Qué te juegas a que te escuchas éste episodio.
Y qué te juegas a que te ríes.
Ya lo verás.
Todos los episodios de Planeta Cuñao están disponibles en Cuonda y nuestra web. Y si te apetece echarnos una mano, hazte mecenas en Patreon.
Transcripción
En el episodio ciento setenta y ocho de Planeta Cuñado.
Joder, qué risa tío, qué risa, sí es buenísimo lo de ver quién era capaz de comerse más guindillas picantes, tío, brutal.
Yo me he rindo mal con lo de ahí agarrado por fuera en el último vagón del metro, tío.
A mí eso me da más miedo miedo que otra cosa, Pero yo sí me río mucho cuando me he puesto petardo en la puerta del cuarte de la Guardia Civil.
No, no, no, no, yo ahí pensé, ¿y qué dormíamos esta noche en el cuartedillo? Venga, Capriga, te toca a ti, ¿qué se te ocurre?
No es huevo de cruzar autopista de noche con los ojos tapados.
Guilledo, se te va la pinza,
Venga, sí, sí, pero empieza tú primero, nosotros te vamos a esperar al otro lado de la autopista, ¿vale?
Capría, ¿tú estás seguro de lo que estás haciendo?
Este no es capaz, que es un cagón, no tiene huevo.
¿Que no tengo huevo? Suétame el cubata que veo ahora mismo. Tamaya, el corazón que me pasan a su paté es Álvaro.
No, hijo mío, no. Yo no soy Álvaro, yo soy San Pedro.
¿Me está diciendo que no ganó la apuesta entonces?
Ni de cerca, hijo, anda vente vente para dentro.
Best challenge eber. Forma parte del equipo de Planeta Cuñado. Entra en Patreon punto Planeta Cuñao punto com y conviértete en mecenas de tu podcast favorito. Además, estamos en tu red social preferida, solo tienes que buscar Planeta Cuñao y nos encontrarás. No, hemos quedado sin Capri.
Está con fofov.
Off off.
¿Qué tal, Chavez? ¿Cómo estamos?
Te apuesto que me dijo que tú.
Un episodio de cosas muy cuñadas, de que no hay huevo, me caigo de
¿Os apuesto a que no hacemos un episodio?
Pues mira, hemos estado a puntito, No te creas.
Yo soy. Sí, sí. Vosotros sois mucho de hacer apuestas, así digo entre, no digo de apostar dinero, sino así de retitos y tal entre coleguillas y esto.
Yo sí, yo soy de pueblo, tío. Allí no teníamos tantas cosas de disfrutar y yo he hecho cada locura, espero que no me escuche mi madre, pero lo típico de no hay huevo, de cruzar la autopista metiéndote por dentro del túnel de desagüe que hay y esa broma, en vez de cruzar por arriba o por abajo, yo la
he hecho. Yo eso de, pues si uno se tira del puente, el otro también, si, pues no. Yo era el que yo era el que miraba desde arriba. Ahora, yo sí soy mucho de decir, ¿qué te juega? ¿No?
Eso de, ¿qué te juega?
Eso, eso, eso. ¿Qué te va?
¿Qué te juega?
¿Una cena o qué?
Eso, bueno, ¿vosotros tenéis hijos, pero tenéis más pequeños?
Hombre, ¿es difícil tenéis mayores?
No, más pequeños, estoy siendo más pequeño que los mismos. Yo, eso es muy típico ya con mi hijo que tiene, yo que tenía ya diez y ¿Cuántos
años tienes mi hijo? Pero
la edad del perro se la sabe.
¿Se sabe? Hasta las horas, ¿sabes? Pablo no escucha este episodio.
Pablo nació en dos mil cinco y estamos a dos mil veinticuatro para cumplir diecinueve años ahora, ¿no?
Tú sabrás.
Sabes, coño, he dicho dieciocho años.
Vosotros que tenéis niños chicos, dices, niños chicos, ¿verdad?
Ustedes tenéis niños más chicos que los míos, pero yo con los míos, desde hace muchos años la verdad es el qué te apuesta es todos los días. O sea, yo no sé vosotros con vuestros hijos tampoco.
Qué está apuesta si hoy cobran?
Dios. No, no, no, no.
Cincuenta euros.
¿Qué te cuesta que hoy no sale?
Todos los días cincuenta euros, yo todos los días
Cincuenta euros, como se nota, le digo, puta rico,
Sí, cincuenta euros.
Tú puedes con eso, ¿verdad?
Pues. No, al final no, ni él me paga ni yo le pago.
Bueno, pues nada, vamos a contar así unos cuantos casos de de apuestas un poco locas, de sujétame el quota y historias así un poco curiosas.
A mí me habéis estafado con el guion este, porque aquí el personal te hace un guion, te pone un enlace que se ha inventado el ChatGPT este, que inventa una película, y ahora voy yo, lo cuento y después me viene alguien como la derra cuñado, le digo, sí, yo,
que pará.
Antes de estudiarme el guion, me preparo yo la
Eso como lo de José Luis Moreno, ¿no? Que era médico, ¿no?
Sí, lo Oh, Sofía.
Eso no es hecha GPT, es que se ve que dio un montón de entrevistas y lo encontré en varios periódicos, en varios entrevistas, no sé qué. Y resulta que tiempo después salió lo que viene mintiendo, que ni había sido traductos en la ONU, porque yo lo recuerdo de mi padre, este tío habla cinco idiomas y era médico, o sea, que ya en su época se sabía, no
no se le inventé el GPS.
Sí, sobre todo a francés y griego, ¿no?
En fin. Pues me había interesado por graciosa la historia de de un señor primero del siglo veinte, que se llama, se llamaba Oratio Buttonley.
Buttonley. ¿Qué hacía
hacer de CCI?
Casi. ¿Este era un político, era periodista, era británico? Sabéis que a los británicos el tema de las apuestas como que
Sí, a lo coño, todas las casas de apuestas que tienen ellos,
grandes son todas, ¿no?
Un señor que vivió en torno a los últimos del siglo diecinueve, primeros de del veinte, político periodista y conocido por prácticas actividades financieras dudosas con un pie puesto en la ilegalidad, ¿no? Un estafador, básicamente. Se cuenta, cuenta la leyenda, que este, una de las estafas que protagoniza es que invita a un montón de colegas suyos, ¿no? Los del club, los de padres, los de la silla de la campana de la semana santa, estas cosas, tú sabes, su entorno, y los los invita a apostar en una carrera de caballos, pero que previamente este hombre había trucado, ¿cómo? Comprando todos los caballos que iban a participar en
en la carrera.
No te
lo vamos a hacer así. Marichoso. Oiga, tío.
Vos no cuestan barato los caballos,
Claro, la historia cuenta que el tío decide cuál es el caballo que va a ganar la carrera, convence a los demás para que apuesten por otros. Él apuesta por el que tiene, y sí, queda con el dinero de todos los colegas. Fácil, limpio, sin dolor, sin sangre
Y a los otros les les partió las piernas, ¿no?
Y cuenta la leyenda, porque esto es una leyenda, que hubo niebla durante la carrera y no se pudo determinar quién fue
el caballo ganador, y con lo cual el
teléfono Maravilloso.
Cabeza de la bola.
Pues me he ido a, digo, voy a documentar esto es mude
de película, esto es un un invent como un
castillo, y efectivamente es un invent como
un castillo. Este señor es Este señor es, si se dedica a lo que hemos contado que se dedica, si protagonizó estafas relacionadas
con las
carreras ecuestres.
También, también. Pero no no no tan gracioso, es es verdad. El tío cogió llamó a los colegas y les dijo, oye, es que tengo información privilegiada sobre el caballo que va a ganar esta carrera. Los convenció a todos para que pusieran pasta, pusieron todos pasta ahí, él puso muchísima pasta ahí y el caballo no ganó la carrera porque la información privilegiada de la que disponía era falsa. Tío, se recupera, se hace millonario a base de estafa, pero lo lo terminan metiendo en la cárcel, aquí los estafadores estos, más tarde o más temprano, menos el Tito Florence terminan todos en la cárcel.
Así que no, no hay evidencia historigas de que esta leyenda ocurriera de verdad. He contado una no historia, después cuento otra máquina. Si no
hay Vero Ventobat hombre, que es divertido que pensar que eso pudiera pasar.
Bueno pues yo os voy a contar una, la mía sí que es de verdad, No voy a hacer aquí fake news como Rafa, que viene aquí a engañarnos, pero la mía es de verdad. Os cuento, estamos hablando del año mil novecientos cincuenta y seis en Nueva York. Un chaval que tenía veintiséis años que se llamaba Thomas Fitzpatrick, ¿vale? Estaba el hombre allí en el bar poniéndose morado por los colegas, este chico, pese a que era joven, porque bueno, veintiséis años pues tampoco es muy mayor, había servido en la Segunda Guerra Mundial, que se había alistado al tío con quince años y en la Guerra de Corea, o sea, estaba el hombre veterano que llaman allí, ¿no?
Ahora es jugador del Call of Duty, ¿no? Porque no se cansa de eso, ¿no? Y
Le va la marca.
El caso
es que
el hombre, pues, estaba ahí, dale que te pego, estaba ya calentito ahí y tal y eran ya las tres de la mañana más o menos, que ahí van a cerrar el bar y coge, se le calienta el morro y empieza con los colegas y dice, ¿qué te apuestas a que me vuelva a Nueva Jersey y vengo allí en menos de quince minutos y me da tiempo a pedir la última antes de que cierre? Y dice, ¿verdad? ¿Qué dices hombre? Eso está muy lejos, es que así no sé cuándo ya verás tal vez. Y total que el tío se va, ¿no?
Se coja la puerta y se larga. Y ya pues ahí los parroquianos dicen, bueno, vea, este, ya se me iba a casa ya el borracho este.
A dormir la mona.
Vaya para no sé qué. Total que este hombre se va a la escuela de aeronáutica de Tedderborough, que está en Nueva Jersey, se sube a una avioneta.
¿En serio?
Pero están robándola.
Sí, sí, sí, el tío cortó el pedo, se cuela adentro, se monta en la avioneta, la arranca, pero el tío salió a pilotar, la arranca sin radio ni nada y sin luces porque no sabe encenderlas y tal, borracho con una cuba.
Conducirla sí, pero encender las luces no.
Y se
y despega y y se va volando. Y dice el tío, voy a aparcar, voy a aparcar. Voy a aterrizar en la escuela de secundaria George Washington, que está ahí cerca del bar, para que me vea todo el mundo. Y llega por ahí, va el tiempo sobrevolando Nueva York, a las tres de la madrugada, insisto.
Sobrevolar Nueva York con los rascacielos con una avioneta tiene que ser un hombre complicado, Ajá. Y papáo,
sí, sí, sí.
Pero este tío está en la guerra.
Que cuando se acerca al instituto, dice, pues no hay luces, el instituto estaba apagado porque era
de noche a la noche. Mañana. Y de
joder, que no veo para aterrizar esto. Dice, bueno, pues voy a aterrizar en la puerta del bar. Y entonces, desciende el tío a la avenida de San Nicolás cerca del cruce de la calle ciento noventa y uno y dicen los que estaban ahí, la gente, le lo vio usted un avión que baja aquí, pero anda, coño, pero ¿qué es el Thomas que viene aquí? Pero mira, que ha venido.
El Thomas.
El Thomas, claro. Y dicen que la de risa que hizo fue supersuave, perfecto, sin ningún contratiempo y aparcó en la puerta, aterrizó, perdón, otra vez, en la puerta del bar y bajó la gente, la aplaudió ahí y dijo: Hombre, pero ¿quién es? Y dijo, pues, Thomas, dijo, ¿pues qué tomas? Y dijo, y se pidió la última. Y ganó la puesta.
Él dijo, Llegó antes de las tres de la mañana, justo antes de cerrar se tomó la última y entonces ya pues se terminó. ¿Qué pasó? Que llegó la policía allí y fue a multar y le le anunció, oye, pues como aterrizado esté, hay fotos que se pueden ver además de la avioneta ahí en mitad de la calle, y resulta que el dueño del avión le hizo tanta gracia la anécdota que se negó a denunciarle. Dijo, oye, este señor, un aplauso, mira, el que marcó, tal. Se llevó la avioneta de vuelta y tal, pero la policía le puso una multa de cien dólares por aparcar, o sea, por aterrizar en medio de una.
No sé por qué algo me dice que si lo intentara hoy en día no era de cien dólares la multa. Una vez que no
era un poco más.
No te rifas. No
llega, no llega.
Es que la interface está en el cielo, hombre.
Efectivamente, sí. Sí, sí.
Ni la gente sale aplaudirle tampoco.
Sí, no.
Pero bueno, ¿qué pasa con este señor? Pues que dos años más tarde, pues estaba en otro hogar, ¿vale? Esta vez era un cuatro de octubre, o sea, casi dos años clavados.
Dime que robó un tanque, por favor.
El caso es que estaba en otro hogar cercano aquí donde estaba y el tiempo se estaba fanfarroneando de su hazaña. Pues yo cogí un día, me fui, que cogí la avioneta, y adivinan esa calle. Y dijo el caballero, a ver, por favor, caballero, está usted ya un poquito pasado de que me la llamen.
A ver si está borracho.
Cállese ya la boca.
Váyase a su casa, está molestando aquí a la gente tal. El tío se enfadó, se largó del bar. ¿Y qué hizo? Pues se fue otra vez al mismo aeródromo de Térboro este y, obviamente, ya no le habían quitado la licencia de vuelo, pero eso no le impidió volver a montarse en una avioneta, despegar otra vez sin luzer y tal, y ir al bar, al mismo bar y aterrizar otra vez ahí enfrente. Dijo, ¿ves cómo sigue el año volando?
Qué Y lo que pasa es que según dijo eso, se fue corriendo. Dice que la gente que estaba allí, pues se le vio que bajó dijo, ¿qué se quiere llevar? Y se largó corriendo. ¿No?
La manía de los americanos de dejarse las llaves puestas en las avionetas, tío.
Llaves. Seguro que era bajando así, ¿no? El parasol.
Estaba, no estaba demasiado en felpudo.
Esta vez lo que que ya la policía, pues, le detuvo, porque ya, como, me imaginaba más, yo me lo imagino bajando la vuelta echando a correr y corriendo despacio como buen borracho. Se piensa que está en carro de fuego, ¿no? Así con la música, y está como caminando de lado, llega el policía andando en él, ¿no?
Está andando monger,
andando Monger como no la
he podido, eso es.
Y entonces, pues ya le dijeron, pero topaspero otra vez. Sí, no, es que este tío no me creía y entonces, pues lo he vuelto a hacer, es que me ha sentado mal la última que me
he tomado. A ser esa
de hielo. La mayonesa de las patatas, ¿no? Y entonces ya pues a ella sí que el juez le dijo te voy a meter unos mesecitos en la cárcel amigo porque si la primera vez que lo hiciste te hubiéramos dado un buen escarmiento y no simplemente cien dólares no lo hubieras vuelto a hacer Entonces, ya sé que se pasó seis mesecitos en la cárcel y ya está.
Cuidado que en ese año, cien dólares tenía que ser un capital.
Sí, pero no tanto como para no repetirlo, por lo que se ve. No le hizo demasiado estropicio en la cartera.
Solo en cerveza, y que la gente invitando a la cerveza para que contara la historia seguro que le le recuperó los cien pagos, seguro.
Le rentó, sí. Insigname huevo
como dos sandías o o como dos me lo negocia.
Digo que como lo rojo. Lo verde. Como lo rojo.
Y nada, pues esto es la anécdota llamada del late night flight.
Madre mía, ¿y ahora cómo cuento yo lo mío después de eso, tío?
Un un tweet de de mi amiga, porque además es amiga mía personal, Pring Pring Triana arroba Pring Triana, dice, según Google, el sitio más alejado de España, siguiendo una línea recta imaginaria, es Nueva Zelanda. Pues, ¿qué te apuesta? Que voy allí y me encuentro en nota con la camiseta del Betis.
Yo estuve de vacaciones cuando fue el año, yo lo conté y mandé una foto.
En Nueva Zelanda, sí. No, Nueva sí.
No, Nueva Zelanda, no. Acerca del País Vasco, estuve en el País Vasco.
Está casi al lado de Nueva Zelanda.
Sí, sí, pero no.
Porque el
País Vasco está donde se habla de los colegios.
Que pongan en contexto un día diecisiete de agosto o catorce de agosto, doce de agosto, en un pueblo que se llama Salvatierra, allí perdido en, lo que sea, y del País Vasco se abrió donde está ese pueblo.
Salvé, ¿cómo lo vemos a la tierra, no? Ni puta idea.
Y y estamos quedando en un bar que se llama El Gordo, Salgo para la Barra, y me ve un nota vestido con la camiseta del Betty, con una pinta espectacular, tío. O sea, la foto yo que no sé si os la mandé en su momento, pero ¿se parecía de Aquí no hay quien viva al al al protagonista de Aquí no hay quien viva?
Amador.
No hombre, Amador, no. ¿A todos modos te gusta a ti Amador? Es que tú eres muy admador, por eso lo veo como protagonista, ¿no? Te acaba de retratar, Gabriel.
Para mí el protagonista.
¿El señor Cuesta o a Emilio?
Coño Emilio. ¿Comilio? Sí, pues Emilio no existe eso. Pues es nota como ese, pero un poquito más mayor, vestido del Betty. Me quedé en shock, me quedé fino.
Filtrada. Te digo lo lo mismo que te dije, seguramente hay que ver, tienes que salir más de Sevilla.
Cuando tú te veas al negrito este, ¿cómo le llaman? El que está por san Lucas Barrame de eso.
Sí, es que te
Cuando tú te veas ese vendiendo la pulsera, dice, esta de gran parte, de la o, entonces, no sé qué. Cuando tú veas eso, ¿no? Vea, vamos.
Sevilla no es, petada, Sevilla no es. Sevilla, ¿cómo se dice Sevilla? ¿Cómo se dice? ¿Sevilla qué? Un trueno gordo, aquí, ¿no?
Ha ido a cabeza, a dios, mi alma. El de puta. La hembra pizza, era el que va a quedar con él.
Pero voy a contar un no hay huevos que acaba con una pequeña población de la Toscana convertida en Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Anda. O sea, que dice, tú, tía, pues mira.
Qué bonito, pero bueno.
Está bien, eso.
Ni tan mal. Estamos mal. Y es que hay un pequeño pueblecito a unos sesenta kilómetros de Florencia que se hace llamar la ciudad de las cien torres o la Manhattan Medieval.
Manda. Ah, sí, sí.
Y estamos hablando de Sant Gimignano.
¿En qué? Previo.
Lo has escuchado perfectamente, Rafa. No te preocupes, si hubieras tenido que decir nombres después más veces en Sant Gimignano, Rafa.
Qué bonito, qué bonito, qué bonito. Espectacular.
Es como Carmona.
A mí
me recuerda a largaba.
Largaba teníamos. Teníamos, En pasado, dos dos.
Hacía tiempo que no atacábamos a nadie por su ventilicio, ¿no?
Bueno, pues resulta que que en esta zona de la Toscana, a principios del siglo catorce, era una zona que era fuente de de muchísima riqueza gracias a los pelirrojos. ¿Perdón?
¿Era los pelirrojos literalmente o a lo que nosotros entendemos por un pelirrojo?
De verdad, quiero que incida él eso. ¿Cómo?
Que si
vos sos. Muchas familias del lugar se hicieron de oro gracias al azafrán, el azafrán
son pelillos,
huevos de pelirrojo.
Qué lloro. Vale, ya quedó registrado esta, ¿vale?
Pero es cierto, ¿vale? Allí era un sitio donde se cultivaban azafrán.
Sí, sí, por supuesto.
Y y los notas se hicieron de oro, porque, de hecho, es que la azafrán le llaman el oro rojo, ¿no? O algo así, creo, o sino Entonces, ¿qué pasa? Pues que en esa época, la manera en la que tú tenías de demostrar tu poder era construyendo una torre. Cuanto más grande, mejor.
Bueno, en esa época y todavía,
¿no? Claro.
Bueno, no tienes para qué construirte una torre, a lo mejor te puedes comprar un yate o un un boza, que es rico, lo sabrá. No hay nada como una casa de una sola planta.
A los potteríos.
Eso era
así, boza.
Por eso yo vivo en una con tres. Exacto. Treinta y dos escalones cada vez que me acuesto, me caigo mi madre.
Su puta madre, pero Jesús, cuando tengas o cuatro millones más en el banco,
tiro las dos plantas arriba, ¿no? Las tiro.
Hombre, y
te vas a un sitio
que tenga espacio y todo una sola planta,
cojones. Claro.
Y no da tanta puerta. Bueno, pues pues eso que entonces las familias que hacían, pues que para demostrar su riqueza, lo que hacían era competir a ver quién la tenía más grande, la torre, ¿vale? Entonces, dentro de lo del de los recintos amurallados y todo esto, las torres siempre han sido un elemento estratégico de defensa. Se utilizaba siempre para defensa, pero a partir de cierta época pasa de ser edificio defensivo a ser más bien un, eso, lo que estamos hablando, ¿no? Simplemente un símbolo de riqueza o de una demostración de poder.
Para fardar. Escúchame, yo tengo poderío aquí, yo voy a hacer aquí una torre de cien pisos, pues ya está, pues eso es lo que hay. Entonces, ¿qué pasa? Pues eso que la la familia empezaron a construir, y una y otra y otra y otra y fue un pueblecito de siete mil construir y una y otra y otra y otra, y fue un pueblecito de siete mil habitantes que llegó a tener setenta y dos torres. ¿Perdonan?
Sí, sí, sí. Ahora, hoy en día, que eran en pie solamente trece. Pero usted imaginaos lo que tiene que ser para cualquier campesino del siglo catorce, estamos hablando de de principios de mil trescientos, ¿vale?
Sí, sí, sí.
Y por un valle de la Toscana y de repente encontrarte ese pueblo con setenta y dos torres, tío, que eso es, como he dicho antes, la Manhattan medieval. O sea, que
Ya ves.
Es que eran los rascacielos de la época.
Sí, porque eran torres como de cuarenta metros, ¿no? Eran torres bastante grandes, ¿no, tío?
Sí, bueno, la torre más grande llegó a tener cincuenta, bueno, de hecho, sigue hoy todavía en pie hoy en día, llegó a tener cincuenta y cuatro metros. Tuvieron que hacer una normativa, porque les pasaba muchas veces que se colaban, construían más de la cuenta, les venía bajo la mitad de la torre y después tenían que volver a reconstruirla, ¿vale? Entonces hicieron una una normativa por en la cual se decía que no ha podido haber torre más alta que la llamada torre roñosa, que coño, me parece que está hablando de Roñosa, pero no, la Torre Roñosa era la torre del el Podestá, el Podestá, que era el gobernador del pueblo, y era la más antigua que había en la localidad. Entonces, como está la más antigua, es como aquí en la Giraldad, ¿no? No puede haber Torre Marta en la Giraldad, porque construir la Torre Pellalla, pues ya está.
Esa torre medía cincuenta y un metros. ¿Qué hacía en la familia? Pues para decir, oye, escúchame, que yo puedo más el poder estar este, construían a lo mejor dos torres de cuarenta. Y decía, mira, ve, entre las dos de cuarenta tengo una dosher.
Y la suma, ¿no? Y la suma.
Y ahora cambiaron, con el paso de los años y demás, cambiaron de potestad. Hubo otro potestad que dijo, pues yo voy a hacer la Torre Grosa y le voy a poner arriba en el campanario
un triangulito, un triangulito. Pues joder, ¿no?
Tres metros. Y esa es la torre más alta que mide cincuenta y cuatro metros, ¿vale? Entonces, dije, aquí no hay huevo, no, ni nada. Aquí había construido la la más alta de todas. Obviamente, como era la torre de del palacio comunal y todo, o sea, nadie te iba a meter mano por haber incumplido la normativa que había con el Podesto Antiguo.
Pero, de esta manera, pues, ya te digo, se construyó una pequeña ciudad, es un, ahora mismo, si habéis visto fotos, Rafa creo que sí que ha visto, es un sitio precioso.
Es chulísima, chulo.
Es chulísimo y, además, tiene mucha historia, o sea, es un sitio que por allí ha pasado también Dante, que ya llevo dos capítulos, seguía hablando de Dante. Sí, a mi
perro estuve a punto de ponerle Dante de nombre, ahora,
pero pues si te oye el dato te sirve de algo. Tranquilo se lo ponga tú y yo. Lo llamé
Duque, pero Dante
estaba en la lista. Pero ¿y de ahora? Dante lo había
pensado, ¿oíste? Antes lo
que ha pensado.
Hay una una leyenda alrededor de una de las
torres que hoy en día todavía se mantiene, que es la Torre del Diablo, que le llaman así, le llaman Torre del Diablo o del Diablo, porque dice que según la leyenda
Qué curiosidad, ¿por qué será? Torre del Diablo.
La familia que era dueña de de esa torre hizo un pacto con el diablo para que estirara los muros de la torre en una sola noche. Es decir, que contrató unas hartas de albañiles y de la noche a las mañanas la torre había había subido como quince o veinte metros por lo visto. El sitio, como decía antes, está en la Toscana, se han grabado varias películas como Tecos Mussolini, donde los ángeles no se aventuran y demás. Y también, Enrique, a lo mejor, le puede sonar porque es escenario del videojuego Assassin Credit dos, pasa por allí, por Sant Jimiyang.
De eso me sonaba a mí, tío.
El sitio es muy pintor eco, ¿no?
Así que esta es la la historia de cómo una pequeña población se convierte en Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO gracias a aún no hay huevo.
Qué bueno, tío. Qué guay.
Al menos se ha valido para algo, ¿verdad? Pues sí.
Bueno, pues me toca a mí, ¿no? Adelante. Vamos con ritmo, voy a procurar no parar esto, sino vamos a darle un poquito de vidilla.
¿Me puedo dormir ya?
A ver, poza.
Seguro que os acordáis de la historia de Willy Four, ¿no? Claro.
Willy Four es el Apostador.
El del libro se llama Phyleas Fogg, no se llama Willy. Willy es el perrito del libro.
Era un león.
No, no, no, en la novela original se refleja.
¿En la novela original era un león o un perro? Perro ¿Cuál era el argumento de ese de esa película? Bueno, pues que este tipo abandona su vida por una apuesta, ¿no? Que realiza con sus colegas del club donde él se movía, ¿no? Que te tenía un club ahí potente.
Hay voces, espérate, que es que no lo contaba, pero tengo un tuit dedicado a ti.
Venga, pues dale caña. Habías, amiga, no a las apuestas estas, sino a mí.
Porque es muy apuesto.
De arroba Garcier Peter. Sí. Camorero, pónganos un Peter Cast y una a Ratler cero. Perdona para haber perdido una apuesta.
Bueno, pues retomo el tema. Lo que yo voy a intentar contar es muy similar, pero además que fue real. Ocurrió en mil novecientos siete, ¿vale?
Mil novecientos siete es el año que se crea el Betty. Ojo por lo
que va
a decir.
Bueno, buen año. Bueno, el tipo este se llamaba Harry Benzley, que tiene nombre de moto o de coche, ¿no? Benzley.
De coche bueno, sí.
De coche bueno, ¿no? Pues mira, imaginá, ¿no? Poner en situación. Club londinense, el National Sporting Club, ahí son todo club de de temas deportivos.
¿Club o piano bar?
Club. Dos caballeros ingleses hablando en ese club, diciéndole uno al otro que era capaz de dar la vuelta al mundo sin que nadie supiera quién era, y que para hacer esto lo que quería sería ponerse una máscara de hierro para que nadie le viera la cara. Esto es real, Mil novecientos siete, dale la vuelta al mundo con una máscara de hierro puesta.
¿Pero qué sentido tiene eso? O sea
Bueno, eran el señor Lonsdale Lonsdale Lonsdale, como la marca de ropa esta de los voceadores, que es Lonsdale.
Más fijo.
Bueno, eran el señor Lonsdale, Lonsdale, el del boxeo.
Lonsdale.
Y un colega norteamericano se llamaba John Pierre Pont Morgan. Esta conversación fue escuchada por un tipo que no pudo evitar poner la orejita, que se llamaba Harry Benzley, que este tipo era un tirado, o sea, era un cliente Bettuart de los burdeles y de las Tavernas allí de los Suburbios y tal, ¿no? Entonces, el tío le vio la punta al tema, digo, fue esto no estaba compacta de lo que están hablando. Se acercó a ellos y le digo, escúchame, mira, vamos a hacer una cosa. Eso que estoy hablando, en vez de hacerlo tú y tú la apuesta con este, apostárselo entre los dos y yo soy el que me voy a dar la vuelta al mundo, así tú no te arriesgas que te pasara Ah, ya había
visto este.
Exactamente, que te vaya a matar, yo pensé cualquier historia, ¿no? Y él se llamaba una parte de lo que.
De la apuesta.
De la apuesta, ¿no? Exactamente, solamente una parte de la recompensa.
Y un viaje alrededor de No
sé, llegaron a un acuerdo y Lonsdale y Morgan establecieron que Benzley recibiría veintiún mil libras si era capaz de completar la apuesta. Lo que pasa es que esta apuesta tenía una serie de condiciones.
Veintiún mil libras en mil novecientos siete, eso era un capital pero espectacular,
hombre. Pero escúchame, las condiciones de la apuesta eran leoninas, o sea, esto es un no hay huevo, pero no hay huevo de los rojos. Apuntaros bien las condiciones. Primero, no puede ser identificado nunca. Segundo, tiene que pasar por una lista de ciudades británicas que ellos le darían, ¿no?
Ya puede tener que pasar por Largada, por Torremolino y por Por
Largada no, que es muy feo, hemos dicho.
Tenía que recordar otras ciento veinticinco ciudades de dieciocho países diferentes. O sea, le decían por qué ciudades tenía que ir. En cada ciudad tenía que recoger la firma de un residente famoso. O sea, si pasaba por Sevilla, por Joaquín, el del Betis, si pasaba por
Segovia, José Bache.
¿Sabes? Este tipo de cosas.
Como un pasaporte, sí.
Exactamente, como, este, ya. Tenía que comenzar su viaje con solamente una libra en el bolsillo y tenía que buscarse la vida en el resto del viaje para financiárselo.
Eso era lo de Pekín Express, ¿no? El programa de ese
Hermano, es un poco más pequeño.
Es verdad, es verdad.
Nunca se podía quitar la máscara, la máscara siempre puesta. Ojo cuidado a esto, que esto, la mejor Rafa, no se podía cambiar nunca de ropa, solo la ropa interior. O sea, la ropa de afuera siempre es la misma. Hay gente que
no le importa mucho eso,
Su único equipaje era un carrito de bebé.
Un carrito de bebé.
Carrito de bebé. Entonces, dime que hay fotos, hay fotos, hay fotos, hay fotos. Está documentado, pero hay fotos de notas con su mascarita y con su carrito de bebé. Y después debía intentar que alguna mujer se quisiera casar con él a lo largo del viaje, a pesar de llevar las máscaras.
Pero vos sabés, vi que la máscara en sí es como si fuera el yermo de un caballero.
Sí, sí. No, no es una
máscara, imaginabas una macro, la macro que está para la cara. No, no, es como era total, el yelmo de un caballero, tío.
No sabía nada, no sabía nada. Este tipo comenzó su viaje el uno de enero de mil novecientos ocho, tío, era avispado, ¿no? Se hizo unos cartelitos y unas camisetas publicitarias como la de caballero que hace el planeta por lo mismo, para que la gente lo fuera. O sea, el tipo hizo una labor de marketing para que conforme iba llegando a los sitios, la gente ya lo esperara y le fuera más sencillo toda la historia. Lo mismo que hay ahora, que un tío da la vuelta al mundo y sale la tele, redes sociales, tal, tal, tal, tal, pues entonces no existe nada de Pues con camisetita y cartelito hacía crear expectación.
Viajó durante seis años y medio. Se reunió con el rey Eduardo séptimo del Reino Unido, o sea, el el padre del rey Jorge, al que le vendió una de las postalitas, porque se hizo también unas postalitas, eran unas fotitos suyas así y tal, que iba vendiendo por cinco libras, y con eso se iba autofinanciando, vendiendo la la postalita de recuerdo como que oye, que yo estaba aquí y tú me has visto, tal y igual. Y además consiguió un autógrafo del rey. Parece ser que tuvo algún problema por vender esas postales sin tener licencia de vendedor, pero bueno, se lo perdonaron, ¿no? Cuando le explicó de qué era lo
Claro, como no le vi la cara, no podían multarle, claro.
Cruzó doce países, recibió doce propuestas matrimoniales, no doce no, perdón, doscientas.
Ay, coño, de doce a doscientos.
Doscientas, pero no aceptó ninguna.
Pues, yo hago
la máscara.
Un periódico, sería OK Diario o algo de esto, ofreció una recompensa de mil libras para que pudiera identificarlo. ¿Qué es lo que pasó? Que con todo esto que generó, siempre que iba llegando a un sitio, la prensa lo que se hacía eco de su llegada, encontraba patrocinadores, o sea, le pagaban y todo el tío, pero salían los carteles
de El tío, con publicidad Red Bull, ya, exactamente.
Como publicidad, ¿no? Salían fotos y ponían su publicidad.
Tenía pegatina ya en la máscara, botul.
Yo estoy viendo fotos patrocinadas en Italia, por ejemplo, en un circo, pues que el tío salía en la foto de publicidad del circo, que el circo va hasta en Milán el día diecinueve o veinte de octubre y la foto del tipo
Y el cartelito que se ponía aquí arriba también, Que más del hielo.
Tío, era un crack. ¿Qué es lo que pasó? Que en mil novecientos catorce, que Bent Layer estaba en Italia, tenía la Primera Guerra Mundial, ¿no? Entonces, el tipo solicitó unirse al ejército británico y un aplazamiento de la apuesta.
La apuesta.
Se supone que Morgan y el y el otro tipo le dieron cuatro mil libras que este donó a la calidad. Entonces, bueno, fue herido en la guerra, pam pam pam pam, se arruinó, no terminó la apuesta y se murió en mil novecientos cincuenta seis. Hombre, hombre. Hay un libro escrito sobre esta historia, o sea, un tipo escribe un libro por esa historia, pero ¿qué es lo que ocurre? Que hay muchos autores británicos de estos que cuentan curiosidades e historias y tal que dicen que esto es esto es mentira, que esto es mentira, que en Nota se lo inventó todo, se inventó todo de la apuesta, que todo lo pensó, mira, estaba en la cárcel, lo que yo en en la cárcel, porque siempre estaba detenido entrándose en la cárcel, el tío era un prenda bueno, que nunca existió los filantro por esto, nunca existieron los dos apostadores, que la máscara la pidió prestada y que el carrito era su vecino, que le hizo el papel de acompañante, porque él siempre iba acompañado de un tío con bigote, siempre.
Todo el viaje tenía que ir acompañado a un tío con bigote que sale en todas las fotos para certificar casi a lo que tenía que hacer, porque claro, si no, como decía, no, he pasado por Sevilla y he conocido a Joaquín, ha partido del bigote al lado.
Y no
me quitó la máscara, sobre todo.
Exactamente, y sobre todo también, que no se te quiten la máscara. Pues parece ser que todo fue mentira, que el tío hizo fama con esto, hizo una campaña de marketing brutal, que con eso ganó dinero y que las doscientas mujeres que le pidieron matrimonio, una casa sin cada puerto, realmente no había doscientas mujeres. Era siempre la misma que iba con ello, se adelantaba a, llegaba antes, a la ciudad donde fuera y ahí le pedía el matrimonio, pero siempre era la misma. Era la misma. Con lo que nunca sabremos si esto fue un OAC, si fue una broma, si fue una mentira o fue realidad.
Pero bueno,
ahí queda. Vamos a creernos lo que,
qué marcivo, que si no, llevaríamos de cuatro apuestas dos que son mentira y ya no, o sea, se nos cae el episodio, ¿cómo no lo creen?
Sí, sí, sí.
Muy guay.
Obvio decir un tuit concurso de arroba formalito él.
Venga, va, tiranda.
Dice, venga, ¿cuál es el juego de carta preferido de los finlandeses?
Akinen. A el muken.
A tuten.
El cinquillo.
Nos vemos mal encaminados, Ya vemos que la cosa está por ahí,
Pues, adelante. Muy bien. Pues yo voy a contar apuestas locas. Ay, locas. En general, deportivas, deportivas.
Qué maravilla.
Deportivas,
sí, sí, más bien deportivas, sí. Voy a contar apuestas locas, ¿vale? Mira, vi ahí, como son varias, voy a intentar hacer lo más breve posible. Pues, mira, voy a contar, la primera pasó en mil novecientos sesenta y llegó un colgado, un tal David Shrelfold, que entró en hace una apuesta y dijo, ha puesto diez libras antes del uno de enero de mil novecientos setenta el hombre pisa la luna. Y le dije, este está zumbado.
¿De qué va eso?
Este está zumbado. Y le ofrecieron un precio de mil a uno y le cogieron el dinero. Y claro, el nota, pues evidentemente ganó, porque en el sesenta y nueve Claro. Bimbaso. ¿Qué te cree que hizo el Con el dinero se compró un coche deportivo y se mató.
Oh, ya.
Chimpón. Así, chinpón. Ahora, otra, es que me acuerdo de este partido. Septiembre de dos mil uno, descanso. Tottenham tres, Manchester United cero.
¿Y qué creéis que pasa durante el descanso? Viene un loco y va a una casa de apuesta y dice, hipoteco mi casa a que el Manchester United remonta.
Qué locura.
Y remontó.
Y remontó. Tres a cinco. Todavía me acuerdo en la segunda parte que se cascaron Verón y Beckham.
La brujita Verón. Espectacular, tres así.
Sí lo juro, tío.
Sí, pero ya hay que tener los cojones cuadrados, Paco. Hay que tener los cojones cuadrados. E hipotecar tu casa.
Hipotecar tu casa.
Vamos, en un tres a cero de herbetillo, no me voy del Villamarín porque no me voy en la vida, pero
Hay que estar muy loco, porque
Hay que estar muy loco, hay que estar muy loco. No hay que estar tan loco como lo que hizo este, porque este solo apostó veinte pavo, pero un señor apostó veinte pagos a que en la semifinal, en una de las mayores sorpresas de la historia de los mundiales, sorpresa por el marcador, ¿no? En la semifinal del mundial de Brasil, Brasil uno, Alemania siete.
Siete, dos.
Apostó veinte euros a que Alemania ganaba siete uno y se llevó cuarenta y seis mil pagos.
Qué asco. Qué bueno.
O sea, apuesta un poquito loca. Igual que la que hizo un señor, un británico, en octubre de dos mil quince, cuando la Premier Lee llevaba un par de meses nada más. O sea, había empezado bien la liga un equipillo, el Leicester. Leicester. Y dijo, yo le voy a apostar a que esta gente gana.
Y apostó cien libras a que ganaba la liga el Leicester. En ese momento se pagaba dos mil libras a uno a que el Leicester podría ganar la liga.
Buen pelotazo.
¿Qué es
lo que pasa? Que, bueno, es que
¿Qué Ranier hizo el milagro?
Ranier hizo el milagro con las pizzas y todo su truco. La verdad que es que todos estábamos ahí pendientes de de, yo creo que es una de las mayores epopeyas deportivas de la historia, por lo menos.
Sí. Yo
no recuerdo algo igual. Sí, sí. Y y claro que es lo que hacía la casa puesta. La casa puesta casi cada semana le
ofrecía al hombre recomprarle la puesta por una buena cantidad de bastantes.
Además que esto se hizo muy famoso y se habló bastante de de pasos. Más que esto se hizo muy famoso y se habló bastante de él, ¿no? Y el tío aguantó como un jabato. Al final ganó doscientas mil libras con el Campeonato de Liga de Oriente. Doscientas mil libras.
Y encima se lleva la alegría de que hagan a su equipo, ¿sabes? Es que
No sé si era su equipo.
A lo mejor no era, claro.
Claro. Pero yo aquí estoy leyendo que al final sí que decidió retirar la apuesta, estoy leyendo yo aquí ahora mismo. No me acuerdo.
Claro, sí, sí. Es que la apuesta eran trescientos treinta mil libras, una cosa así.
¿Y ganó noventa y tres mil euros al final?
Pues yo lo que tengo
aquí es que gano doscientas mil libras.
Es que estoy viendo el enlace con una cosa y con la otra. La casa puesta era latwood.
¿Qué ganó? ¿Gano la apuesta?
Pasta ganó, tío, de todas formas, sí o sí.
Alerta, cuñado, Alerta, cuñado. A
ver, voy a aclarar un poco porque, bueno, es que realmente tenemos todo razón. Sí, había un apostador que aprovechó la cuota de cinco mil a una y, finalmente, sí que aceptó la oferta de Led Brux por un valor de sesenta y seis mil libras, que eran más o menos unos cien mil euros, aproximadamente, lo que explicaba Álvaro. Pero es que no fue en su único caso caso. Es que ya hubo cuarenta y siete personas que apostaron a que el Leicester Sixty ganaría la Premier League, y la casa puesta fue ofreciendo dinero a todos ellos, y veinticinco de los cuarenta y siete aceptaron el dinero, que lo que fueron ofreciendo poco a poco. Uno de ellos, pues, aceptó directamente seis mil euros, porque se dio cuenta de que aquello era muy remoto, otros fueron aceptando cuando la oferta llegó a los treinta y cinco mil euros, otros a las cien mil euros, como a este caso, pero hubo veintidós personas que no aceptaron pago por adelantado y aguantaron la apuesta hasta el final de la liga.
En la casa de apuestas he reconocido que tuvo pagar finalmente tres coma ocho millones de euros a todos los clientes que aguantaron con esa apuesta de que Leicester ganaría las apremia. Así que, nada, mira, confiar en tu equipo al final a veces tiene recompensa, menos Irene del Betty. Un saludo.
Ramos, escúchame, qué bonita apuesta también esta que consiguió un ciudadano británico en dos mil uno, que haciendo combinadas, que no sepa lo que es una combinada, es que tú puedes apostar a varios eventos y lo combinas como si fuera uno
solo, con lo
cual, como es todavía mucho
más difícil, muchas veces es es difícil aceptar una cosa, con lo cual pon varias, ¿no? Con lo cual, si metes varias
combinaciones, pues la cuota que
consigue es muy alta, ¿vale? Claro. Pues este hombre consiguió una cuota de uno coma sesenta y seis millones de libras al euro y apostó treinta peniques, o sea, apostó un tercio del euro, ¿vale? O sea, un tieso.
No vaya a
ser que le saliera mal, claro, claro que
ha sido No aportó ni una libra, sino treinta peniques, y le dio por apostados, os voy a contar las cosas que apostó, apostó al quién era el campeón de Champion, quién era el campeón de las cinco primeras ligas inglesas. Ahí sabéis que no es como aquí que coge cuatro grupos. Las cinco primeras ligas inglesas, las tres principales ligas de Escocia, dos campeones británicos de rugby y de críquet. Acertó todo eso y solo le quedaba ya el partido de Champions, la final de Champions, que estaba por el que él había apostado. Ese año en la final era Bayer de Múnich, Valencia.
Hombre. Que
si recordáis, se fue a la tanda de
penaltis. Llorando en una mala alegría.
Y con el fallo de el longaniza Bellegrino, hoy entró a Del Cádiz, bueno, a lo mejor lo han echado ya cuando Yo
creo que lo lo han echado ya.
Anda, sí. Estoy utilizando esto. El longaniza Bellegrino falló el penalti y consigo que este señor ganase medio millón de libras. ¿Cuál? Por treinta peniques.
Qué bárbaro.
O sea,
tú date cuenta de lo que tiene que ser que diga, ¿te imaginas que hubiera tan. Así que fíjate, y pareció otro tío allí que consiguió una cuota de ciento nueve mil libras y apostó dos coma cinco libras. Era el resultado además muy raro, porque tenía que ganar el Wolf un partido, el Blavrum Robes otro, tal. El último que le quedaba era un Barcelona Atleti Bilbao de vuelta a dos octavos de Copa. Esto era muy complicado en el campo del del Y nada, marcó el Barcelona, iba quedando, marcó a Vidal, y a cinco minutos del final, pum, Fernando Llorente marca el empate y se ganó en nota doscientos setenta mil libras.
Y esto es lo que tiene que hacer, tener una combinada, está esperando un último resultado y tú ve a Llorente que está acá con cabeza.
Te da mi infarto de
de ser. Yo me
muero aún.
A mí me pasó algo similar una vez, Lo que pasa es que no con esas cantidades, pero yo hice una combinada. ¿Qué me dices? Y el último partido era un Atlético de Madrid, Atleti de Bilbao, que yo había puesto que ganaba el Atlético de Madrid y yo estaba en el campo.
¿Y qué me dice, tío?
Y ganó el Atleti de Bilbao. El otro día dijeron, la anterior vez que había ganado el Atleti de Bilbao en el campo del Atlético de Madrid, después de esta de copa que ha habido ahora, estaba yo en el campo perdila, pues, justo por ese resultado.
Lo vuelto a darle tiempo.
No sé cuánto era, O sea, eran, no eran cantidades locas estas, a lo mejor eran eran más doscientos euros o algo así, pero eso.
Pero bueno, pero te podía haber comprado un iPad.
Bueno, pero es muy de comprarte un iPad cuando está aburrido, que te digo,
Ay, ay, ay, ay, que me quedo muerta.
Ya está. Además, que le metía dinero con ganas, porque si perdía, pues con gusto perdí el Sevilla y yo, tan contento. Pero si ganaba o me llevaba mi pasta y me Eso es
el dinero sucio, Capler, Si es por lo sabía, el dinero sucio, eso, Dinero más
Tengo cuatro iPads. Tengo cuatro iPads, lo confieso.
Doce bills está confirmado, de de seis, dos ya.
No, no, no, no. Ahora mismo, vamos, ojalá en vez de iPad tuviera un Samsung de tieso, pero qué va, tienen iPad. Bueno, y ahora os voy a contar, para terminar os voy a contar que hace poco ha sido el el evento este, que solo ven aquí Cuatro Locos. Un respeto. Como dicen los mexicanos, el súper tazón.
Súper tazón. El lebrillo, el súper lebrillo, que además da origen a apuestas. De verdad, estos americanos están loquísimos. Os voy a contar cuáles son algunas de las apuestas, que digo yo, de verdad, esto lo ofrecen como puesta la gente puesta? Pues mira, os voy a contar.
Una apuesta era, ¿qué color de gatorade será derramado sobre el entrenador ganador? ¿Azul, morado, naranja, rojo, rosa, amarillo y lima verde, claro agua o no se derramará gatorade? ¿El que ha sido morado? Pues el que hubiera apostado morado, pues se habría llevado una pasta hace décadas. Qué chavao.
Después, ¿a quién mencionará primero el MVP del Super Bowl en su discurso? A los compañeros de equipo, adiós, la familia o algún miembro de la familia en concreto, organización del equipo, entrenador o a los fans.
Teniendo en cuenta que ha sido Mahomes, como diría Enrique, adiós no a halaja, ¿no?
Halaja.
Y dice lío puta esta mañana y dice, anda, ha ganado una Super Bowl y ha fundado al islam, dice.
Más o más.
Dice, ¿algún drive de puntuación tomará menos tiempo que lo que dura la interpretación del himno? Strast, puede ser.
Yo no sé ni lo que es un drive de puntuación.
Sí, una una secuencia de ataque que acabe con puntos, claro.
O sea, que eso es claro, que eso es Pues muy rápido tiene que ser, ¿no? Porque Se deporte
No, o sea, no, no, arreglo parado, sí.
A tiempo parado, digamos. ¿Cuánto dura el partido?
¿Dos días, dos días y medio?
Duro peso, la una menos cuarto y acabó la cinco menos diez.
Qué deporte más y sus
Otra apuesta, duración de la interpretación del himno nacional de Estados Unidos de Reba Mackentyle. Dice, solo la transmisión en vivo que se pone, podía apostar a más o menos, más de un minuto
veintiséis segundos
o menos de un minuto veintiséis segundos.
Un minuto veintiséis sería el estándar, ¿no? Me han dicho, más rápido o
más el
tempo que va a llevar.
¿Cuántas canciones se reproducieran durante el showtime a cargo de Eutcher? ¿Más de ocho coma cinco o menos de ocho coma cinco? Menos. ¿Tramis Kelsey le propondrá matrimonio a Taylor Swift? ¿Sí o no?
No. Después otra otra era, si el MVP mencionaría a Taylor Swift durante
su discurso,
y otra fue si mostrarán las cámaras a Taylor Swift durante el himno nacional.
Eso seguro que sí, claro, o sea, esa esa era fácil.
Pero, vamos, ya te digo, es es así, porque es que además Taylor Swift, para el que no lo sepa, la pareja de Trevik Kelsey, de un jugador de los Kansas City Chick.
Es el segundo mejor jugador del equipo, quitando el quaterback que es mejor.
Y bueno, estas ha sido las de este año. Otros años una de la apuesta más famosa ha sido, ¿cuántos hot dogs se han vendido en el estadio o se van a venir? O de qué color iba a salir, por ejemplo, Rihanna cuando actuó Rihanna.
Todo todo.
¿Qué qué sería le rompió a todo el mundo? Porque todo el mundo da potestad y salió preñada, que no se lo esperaba a nadie. Estos americanos están un poco zumbado.
Llegaron apuestas en Internet, en los Oscar, en los Goya y en elecciones generales de España.
Bueno, pues, ¿qué has hecho apuestas de en las elecciones generales de España?
Sí, sí, sí. Qué colgadera tienes,
Bueno, lo mirabas y lo tienes claro y, pues, metes un dinero y no no mucho, güey, nunca agarra mucho dinero, porque Yo soy
sincero, nunca jamás he apostado a nada, me da miedo escucharmeme.
Yo tuve una época que sí, que sí que metía bastante, ahora ya no. Cuando ganó Crash, los Oscar, que no me acuerdo ni año que sería, hace un montón de años ya, por eso le metí bastante.
Qué coñazo de películas también.
Pues a mí sí me gustó. Y luego perdido también, En muchas apuestas de Oscar he perdido.
Oye, ¿qué, cuánto Óscar ha ganado la sociedad de la nieve?
Óscar todavía
no, todavía no Goya. Pues agarrar.
A ver, cago en la mano, ¿cómo puedo hacer salir inocente?
Estoy leyendo.
Dije, hasta Kerbeti no gane, que había dado tres partidos sin ganar, y hasta partido sin ganado.
Yo apostaba mucho, tío, cuando había una casa de apuestas de estas famosillas, no me acuerdo cuál era, tío, que te dejaba apostar en negativo. O sea, ¿pois apostar?
Por eso he apostado yo también.
Y aposta negativo, ¿qué coño es? Pues, por ejemplo, no gana el Sevilla. Que algo
no pasa, ¿no? Pues como yo.
Normalmente tienes que apostar a una cosa que va a pasar. Tú dices, va a ganar el Sevilla, va a empatar el Sevilla, va a pedir el Sevilla, pero te puedes apostar a no va a empatar el Sevilla. El caso es eso, que el abanico es bastante más grande. Y había una época que decías, tú te ponías a apostar y, por ejemplo, cogías un partido cualquiera y apostabas a que no iban a empatar.
Pero el PREMIER era más fagos, boom, claro, apostaba que
el abanico.
Bastante más, pero la cosa era, se la apostaba que iban a empatar y, cuando marcaba un equipo, estabas atento a la cuota y apostabas a que sí iban a empatar. Entonces, cubrías las dos opciones y al final ganaba seguro. No ganabas mucho, pero ganabas.
No, pero estaba guapo, estaba guapo. Yo también le metí a eso. Sí. Bueno, te había contado un tuit de de mi amigo John Vienne, dice Hola, me llamo Sara y yo también soy nudópata. Apostaba por tu recuperación, Sara.
¿Cómo cómo? Le meto cincuenta euros.
Pues yo os voy a contar la historia de Jim McKimbein.
Tienen todos nombres de coche siempre. Porque la cantaba así.
Por último conocido. Le llaman Matres Mac. Tampoco sabéis quién es.
Oh, no.
Ni idea.
A ver si os suena esta canción. Dale, ponlo ahí, caballero.
¿Cuál es?
Este tío es un americano de Houston, que lo vais a conocer seguro, sobre todo Álvaro estoy seguro de que lo conoce, por eso me ha extrañado que no diga nada, pero lo tiene que conocer. Es un señor que tiene una tienda de cita de muebles, que por cierto, tiene una web muy chula, porque el tío hace unas promociones así super grotescas, ¿no? Volvemos a los precios de mil novecientos ochenta y cinco y te compras un tresillo, que parece de mil novecientos ochenta y cinco, por trescientos dólares, ¿no? Hace unos descuentos así potentísimos ni demás, y
es un tío bastante excéntrico, por decirlo de alguna manera.
Mattress Mac es el bastante excéntrico, por decirlo de alguna manera. Mattress Mac es el apodo que tiene este señor, que se llama, fíjate, Jim McKinvale, que es el nombre de la canción que os he puesto antes, que es una oda al estilo de vida este de la gente estrafalaria que se rodea de mujeres, dinero, coche, etcétera. ¿Qué es lo que le gusta a este tío? Ha ganado muchísimo dinero con los muebles, no me crea nada, pero, bueno, se supone que ha ganado mucho dinero con los muebles. Es de la actualidad, ¿vale?
No es un tío antiguo, no es de
Hombre, antiguo es que tiene setenta y tres tacos.
Bueno, el este señor es más viejo ya que un bosque, pero que sí vivo. Y, de hecho, es en noviembre del año dos mil veintidós, hace año y medio escaso, cuando pega el pelotazo de su vida, que es el mayor premio de una apuesta deportiva hasta la fecha.
Joven.
Nunca ha habido un premio tan grande. Carey. Apuesta por su equipo, el equipo de los astros de Houston, ¿no te suena Álvaro?
Nada de eso.
Sí. En el partido en el que sellan el título de la de estos mundiales que juegan allí.
Los series mundiales. Sí, porque Estados Unidos es muy de serie mundial y solo se juega allí.
Sí, exactamente. Sí. El mundo acaba allí. En el estadio Minu Maid Park, más etcétera. Es como si aquí fuera el estadio Sumo Sol.
No, es mentira, Minu Maid.
Es verdad aquello.
Bueno, pues este tío se embolsa setenta y cinco millones de dólares en una apuesta. Qué bueno.
Pero es que
no es la primera vez, bueno, había otro APP Tardazo supremo de apostar seis millones y perderlos del tirón, una cosa así. Imaginad cómo es el tema que el propio equipo ese día, el día que que ganó los setenta y cinco millones de de dólares, hace el pitch inaugural, que es que los deporte este sois raro hasta para ponerle el nombre al saque de honor. El pitch es el saque de honor.
Pero escúchame, I'mir, esto no me gusta, esto es de caballete. Esto es béisbol.
Vale, me dijo. Vale, deporte es estrafalario. No son deportes que no son fútbol.
¿Cómo se llama el que lanza la pelota?
El pitcher. Es el chulo que castiga. Hostias.
A fin y yo carga de profundidad. Bueno, en
definitiva, el tío se oyó una alegría impresionante, pero no solo él, porque es que, además, se había apostado, le había echado huevo en nota, y dijo, Sherman, que si además gana a todos los clientes de mi cadena de tienda de muebles, a los que me hayan comprado muebles en mi tienda, a todos aquellos que se hayan gastado una tresillo y así un poco
Un mueble para la tele.
Devolvería el doble de la cantidad invertida. Y el tío va y cumplió, no con dinero, sino con más batería de más muebles, ¿vale?
Pero el tío va Vale regalo, ¿no? A la sinvergüenza.
Vale, en ti, en ti, en ti, en ti regalo. A todo aquel cliente que se había gastado más de tres mil dólares, el doble de lo que de lo que hubiera gastado en productos de sus tiendas.
Como lo de Maryamar, ¿no? Con la selección española. Con la
tele, con la tele
de la selección, ¿no? No, lo
que yo
te iba a decir. No sé qué pasó con eso, al final.
No, una apuesta, fue la promoción aquella que contactéis de, creo que era Pepsi, que lo del avión este militar, que regalaban un caza, algo así.
Sí, sí, sí, sí, regalaban un un helicóptero militar, ¿verdad? O un
Un avión militar, una
cosa así, y un nota de, ¿y yo qué me ha tocado?
¿Qué me dé mi avión?
¿Qué me mi avión, que
me dé mi avión.
Y el tío le salía más a cuenta comprar no sé cuántas millones de pessis que comprarse el avión militar, ¿no?
El avión militar curioso, tío, pero la gente que se se viene arriba, se viene arriba y salen unas apuestas de estas de putadoras.
Ah, pero, vamos, este tío es que ya tenía dinero de antes, o sea, porque para apostarte diez kilos a que tu equipo va a ganar, tienes que tener el dinero.
Ganar diez kilos vendiendo muebles y muebles hortera, porque si entras en la web, lo que imagináis que es un anuncio americano de un Rednet hortera, Es
sombrero. Dime, lleva sombrero, por favor, ¿no? O sea, sombrero y corbatita de estas de dos hilos, así.
Del mismo cielo, del mismo cielo. Correcto.
Bueno, os cuento un tweet de mi amigo arroba Pachecman. Hoy tenemos en nuestro programa a Antonio, que lleva treinta años sin decir una palabra por una apuesta. Buenas noches, Antonio. Buenas noches. Mierda.
Maravilloso. Es mierda, situación, que
Aprovechá para comprar el libro de Capri a Stanislavski me come los huevos por detrás.
Por debajo, debajo. Hoy hemos estado hablando mucho de apuestas y tal, pero el episodio también iba desde que no hay huevo, ¿vale? Los retos, ¿no? Y si hay alguna cosa, lo que nos han devuelto los retos son las redes sociales, ¿vale? Porque si hace veinte años nos reíamos viendo a los flipados de Jackas haciendo los gilipollas en MTV.
Ahora, los gilipollas somos nosotros, ¿no? Haciendo nosotros.
Los gilipollas somos nosotros, vamos a ser sinceros.
Os recuerdo lo del Cola Cao de la pandemia.
Exacto, lo hemos hecho todo.
Luego lo recordaremos, porque, digamos, empezó todo siendo un poco como divertido, ¿no? Fue un reto simpático que seguro que algún día tu pareja o tu familia te dije, venga, vamos a hacer el bailecito de moda y nos grabamos
haciendo el baile.
O la chorrada aquella de llenar el cubo con agua fría y hielo, ¿no? Y y te lo echamos el cubo de agua fría, ¿no? El Icebach Schaalen, que decía que pensé que era solo para hacer el gilipollas, y era para concienciarnos sobre lo que siente un enfermo de ELA, ¿no? Ese impacto, ese shock térmico que te bloquea, y era para concienciar sobre el ELA. Bueno, pues encontré un estudio que han ido clasificando durante todo este
año los
retos que se han hecho más virales en en TikTok y en otras redes sociales.
Pero una cosita, caballero, es que la niña, tú lo sabrás porque tú tienes niña de esa edad. Claro. La niña de hoy en día le llaman reto a hacer el mismo baile que hace la cantante. Eso no es un reto, cojones.
Bueno, reto porque alguien lo dice, oye, vamos a hacer el baile, entonces, todo el mundo tiene que hacer ese reto.
Sí, el challenge de la canción no se queda Aitana, y todas haciendo lo mismo que Aitana,
que me estás contando, tío.
Dicen, vamos a hacer un baile en plan en
plan en plan en plan en plan en la
ventana, ¿no?
Es la palabra de moderna.
Sí, en plan.
Bueno, pues encontré un estudio que ha ido clasificando estos tipos de retos en función de si eran retos sociales, por ejemplo, que serían los que se suelen hacer con amigos y familiares, que dicen que es como el ochenta por ciento de los retos que hay en redes sociales. ¿Vale? Después están los retos solidarios, que serían como un veinte por ciento, que es este tipo que os he explicado, de Lice bucket challenge. Y después habría un diez por ciento, que hoy cuadra el tanto por ciento que le he mirado, que serían retos peligrosos, ¿vale? Entonces, voy a leeros algunos cuantos retos que he recopilado.
Uno de esos nada más, de los peligrosos.
Ahora vais diciendo si se puede clasificar en uno o en otro. Por ejemplo, este directamente, que creo que es uno de mis favoritos, que era la marca de detergente americana Tite, no sé si lo conocéis, suele ser un bote así de naranja con el tapón blanco, ¿no? Y pone Tite,
porque tengo que bajarla.
Muchas películas. Vale, pues es el Tite Pot Challenge, y es que sacaron unas cápsulas de detergente que el envoltorio venía perfumado, lo hacía de muchos olores diferentes. Ojo, o también la ocurrencia de hacer detergente que tenía olor a queso, menta, fruta fresca y salsa ranchera. Joder, ¿quién no quiere lavar ropa?
Claro, que te hueva la ropa para atrás.
Como si viene de un burguer, ¿sabes?
Joder, maravilla.
Pues, ¿cuál era el reto? Comerse una cápsula y grabarte mientras para ver la cara.
No puede ser.
Exactamente. O sea, si hace falta que os que explique qué te puede pasar si comes detergente, es que lo mejor que puedes hacer es que pruebes el challenge it, ¿vale? Y por supuesto, Ty tuvo que salir en Twitter diciendo que, por favor, la gente usara la cápsula única y exclusivamente para hacer la colada.
Para lavadora, ¿no? Por favor.
Ya, ya, ya, ya hace gilipollas y esto ya se puede clasificar en esta, digamos, en otras tres modalidades. La primera, no sé si lo conocéis, era del dos mil dieciocho y era el Condons Northein Challenge. Corno, uf. El reto de Nifar Condones.
Ah, pues. ¿Cómo?
Abrías un preservativo, lo desenrollaba, te lo metía en el orificio de nariz, entonces hasta acababas así por la faringe y acababas en la boca.
Pasa al siguiente, pasa al siguiente ya.
Este es muy bestia. Más. Sí, este es muy bestia porque es violento. Sé que ha sucedido en Madrid y en Sevilla, y es la caza al pijo, que es de dos mil veintiuno.
Pero eso no.
Y el reto consistía en localizar a jóvenes, habitualmente chicas, con ropitas y de marca, ¿no? Lo que consideramos un pijo o una pijo. Cayetano, una Cayetana, le dicen ahora, se acercaba y le decían, tú me conoces, y sin esperar a darte a que respondiera, pues le daba una paliza mientras un compinche grababa la agresión. Y después, evidentemente, pues compartía esas agresiones en redes sociales.
Que hijos de puta, te
lo dejas.
Sí, sí. En Madrid se ve que había una chica de catorce años que llevaba diez challenge subidos a redes sociales hasta que ya se ve que tomaron medidas de alguna manera, porque siendo menores de edad, son imbutables y no podían hacer nada contra este tipo de gente. Este, que es el que decía Álvaro, que nosotros participamos, no era exactamente este, pero era una variante, que era el Synamon Challenge, que era en dos mil trece el reto de comerse una cucharada de Karen Anne Pole. ¿Os recordáis
aquel? ¿Pero de cuándo es esto? ¿Del dos mil trece?
Dos mil trece, ya.
Y así sea Toque en dos mil trece, porque todos los retos de estos dos
No, no, no, pero esto eran retos, esto eran retos que salían en YouTube o en Twitter o en lo que sea. No hace falta recordar que la canela es hidrofóbica, o sea, que no se disuelve en agua. Entonces, claro, si te metes un cucharón de eso en la boca, te atraganta y te asfixiaba. Y el amor gracioso ve a la gente cómo echaba la canela en polvo por los caños de la nariz. Y nosotros, como ha recordado Álvaro, de hecho, tiene que estar por ahí grabado en Twitter, seguramente, el vídeo al que hicimos el challenge, Javier también estaba todavía creado en aquella época, si era de meternos una cucharada entera de Cola Caos en la boca y Álvaro casi se nos muere.
Yo me acuerdo que ese día pensé que éramos un hombre. Una cucharada grande,
Sopera de pelo de las gordas. Sí, sí.
Tú te la coviste sopera de abuela, sí. Otro, esta es la categoría de de reto gilipollas, pero bueno, pasa nada. El Coronavirus Challenge, que esto fuera en dos mil veinte.
La lamiendo barandilla, ¿no?
Tazas de bate. Empezó una tía, buscaba un inodoro de un váter. Si tú puedes coger el virus, porque fue la época que estaba el confinamiento, que había mucha gente que todavía que decía que el virus no existía y tal. Se ve que la precursora, que se llama Ava Luis, lamió o el inodoro de un avión.
Por favor.
Y lanzó el reto. Y es lo que yo siempre digo, que la que haya un gilipollas que lo haga, vale, que haya más gente que quiera ir mirar a ese gilipollas es lo que más me flipas. ¿Vale?
Estoy harta de hecho, ¿no? Ya no sabía.
Bueno, pues, contaba el COVID.
El COVID era lo de menos.
Con la boca llena de herpes. Este de aquí, os voy a dejar primero que analicéis vosotros porque yo tengo un punto de vista diferente, el Egg Crack Challenge. Este es de dos mil veintitrés, del año pasado.
No sé
si lo habéis visto que se graba la gente, están haciendo, pues, yo qué sé, pues, como una tarta o un bizcocho, no sé qué, y están con los niños, con sus hijos pequeños viendo cómo cocinan. Entonces, cuando echas la harina, no sé, y
Sí, coge el huevo, entonces,
le gastas el huevo sin la cabeza, ¿no? Y echa
huevos. Y la cara del chiquillo. ¿Qué ha pasado?
Tú sigues, tienes que seguir haciendo el bizcocho como si fuera normal cascarle, pero no que le rompa el huevo en la cabeza, sino se lo casca y lo, en vez de dar en el borde de la mesa, se lo casca en la cabeza. Y la criatura se queda así todo rayado, ¿no? A mí me parece un O sea, yo soy yo soy y le meto el huevo por el culo a los padres que
se me olvidó. ¿Cuándo se puso de moda que le tiraban a los niños chicos la loncha de queso cuando lloraban?
También. Es que es muy parecida también. La de la loncha de queso que se le quedaba
sin miedo. Mamá estoy llorando, le tira el tronchete. El niño dejaré llorar inmediato. Siempre, siempre te ha dado llorar. Te ha quedado como
si ella. Pues se está cagando en tus muertos. Con eso, ¿verdad? Me está diciendo.
Y si está pensando, cuando sea mayor te voy a hacer, te dejo un asilo de mierda, challenge. Ese te va a hacer. Uno que me encanta, que este he visto un montón de vídeos y yo creo que este sí soy yo de los que lo hubiera hecho. El throw in the earth challenge del dos mil diecinueve y es, se pone un corro de amigos, ponen un movín en el suelo grabando hacia arriba, se ponen así todos mirando hacia abajo y alguien tira algún objeto contundente y tienes que esperar a ver a quién de ellos le mete la cadera, ¿no? Yo lo empecé viendo con botellas de agua.
Oh, botellazo.
Cuando hagamos la quedada recordamos que caballetto no propone huevos, ¿vale?
No, por favor. Pero Capri, Capri, escúchame, escúchame. Los primeros vídeos tiraban la gente botellas, ¿no? Una botellita vacía, pom, botellazos. Después ya la gente empezó a tirar latas de Coca Cola, llena.
Pum, latazos. Los últimos dos que he encontrado, que creo que a partir de ahí se cortó, uno tiró.
Una retroexcavadora, ¿no?
A una K cuarenta y siete,
una botella de
ron. Boza, boza, boza. Tiraron una escalera de Que está muy bien, porque tenés a muñeco y ya tienes silla de ruedas para quedarte allí de vegetal, está muy bien pensado.
No, ustedes no, no habéis visto el el el tío este que que que se pone a tirar paellera por ahí por el campo. Oh,
se magnífico.
El Azog LA, que dice,
Demostrando el poder que tenía una onda
terrorita. Ah, dejarlo en cha,
sí, sí, sí, esto fue Este
que pensé yo hacerlo, pero nunca
En el campo del Betty lo hicieron, sí, sí, estuvo muy bueno, pues, y el último, que es uno también que del año pasado, que era el huevos explosivos. ¿Ustedes piensan qué coño eso? Pues básicamente coger, a lo
mejor, me hago una idea, ¿no?
Ojo, que la broma es que acaba en urgencia, ¿vale? Coges, cueces, pero le das risa, cueces un huevo.
Muy duro.
Lo dejas enfriar, lo pelas y y ya pelado lo metes en el microondas unos minutos y lo sacas y le dices a alguien, ¿a que no tienes huevo de cortar el huevo por la mitad? Entonces, claro, el huevo al cortar la mitad, la proteína de huevo ha retenido agua. Si lo calienta en el microondas y de pronto le haces sac con un cuchillo, se descomprime los gases de vapor que tiene de huevo y el huevo acaba explotando como una mina antipersona y seguramente si tienes suerte que no salpica la cara como te caiga con un ojo y sencillamente vas vas al hospital. He visto varios vídeos, hay algunos que hacen, ¿no? Es feo de vapor y otros directamente que el huevo es como si fuera una bomba.
O sea, es directamente desaparece el huevo y está toda la cocina llena de trocitos de huevo y la persona corriendo porque se ha achicharrón la cara con con vapor. Es muy divertido. Acaba en urgencia, pero creo un chalet muy divertido.
Sí, sí, divertido y divertido.
Una maravilla. Ofa hizo la la Olla Express Challenge, ¿no?
La Olla Express Challenge la hice yo. Sí, es verdad,
es verdad. Y el de el que metía las bolas de papel de aluminio en el microondas, que decía Que
se convertía como en canica, ¿no? De metal, ¿no?
Que quedaba perfectamente redonda si metías una bola de papel de aluminio en el microondas y la gente quedándose sin microondas para hacer el grifo. O aquellos que se metían en la bañera, se echaban alcohol de quemar en el cuerpo, se metían fuego y ahora se apagaban rápido con el teléfono de la ducha. Pero claro, hasta que no se va todo el alcohol no deja de arder. Y claro, la gente después salía corriendo por la casa, que Ay, cada challenge que es maravilloso. En el fondo, tenemos que dejar que Darwin haga su trabajo, ¿no?
Porque si esta gente son tan retrasados para hacer este tipo de challenge, nos va a ayudar a la humanidad a ser mejores, desde luego. Pues sí. Es que me hayan pensado.
Muy bien. Bueno, Capri, ¿a
qué pasa?
Pues no sé si tendrás algún tuit más de apuestas por ahí, preparado.
Que apuesto que sí.
Que te juega que sí.
Apuesta.
Aquí no se dice tal apuesta, ni se dice, ¿qué te juega?
¿Qué te juega? Sí, claro, porque, en realidad, la apuesta es un juego.
El que apuesta pide el tiempo, el dinero y el amigo.
Pero la frase es para el cierre de cabellito espérate, ¿con eso? Ansioso, antes de que voy a que voy a ir tire para adelante, ¿vale? Venga, empezamos con este de arroba dog Hannibal. ¿Has pensado en la posibilidad de dejar los juegos de cartas? La estoy barajando.
¿Apuesto a que lo consigue? No lo descartes. Llegamos con el siguiente de José M Clemente, Ana Obregón, los Morancos, Rafael, son algunas de las apuestas de Televisión Española para estas navidades. Da igual en qué lustro leas esto.
Ahora es el del pianito ese otra vez.
El tweet es de hace mucho alto.
Sigue funcionando. Sí, sí.
Venga, el siguiente es de arroba solo para tuitear. He dejado el juego y las drogas. No te lo crees ni tú. Te has puesto un gramo que sí. Venga, el siguiente es de arroba azul woro, me he apostado un viaje con un amigo, quien pierda Praga.
Este, a ver, este este es complicado,
Se lleva interpretación y dices,
venga, vos sabés. Mi perro habla inglés, no me lo creo. ¿Te ha puesto cien euros? Venga. Todo y di algo.
Eso es lo de los cojones. Joder, siempre me hace perder las apuestas. Tantas perros. Venga, el siguiente de arroba Gassier Peter. Háblame de ti.
Soy ludópaca. ¿Eres guapo? Dicen que apuesto. Venga, este está cogido con el alfiler, pero esto es lo que hay.
Da igual, por allá. Dice.
Este es de arroba aquel coche, dice, es la leche, no te puedes encariñar con ningún personaje. ¿En Juego de Tronos? No, no, en Podemos. Y siguiendo con Juego de Tronos, t de arroba Mulacam, dice, a Pedro Sánchez lo ponen en Juego de Trono y vive hasta el final. Escúchame, tuit de dos mil diecinueve.
Efectivamente. Espectacular. Qué fuerte, caballero.
Y hasta aquí. No, estoy de apuesta ahí, bueno.
Muy bien, buen pelotazo. Pues nada, señores, vamos a ir despidiéndonos ya, Vamos a cerrar la cuota y para adelante. Así que venga, Álvaro.
Pues yo voy a empezar con una frase que dice que el que apuesta pierde el tiempo, el dinero y el amigo.
¿Sabes lo que pasa? Que yo quito mi parte y queda de puta madre.
No, porque entonces me río yo, al final me parezco hipolla de haladera. Bueno,
por eso voy a, a cambio yo.
Me voy a despedir, me me he propuesto despedirme en esta temporada que
Pero no lo expliqué cada vez, guillo. El libro, Sí, tío.
Si si después los autores me llaman y el papá a decirme guillo, otro libro vendido, otro libro vendido.
Recomienda mi libro, ¿no?
Unde mi libro, yo me iba a
Otro libro vendido, es uno que has vendido, ¿no?
Te lo compraste tú.
Compré tu libro y ya fuiste tú.
No, pues no, es que no, es que os voy a explicar,
lo voy a explicar.
Yo pensé, digo, os
voy a recomendar el
libro recomendado con, bueno, recomendarnos, relacionado con la temática del capítulo, pero es que llevo, tío, dos días dándole vueltas y no me leído ninguno de apuestas, ¿no? Entonces, digo, joder, pues venga, cambio, ya no voy a recomendar relaciones No, o vender. No, relacionado con
esto no.
Voy a recomendar el libro que a
mí me
dé la gana.
En fin, por ejemplo. Pues, digo, no, no,
pero en el anterior episodio recomendaste uno de romanos y era de circo, o sea, que
patcher menos. No, pero circo romano, ¿no? Sí, sí, sí. No me acordaba cuál había, en el último no me acuerdo cuál había Ah, circo máximo.
El Porterguillo.
Circo Máximo de Porterguillo. Bueno, por esto, como no me no me encontró ninguno, así que yo me haya leído que me haya gustado, hubiera recomendado uno de los últimos que me he leído, porque que me he propuesto, es una apuesta que he hecho conmigo mismo, leer todos los días del año, pero tiene un problema, que el día dos de enero ya no leí. Entonces,
al grupo de Telegram.
No, fue una pasada, porque leí pero pasada las doce de la noche, entonces ya me contó cómo día tres, no cómo día dos. Mal. Moralmente a vos.
Eres una amiguita triste contigo mismo.
No, es que la aplicación es un poco nazi. Te lo dice.
Longues despedida Ever.
Os voy a recomendar uno de Carmen Chaparro, que es la de las noticias de la de Telecinco, ¿no? Que tiene el libro, bueno, asunto de misterio, tal, de thriller, de ta ta ta. Bueno, por último se llama Delito, ¿vale? Está entretenido, no es ¿Pero
no era de Carmen?
No, no, Carmen Chaparro.
Que es delito.
Delito se llama Delito o de carne.
Delito, delito.
La batería, delito.
Pero os va a sorprender, porque todos pensáis en un delito, pero cuando os empecéis a leer el libro, os va a sorprender, porque el delito no es que alguien haya cometido algo malo, aunque pasan cosas malas. Vale, vale, vale.
En el episodio de hoy de círculo de lectura.
Rafa. Pues yo voy a decir una frase, porque tenía una anécdota así, pero un poco larga y y ya como bozal ocupado
No, no, dale, dale, a bozal lo vamos
a quitar.
Cosa que ha estado tiempo del episodio que viene
No, no, no, me
gusta, me siento más formalito con las frases.
No, no, no, que yo, di cuenta de la anécdota, capullo.
La vieja del banco, la vieja que va al banco. Como va al banco, dice, venga, ingresa dinero, dice. ¿Cuánto va a ingresar ustedes, señora? Dice, dos millones de euros. Y eso, ¿cómo va a ser?
¿Anda usted con tanto dinero? Es lo harto, ¿esto cómo es? ¿Usted a qué se dedica? Dice, ¿por qué me dedico a a postar? Dice, ¿que usted se dedica a postar?
Dice, sí, sí, sí. Sí, pues espérate un momento que yo estas cantidades las tengo que ver con él total. Que llama al jefe, al al director del banco, dice, mira,
que hay una vía que quiere ingresar
a dos millones de euros. ¿Sabes? Nota, señor, usted, ¿de qué tiene dos millones de euros lo harto? Dice, ve a posta, dice, ¿y usted cómo se ha puesto que gana dos millones de euros una sexta vez? Sin desmerecerle, ¿no?
Pero ¿cómo cómo lo hace? Y así mire, esto es muy fácil. Me ha puesto con usted veinticinco mil euros a que tiene usted los cojones cuadrados. Dice el el director del banco, qué cara hombre de que este Venga señora, vaya usted a otro banco que se está quedando ¿verdad? Veinticinco mil euros, yo vengo mañana con mi abogado para que haga de testigo y veinticinco mil euros a que tú tienes los cojones cuadrados.
No te allá, se le inflan un poco y dices, has hecho la apuesta. Mañana nos vemos aquí con tu abogado. Otra se va a su casa tranquilamente, se mueve delante de pedo, se va a los pantalones, se va a los carroscillos. Pues yo tengo los huevos redonditos, digo, los redondos del todo, no no no balazos, no, exactamente, pero yo no los tengo cuadrados, no sé la vieja esta lo que Llega al día siguiente al banco y allá me aparece la vieja con el abogado y dice, bueno, señora, ¿usted está segura de lo que está haciendo? De que yo estaba mirando mal espejo y yo lo puedo, pero no tengo cuadrados.
Dice, yo traigo a mi abogado para que dé fe de que yo he ganado esta apuesta y usted tire los cojones cuadrados.
Vamos allá, ¿no? Oiga, vamos allá.
Se va a anotar los pantalones, se va a anotar los calzoncillos delante de la vieja y le dice la vieja, ¿usted me me permitiría que yo le que me asegure? Es que es mucho dinero lo que estamos apostando, que yo me voy a asegurar de que es verdad lo que usted dice, ¿no? Que no tiene los huevos para él, sino no, a ver, mucho dinero, venga, ¿te guste? ¿Te guste? O sea, ahí la vieja empieza a parparle los huevos, a alguien esto del banco, y el abogado de la vida pegado, si ha dicho caso, con la pared.
Y se dice esto ¿qué es lo que pasa? Dice, no, que me aposté allí con él, cien mil euros, que hoy coya por los huesos a hervir el soberbio.
Y la frase
y la frase más cortita, la frase más cortita. Dice, el juego es de un catalán, fíjate que es de un catalán, de Santiago Rousignol. El juego es altamente moral, sirve para arruinar a los imbéciles.
Ay, está muy bien.
Qué Yo también decía otra frase, pero de autor desconocido, que dice, la suerte siempre parece estar en contra de la persona que depende de ella.
Qué buena es, chef.
Firmado por la iglesia.
Caballero.
Pues yo me despido con una frase que va dedicada a esta gente que hacen retos y que están bastante mal de la cabeza. Dice que la inteligencia tiene ciertas limitaciones. La locura, casi ninguna.
Muy bien. Bueno, pues nada, os proponemos una apuesta, que entréis en PlanetaCuonado punto com, que es nuestra web. Después entráis en cualquier red social con el nombre de usuario PlanetaCuonado y nos encontráis ahí y le dais ahí a seguir o lo que sea. Después os apuesto a que no os es capaz de hacer de entrar y dejarnos una reseña allá donde sea que nos estéis escuchando, O un comentario o un algo o un, o sea, una frasetilla, hombre, no es algo que que nos hace lucir algo.
Si habéis leído el libro que yo he recomendado, yo que sé, que para algo así, ¿vale?
Y lo que ya estoy seguro de que no sois capaces de hacer es entrar en tienda punto planeta kur now.com y comprar algo, una camiseta o algo, hay un montón de cosas, seguro que no sois capaces de. My huevos segundos que eso. My huevos, así que venga, hasta la próxima.
Adiós. Adiós.
Rafa, en vez de en vez de mutearte para estornudar, has quitado la cámara.
Siempre pensando en los pantalones, siempre pensando en los
pantalones, y qué pasa, y qué pasa. Si lo que no quería era que me vierais la cara estornudando, por si se veía un pollo a la
pantalla, daba la cámara,