo. Pues eso es lo que yo estaba diciendo. Entonces, es interesantísimo echar un vistazo a las Kigo para, si queréis leer haiku, para poder disfrutar del haiku en todo su esplendor.

Y lo curioso es que hay Kigo modernas también. De hecho, por ejemplo, hay Kigos como cerveza o camping o hasta quemadura por el sol, que son Kigo claramente del verano. Y otras que a lo mejor han caído en desuso, o mucha gente, hasta los propios japoneses, a lo mejor no son tan conscientes de que son Kigo de una estación concreta, como el canto de ese ruiseñor, el canto del Uguizu, que es el canto que anuncia la llegada a la primavera.

Hay gente que a lo mejor vive en ciertas ciudades que no ha oído nunca ese canto de ese pequeño ruiseñor del Uguizu, pero sí que hay. Tenemos que aprender que ese canto, si os sale en un haiku, el Uguizu que canta es eso, la llegada de la primavera. O las campanillas, el asasagao del verano, la luna llena del otoño. Eso es.

Y yo creo que, de todas maneras, ya que hemos hablado de haiku, a lo mejor podemos leer uno para que los japonistas que nos escuchan entiendan un poco a qué nos referimos. El haiku dice algo así como asagao wajetano kakusai aware nari, que ha quedado clarísimo, que significa las campanillas hasta cuando están mal dibujadas nos conmueven. Que dicho así se te queda como muy corto.

Pero claro, la palabra campanilla es la Kigo, la palabra estacional. Y eso ya lo asocia, cuando conoces un poco esto evidentemente, lo asocia en tu mente con un montón de imágenes más que suelen ser comunes cuando las campanillas están en flor. Entonces, claro, tú en tu imaginación ya estás haciendo esa estampa, la estás haciendo mucho más grande, a pesar de que el haiku tan cortito no te cuenta nada más de lo que hay alrededor.

Y eso es lo maravilloso también a veces del haiku y de esta estética japonesa. Tú haces eso y en cierto modo estás viendo lo mismo o al menos una representación de lo mismo que veía Matsuo Basho, que es el que escribió este haiku cuando lo hizo. Absolutamente de acuerdo. Y también, como reflexión que no entra aquí, pero muy breve, la dificultad de traducir justamente estos haikus, porque en muy pocas sílabas se da mucha información.

Se plasma una estampa, en muchos casos muy clara, que nos dice mucho, nos hace sentir mucho lo complicado que es traducir haikus y de ahí que haya tantas traducciones diferentes. Pero bueno, que nos estamos poniendo intensitos otra vez, Luis, no sé qué pasa hoy. Bueno, me tendré que poner las gafas de montura metálica, hombre. En la vida diaria también encontramos esa naturaleza.

Pienso en vida diaria y pienso en kimonos, aunque ya no son tan diarios. No es muy diario, a ver, salvo que hables del mundo de las geishas, que sí que tienen un montón de kimonos, porque es parte de su atuendo laboral. Igual que un japonés tendrá muchos trajes oscuros y corbatas oscuras, si trabaja en empresa japonesa, una geisha tiene que tener muchos kimonos.

Y claro, los kimonos y los obis en el caso de las geishas marcan las estaciones y el paso de las estaciones, pero de una manera justo lo que decíamos antes de ese sentido estético de las ganas de, de la anticipación. Es decir, una geisha no te va a mostrar en ese estampado en el kimono la flor justo o una escena justo de lo que está ocurriendo en la naturaleza en el momento en el que la veas, sino de lo que está a punto de pasar.

Ese anticipo de lo que va a ocurrir, porque es imposible competir con la naturaleza real. Yo creo que eso es importante, ¿eh? Exacto. Entonces tú simplemente haces esa anticipación. Sí, porque claro, imaginaros, por más bello que sea un kimono, y un kimono puede ser algo increíble con el trabajo de muchos artesanos, una pieza espectacular.

Podemos tener un kimono de 10, maravilloso, pero los japoneses entienden que la belleza de la naturaleza no se puede igualar. Es inimitable. Es inimitable. De hecho, nos pasamos la vida intentando imitar esa naturaleza y se hace de manera muchas veces, pues eso, buscando la esencia con esas pinturas que decíamos en Tinta China o en los jardines.

Si ya hablamos también de jardines y de cómo se busca imitar la belleza de la naturaleza, entonces los kimonos, claro, es una competición desigual. Es imposible competir. El pobre kimono, con lo bonito que es, quedaría como menos. No puede ser. Entonces, claro, haces esa anticipación que, como todavía la naturaleza no te está mostrando lo que te muestra el kimono, entonces realmente el kimono es cuando brilla de una manera única, sin nada que compita con él.

Y en el momento en el que la naturaleza ya te muestra eso que el kimono te mostraba, entonces tú con el kimono ya te pones a mostrar el siguiente. Es curioso eso, es muy curioso. Pero bueno. Hablando de geishas, también tendríamos que pensar en esos adornos en el pelo, que siempre están relacionados. Claro, que también van cambiando poco a poco. Sí. O los propios… Dime, dime, perdona. No, dime, decir. No, que digo, en la web tenemos… Ah, sí, claro, que tenemos en la web…

No, mencionamos los tipos de adornos en el pelo que hay mes a mes. Luego puede haber algunos específicos especiales. Exacto, con fotos que son un poco antiguas, pero son muy interesantes porque están hechas de cuando tú vivías por ahí y ibas visitando las tiendas especializadas en este tipo de adornos, o hacías fotos a las geishas y maikos que llevaban esos adornos. Sí, sí.

Luego los bailes de geishas, que hablamos de geishas. Los bailes de primavera son una celebración de la primavera, de las flores de cerezo. O hasta los propios nombres de las mujeres, que en muchos casos se hacen referencia a frutos, a flores… Y hasta los nombres, ahora que pienso, de ciertos colores en Japón. Porque tenemos, por ejemplo, Momoiro, que es el color melocotón.

Nosotros en español tenemos naranja, quizá, como nombre de color, nombre de fruto… Bueno, yo creo que a lo mejor sí que puede haber, porque es una especie de rosadito así… Sí, pero no sé cuál es el nombre técnico, ¿no? Hay un color… Pantone, no sé qué, no sé cuántos. Claro, pero tenemos, por ejemplo, en japonés, el color yamabuki-iro, que es un amarillo, porque hace referencia a una florecilla típica de la primavera, que es la yamabuki.

No sé, hay un montón de cosillas también interesantes. Pero bueno, has hablado tú antes de la ceremonia del té, y es verdad que ya hablamos de ello en el episodio de la ceremonia del té, pero a lo mejor deberíamos hablar, aunque fuera un poquitito, de los wagashi. Claro, porque los wagashi, los dulces tradicionales que acompañan al té matcha en una ceremonia del té, también muestran el paso de las estaciones y su relación con la naturaleza.

Porque, por ejemplo, cuando acaba el verano, son muy populares los wagashi de castaña, que es un fruto típico del otoño que prácticamente no se sirve fuera de temporada, que es algo que Japón sigue llevando muy a gala. Las cosas que son de temporada se sirven en temporada, y fuera de ellos te aguantas hasta que vuelva a ser la temporada en el siguiente ciclo. Absolutamente de acuerdo.

Un dulce de castaña en primavera está fuera de lugar. Absolutamente. O un dulce con forma de flor de cerezo en otoño está fuera de lugar. No nos lo vamos a encontrar. Por ejemplo, si es finales de invierno, los wagashi tienen a lo mejor flor de ciruelo o… Bueno, la anticipación. Es la anticipación, justo, porque es lo siguiente que está a punto de llegar.

A comienzos del invierno tienes wagashi con forma de gallo, por la festividad del Torinoichi. En otoño pues a lo mejor luna llena o de conejito, por el tsukimi, la contemplación de la luna. El conejito que vive supuestamente en la luna y hace mochi ahí en la luna. Realmente es eso.

Los wagashi tradicionales vais a ver, al final, muchos de los conceptos, de las ideas de esos haiku, de las kigo que decíamos en los haiku, los vamos a ver también en los wagashi. El ruiseñor o el kuko, el uguizu que decíamos que anuncia la llegada de la primavera, pues también lo vamos a ver en formato wagashi. Si veis un wagashi con forma de este pajarito, pues es eso, es un wagashi de inicio de primavera.

Todo eso está al final muy relacionado. Y hablando de comida, Luis… Hablando de comida, no podíamos no hablar de comida. Claro, vamos a hablar de comida porque evidentemente también tenemos muchos platos estacionales. Bueno, aquí es un poco lo mismo que decíamos con los wagashi en Japón.

Algo que se está empezando a mover mucho en el resto del mundo también. Ese respeto por el producto estacional en parte porque es cuando está en su mejor momento. Y consumir cosas que no estén en temporada a lo mejor implica traerlos del otro hemisferio, que sí que están en temporada, pero claro, implica un transporte larguísimo con todo lo que eso conlleva en estos tiempos de sostenibilidad y demás.

Entonces, tener platos de comida que utilicen productos estacionales hace que la propia comida ya transmita una idea de paso de las estaciones y de temporalidad. De hecho, las estaciones son cruciales para entender un poco la relación entre los alimentos y la cultura japonesa. Es decir, está todo muy relacionado. Tú no puedes comer en Japón y no ser consciente de que la estacionalidad está en todas partes.

No sé cómo explicarlo. Es como por ejemplo cuando vas en invierno a Japón y ves los puestecillos de Oden o ves el Oden dentro de los propios konbini, las tiendas 24 horas. A lo mejor te gusta mucho el Oden, pero no vas a encontrar en el konbini el puesto de Oden fuera del invierno porque no es estacional.

Entonces, da lo mismo si te gusta o no. Hay ciertas cosas que están relacionadas con las estaciones y que el hecho de que tú las veas también te transmite que estás dentro de esa estación. No sabes que estás en esa estación. Y creo que es valorar también de alguna manera lo que la naturaleza nos da en cada momento. Es decir, podríamos justamente, como tú decías, traer cosas de fuera y comerlas fuera de temporada.

Sí, pero entonces no estamos valorando realmente lo que nos da la naturaleza. La naturaleza tiene sus ritmos, sus tiempos. Vamos a trabajar junto a esos ritmos y esos tiempos y vamos a valorar para sacar el máximo provecho de que solo en estos meses, solo ahora tenemos este ingrediente en concreto. Vamos a disfrutarlo al máximo. Vamos a hacer un montón de elaboraciones con este ingrediente.

La castaña, por ejemplo, es uno de esos ingredientes que a los japoneses les encanta. Les flipa. Sin embargo, yo recuerdo que en un otoño, en una especie de un restaurantito a las afueras de Magome, comimos un arroz con castañas que estaba delicioso. Pero claro, ese lugar que estaba especializado en ese plato, cuando no es otoño, no lo sirve.

Sirven otras cosas. Otros platos de arroz, pero evidentemente no el arroz con castañas, que estaba buenísimo. Mira, me está entrando hambre, sí que cambiemos de tema. Bueno, pues vamos a hablar entonces de la casa japonesa, por ejemplo, que claro, al final tú vives en una casa, entonces el paso de las estaciones también tiene mucha relación con el hogar. Total.

La arquitectura, la decoración, hasta la propia disposición de la casa tradicional japonesa está todo en armonía con el mundo natural, con la naturaleza. Por ejemplo, lo primero que me viene a la cabeza es ese jardín interior que podemos encontrar en la gran mayoría de casas tradicionales. Pienso, por ejemplo, en las machillas. Ahora que hemos vuelto de Japón y nos estuvimos alojados en una machilla, que tenía ahí su jardincito —en nuestro caso era un jardín un poco comunitario, pero todas las ventanas daban

en ese jardín, en muchas otras machillas tenemos esa salida— puede ser un jardín hiper pequeñito, un jardín muy chiquitito, pero ya estamos abriendo la naturaleza adentro, estamos invitando a la naturaleza a entrar a nuestras casas con justamente ese jardín pequeñito. Exacto.

Luego está el tokonoma, que mencionábamos también que hay en los lugares donde se hace la ceremonia del té, pero también en cierto tipo de casa tradicional japonesa, donde tienes ese pergamino rollo colgado con caligrafía o ciertas ofrendas, etc. Que, como decimos, no solo ocurre cuando estás en una sala tradicional haciendo ceremonia del té. Si realmente quieres tratarlo de una manera correcta, también tiene que reflejar ese paso de las estaciones. Y claro, en este caso el tokonoma es la esencia de la naturaleza dentro de la casa.

Si tú no puedes tener, por ejemplo, un jardín interior, te vas a asegurar de tener un tokonoma, un espacio donde haya referencias de la naturaleza, referencias del momento actual en el que nos encontramos, ese ikebana que tú decías o los rollos. Es una manera de invitar esa naturaleza dentro de la casa. Y luego tenemos un montón de detallitos, aquí podríamos estar mucho rato, no se trata de esto, pero un montón de detallitos que hacen referencia también a las estaciones,

como ese hogar, ese fuego en el suelo, el irori, por ejemplo, que se utiliza a veces para cocinar, pero que también es el que da calor a la casa. Es el corazón de la casa. Las campanillas de viento, las fúrin del verano… Ese ruidito que hacen te indica claramente… Tú has dicho ruidito.

Tiene que ser sonido, Luis. Es un ruidito que se te mete en el tímpano y quieres estampar la campanilla fúrin contra la pared más cercana, porque es muy mono ese ruidito los primeros cinco segundos. Al cabo de un rato es que no dejas de escuchar a la fúrin, pero es eso, es un sonido… Cuando lo oyes, ¿qué pasa? Te refresca. Ah, esa es la mentalidad japonesa. Pero claro, hay viento durante más estaciones, durante más meses al año en Japón, pero

la fúrin solamente la colocas en verano. Eso es. De hecho, ellos la cuelgan en verano y luego al final de verano la quitan. No se va a quedar ahí colgada para siempre. Aquí yo recuerdo que tenía campanillas de viento y es como el día que hace un poquito de viento no veas la campanilla, sale volando.

En Japón no. Se pone solo para el verano, se quita. Y hasta el verano que viene. De nuevo esa noción cíclica siempre del tiempo. Totalmente. O el propio homenaje del hogar. Porque cuando es verano, por ejemplo, se utilizan objetos de bambú, de porcelana, de cristal, que visualmente nos da una idea de frescura. Es curioso.

Mientras que en invierno, por ejemplo, se va a utilizar un tipo de cerámica con colores cálidos, más terrosos, etcétera, que también transmite una sensación de agustismo y calidez. Agustismo. Me encanta. Pero bueno, hemos hablado de aspectos de la casa, de comida, de los dulces japoneses. Yo creo que los festivales y los rituales japoneses, que es algo que nosotros siempre recomendamos que ocurran durante todo el año y que decías tú al principio que tienen mucha relación con ese inicio agrario de la sociedad, pues aquí claramente las estaciones

están muy presentes. Déjame hacer una cuña publicitaria porque en mayo empezamos un curso, cuatro sesiones durante cuatro semanas. Los miércoles por la tarde damos un curso a 100% online, gestionado por Academia Japonía, con quienes colaboramos dando clases. Vamos a tratar de los matsuri. Vamos a hablar de los festivales japoneses.

Así que si os interesa, echad un vistazo a nuestra página de cursos. Ahí vamos poniendo todas las cosas que hacemos. Si ponéis cursos japonismo en Google, pues llegáis a esa página y ahí tenéis los enlaces y todo si a alguien le interesa apuntarse. Pero totalmente de acuerdo. Al final, muchos matsuri están muy relacionados con el paso cíclico del tiempo, con las estaciones realmente. Muchos por ejemplo tienen relación con el cultivo del arroz, que es el cultivo más

icónico de los japoneses, el más histórico para su sociedad, con el propio bienestar de la comunidad, porque una buena cosecha de arroz indicaba que la comunidad florecía. Marcan esas estaciones, marcan ese paso cíclico del tiempo. Los festivales y los matsuri son momentos muy relacionados.

Pero bueno, como damos el curso, vamos a dejarlo ahí. No nos hacemos autospoilers. Y yo quiero mencionar una cosa, que es una cosa que justamente hablé de ello y sorprendió mucho en la masterclass de protocolo que dimos hace unas semanitas en Barcelona para la Universidad Blanquerna, Ramón Llull, que mencionaba ese comienzo de las cartas tradicionalmente, que en la actualidad se ha traspasado a los e-mails. Y es siempre cuando escribís a alguien en japonés, y hoy también se hace en inglés,

es buena educación empezar cualquier misiva, cualquier carta, cualquier e-mail, con una referencia a la estación, una referencia a la naturaleza del momento, el momento actual en el que escribís. Es decir, esto es un poco diferente al mundo occidental, cuando tú te subes al ascensor en tu piso, en tu bloque de apartamentos, y se mete alguien más que es un vecino, pero que no tienes mucha confianza, y dices, madre

mía, tengo no sé cuántos pisos, no sé de qué hablar, pues vamos a hablar del tiempo. Parece que hace bueno, parece que va a llover. O sea, es algo incómodo. En el caso japonés, añadir este tipo de comentarios al comienzo de una carta o de un e-mail, al contrario, es algo que está de buena educación.

De hecho, es una tradición de comienzos del siglo VIII, que ya aparece en el Manjoshu, una colección de poemas de 759 que os recomiendo. Eso es maravilloso. Hay poemas espectaculares. Y claro, normalmente se escribía en las cartas un poema en caligrafía que hiciera referencia a esa temporada. También es curioso, porque marca mucho cosas que contamos en esos cursos de protocolo de la diferencia entre Japón y Estados Unidos.

Yo que he trabajado en Google, en empresa estadounidense, los correos, lo más cortos posibles y lo más al grano posibles. Lo de enrollarte un poco hablando del tiempo de la estación o de lo que sea, estaba súper mal visto, porque el tiempo es dinero y el tiempo de la persona a la que recibe ese correo, pues no lo puedes mal usar haciéndole leer cosas que no tienen que ver con el tema para el que le escribes el correo.

Aquí es justo al revés. No puedes ir a saco. Es curioso, porque se ha pasado de las cartas a los e-mails y es algo que se ha mantenido. Podría haber desaparecido con la llegada de los e-mails, porque las cartas se podía hacer con caligrafía, entonces como que también podías jugar con estilos caligráficos diferentes, etc.

En el e-mail, pues evidentemente todo lo mismo. Pero yo, por ejemplo, soy la primera que esto lo uso. Cuando escribo a japoneses, siempre tengo varias frases, las voy cambiando, pero siempre es en plan, pues ahora, por ejemplo, si tuviera que escribir un e-mail hoy, haría referencia a esos pétalos de cerezo que ya están cayendo y a las ganas de, bueno, tenemos que esperar hasta el año que viene.

Siempre es empezar haciendo esa referencia y luego ya, oye, te mando la factura. Venga, pues cuando puedas, realizas el pago. Hasta luego. Pero siempre empiezas con esa relación y te pones un poco, hay que ponerse, siempre digo, un poco poético. Leed, haikus, y ahí os sacáis, os ponéis así un poquito en situación.

Un poquito intensos, básicamente. Básicamente. Y entonces ya te pones a escribir el e-mail. Bueno, no sé cómo vamos de tiempo, yo creo que nos estamos liando bastante. Luego habrá algún japonista que dirá, oh, no, qué interesante. ¿Veis cómo lo tengo que escuchar dos veces? Silvia. Exacto. Y alguno me echará la bronca, Lucía, porque no he dicho que hay que tomar lápiz y papel para apuntar, pero a ver, aquí esto es más de cultura general.

No hace falta apuntar nada, chicos. Bueno, os podéis apuntar, en vez de apuntar en lápiz y papel, os podéis apuntar a los cursos de las cuatro estaciones que damos. Mucha más información de la que estamos dando aquí, que estamos dando como pinceladas un poquito de las cosas, además, introductorias, generales. Al final, realmente vemos que en la actualidad, porque hemos estado hablando de un montón de cosas de artes tradicionales, de la casa tradicional, que si del Manjoshu, del siglo VIII, de la corte Heian, luego del

periodo Edo, pero vemos que, aunque es verdad que en ciertas cosas la naturaleza no está tan presente en el Japón contemporáneo, es evidente, tú lo decías antes, Japón se ha urbanizado muchísimo, tenemos un desarrollo tecnológico importante, pero realmente se mantiene esa conexión con la naturaleza, una conexión diaria casi, no solo en las artes, donde es lógico que así sea, sino también en la propia vida de los japoneses.

Este ejemplo que os dábamos ahora del email, yo creo que es un ejemplo perfecto. Luego está el ejemplo perfecto del paso de las estaciones, que son las tazas y los cafés del Starbucks de primavera, de otoño, de tal… Y quien dice Starbucks dice, pues hasta las hamburguesas del McDonald's con un huevo frito que representa el sukimi en otoño… Los donuts de no sé qué… Exactamente, que al final llega un momento

en el que dices, ya que es tan importante el paso de las estaciones, vamos a sacarle dinero. Entonces llega un momento en el que no sabes qué es antes, si el huevo o la gallina, si lo importante es mostrar ese paso de las estaciones o lo importante es sacarle el dinero a los japoneses, o las dos cosas.

Porque dices, bueno, como esto es importante, pues les va a gustar tener este tipo de objetos y productos. Bueno, para ir acabando ya, Luis, algo que hemos mencionado justo aquí en medio, estábamos hablando de que realmente hay 72 estaciones. Exacto, de 5 días cada una, que dicen, madre mía. Y claro, también además hubo un problema en Japón con todo esto del paso de las estaciones y demás.

Nosotros pensamos en 4 estaciones, primavera, verano, otoño, invierno. Ellos tenían 72. También, claro, había un calendario lunar y cuando se implantó el calendario gregoriano hubo problemas con las celebraciones de festivales y rituales, porque depende de qué calendario utilices, el lunisolar o el solar, pues algunas ocurren, como pasa a veces con el Tanabata.

Puede ser en julio o en agosto y cosas así. El caso es que la adopción del calendario solar, Japón adoptó las 4 estaciones como en el resto del mundo, aunque a veces con fechas un poco diferentes. Sí, es verdad, porque realmente tradicionalmente primavera empieza en febrero. El 4 de febrero además.

Sí, después de Settsubun marca el inicio de la primavera. Y luego verano empieza en mayo, junio y julio. Otoño empieza en agosto. Ahí vemos esos problemas con el calendario de ciertas celebraciones. De hecho, tú viajas a Japón en agosto y piensas ¿de verdad me quieres decir que tradicionalmente esto es otoño? ¿Estás de cachondeo? Nos tiene que encajar porque luego el invierno será de noviembre, diciembre, enero, porque ya febrero hemos dicho que ya empieza la primavera.

Y bueno, ya para ir acabando y mencionar de forma resumida que en Japón quedan hoy en día 5 festividades estacionales, las llamadas goseku, que eran ceremonias de la corte imperial japonesa adaptadas de prácticas chinas, que se celebran en Japón desde el periodo Nara, los siglos VIII y X. Y básicamente tenemos el Año Nuevo, que es la primera de ellas.

El 1 del 1. Tenemos el Día de las Niñas, el Hinamatsuri, la segunda. 3 del 3. Luego tenemos el 5 del 5, el Día de los Niños. Me has quitado, yo quería decir 5 del 5. Claro, el Día de los Niños. Luego tenemos el Tanabata. 7 del 7. Y luego tenemos el Choyo No En. Sí, el del Festival del Crisantemo. ¿Qué es? El 9 del 9.

Efectivamente. Estas son las 5 festividades estacionales. Sí, eran un poquito diferentes en origen, han ido evolucionando, algunas son completamente diferentes y hay algunas muy populares. Hinamatsuri, el Día de los Niños, Tanabata también. Son algunos de los momentos más importantes en el año para los japoneses. Mira, para ir acabando, me voy a poner otra vez las gafas estas de gafapasta y te voy a leer un poema del Manjoshu que me gusta mucho.

Dice, sin la voz del Uguizu que emerge del valle, ¿cómo podríamos saber de la llegada de la primavera? Pues claro, pues no puedes. No puedes, porque es la voz del Uguizu, el canto de ese cuco, de ese ruiseñor, que es el que nos anuncia la llegada de la primavera. Claro, porque ver el cerezo con el capullo todavía sin florecer no te indica nada. No, es la voz del Uguizu.

Es la voz del Uguizu. Maravillosa. Otra, te voy a leer otra. Cuando veo la luz de la luna a través de los árboles, sé que ha llegado el desgarrador otoño. Bueno, al menos estás leyendo algunos que son un poquito más evidentes, un poquito más fáciles de entender. Ya iré entrando un poco en situación.

Manjoshu, de verdad, os recomiendo muchísimo leer el Manjoshu. Los poemas del Manjoshu son una belleza. Ahí tenemos un poco dos ejemplos. Qué bonito, Laura. Muy bonito. Me podría pasar todo un podcast leyendo poemas del Manjoshu, la verdad, sinceramente. Y luego pasamos a Haikus de Basho, también podría.

Madre mía, pues este sería el podcast interminable, que sé que algún japonés te diría, oye, yo por mí encantado porque me lo pongo mientras voy a trabajar o cuando estoy en el gimnasio. Y es como, bueno, si queréis esto, nos lo decís. Os hacemos un podcast especial de lectura de Haikus, aquí con voz así profunda e intensa, pues para que os transmita esta cienalidad japonesa. Saltamontes, no llores tan intensamente.

La melancolía de la larga noche de otoño me da broma. Matane! Saltamontes, no llores tan intensamente. La larga noche de otoño me da broma. Saltamontes, no llores tan intensamente. La larga noche de otoño me da broma. Saltamontes, no llores tan intensamente. La larga noche de otoño me da broma.

Episodios recientes