La Torre de Pisa es conocida por su accidental inclinación, objeto de fascinación y preocupación a partes iguales. Construida en 1173, fue diseñada como un campanario, pero al situarse sobre suelo arcilloso, se comenzó a torcer. Durante los siguientes siglos, se logró minimizar su inclinación y en el siglo XX, un equipo de ingenieros detuvo su deterioro. Gracias a su trabajo, se aseguró que las futuras generaciones pudiesen apreciar la belleza de la Torre.
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