Correr MARATÓN cambia TU CEREBRO

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En este episodio hablamos sobre un estudio reciente en el que se han visto cambios en el cerebro en corredores de maratón tras la prueba que se revierten con el tiempo.

Espero que lo disfrutéis y que aprendáis un montón. 

Artículo original: Ramos-Cabrer, P., Cabrera-Zubizarreta, A., Padro, D. et al. Reversible reduction in brain myelin content upon marathon running. Nat Metab (2025). https://doi.org/10.1038/s42255-025-01244-7

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Publicado: 1 abril 2025

Transcripción


Bienvenidos a un nuevo episodio del podcast, cuerpo y metas, un podcast donde hablamos sobre salud, nutrición y deporte para que podáis entreteneros mientras aprendéis un poquito. Yo soy Mirabai Cuenca, investigadora y divulgadora, también runner y friki del gimnasio, Mirabai barra Baja en Instagram, y en el episodio de hoy vengo a hablaros sobre cómo correr maratones podría cambiar nuestro cerebro. Esto es un tema de máxima actualidad que, a lo mejor, habéis visto en algún medio de comunicación relacionado o no con el running, porque últimamente ocupa todas las portadas. El estudio salió la semana pasada y lo realizaron investigadores de la Universidad del País Vasco, concretamente el grupo del neurocientífico Carlos Matute, que además es corredor de maratones. Cómo no, os quiero aburrir y los artículos científicos a veces pueden ser un poco indigeribles, yo os lo voy a contar como si fuera una historia.

Y al final del episodio también os daré mi visión crítica sobre este artículo, porque esto es algo que a veces falla en los medios de comunicación que van fundamentalmente a por ese clic y a que todo el mundo abra la noticia y hable sobre ella. Como sabéis, los corredores de maratón dependen, dependemos de los carbohidratos como fuente de energía principal, pero cuando estos depósitos de glucógeno en el músculo, en el hígado y en otros órganos se van vaciando, comenzamos a utilizar las grasas como órganos se van vaciando, comenzamos a utilizar las grasas como combustible. Estos depósitos, como os he dicho, se vacían en el músculo, en el hígado y en otros órganos. Entre estos otros órganos está el cerebro, así es que los depósitos de glucógeno también se vacían en el cerebro y sería posible que este órgano también decidiese tirar de grasas como reserva energética en una prueba de larga distancia. Esto, literalmente, fue lo que le vino a la cabeza a Carlos Matute, que es, ya os digo, el líder de este estudio maratoniano y también científico en uno de sus entrenos, y entonces decidió investigarlo para saber si esto realmente era así, porque nunca se había probado.

Él y su equipo lo que hicieron fue realizar escáneres, es decir, resonancias magnéticas en los cerebros de corredores de asfalto y de montaña, concretamente lo hicieron en diez individuos, ocho hombres y dos mujeres, y digo de asfalto y de montaña porque hicieron estos escáneres antes y después de correr maratones, pero entre ellas estaba la Zegama Izcorri, así que no solo evaluaron maratón de Valencia, por ejemplo, o maratón de Donosti, sino también la Zegama. Y lo que pretendían ver con estos escáneres era los niveles de la sustancia grasa más abundante que tenemos en nuestro cerebro, que es lo que se conoce como la mielina. La mielina es una serie de láminas de grasa que están en nuestro cerebro envolviendo a las células de nuestro cerebro, a las neuronas, como si fueran una cinta aislante sobre un cable, realmente, porque las neuronas tienen prolongaciones alargadas que les llamamos axones, así que os las podéis imaginar como un cable acabado en una especie de punta redonda, que sería el cuerpo de las neuronas, y la mielina sería una lámina que, como si fuera una cinta aislante, recubre este cable, este axón o prolongación de la neurona. Esta mielina, o estas vainas de mielina que se les llama así porque forman como una vaina alrededor de la neurona, tienen dos funciones fundamentales.

La primera de ellas es aislar, o sea, realmente como si fueran cinta aislante sobre un cable, las señales o comunicaciones que se transmiten de unas neuronas a otras, es decir, que se transmiten en nuestro cerebro. Y además es que realmente os lo podéis imaginar como una cinta aislante que recubre un cable porque estas señales o comunicaciones que van de una neurona a otra son señales eléctricas, o sea que literalmente esto es el cableado interno de nuestro cerebro. Entonces, lo que hace la vaina de mielina es proteger este cableado interno y aumentar la rapidez de este cableado interno y aumentar la rapidez de las comunicaciones entre neuronas, ¿vale? Literal, se te está rompiendo un cable, no va bien la luz, se va apagando vez en cuando, y tú le pones cinta aislante, que sería esta vaina de mielina, y arreglas el cable y vuelves a tener luz en cuanto le das al interruptor. Y hemos dicho que tenían dos funciones estas vainas de mielina.

¿Cuál es la segunda función de la mielina? Básicamente, es dar apoyo metabólico a nuestras neuronas, porque a diferencia de un cable, las neuronas están vivas y tienen que comer, así que le dan apoyo metabólico a esas neuronas, como veremos más adelante. Entonces, esta sustancia ya hemos dicho que son láminas y está formada por grasas, fundamentalmente, por membranas de lípidos o grasas, que es lo mismo, en un setenta, ochenta por ciento, y el resto son proteínas. O sea, que fundamentalmente es grasa y, de hecho, como os digo, recubre las neuronas, por tanto, es la sustancia grasa más abundante que tenemos en el cerebro. Así que nos sería descabellado pensar que si la grasa corporal que tenemos en las cartucheras, por ejemplo, puede servirle al músculo para obtener energía cuando hay baja disponibilidad de carbohidratos, por ejemplo, al final de una maratón, pues sería posible que la grasa de la mielina pudiera utilizarse como combustible cuando baja la disponibilidad de carbohidratos en el cerebro.

Ahora bien, ¿cómo se ve esta mielina en un escáner, en una resonancia magnética? Pues bien, si no habéis escuchado el episodio de este podcast en el que hablamos con el doctor felices sobre resonancia, qué es y cómo funciona, podéis ir ahora mismo a escucharlo, porque ahí explicamos muy bien que en las resonancias magnéticas lo que podemos ver también es agua, y de hecho esto se hace como práctica habitual para diagnosticar determinados tumores. Entonces, lo que tratamos de ver es el contenido acuoso de la mielina, que se llama fracción acuosa de la mielina, y esto puede utilizarse como aproximación para la cantidad total de mielina que tenemos en el cerebro. ¿Y por qué digo cómo la vemos en un escáner? Porque evidentemente os podéis imaginar que esta sustancia es microscópica, que no es como que lo veas tú a simple vista un jable, ¿vale?

Las neuronas, pues, son muy pequeñas y las vainas de mielina también. Entonces, la manera que tenemos de verlo es, ok, son láminas de grasa, pero entre esas láminas puede haber un poco de contenido de agua, y eso es lo que vamos a ver con la resonancia. También sabemos que, a menos mielina tengamos, pues menos agua podremos ver en esas regiones, y por eso podemos utilizar la cantidad de agua o la fracción acuosa de la mielina como aproximación de la cantidad total de mielina que tenemos en el cerebro. Entonces, midieron esta fracción acuosa de la mielina en los corredores, en el cerebro de los corredores, tanto antes como después de la prueba, ¿vale? Cuarenta y ocho horas antes y después de la maratón, y utilizaron algoritmos computacionales para construir mapas tres D de la cantidad de mielina en el cerebro de estos corredores, que es lo que presentan en el artículo.

¿Y qué es lo que vieron en estos mapas? Pues bien, vieron que la artículo. ¿Y qué es lo que vieron en estos mapas? Pues bien, vieron que la mielina disminuye en múltiples áreas del cerebro después de correr la maratón. Ahora matizaré esto en el espacio crítico del episodio, pero, bueno, básicamente, se ve que hay una tendencia a que disminuya en los distintos individuos del estudio y, especialmente, disminuya en aquellas áreas del cerebro que están implicadas en el control motor y también en el procesamiento sensorial y el control de las emociones, que quizá sea lógico porque realmente estas son áreas que estamos utilizando continuamente durante una maratón, porque vivimos muchas emociones y porque, evidentemente, tenemos que tener un gran nivel de control motor.

Como apunte, las deducciones que ellos observaron que parecen relativamente grandes, a ver, tampoco enormes, ¿no? Pero relativamente grandes, en realidad, ellos comentan que serían menores porque, como os digo, no estamos midiendo la cantidad de mielina directamente, sino que estamos midiéndola de forma indirecta a través de la fracción acuosa de la mielina, y digamos que el agua se pierde antes que toda la mielina. Así que, sí, posiblemente, pues eso, se pierde mielina, pero no tanta como parece en el gráfico del estudio. Un aspecto crucial de este estudio fue descartar, por supuesto, que los cambios en la fracción acuosa de la mielina se debieran a la deshidratación de los corredores, porque esto es algo que es muy frecuente cuando corres una larga distancia. Entonces, podríamos pensar si están midiendo algo, que es una fracción acosa, pues, a lo mejor se ve afectada por la deshidratación.

Entonces, los investigadores analizaron cuidadosamente los volúmenes de líquidos cerebrales en general, así como el contenido total de agua en diferentes regiones del cerebro, es decir, no solo la fracción de agua que está en la mielina, sino el contenido de agua total en esas regiones del cerebro, y no encontraron cambios significativos entre lo que había antes y después de la maratón. O sea, lo único que cambiaba era la fracción acuosa de la mielina, pero el resto de agua y el resto de líquidos cerebrales no cambiaban. Además, hay otros estudios ya anteriores que habían concluido que el ejercicio intenso no altera realmente los volúmenes de agua en el cerebro, independientemente del estado de hidratación. Por tanto, los cambios que observaron Matute y su equipo representan una reducción real en el contenido de mielina en el cerebro de los corredores. La pregunta que, entonces nos podemos hacer es, ¿y esto que se pierde de mielina, de grasa, del cerebro, se recupera después de la maratón?

La respuesta es que sí. Lo que vieron estos investigadores fue que los niveles de mielina volvían a la normalidad a los dos meses de la prueba. Midieron también en dos sujetos, es decir, en dos de diez, los niveles de mielina a las dos semanas, y vieron que se había recuperado un poco con respecto a justo de la maratón, pero no del todo. De todas maneras, aquí hay que tener cuidado porque, claro, esto fue solo en dos individuos y, a lo mejor, la velocidad de recuperación de esta grasa, de esta mielina, es diferente en diferentes personas y, a lo mejor, los demás individuos habrían recuperado un poco más de mielina a las dos semanas o no, quién sabe. Además, otra limitación es que solo hicieron las mediciones a las dos semanas y a los dos meses, no hicieron nada entre medias, así que puede que, a lo mejor, los niveles de mielinas se recuperen completamente al mes, no se sabe.

Otra pregunta que podríamos hacernos es, ok, ¿y esta cantidad de mielina que perdemos nos afecta en algo? ¿A nuestras funciones neurológicas? ¿Tiene esto un impacto en nuestras funciones cognitivas o en las funciones de control motor o de control de las emociones que están asociadas con esas regiones? Bueno, pues la respuesta a esto no se sabe, los autores de este estudio no lo evaluaron y aún no se ha estudiado, aunque sí que es cierto que el investigador ha declarado en ciertos medios que esto podría no solo no afectar, sino incluso ser beneficioso para el cerebro, porque así le permite ejercitar toda su maquinaria metabólica para regenerar esa mielina que ha perdido. Entonces, básicamente, es como si el hecho de correr maratones y perder un poquito de mielina que después recuperamos, enseñase a nuestro cerebro cómo llevar a cabo ese proceso de regeneración o reparación de la mielina.

¿Por qué podría ser esto beneficioso para nosotros? Bueno, pues porque hay enfermedades autoinmunes como la esclerosis múltiple en las que se deteriora esta vaina de mielina. Y aquí termina la historia, aquí termina lo que se habla en este estudio y lo que demuestra este estudio. O sea, este estudio demuestra que la mielina, esa sustancia grasa de nuestro cerebro, disminuye después de correr una maratón, aunque esto es reversible y luego se puede recuperar. Pero este estudio no dice en ninguna parte que el cerebro se esté alimentando de esta mielina, esto se mantiene como una hipótesis.

Simplemente, lo digo porque es cierto que la idea a Mattute Levino, precisamente porque pensó que los niveles de mielina podrían disminuir para alimentar, pensó que los niveles de mielina podrían disminuir para alimentar a nuestro cerebro cuando la disponibilidad de carbohidratos es baja, pero esto no lo ha llegado a demostrar. Matizo esto porque habréis visto, posiblemente, en titulares de medios que el cerebro se alimenta de grasas o se alimenta de la mielina cuando corremos una maratón. Bueno, pues esto no es enteramente cierto porque no se ha demostrado en humanos, aunque es cierto que en humanos sería complicado de explicar. Y también es cierto que hay ciertos estudios en animales que indican que esto podría ser así y, de hecho, la lógica también nos dice que esto podría ser así tal y como sucede en otras partes de nuestro cuerpo, pero ya os digo que no es lo que se vio en este estudio. ¿Cómo pensamos que el cerebro podría estar utilizando estas grasas de la mielina para obtener energía?

Bueno, pues estas minas de mielina están en el cerebro recubriendo a las neuronas, pero ¿quién las produce? Bueno, pues las producen otras células del cerebro que se llaman oligodendrocitos y células de Swan. Entonces, los oligodendrocitos os lo os los podéis imaginar literalmente como pulpos, ¿vale? Con muchos tentáculos o prolongaciones que se acaban enrollando alrededor del cuerpecito de la neurona, ¿vale? Que es eso que os dije que se llamaba Axón, que es como un cable, ¿no?

Entonces, los oligodendrocitos sacan estas prolongaciones en forma de tentáculos, una para cada neurona, por ejemplo, y las enrollan, las envuelven como si fueran cinta aislante. Esas prolongaciones que están enrolladas alrededor del cuerpo de la neurona, como os comenté al principio del episodio, constituyen la mielina, y hay estudios que han visto que estos oligodendrocitos pueden sobrevivir a una deprivación de glucosa, de carbohidratos, ya que ellos mismos forman esas prolongaciones que constituye la vaina de mielina, pues se pueden alimentar de esas grasas de la mielina porque, insisto, son suyas. Pero no solo esto, sino que los oligodendrocitos son células muy generosas. No solo se encargan de proteger a las proteger a las neuronas con estas vainas de mielina para que las comunicaciones entre ellas sean más rápidas, sino que también se encargan de proporcionarle soporte metabólico, como os dije al principio del episodio. Por tanto, a veces los oligodendrocitos, cuando están en situaciones de deprivación de glucosa y empiezan a utilizar estos lípidos para obtener energía, deciden compartirlos con las neuronas a las que están recubriendo, ¿no?

Porque también estaría feo que tú estés en un grupo de colegas, empieces a comer un bocadillo de jamón y no ofrezcas. Pues, literalmente, esto es lo que hacen los oligodentrocitos cuando se empiezan a alimentar de sus lípidos, y esto, os digo, lo sabemos por estudios en roedores. Por tanto, pensamos que esto podría estar sucediendo en humanos cuando la los niveles de glucosa son bajos al finalizar o al estar finalizando una prueba de larga distancia, pero, de nuevo, no se ha probado que sea así, tampoco creo que le vayan a abrir a nadie la cabeza para ver si esto es así. No obstante, este estudio es muy interesante, los propios autores reconocen que es un estudio piloto y que tiene sus limitaciones, como por ejemplo, un número relativamente pequeño de participantes, o sea, diez participantes, ahora que también tienes que encontrar a personas que estén entrenadas, que corran maratones y que accedan a hacerse varias resonancias en un plazo de dos meses para poder ayudar a la ciencia. Así que, bueno, eso, es una prueba de concepto con un número pequeño de participantes.

Además, matizan que el método que utilizan, o sea, estas resonancias no son suficientemente sensibles como para determinar la cantidad de mielina en todas las regiones del cerebro. Hay regiones del cerebro que tienen menor contenido de mielina de base y, por tanto, ahí el ratio, señal, ruido que se puede conseguir con estas técnicas no es suficiente como para determinar si disminuyen los niveles o no. Entonces, esto todavía tiene que ir avanzando. Pero, no obstante, es cierto que abre nuevas líneas de investigación y muchas preguntas para saber cómo se adapta nuestro cerebro a situaciones extremas. Por ejemplo, lo que a mí me gustaría ver en el futuro es estudios en personas más jóvenes que las que participaron en este estudio, porque los participantes tenían entre cuarenta y cinco y setenta y tres años.

No sé cuántos tenía cada uno, pero estaban en ese rango de edad. Entonces, ahora sabemos que mucha gente entre los veinticinco y los treinta y cinco, o y los propios cuarenta y cinco años, o sea, es un rango de edad muy amplio y hay mucha gente ya que ahí corre maratones. Entonces, me gustaría realmente ver si esto es algo, esto es un proceso que se acentúa con la edad y, por tanto, hay que controlarse con eso de una maratón al mes a partir de ciertos años, o si, por el contrario, esto siempre sucede así y no pasa nada, no se acentúa, no va a peor. Me gustaría también saber si estos participantes hicieron la maratón de chill o si lo hicieron dándolo todo. Me gustaría saber también si la cantidad de carbohidratos que consumieron o que consumen los participantes en una maratón puede influir en esta deprivación de los carbohidratos en el cerebro, en los kilómetros finales, y por tanto, si con una adecuada nutrición en carrera puedes disminuir este proceso de desmielinización y remielinización posterior, porque, a ver, aunque no tenga efectos negativos y pueda ser incluso beneficioso para el cerebro, no se sabe.

Y yo también diría que, como todo, ¿no? En exceso, pues seguro que puede llegar a a ser perjudicial, todo en uno de los extremos es malo. Entonces, supongo que tratar de moderar este tipo de procesos lo máximo posible, pues es positivo, igual que para nuestros músculos, ¿no? Es beneficioso, por supuesto, correr y correr una maratón, pero no hacerlo súper frecuentemente. Entonces, con un órgano tan importante como es el cerebro, la verdad es que me gustaría que se resolvieran en algún momento estos interrogantes.

También es sería interesante ver más mediciones intermedias, como os he dicho, entre el momento después de la maratón y como os he dicho, entre el momento después de la maratón y los dos meses, y verlas en un mayor número de personas para ver si la recuperación en cada persona difiere, y esto también implicaría que hay personas que precisamente pueden correr maratones más seguidas que otras. Y otra consideración que sí que se podría haber hecho en este estudio y, de hecho, no sé si siguen a tiempo de publicar esto, pero, vamos, no creo que publiquen una corrección solo para esto, pero estaría guay, y tampoco sé si se puede por tema de protección de datos del paciente y así, pero estaría guay ver, ya que en protección de datos del paciente y así, pero estaría guay ver, ya que en los datos suplementarios, por así decirlo, al artículo pública, la distribución individual de los puntos correspondientes a cada persona, ¿no? En los gráficos, es decir, de los niveles de mielina correspondientes a cada persona, quizá podrían ahí hacer un rango de edades, ¿no? O al menos decir los puntos que pertenecen a las personas de más de sesenta y los puntos que pertenecen a las personas de menos de sesenta, ¿no?

Para ver precisamente si la reducción es mayor en las personas más mayores o, por el contrario, es mayor en las personas más jóvenes, que no lo sé. Eso sería interesante verlo y creo que es algo que ya podríamos ver con los datos que hay ahora o si simplemente no hay ninguna relación, porque puede que necesites un tamaño muestral más grande para ver este tipo de cosas. Y bien, ya como última crítica constructiva, por así decirlo, al estudio, me gustaría también indicaros que es muy interesante, como os digo, abre muchas preguntas que a mí me gustaría responder. Evidentemente, me creo el estudio, pero sí que es cierto que no son diferencias tan drásticas como las están pintando, no solo por lo que comentan los autores de que las reducciones en la fracción acuosa de la mielina suelen ser mayores que las reducciones en la propia mielina per se, sino por el hecho de que vosotros podéis ver, a lo mejor, en los gráficos muchos asteriscos y un nivel de significancia terrible, por ejemplo, en la figura uno del artículo, y esto lo habrán visto, posiblemente, también los medios que han publicado en la noticia, supongo, espero que al menos hayan mirado las figuras y no solo el título del artículo, pero bueno.

Aunque veáis ahí una reducción grande, muchos asteriscos de estos muy estadísticamente significativo, etcétera, etcétera, Cuando vas a mirar los datos realmente del paper, pues ves que han utilizado dos puntos por persona. Como había pocos individuos, pues obviamente favorece la estadística tener más puntos y han puesto uno por cada hemisferio del cerebro, cuando realmente en la figura dos muestran que no hay diferentes efectos en los dos hemisferios, con lo cual yo no sé hasta qué punto yo habría puesto dos puntos por persona si sabes que es lo mismo simplemente por aumentar ahí el tamaño muestral entre comillas, porque tampoco es como que sean replicados, en mi opinión, pero bueno. Y luego también, claro, el test estadístico que utilizan es directamente para probar su hipótesis. No es que sea incorrecto, pero desde luego no es lo más sin prejuicios posible, porque tú cuando te preguntas qué es lo que pasa con los niveles de mielina después de una maratón, pueden subir o pueden bajar. Evidentemente, su hipótesis era que bajaban, entonces, simplemente, testaron la hipótesis de que baje.

Esto no es incorrecto de nuevo, pero, por supuesto, entre comillas, mejora la significancia o la estadística del artículo. Que, de nuevo, no pasa nada, o sea, porque también yo considero que en ciencia hay una obsesión tremenda con la estadística y que las cosas significativas. Si tú ves una tendencia es verdad y punto, y por eso digo que yo el artículo me lo creo, ¿no? Porque los cambios son relativamente decentes y los ves en varios individuos con la heterogeneidad que hay normalmente entre diferentes personas, y eso está fenomenal. Entonces, bueno, tampoco hay que prestarle tanta atención a la estadística, pero bueno, al ponerla y ponerla tan buena, siempre parece que, uf, madre mía, nos estamos quedando sin mielina en el cerebro, pero es un cambio moderado.

Así que espero que salgan más estudios al respecto, que aclaren los interrogantes que os he comentado anteriormente, porque la verdad que me parecen súper interesantes y que nos ayuden a entender cómo nuestro cerebro es acaba de adaptarse, igual que nuestros músculos, al entrenamiento y, sobre todo, al entrenamiento de resistencia y a diferentes condiciones metabólicas. Si os ha gustado el episodio, por favor hacédmelo saber en comentarios, que me ayuda mucho. Suscribíos en la plataforma que lo estéis escuchando y, si es YouTube, pues dejad un buen like, y ya, nos escuchamos en el siguiente. Adiós.

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