La Tercera Muerte

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Han sido cinco años de investigación, cientos de folios, una instrucción interminable. El precio que hay que pagar por tanto trabajo es muy alto. Algunos hablan de hasta 379 asesinatos de ETA sin resolver. De los 27 asesinatos que cometieron los GAL sólo 12 cuentan con una sentencia. Pensemos en el GRAPO, en el yihadismo…

Música del episodio:

-Melancholic Piano, de Plaincask
-La búsqueda, de David Burnett
-Cold War Echo, de Kai Engel (CC by 4.0)
-Pablo's Theme, de David Burnett
-Realness, de Kai Engel (CC by 4.0)

Las Tres Muertes de mi Padre es una producción independiente de CUONDA.

- Producción: Ana Ormaechea, Ángel Jiménez de Luis, Pablo Juanarena, Luis Quevedo y Pablo Romero.
- Montaje y postproducción: Pablo Juanarena.
- Diseño web: Salugral Adriana, David Domínguez, Ángel Jiménez de Luis, Juan Peces.
- Guión: Pablo Romero.
- Dirección: Pablo Romero.

Estudio de sonido: Robinaudio.
Voces y grabación: Miguel Ángel Pérez.
Voz adicional: Fernando Herrán.

Transcripción

El Comando Madrid de ETA mató a mi padre en un atentado en 1993. Durante 20 años no hice nada por saber la verdad. Ahora, y después de una larguísima investigación, sé que hay mucho más de lo que me contaron. Esta es la historia. Cuonda presenta "Las tres muertes de mi padre".

Capítulo 5. La tercera muerte. Han sido cinco años de investigación. Cientos de folios, una instrucción interminable. El precio que hay que pagar por tanto trabajo es muy alto. Algunos hablan de hasta 379 asesinatos de ETA sin resolver. De los 27 asesinatos que cometieron los GAL, sólo 12 cuentan con una sentencia.

Pensemos en el GRAPO, en el yihadismo. En estos trágicos momentos quiero hacer llegar a las familias de las víctimas mi más profundo afecto y el de toda mi familia. Con todos querría fundirme en un abrazo cargado. En esa mirada deben de estar siempre presentes todos aquellos que víctimas de la violencia terrorista perdieron su vida o sufrieron por defender nuestra libertad.

Y la victoria del Estado de Derecho junto a nuestro mayor afecto será el mejor reconocimiento a la dignidad que merecen. Pues investigar un caso de hace 25 años a muchos les importa un pledo, así de claro. Ni a la Fiscalía, ni a la Policía, ni al Ministerio del Interior, ni siquiera a las asociaciones de víctimas.

Ya de la abogacía del Estado ni te cuento. No, no lo digo de oídas, es mi experiencia. Han sido años de idas y venidas, viajes, entrevistas, recursos, papeleos, llamadas. Y lo que más me ha sorprendido ha sido el total desinterés por parte de quienes tendrían que estar muy interesados. La audiencia parece que molesta que removas casos antiguos.

Pero es que el juez instructor, al menos en este caso, tampoco tiene la culpa. Tiene que confiar en la Policía, ¿no? Es decir, es el juez quien ordena a la Policía la práctica de unas pruebas que yo he ido solicitando una y otra vez. El proceso es agotador, es muy garantista y está bien, pero cuando uno ya tiene las pruebas en la mano, sea una declaración o una documentación, y sabes quién tiene que ir a declarar, dónde están unos papeles, es muy frustrante ver cómo cuando hay que llevarlo al juez nadie

sabe nada o no se han encontrado los documentos. En el caso del asesinato de mi padre, de esa masacre del 93, por ejemplo, hay muchas preguntas sin respuesta. ¿Por qué se detuvo a Alberto Altarna Barrina? ¿Así se condenó la vigilancia a policiar a un piso de ETA en Madrid, que era donde iba a vivir el comando? Andrés, una de mis fuentes, digamos, anónimas, contesta de esta forma.

Esa detención no tiene nada que ver, o muy poco que ver, con objetivos de índole policial o judicial, sino que tiene que ver con otro tipo de objetivos. Y la prueba evidente es que en las hemerotecas se ve que el haber detenido, lejos de ser procesado y condenado, es puesto en libertad inmediatamente, con lo cual ponen evidencia que su interés jurídico penal era escaso o nulo.

Es evidente que el interés que promueve su detención, si no era jurídico penal, tiene que ser de otra índole. Y esa índole tiene que tener un tinte realmente, no sabemos la calidad del tinte, pero tiene que tener una gran cantidad de interés político. Para mí la explicación tiene sentido. En el 92 pasaban muchas cosas en España, año olímpico y muy importante para la imagen exterior.

En aquel año cayó la cúpula de ETA en Bidart, y a continuación, como un diapasón, se iban deteniendo a ETARRAS en Francia cada mes. Sabino Euba, pelo pincho, a finales de abril, Ignacio Bilbao, Iñaki de Lemona, y Rosario Picabea, ERECA, a finales de mayo. Miguel Gil Cervera, alias Curica, el 5 de junio.

Faustino Stanislao Villanueva Herrera, chapu, el 3 de agosto. Jesús Amantes Anaiz, chirlas, el 10 de ese mismo mes. Todas las detenciones se produjeron en Francia, París, Bayona, Burdeos, Nantes, y las actuaciones policiales no se pararon hasta mediados de otoño. La vigilancia sobre el piso del Paseo de Extremadura se fue al traste por la detención de un tipo en Francia que, aunque no tenía peso en ETA, condenó la vigilancia sobre el comando Madrid que mató a mi padre.

Claro que la versión de quien era el máximo responsable de lucha antiterrorista en España de la época, Rafael Vera, es ligeramente distinta y un poquito desmemoriada. El otro día estuve con un antiguo jefe de la brigada central de información, anterior a los que tú conoces, y le pregunté por la operación esa que tú mencionas ahí del comando Madrid.

No se acordó. Él no estaba ya de jefe de la brigada central. Me dijo, ¿sabes algo que he leído sobre esto? Que si una vigilancia, que no sé qué. Está documentada esa vigilancia. Los polis intoxican también, ¿eh? Los polis intoxican también, ¿eh? Yo creo que, te tengo que decir, ser sincero, yo creo que estás de todas maneras influenciado por un medio de comunicación.

Sí, influenciadísimo. Y yo con estas respuestas sigo preguntándome una y otra vez. Si había una vigilancia a un comando a través de un piso y una detención frustra en cadena toda la vigilancia, ¿fue esa detención, la de Alberto Aldana Barrena, una operación programada desde interior para evitar desarticular el comando a Madrid con el fin de no comprometer la llamada operación Azcoiti? Vera insiste, no es así.

Yo no he ordenado nunca detenciones, jamás. Es decir, cuando había una operación, yo conocía la operación, pero no ordenaba nunca si era el momento de hacerla. Eran ellos los que decidían en función de sus intereses, porque a lo mejor había una operación de la que colgaban otras que eran más importantes y había que respetarlas.

Pero eso no lo hacían. Si es en Francia, han podido ser las autoridades francesas por interés político, porque si Su Majestad el Rey, si Felipe González han estado con el Presidente de la República o con el Primer Ministro, le han podido decir oye, a ver si colaboráis con nosotros. Entonces les llamo a la Poli y la Poli, como todo, le venden al político lo que tienen.

Tenemos esto. Si queréis podemos detener a Aldana Barrena. El Presidente del Gobierno no sabe quién es Aldana Barrena. Justo en ese momento había una operación de vigilancia del Comando de Madrid. Ha habido muchas operaciones de vigilancia de esas. Se muere con la detención de Aldana Barrena. Pero no sería porque estaban ya, en fin, los Polis los habían ya captado y tuvieron que provocar la detención porque si no se quemaba.

Y se tienen que justificar ellos porque han hecho un servicio mal hecho y entonces se tienen que justificar la autoridad porque nunca hemos sido justificados. ¿Cómo? El Rey presionando para que atrepen a Etarras. Ahí a lo loco. Policías que revientan operaciones para tapar chapuzas. Aquí entramos ya en el terreno de la fe. Me creo lo que dice Vera.

Probablemente nunca sabremos qué pasó ahí con certeza. Por otro lado, ¿por qué nadie dio importancia a la declaración de la testigo? Esa que identificó a los dos Etarras a bordo de uno de los coches que explotaron el día que mataron a mi padre. Así me lo intentaba explicar el policía que llegó en primer lugar al atentado y que recordaba perfectamente a esa testigo. Que puede haber sido culpa mía, sí.

Pero vamos, que es igual. Lo digo aquí y lo digo en la audiencia porque, vamos, he recogido más de 70 muertos y cada muerto me duele tanto como compañeros y amigos que han muerto delante de mí o que han sido asesinados delante de mí. O sea, que tanto me las conocías como desconocías. No, querido amigo, no cargas con esa culpa.

Yo solamente puedo darte las gracias porque tuviste el valor de contarme que hubo una testigo. Ojalá pudiese encontrarla. Ojalá. Mientras tanto, puedo decir que en este caso las decisiones del Estado se pueden resumir en tres puntos. Frustrar la detención del comando, tapar como sea los errores policiales y de paso poner zancadillas a quien investiga.

En este caso, a mí. Y hacer borrón y cuenta nueva. Como ya he dicho al principio, parece que reabrir casos de ETA molesta. Y parece que a muchos les importa un bledo. Pero a mí no. Es la única manera que conozco para cerrar una herida abierta desde hace 25 años. Y es que además creo que es necesario que se investiguen todos los casos sin resolver.

Que es nuestra historia, la de todos. Y hay cientos de muertos. Para qué remover la historia, ¿verdad? Andrés, mi misteriosa fuente, me explicaba sus motivos para ayudarme que yo hago propios. Creemos que hay muchos datos sin resolver porque la falta de... es un proceso difícil pero es un proceso que la capacidad del Estado en las investigaciones judiciales y policiales es deficiente.

Y porque la actividad ha estado muy mediatizada, sobre todo por el aparato político. Las relaciones entre partidos del País Vasco y partidos de... y los gobiernos de las naciones han sido muy estrechas. Y eso mediatiza mucho la actividad judicial y policial. Y además lo triste de todo esto es que nosotros en una ocasión en la Fundación invitamos a unos amigos, a unas conferencias, y uno de ellos en cierta ocasión me comentó que aquellas personas asesinadas que nunca han sido esclarecidos sus asesinatos ni detenidos

sus autores realmente se les podía llamar muertos sin alma. Es una frase que nunca olvidaré. En este caso hay pruebas presentadas contra tres etarras que además están o han estado cumpliendo condena por otros atentados. Son Jesús García Corporales, alias Gitanillo, María Soledad y Parraguirre, alias Marisol o Amboto, y Álvaro Arripascual, alias Munipa, el que además hay un extensísimo informe cuajado de pruebas basadas en pesquisas de

la Guardia Civil. Este último, Arripascual, tiene cierta fama de tío hermético, como me contó su excompañero de ETA Eñaki Recarte, que coincidió con él en prisión. Arripascual, es el que he estado con él. Joder, se estaba en... en Villabona. Le conocí de allí, callado.

Con ese sí que no vas a hablar nunca. ¿Por qué no hablar ni con el de al lado? Ese estuvo en Villabona y luego lo mandaron lejos de allí. Pero era un tío que parecía que se apartaba, ¿no?, de ETA, ¿no? Pero luego no sé por qué lo mandaron por ahí. Era un tío serio, grande, así, no sé, poco hablador. Que la justicia decida qué hacer con ellos.

Porque ese no es mi papel en esta historia. No me corresponde y no lo quiero asumir. Ahora me toca ponerme a un lado, sinceramente, porque ya no puedo más. Creo que he cumplido con mi obligación como hijo. Además, necesito ganarme la vida. Creo que para muchos es mejor olvidar, pasar página, y he comprobado que para el Estado es mejor tapar sus errores que reconocerlos.

No importa que el resultado sean cientos de causas sobre terrorismo sin esclarecer, y no hablo de ETA, ¿eh?, sino de los muertos en Alma, del Gal, de los Grapo, del yihadismo, de las decenas de miles de víctimas de la guerra civil y de la posguerra, de la dictadura, de las cunetas. El resultado real de este trabajo, de estos cinco años de investigación, está en el sumario 17-94.

Ahí está todo. Si no se lo creen, pueden consultarlo. Yo me lo sé de memoria. A nosotros solo nos queda seguir viviendo, con un vacío imposible de llenar, con una soledad que uno siente cuando gozas de la simpatía o de la empatía de los poderes públicos pero, por otro lado, en realidad te das cuenta de que les importamos un bledo. ¿Verdad, mamá? Yo por parte del Estado y por parte de la sociedad te diría nada o casi nada.

Ahora, por parte de mi familia y de los amigos y de todo lo más cercano a mí, maravilloso. Eso es lo que me ha hecho vivir, ¿eh? Lo demás, cero. Y siempre lo diré. Cero. Olvidada totalmente. Como todas las viudas de mi atentado. Las otras no lo sé porque supongo que ellas… Pero yo, para nada. Olvidadas. De ayuda, muy poca.

Muy poca. Nada. En un principio, sí, bueno, en el trabajo y la casa y no sé qué, porque lo pedí. Supongo que a lo mejor, no sé. Pero vamos, que no, que no. Claramente lo digo. Incluso para los trabajos de mis hijos y todo. Puedo decir que hay revistas y hay cosas que ofrecen pero luego la verdad no es cierto. No es cierto. De asociaciones, de víctimas, no es cierto.

No ayudan. No ayudan para nada. Por último queda la cuestión de la reconciliación. Del perdón. ¿Perdón a quién? ¿Perdonamos al Estado que no ha movido un dedo para esclarecer la muerte de mi padre? ¿Qué hacemos, mamá? Notaba yo, y hemos notado en general las viudas, que no sé si era por la época que no daban mucho bombo a las cosas que ocurrían, de atentados, que no han tenido muy en cuenta nuestros atentados.

No han sido muy nombrados. No han hecho homenajes de Estado. Cosas más importantes que nosotros esperábamos no lo han hecho. Pero se ha suplido con el cariño de las demás personas, de los compañeros, de las amistades nuestras. Y eso ha sido, por eso hemos superado bastante mejor que el olvido, porque ha sido olvido que han tenido nuestros maridos a lo largo de todos estos años.

Descubro que hay gente que no quiere meterse, no quiere implicarse en nada, no sé por qué. Y que han fallado mucho y no lo reconocen. Y entonces se avergüenzan y se esconden. Eso es verdad. Están, saben perfectamente lo que ha pasado. Pero dar marcha atrás a todo y reconocer que ellos podían haber hecho mucho más, les cuesta mucho y no lo hacen.

Me da mucha pena. Yo no quiero ni odiarlo, ni tener nada contra nadie. Pero interiormente me produce tristeza porque me parece tan injusto. Me parece muy injusto, eso está claro. Y es así, es que es así. ¿Qué quieres que te diga que me parece? Pues una decepción un poco, bastante, porque veo el trabajo que tienes tú y todo lo que se ha dejado de hacer, que se podía haber hecho, me parece atroz, vamos, atroz.

¿Y qué hacemos con los asesinos, mamá? ¿Los perdonamos? Me gustaría verlos y decirles, mirad, mirad. Yo creo que si os vais a morir, por lo menos que vosotros me habéis pedido mi perdón. No que yo les perdone, sino que vosotros me habéis pedido perdón. Que les perdone yo es otra cosa. Pero para darles paz en sus últimos años, que les quede de vida.

Porque morirse así, sin acercarse a las víctimas ni perdonarlas, para ellos debe ser horrible. Hombre, si me piden perdón, ¿cómo vas a decir que no? Si me piden perdón ellos, yo siempre los voy a perdonar. Pero así, sin que me pidan ellos perdón, ¿para qué? Eso es perder el tiempo. Eso se diluye. Olvidar no olvido.

Perdonar, quizás sí si me piden perdón, pero olvidar nunca. Yo no sé qué haría con ellos, porque yo no quiero vengarme de nada si tu padre ya se ha muerto. Lo que no quiero es que maten más. Pero como ya no pueden matar más, pues que le den su merecido castigo. Supongo que habrá una justicia que tendría que justiciarlos, tendría que castigarlos.

Pero nada más. Y yo, como soy muy creyente, he rezado por ellos para que no los sigan matando. Muertes de mi padre.com. Guión y dirección de Pablo Romero.

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