Las amistades de Donald Trump son sorprendentes. Hace unos años parecería impensable que Kim Yong-Un y Vladimir Putin fueran los mejores amigos de un presidente de los Estados Unidos. Pero hay pocas fronteras que Trump no pueda traspasar.
Mientras sus aliados históricos como sus vecinos Canadá y México, o la propia Unión Europea, miran extrañados su comportamiento. Las bolsas recelan y llegamos al verano más extraño de los últimos años en las relaciones internacionales.
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