Transcripción
Y bienvenidos un día más a la consulta
del doctor Méndez. Yo soy Roberto Méndez, médico de familia y especialista en nutrición clínica y deportiva y en ciencias del deporte. Como ya sabéis, aquí hablamos de nutrición, de medicina, de deporte o de una mezcla de tantas. Hoy, como suele ser habitual, sea una mezcla de tantas. Hoy volveremos a hablar sobre la carne, pero en este caso sobre bastantes perjuicios asociados a la carne que, como iréis viendo durante el programa, son más asociados sobre todo a la carne roja.
Ya sabemos que la carne roja aumenta el riesgo cardiovascular y, además, se ha relacionado en cierta manera con algunos tipos de de cáncer, pero hoy veremos por qué, porque no es una sola razón, sino que son varias. Ya sabéis que hemos hablado de la carne, cuál es mejor, cuál es peor, mejor, en resumen, mejor carne blanca que carne roja, y mejor carne roja o carne blanca que carne procesada. Obviamente, la carne procesada con todos sus aditivos será siempre la peor opción. Pero hoy lo que haremos será repasar un poquito la carne en general y la carne roja en especial, qué cosas tiene de malo, qué micronutrientes o qué moléculas contiene que podrían darle cierta cierto potencial perjudicial respecto a otros tipos de carne. Hablamos de las grasas saturadas, ¿cómo no?
Las grasas saturadas siempre se han relacionado con la enfermedad cardiovascular y ahora lo que sabemos es que las grasas saturadas no son tan malas, de hecho, tenemos un programa íntegramente dedicado a esto, sino que dependen del alimento del cual provengan. No es lo mismo una grasa saturada de carne que una de lácteos. Por otro lado, hablaremos de carne saturada y el microbioma, porque hay una relación directa entre el microbioma intestinal y los efectos de la carne, en especial de la carne roja. Hablaremos también de el tema de la relación directa entre el cáncer y el consumo de carne, sobre todo por la forma de cocción y por algunos componentes de la carne, y finalmente, qué pasa cuando dejamos de comer un día carne, sobre todo si tenemos alguna enfermedad hepática. Esto ha sido un estudio muy reciente de que hablaremos hoy y se se hizo especialmente en pacientes que ya sufren algún tipo de enfermedad hepática, en este caso, una cirrosis avanzada.
Para empezar con el tema de la grasa, ya sabemos que grasas saturadas, sal y azúcar son como los jinetes del apocalipsis nutricional, entre muchos otros que hay ahora, pero ahí hay un caldo de cultivo para la industria alimentaria, porque se han vanagloriado, perdón, de vender muchos productos sin, que el sin nos hace ver que habrá otros otros con que no nos gustarán. Esto lo hemos hablado en muchos episodios, cuidado con el tema de lightsing, no sé qué, porque no siempre el quitar la grasa hace que el producto sea mejor, sino que puede hacerlo peor. Si el producto es malo, aunque le quites alguna cosa, seguirá siendo malo igual, ¿vale? Entonces, en el congreso de la sociedad europea de cardiología ya se se hizo en su momento, ya ya os os enlazaré en las notas del programa, un estudio preliminar, en dos mil veintiuno en este caso, que habría dado una una nueva vuelta de tuerca a las grasas saturadas. No todas son malas y el alimento del cual provienen son importantes.
En este caso, el el investigador principal recuerda que la asociación entre grasas saturadas y enfermedad cardiovascular se detectó en estudios observacionales y no estaba del todo clara, como ya os comenté en el capítulo dedicado íntegramente a esto. En este nuevo estudio sí que habría diferenciado, tanto el investigador como sus colegas, el origen de las asas saturadas. Las asas saturadas de la carne sí se asociarían con un mayor riesgo cardiovascular en comparación a otras sociedades alimentarias ricas en grasas saturadas. Además, también se ha detectado que aquellas personas que más carne consumían también solían ser las que tenían un IMC más elevado, un índice más corporal más elevado que también se ha relacionado con mayor riesgo cardiovascular. Actualmente, la enfermedad cardiovascular sigue siendo la principal causa de mortalidad, por lo menos en occidente, y el consumo elevado de grasas saturadas se ha relacionado con un aumento del colesterol.
Recordad que el colesterol dietético como tal no es el que hace aumentar el colesterol sanguíneo, sino que las grasas saturadas en especial y una alimentación rica en ultraprocesados es la causante de este aumento de colesterol LDL o colesterol malo, además del resto del colesterol que que hoy en día lo llamamos colesterol residual. Ya existe cierta evidencia de que diferentes alimentos ricos en grasas saturadas, en especial carnes y lácteos, podrían tener diferentes asociaciones con el riesgo. De hecho, los en los lácteos, ya hemos hablado en otros en otros capítulos de que la leche entera, que justamente es la que tiene más grasa, se relaciona con un mero riesgo cardiovascular, así que su grasa saturada no funcionaría mal como la de la carne roja, ¿vale? Entre comillas, ¿vale? En este caso, la investigación que se publicó en el año dos mil veintiuno, recuerdo, examinó la cantidad de grasa saturada de diferentes alimentos y su relación con la enfermedad cardíaca isquémica, accidente cerebrovascular o ictus y enfermedad cardiovascular total, tanto cardíaca como cerebrovascular, es lo que llamamos el MACE, ¿vale?
También hay hay MACE que incluye mortalidad por alguna de estas causas. En este caso, lo que se vio es la relación con las enfermedades como tal. Para para este caso, lo que hicieron fue analizar datos de casi ciento quince mil personas del biobanco de Reino Unido, esto ya lo hemos hablado en anteriores episodios, todos ellos completaban en cosas dietéticas y se y se les preguntó en un día de media cuánto consumían de cada alimento para calcular a grosso modo cuántas grasas totales consumían y grasas saturadas, en especial, sobre todo de lácteos o de carne, y además, pues, completaban cuestionarios de estilo de vida, se tomaban medidas corporales, etcétera. Se siguió a los pacientes durante ocho años y medio usando información de fallecimiento, datos hospitalarios y demás. Durante este tiempo, cuatro mil trescientas personas tuvieron enfermedad cardiovascular, tres mil trescientas noventa y cuatro enfermedad cardíaca, y mil cuarenta y uno enfermedad cerebrovascular.
Tras analizar los datos, teniendo en cuenta factores médicos, económicos, estilo de vida, no hubo asociación clara entre grasa saturada total y enfermedad cardiovascular. Esto es un punto importante porque siempre hemos puesto las grasas saturadas en el mismo saco, y no es así. Igual que pasa con las grasas insaturadas, como ya sabéis, el omega tres funciona de una manera, el omega seis de otra, hay más omega seis en en carnes y más omega tres en pescados, por ejemplo, pero lo que sabemos es que tiene que haber un equilibrio. Entonces, toda la grasa no es igual y toda grasa saturada no es igual. En este caso, sí que se dividió grasa saturada de carne o de lácteos, y lo que se vio es que, al consumir un cinco por ciento o más de calorías totales a través de la carne, el riesgo cardiovascular total aumentaba un diecinueve por ciento y el riesgo de enfermedad cardíaca, en especial, un veintiún por ciento.
Pero estas asociaciones dejaban de ser significativas si se tenía en cuenta el IMC. Por su parte, los lácteos tuvieron una reacción opuesta, o sea, lo que se vio es que el consumir lácteos reducía el riesgo, pero una vez más esta relación dejaba de estar clara si se tenía en cuenta el IMC. O sea, mayor IMC, mayor relación con el riesgo cardiovascular si se consumía carne, y menor riesgo si se consumía lácteo. Pero si no se tenía en cuenta el IMC, esta relación hacía un poco de aguas, entonces el tema del IMC también es importante. Según los investigadores, los resultados sugerirían que las diferencias en IMC podrían explicar, al menos en parte, la asociación entre enfermedad cardiovascular y grasas saturadas de la carne.
No es posible determinar si esto se lleva al impacto específico de grasas saturadas de la carne en IMC o que los participantes con un IMC alto consumen más carne. Esto podría ser una reacción directa o inversa, ¿vale? Luego, por otro lado, ya pasando a otro tercio, ¿qué pasa con el tema de la carne? El el tema de la carne roja en especial y las bacterias intestinales o microbioma. Ya sabéis que cada vez estoy hablando más del tema del microbioma, porque además es es un tema ya en auge.
Antes no dábamos ninguna importancia, hay cosas que nos dan diarrea, pues bueno, ya se nos pasará, los antibióticos pueden dar diarrea, todos son diarreas y todos sivos, y y ahí hay hay un cajón de sastre que hay muchísimo más, muchísimo más de lo que nos podamos imaginar, y cada vez hay más estudios que lo corroboran. Poco a poco iréis viendo que voy enfocando más el podcast en estos estudios, porque es es lo que se está viendo ahora y que antes, pues, como no no lo veíamos, no existe, y sí que existe y sí que tiene mucho que ver en todo lo que nos pasa en el día a día. En este caso, lo que vieron en un nuevo estudio es que la carne roja en especial, después de su consumo, es decir, después de cómo se procesaba a nivel hemigrubioma intestinal, sí que podía aumentar el riesgo cardiovascular, pero no a través del tema las grasas, no a través del amoniaco que hablaremos después, sino justamente a través del microbioma. En este caso, la la mayor parte de de atención prestada a la ingesta de carne roja y a salud se había centrado en las grasas saturadas, como ya he dicho, los niveles de colesterol, pero el el nuevo estudio lo que vio es que las intervenciones podían ser debían dirigirse a la interacción entre carne roja y microbioma intestinal.
Ya en investigaciones previas se había descubierto que ciertos metabolitos, que son subproductos químicos de digestión de los alimentos, se asociarían con un mayor o menor riesgo cardiovascular, y uno de estos metabolitos es el TMAO, o n óxido de trimetilamina. Yo lo llamaría Tmao porque es más fácil y nos entenderemos todos mejor. En este caso, lo producen las bacterias intestinales tras digerir la carne roja en especial, que contiene altas cantidades de una sustancia química llamada l carnitina. Los niveles elevados de tema o en la sangre de los seres humanos pueden estar, se han, bueno, puede estar no, se han asociado ya en anteriores estudios, y en este caso enlazaría las notas del programa, pues más, con un mayor riesgo cardiovascular, mayor riesgo de enfermedad renal crónica, mayor riesgo de diabetes tipo dos. Sin embargo, se desconoce si la TMAO y los metabolitos relacionados con la L carnitina pueden ayudar a explicar los efectos de la ingesta de carne roja en el riesgo y en qué medida pueden contribuir a dicho riesgo.
Para saber qué pasaba ahí, los investigadores realizaron el estudio donde vinieron los metabolitos en muestras de sangre. También examinaron otros parámetros, azúcar en sangre, inflamación, presión arterial y colesterol. Recordá el tema de inflamación de bajo grado, que hoy en día ya sabemos que es la base de multitud de enfermedades como las enfermedades cardiovasculares, la diabetes, algunas enfermedades que llamamos autoinmunes y un largo etcétera que aún se está investigando. Los participantes, en este caso, fueron casi cuatro mil de los inicialmente cinco mil ochocientos ochenta y ocho incluidos entre mil novecientos ochenta y nueve y mil novecientos noventa en el estudio de salud cardiovascular de Estados Unidos. Los participantes seleccionados estaban sin enfermedad al inicio, y la edad media era setenta y tres años, casi dos tercios participantes eran mujeres y el ochenta y ocho por ciento de raza blanca.
Se le siguió durante una media de doce años y hasta veintiséis años en algunos casos. ¿Qué se vio después de este gran estudio? En las citas de seguimiento se se evaluó, pues, lo de siempre, antecedentes médicos, estilo de vida, condición de salud, características sociodemográficas, ingresos, que esto también es importante y ya lo hablamos en un capítulo dedicado íntegramente al tema del dinero y la felicidad, la educación y la edad. Se midieron varios memomarcadores de inicio de estudio y, de nuevo, os os recuerdo que el estudio se se empezó en el año ochenta y nueve noventa, y se volvió a medir en el año noventa y seis noventa y siete. En las muestras de sangre en ayunas almacenadas congeladas a menos a menos ochenta grados, se han analizado los niveles de varios de varios microorganismos intestinales relacionados con el consumo de carne roja, como la TemaO, la gama butirovetaína y la crotonovetaína.
Además, los participantes respondieron a cuestionarios sobre ingesta de carne roja, carne procesada, pescado, aves y huevos. Al inicio y de nuevo a al año mil novecientos noventa y cinco y mil novecientos noventa y seis. En el primer cuestionario se evaluó con qué frecuencia de media en los doce meses anteriores hayan combinado, hayan comido, perdón, determinadas cantidades de alimentos desde nunca hasta casi todos los días, y se basaban, pues, en en lo típico de tamaños de de ración. Y en el segundo, en este caso más tarde, se utiliza una frecuencia de diez categorías de ingesta media de los últimos sucedenses, que iba de nunca o menos de una vez al mes hasta seis raciones al día. Y, bueno, se fue viendo un poquito diferentes cantidades de alimentos origen animal, carne, especialmente carne roja procesada, pescado huevo y pollo.
¿Qué vieron en este caso? Este estudio me pareció muy interesante cuando cuando lo tuve que escribir para el periódico, carne, especialmente carne roja y carne procesada, se relacionaría con mayor riesgo cardiovascular, algo ya sabíamos, un veintidós por ciento más de riesgo por cada una ración, bueno, uno coma uno de ración al y según los autores, el aumento de tmao y los metabolitos relacionados encontrados en sangre explicar explicaban al menos, una décima parte de este riesgo, o sea, la tmao tenía más que ver de lo que padecía. También señalaron que el azúcar en sangre, las vías de inflamación podían ayudar a explicar los vínculos entre consumo de carne roja y enfermedad cardiovascular. El azúcar en sangre y la inflamación también padecen ser importantes en la relación del consumo de carne roja y la enfermedad cardiovascular en las vías relacionadas con el colesterol en sangre y la presión arterial. Como inciso, hace poco has traído otro estudio, que esto lo comentaré en otro capítulo, porque si no, no acabaremos nunca aquí, que también habla del tema de el colesterol y las bacterias intestinales, donde hay una bacteria en especial que padeces tener bastante que ver en esto, o sea, cuanto mayor es el el nivel de esta bacteria, menos colesterol sanguíneo hay, porque esa bacteria como que se come o destruye el colesterol que llega al nivel intestinal.
Esto, a grosso modo, yo os lo explicaré en siguientes episodios porque la verdad es que me parecía bastante interesante. En este caso, lo que se vio también es que el consumo de pescado, ave de corral, que es carne magra y huevos, no se relacionaría con mayor riesgo de enfermedad cardiovascular. Esto, cuidado también, porque el huevo hemos hablado alguna vez y, a ver, comer uno o dos huevos al día parece que no es tan malo como nos contaban, pero igual comerte diez huevos al día es un problema, ¿vale? Porque el huevo también lleva, no no es por el colesterol que lleve, sino porque también contiene grasas saturadas, y igual exceso tampoco es cuestión de jugársela, ¿vale? Entonces, cuidado con esto porque el estudio no vio relación, pero la gente en general no no come diez huevos al día y yo ya conozco pacientes que lo hacen.
Entonces, yo no me la jugaría, ¿vale? Uno o dos si os gustan, por bien, pero más igual es pasarse, ¿vale? Y nada, los investigadores dicen que hay que seguir investigando otros posibles factores como el hierro hemo, que asociado con la diabetes tipo dos y el aumento del riesgo cardiovascular, y de eso hablaremos ahora porque hay más estudios sobre el tema, ¿vale? En este caso, se han relacionado estudios que relacionan el riesgo de cáncer con el consumo de carne y, sobre todo, carne roja y carne procesada, y lo que se ha visto es que en una revisión de revisiones, que se llevó a cabo por parte de la Universidad de China, sí cabía relación, o sea, lo que se vio es que sí cabía relación, ¿y por qué? Bueno, pues en este caso, aunque la carne sigue siendo una fuente digital de nutrientes esenciales, sobre todo para muchas poblaciones en todo el mundo, que esto también hay que recalcarlo porque no todo es malo, que parece que aquí estoy diciendo no, la carne es supermala, no.
La carne hoy en día sigue siendo la base de de gran parte de la población mundial, otra gran parte de la población come proteína vegetal y también le va bien, y lo ideal que están viendo los estudios es que hay que hacer un mix, cincuenta por ciento de una y de otra, siempre y cuando, obviamente, no seamos vegetarianos. Entonces, si nos gusta la carne, no tirar solo carne, sino tengo un cincuenta por ciento si puede ser. La carne es rica en proteínas, ácidos grasos, vitaminas, minerales como el hierro, el zinc y el magnesio. Sin embargo, también contiene sustancias que no la hacen tan aceptable como las aminas heterocíclicas, los HHA, los hidrocarburos aromáticos policíclicos, HAP, y compuestos nitrosos, los cuales se han relacionado con el riesgo de cáncer. De hecho, ya sé ya sé ya hace tiempo que se ha dicho que la carne roja es probablemente carcinógena a nivel de cáncer cororrectal, páncreas y próstata, y la carne procesada ya se ha definido como carcinógena para cáncer cororrectal en especial, porque aquí lo que pasa es que se altera, lo que está viendo hoy en día es que la carne procesada en especial y los ultraprocesados, aditivos y demás, alteran el microbioma, y el microbioma acaba produciendo, acaba colaborando, en parte, en que se produzca el cáncer.
No es solo mutaciones a nivel de las células colónicas, que también, sino que hay ahí un más hay un batiburrillo de causas que acaban produciendo que tengamos más riesgo de cáncer. Pues este, con motivo, se aconseja limitar el consumo de carne roja semanal a menos de quinientos gramos semanales, y os diría que menos todavía, porque depende de la guía, pone hasta cuatrocientos, quinientos, y esto me parece incluso mucho. Yo diría que menos menos de dos raciones, que cada razón son ciento veinte, cien, ciento veinte gramos, entonces cuidado con esto, ¿vale? En dos mil veinte se se vio que en España se se consumió hasta cincuenta kilos de carne por persona y año, cuando la OMS recomienda consumir veintiuno o menos, así que cuidado también con esto. En este caso, volviendo al al metanálisis que comentamos que que hicieron los investigadores de China, lo que hicieron fue analizar bases de datos, MetLine, Embase, Cocreens, Web of Science, hasta enero de dos mil veintiuno.
Se ha identificado un setenta y un metaanálisis, donde se tenían en cuenta veinte resultados únicos para relación entre cáncer y carne roja, y diecinueve resultados únicos para relación entre carne y, entre cáncer, perdón, y carne procesada. Carne roja se asoció con un mayor riesgo de nueve tipos de cáncer, esto ya es superar al alcohol y sus siete tipos de cáncer, ¿vale? En este caso, el consumo de carnes rojas es relacionada con cáncer de vejiga, cáncer de mama, cáncer colorrectal, cáncer de endometrio, cáncer de esófago, cáncer gástrico, cáncer de esófago, cáncer de pulmón, cáncer nasofarinquio, linfoma no halfing, y mayor mortalidad de cáncer en general. Por su parte, la carne procesada también se relacionó con otros nueve tipos de cáncer, similares, vejiga, mama colorrectal, esófago gástrico, nasofaríngeo, cavidad oral y orofaríngeo. También se relacionó con mayor mortalidad de cáncer y por cáncer de próstata en particular, cuidado con esto.
En cáncer de colon, por cada cien gramos diarios de carne roja, el riesgo de cáncer de vejiga, colorrectal, endometrio, gástrico, páncreas, linfoma, aumentaba entre un once y un cincuenta y un por ciento, y por cada cincuenta gramos diarios de carne procesada, el cáncer el riesgo de cáncer de vejiga, colorrectal, gástrico, linfoma y la mortalidad de cáncer aumentaba entre un ocho y un setenta y dos por cien, esto es una burrada, ¿vale? ¿Cuáles son las hipótesis? Pues ahí volvemos a qué elementos parece que tiene la carne que debíamos evitar. En primer lugar, el procesado, conservación y cocción a alta temperatura puede generar los carcinógenos como los hidrocarburos, aromáticos policíricos, nitratos y otras sustancias, todas ellas relacionadas con riesgo de cáncer. Cáncer.
En segundo lugar, la carne roja es la principal fuente de hierro hemo, mientras que el hierro inorgánico se deriva, sobre todo, a alimentos origen vegetal y suplementos férricos. En estudios previos, ya se había relacionado el consumo de hierro hemo a partir de carne roja con aumento de riesgo de cáncer de, sobre todo, cáncer correctal, páncreas y mama. Y, en tercer lugar, el consumo de carne roja y procesada y el mayor riesgo de cáncer también se podría explicar por su relación con un mayor IMC y patrones alimentarios no saludables con bajo consumo de frutas, verduras y alto consumo de grasas y calorías en general. Entonces, ya llevamos aquí tres cosillas, que son el tema de grasas saturadas, se ha relacionado ya directamente, carnes grasas saturadas, insisto, de la carne, carne roja en especial, el tema de la TemaO y los metabolitos darían un un diez por ciento del aumento del riesgo, los hidrocarburos policíclicos sin hierro demo, y para finalizar tenemos el tema del amoniaco. Esto, insisto, es un estudio realizado en una población muy especial, de hecho fueron treinta participantes, que ya estaban diagnosticados de cirrosis, y lo que se vio es que el exceso de amoníaco también podía perjudicarles, y lo que se vio, sobre todo, es qué pasa si quitamos una sola dosis de carne al día, que es en lo que se basó el estudio.
El amoniaco, para que quien no lo sepa, no es el producto de limpieza, ¿vale? En este caso, es un producto de desecho secundario al consumo de proteínas, en especial proteínas animales, cuyos niveles se vienen influenciados tanto por la dieta como por el microbioma. Volvemos al tema del microbioma y el riesgo cardiovascular y el riesgo de cáncer. En este caso, esto de cáncer. En este caso, este estudio es muy reciente, de hecho, lo publicamos hace muy poquito en español.
Se realiza a cargo de la facultad de medicina de la Universidad de Virginia y el Centro Médico de Virginia, y los resultados se publicaron en Clinical and Translational Gastroenelogy, y se vio que una sola comida sin carne basta para reducir los niveles de amoniaco tóxico y se lleva beneficioso de cara a la enfermedad hepática avanzada y, seguramente, para más cosas. Lo que pasa que el estudio, como digo, se centró en la enfermedad hepática. Se sabe que los niveles elevados de amoniaco con sangre ya se han relacionado con la cirrosis o degeneración del hígado, además de la encefalopatía hepática, que es un deterioro cognitivo asociado a la enfermedad hepática, esto es súper conocido. De hecho, un síntoma muy típico cuando un paciente sufre algún tipo de enfermedad hepática, eso también pasa con los alcohólicos, pero lo que estamos viendo más esa enfermedad hepática no alcohólica es el llamado flapping, que es que te tiemblan las manos o que te hagan así hacia adelante, como lo veis en en el vídeo, si me estáis viendo en vídeo. El flapping es muy típico de farmabaldopatía hepática y es una y es una complicación grave de la cirrosis, ¿vale?
Esos niveles de de amoniaco se ven influenciados, ya ya lo he comentado, por la dieta y el microbioma, y estudios anteriores comentaban que una dieta vegetariana mejoraría los problemas cognitivos asociados a la cirrosis. ¿Por qué? Pues por el tema del amoniaco. Entonces, el nuevo el nuevo estudio lo que vio es si retirar una sola comida de carne sería beneficioso. El amoniaco es producido por las bacterias intestinales tras la digestión alimentaria, no es que sale ahí porque sí.
Se procesa el hígado, se envía los riñones y se sujeta por la orina, pero primero pasa por el intestino donde el microbioma, pues, hace su faena. Sin embargo, un hígado dañado, o sea, aparte de que en estos pacientes el microbioma debe estar donde existe perdido el gorro, el hígado, obviamente, está dañado. Entonces, un hígado dañado no puede procesar el amoniaco. Y sus niveles pueden aumentar periodosamente en sangre, provocando toxicidad e incluso afectar a nivel cerebral, que es lo que pasa en la encefalopatía hepática. Si alcanza el riego cerebral, termina dando lugar a alteraciones cognitivas, confusión y delirio, y puede, incluso, llegar al coma en casos muy puntuales, por suerte.
Dieta accidental, como ya hemos hablado en todas en otras ocasiones, se caracteriza por comidas ricas en carbohidratos, carne roja y carne procesada, sin fibra o con mucha muy poca fibra, con niveles elevados de amoniaco. Por tanto, realizar cambios a nivel dietético sería una estrategia óptima para mejorar estos casos. ¿Qué se hizo en este caso? Pues se hizo un estudio con treinta pacientes diagnosticados ya de cirrosis y tratados en el Centro Médico de Virginia. Se dividen en diez grupos.
Uno, consumía una hamburguesa de cerdo o ternera, otra, consumía un sustituto de carne vegano, y otro, consumía una hamburguesa vegetariana a partir de frijoles, diez, había diez pacientes por cada grupo porque eran treinta. Cada hamburguesa contenía veinte gramos de proteína, representando la cantidad habitual de una comida accidental típica. Además, también consumieron patatas fritas bajas en grasa, pan integral y agua. Inicialmente, todos los pacientes poseían un microbioma similar, pero el tipo de comida sí afectó a sus niveles de comida de manera diferente, o sea, no solo el microbioma, que también, sino cómo el amoniaco se acumula la sangre. Según las muestras de orina, de sangre y orina, perdón, tomadas antes y después, las diferencias fueron notables con una sola comida.
Apenas una hora después de comer, las muestras revelaron que los participantes que comían la hamburguesa de carne tenían más aminoácidos asociados a producción amoníaco y encefalobadia hepática. Aunque los resultados son preliminares, los doctores sugieren que deberíamos alentar a los pacientes a reducir el consumo de carne en caso, sobre todo, de cirrosis o en causa de afectación hepática. Ya hemos hablado en en algún episodio sobre el hígado graso no alcohólico, y esto es un paso previo a llegar a la cirrosis. Si esto continúa, el hígado graso da lugar a cirrosis, porque ya es como una como en la diabetes y prediabetes, pues esto es una pre enfermedad hepática, precirosis en en el veinticinco por ciento de la población española. Entonces, esto es una burrada que, a largo plazo, seguramente aumentará, y lo que debes hacer es ir ya haciendo pautas dietéticas, como el tema de la carne, sobre todo si se tiene ya enfermedad hepática.
En este caso, los investigadores concluyen que saltarse la carne en una sola comida puede tener beneficios para pacientes que ya tienen una grave afectación hepática, pero podría ser un gran beneficio para aquellos que aún no han llegado a ese punto, pero están en proceso y, sobre todo, para población general, saber que pasarse con la carne, pues puede tener consecuencias. Al final, es mantener un equilibrio, el tema que decíamos de cincuenta cincuenta de proteína vegetal, proteína animal, y sobre todo si comemos proteína de origen animal y haciendo un mix, no hace falta que sea todo carne roja, ¿vale? Si os gusta carne roja me parece perfecto, a mí me gusta mucho la carne, pero no te no te pagues el día comiendo carne roja. Carne magra, si puedes alternar cuantas proteínas, oye, vegetal, lácteos, huevos, lo ideal es ir cambiando. Y las verduras igual, no hace falta comer siempre tomate o siempre verdura de hoja verde, ¿vale?
Sí, hay hay que ir variando y comer un un poco de todo, pero no un poco de todo en general, un poco de todo sabiendo que es saludable y que va a ser beneficioso para tu salud. Y nada, esto es todo lo que os voy a comentar por hoy, como siempre, gracias por escuchar si escucháis esto en podcast y si lo veis en YouTube, estamos en todas las plataformas a partir de Konda. Como siempre, os agradece el feedback y nada, nos vemos y nos escuchamos en siguientes episodios. Hasta la próxima.