Ay, es que, como que me da cosa.
Bueno, me lanzo, VENGA, VOY:
...
Ay, es que no sé, es que como que no puedo. NO ME MIRÉIS. Venga, voy allá.
Ay, no, vete tu primero, y después ya voy yo. Venga.
En el episodio deAY, ES QUE ME DA COSA.
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Transcripción
En el episodio 158 de Planeta Cuñao Gracias por acompañarnos una noche más, queridos cómplices de la madrugada. Abrimos ya los micrófonos para que llaméis y nos abráis vuestros corazones contándonos vuestros secretos.
Hola, buenas noches. Hola, querido cómplice. ¿Desde dónde nos llamas? Yo me llamo Jacinto y llamo desde Alconchel, provincia de Badajoz. Muy bien, Jacinto, ábrenos tu corazón. ¿Qué secreto tienes que contarnos? No me atrevo, me da mucha vergüenza. Ánimo, que en este programa todos somos cómplices de la madrugada. Cuéntanos. Varios minutos más tarde.
Vaya, Jacinto, tremendo lo que nos has contado. Abrimos las líneas para que nuestros cómplices te envíen sus mensajes de apoyo. A ver, me dicen que ya tenemos la primera llamada. Sí, adelante. Hola, buenas noches. Yo llamaba para decirle a ese señor que si no tiene familia, que le diga que pare. Que ese tipo de cosas no se pueden contar entera, hombre, ya. Vaya, parece que se ha cortado la llamada.
A ver, el siguiente. Hola, cómplice de la madrugada, cuéntenos. Sí, buenas noches. Llamaba por el testimonio que acabas de explicar, Jacinto. Sí, adelante. Envíale tu mensaje de apoyo. Que vea que no tenía nada que... Que qué vergüenza, Jacinto. Qué vergüenza me ha hecho usted pasar con lo que acaba de contar. No se le cara de vergüenza y a la radio contar algo así.
Bueno, seguimos en cómplices de la madrugada recibiendo los mensajes de apoyo a nuestro cómplice Jacinto. A mí me parece que no tenía que haber llamado. No, menos. Esto ha sido mala suerte. Ya verá como la próxima llamada... Hola, buenas noches. Yo llamaba por el testimonio este de Jacinto. Buenas noches, querido cómplice.
Cuéntale a Jacinto lo que piensas. Jacinto, ha sido usted muy valiente. Le felicito. Hombre, gracias, gracias por su apoyo. A mí es muy importante. Porque hay que ser muy valiente para llamar a radio y contar eso y que lo escuche todo el mundo. A mí me daría una vergüenza contar algo así, vamos. Es que ni saldría de casa ni me atrevería a mirar a nadie a la cara ni...
Vaya, otra llamada que se corta. Qué mala suerte tenemos hoy. A ver, recibimos la última llamada de la noche. Parece que hoy la cosa ha ido regular. Hola, buenas noches. Buenas noches, amigo cómplice. Envíale tu mensaje de apoyo, Jacinto. No ves, Jacinto. Soy tu cuñado. Te dije que no lo contarás en la radio. Ahora eres la vergüenza de la familia. Bueno, yo creo que voy a ir colgando, que se me ha hecho tarde.
Venga, adiós. Anda, sí, Jacinto, cuelga ya porque es que vaya pena la vergüenza que nos has hecho pasar. Vaya noche. Que sea la última vez que se te ocurra llamarnos, por favor. Worst show ever. Escucha, mira la foto de mi duque. Vaya tío guapo. Vaya, cómo ha crecido, ¿no? Qué majo está. Madre mía, está gigante.
Tiene que comer un montón, ¿no? Uf, no lo sabes tú bien, Álvaro. Oye, ¿cómo se llamaba la marca aquella de la que hicimos una promo hace un tiempo? O-Nut. ¿Cómo? O-U-E-D-O-B-L-E-N-U-T, O-N-U-T. Yo a mi perra Lula no le doy otra cosa ya. Ah, esos son los primeros que hicieron la comida con carne fresca, ¿no? Con ingredientes naturales. Sí, sí, sí, son esos.
Yo le compré a Xorchic, que es la perra de mis suegros, O-Nut Outdoor, que solo lleva carne, ¿eh? Ni harinas ni nada. Y cuando me va a aparecer con la bolsa se pone contentísimo. Lo que pasa, tío, es que este come mucho, ¿eh? Y yo no quiero darle siempre lo mismo. Ni falta que hace. Tienes O-Nut Outdoor de cordero, de cerdo, de gallina, de pollo y hasta con pescado.
No, es que son de calidad excepcional, tío. Les gusta mucho, me merece la pena. Me estáis convenciendo. ¿Dónde lo compro? En tu tienda especializada, Oza, clínica veterinaria, tú sabes, las tiendas de cosas de animales y mascotas. O entrando en O-Nut.com. Venga, vale. O sea, entro en O-W-Nut.com. O venga, prueba y nos cuenta. Uf, mejor que pruebe el perro, ¿no? O-Nut, alimentación de verdad.
Bueno, ¿qué pasa, chavales? ¿Cómo estamos? Pues muy bien. Ha avergonzado, tío. Ruborizados. Hoy hablamos de la tienda esa de Shino, ¿no? Que los niños comprometo. Shain, ¿no? Me preparo yo el PDF sobre Shain, que es todo de Shain. ¿Sois muy vergonzosos vosotros? Así como... Bueno, qué coña, qué pregunta más tonta. Estamos aquí haciendo el ridículo y nos importa la mierda.
No, todo el mundo. De año lo supero, ¿eh? Te equivocas, Enrique, pues yo soy bastante vergonzoso. ¿Ah, sí? Sí, bastante. Todavía con la polla en la boca y vergonzosis. A ver, que sea mal hablado no tiene nada que ver con tener o no vergüenza, pienso yo, vamos. No tiene nada que ver. Pero yo me cago, o sea, eso de hablar en público y yo todavía en algunos episodios todavía me pongo nervioso a la hora de hablar sabiendo que esto después va a salir en antena.
Y en los primeros yo sudaba como un cochino, vamos. Yo sobre todo cuando me lo invento. Ahí es donde... Yo en los directos, yo los directos los llevo fatal. Prefiero un Sevilla-Betis a un directo. No, no, que va, que va, que va. Pues yo en cambio, yo hablar de público nunca, jamás, pero jamás desde pequeño nunca he tenido ni miedo ni el pánico ese de hablar gente que no conozca.
Pues con la cara que tienes debería, ¿eh? No, es que por eso, es lo que pienso, que digo, bueno, pero peor que la cara que tengo, ¿qué me va a pasar? ¿No? Si es que no me va a pasar... ¿Te imaginas tener esa cara que encima se tartaja? Trabajas solo, trabajas solo con bichos microscópicos que no ve nadie. ¿Cuándo coño has hablado tú en público? Para ti el público es de esos locos.
Escúchame, hay que estar en la tele y todo, ¿eh? Ojo, que hay que estar en la tele. Es una cosa muy negativa, ¿verdad? Lo de la vergüenza. Todos yo creo que lo percibimos así, como algo negativo, ¿no? Es negativo tener vergüenza y tener poca vergüenza. O sea, no hay nada bueno. Pero fijaos lo que voy a contar, que de negativo nada. Es que realmente la vergüenza es una evolución fisiológica que tenemos.
Sí, sí, sí. ¿Por qué? Porque, vamos a ver, la vergüenza no solo es un componente psicológico o algo así, sino que es una cosa física también. Cuando nos da vergüenza, sentimos cosas, ¿no? Es una cosa universal, ¿no? Claro, eso es. El cerebro le manda al corazón un chute de adrenalina.
El corazón se pone a latir súper fuerte y súper rápido y hace que los vasos capilares de la cara cojan más sangre y por eso te enrojeces. Además, tienes calor. ¿Por qué digo que es una evolución? Pues porque los seres humanos somos seres sociales. Entonces queremos caer bien o quedar bien delante de nuestros semejantes.
Con lo cual, cuando pasas vergüenza, es que te estás dando cuenta de que has hecho algo mal. Que está fuera del grupo. Eso es, que el resto del grupo te va a decir, uf, este tío, que va. O no haces algo por vergüenza por el mismo motivo. Porque dices, es que esto voy a quedar mal. Pero a mí lo que me... es que si te pongas roja la cara, Enrique, eso es una evolución un poco rara.
Porque al final te estás traicionando a ti mismo, ¿no? Tú dices, mira, estoy pasando vergüenza, pero nadie lo sabe, ¿no? Ahora si te pones roja, la gente lo sabe. A lo mejor estamos hablando de timidez o vergüenza, que no sé si lo he podido explicar antes. Un balonazo, un balonazo. Fresquito. Un micazo. El ponerte rojo al final hace que los demás vean que estás pasando vergüenza y sientan compasión por ti.
O sea, que también vale. Bueno, depende de los hijos de puta que sean tus padres. Bueno, claro, o sea, depende, todo depende. Pero normalmente cuando ves a alguien que está pasando vergüenza... Pero en una clase de niños, ya te digo a ti, que eso no ayuda. De hecho, puedes acabar con mote. El tomatito, el colgado...
Los niños normalmente no suelen tener vergüenza. Es una cosa que, igual que otras muchas cosas aprendidas, suelen coger vergüenza a medida que cogen edad. Los niños pequeñitos que empiezan a andar se acercan a cualquiera y hablan con todo el mundo y tal, y poco a poco... No todos, ¿no? Bueno, estamos generalizando. Habrá unos que sí, otros que no. Pero bueno, que es una cosa así.
Al final es un sentimiento que está relacionado con el miedo y la autoprotección. O sea, es decir, me da vergüenza hacer algo. Es un poco... También puede ser el que tiene vértigo, pues no te subas ahí, que es que te vas a escoñar. Pues entonces no hagas eso, que la gente te va a juzgar, ¿no? Y hay como vergüenza diferente, ¿no? ¿Puedo decir un par de tipas de diferencia? Sí, claro.
Por favor. Sí, sí, sí. Este es de arroba 2 Hannibal. ¿Por qué ha detenido el coche en el arsén? Me estaba haciendo una paja, agente. De acuerdo. Puede continuar. Pero con usted delante me da vergüenza. ¡Con el vehículo! ¡Ah! Eso es vergüenza, ¿no? Se le da vergüenza por pudor delante de la gente, ¿no? ¿Vale? Y ahora después me explicaréis qué tipo de vergüenza es este de, por ejemplo, este de arroba para las risas.
Estos son unos extraterrestres que llegan a la Tierra. Llevanos ante vuestros líderes. Dicen ¡Ay, mira qué vergüenza! Mejor matarnos. Lo último ya que digo. ¿Sabéis quiénes fueron los primeros que sintieron vergüenza en este mundo? Pues a Adán y Eva cuando les metieron en el palacio. Estaban en pelotas ahí todo el día, que les daba igual.
Y de repente les dijo ¡Fuera! Se taparon ahí con la hoja. ¡Fijarse! Con el trémolo. Bueno, una hoja de parra. Eso no tiene sentido. Eso está inventado y malamente inventado. No puedes tener vergüenza de algo que no sabes que da vergüenza. Es como si yo voy a un planeta, ¿no? Voy a Estocormo, por ejemplo. Y en Estocormo arrascarse la oreja es tan mal visto y da vergüenza.
Yo me arrasco la oreja y yo no siento vergüenza porque no sé qué significa eso. Pues Adán y Eva no tenían sentido, te lo digo yo que estaba allí, de que está desnudo. No era algo habitual porque eran los primeros y los únicos. ¿Estás insinuando que la Biblia ponía cosas sin sentido? Hay un par de cosas en la Biblia que son inventadas. Los de la paloma.
Y además estaba allí Boza con la hoja de parra, pero Boza ya llevaba su machilita rancia de cuero. Si era el domingo yo estaba descansando. Boza montó ya parralia, que vendía hoja de parra. Te voy a quitar la razón con una sola frase. Porque he encontrado una definición de vergüenza que no es exacta. Porque vergüenza, ahora lo veremos, son varias acepciones las que tiene. De hecho se tiende a identificar vergüenza con timidez y no es exactamente lo mismo.
Te voy a dar primero una descripción que ya te digo no es exacta porque si buscas vergüenza en el diccionario tiene como siete acepciones diferentes. La vergüenza es un estado emocional que se activa en todos los seres humanos cuando actuamos en contra de la persona que nosotros deseamos ser. Entonces claro, Adán y Eva sí podían sentir vergüenza y por eso se tapaban.
Igual que tú puedes ir a Estocolmo y te pones a hacer capullo con no sé qué en la oreja y pasa vergüenza porque realmente no estás siendo como tú quieres ser y eso te puede poner a la defensiva, que es esta sensación que Enrique ha descrito perfectamente, que es la vergüenza. Y no es lo mismo que la timidez. De hecho la timidez provoca vergüenza.
Muchas veces tienes un comportamiento tímido porque la vergüenza es lo que los demás ven en ti. Tú no quieres que los demás vean en ti algo. Me caigo al suelo y los demás se ríen. A mí la vergüenza es el ejemplo más estúpido. A lo mejor alguien va a ayudarte y todo. Sí, los cojones. Estamos en serio. Después de reírse. Después de despollarse lo mismo te ayuda a levantarte.
Pero tú has hecho sangre. Cuéntanos de timidez y vergüenza que eso me interesa, Rafa. No sé si soy responsoso o tímido. Tú tienes baja autoestima, tienes miedo a la gente, a lo que piensen de ti, tienes todo eso. No, pues no eres tímido. Seguramente seas una persona introvertida, que no es lo mismo tampoco. Y posiblemente la timidez es esa de la que hablamos de una persona.
Que es tímida, que es poquita cosa el hombre, porque todo le da vergüenza. No voy a hablar porque me da vergüenza que piensen mal de mí, que soy tonto o que hablo mal o que lo que sea. Que yo por el tema este de tener claro si es vergüenza, timidez o lo que sea. Bueno, por ejemplo, aquí podemos una situación que a ver ustedes qué opináis. Que es de un tuit de arroba John Vienes.
Dice ¿por qué pasaré yo vergüenza con la gente a la que se le olvida pagarme, cuando es esa gente la que tendría que pasar vergüenza y no parece que sea así? Es una situación en la que totalmente el que tiene que pasar vergüenza es el que debe la pasta y sin embargo estás tú ahí como diciendo, a lo mejor al cabrón le da igual. Por cierto, Manu me debe 14 pavos, cabrón.
Os voy a contar los distintos tipos de vergüenza que hay y el guión y digo qué es lo que puede ser más largo y más coñazo. Los tipos de vergüenza porque hay un huevo tipo de vergüenza. Yo quería que sólo había una, pero no, hay muchas. Vamos a empezar por la primera. La primera es la vergüenza adaptativa. La vergüenza adaptativa es aquella en la que la emoción es saludable y cumple con un propósito de adaptación a la sociedad limitando nuestro comportamiento para que vaya acorde con las normas sociales.
De este modo, haciéndonos sentir apropiados de las conductas negativas, el cerebro estimula que en conjunto todos seamos miembros funcionales y de una sociedad. Cuando mi suegro decía que volvía de Suiza, venía con todo el bolsillo lleno de colillas de cigarro. Le daba vergüenza tirarlo al suegro porque allí le tiraban una colilla, entonces se apagaba la colla del zapato y se la metía en el bolsillo. Es un acto de vergüenza porque te quieres integrar en una sociedad.
Te adaptas a unas normas. Y oliendo a cenicero por la vida no le daba vergüenza. Ese es otro tipo de vergüenza que ahora veremos dónde está la de apestar a tabaco. Segundo tipo de vergüenza, vergüenza tóxica. La vergüenza tóxica es aquella en la que la emoción debe ser saludable y cumple un propósito de adaptación a la soledad.
Ya no nos ayuda a adaptarnos sino que se convierte en una emoción no justificada que de forma crónica y en el tiempo nos limita en nuestra vida personal y profesional. Un ejemplo fácil. El que viene aquí a Barcelona y no aprende a hablar catalán, por vergüenza. ¿Por vergüenza no aprende a hablar catalán? Sí, el no aprender un idioma. ¿Por vergüenza a no hablarlo mal? Hablarlo mal.
El temor a sentirnos avergonzados es el que se cronifica y nos exigimos mucho. Por lo que no queremos hablar inglés en este puñetero país. Le diría más a lo mejor el que no se atreve a ir a una tienda a pedir algo porque la vergüenza es algo más básico. Hay gente que no quiere pedir en la tienda, no quiere pedir en un bar y no pide nunca. ¿No os ha pasado nunca que vuestra pareja os dice yo quiero esto y vosotros tenéis cara de camarero?
Durante años. Vergüenza pura. La vergüenza pura es aquella en la que las emociones y reacciones fisiológicas de índole negativa vienen desencadenadas por la exposición a una acción humillante. Esta yo creo que es la más clara. O por un agravio hacia nosotros o hacia otra persona.
Ahí no se finge nada. Eso es que te da vergüenza. Eso es fisiológico. Es sentirnos avergonzados de forma real como consecuencia de una conducta deshonrosa que puede poner en peligro nuestra reputación en el ámbito privado, personal o profesional. Como por ejemplo, te voy a decir un tuit de arroba. You mock my pain. Tengo el coche tan sucio que me da vergüenza aparcarlo en el curro.
Vergüenza. Ahora tengo un Dacia. Imaginad el nivel de mierda del coche. ¿Para qué le da más vergüenza que esté sucio que sea un Dacia? Hay gente para todo. Otro tipo de vergüenza es la infundada. Esta también tiene lo suyo. Es la que se desencadena en nosotros tras habernos acusado, alguien nos acusa, de una acción humillante que realmente no hemos cometido.
Nos acusa de algo que no hemos hecho y aunque somos inocentes o aunque no hemos hecho eso de lo que nos acusan, nos sentimos avergonzados. Tú te has pedido. Yo no sigo. Pero se mezclan la vergüenza y la impotencia. Ahora viene otra que no sé si explicarla o no, pero es vergüenza falsa. ¿Qué será? Es la que fingimos. Exactamente. Para demostrar arrepentimiento por una acción que hemos cometido pero que realmente que ni nos da vergüenza ni nada de nada de nada.
Totalmente falsa. En OK Diario, porque busco información de distintos tipos de OK Diario, dicen una cosa aquí que... En OK Diario, vergüenza habrás encontrado poca. ¿No vas a ver? Existe un caso particular de esta vergüenza falsa que es la que se conoce como vergüenza de la vergüenza.
Que vendría a ser algo así como una metavergüenza. Es decir, pese a que no hemos sentido vergüenza de verdad por nuestro acto, por lo que hemos hecho, estamos inventando, sí que nos estamos sintiendo avergonzados de estar avergonzados de mentiras. Te pongo un tuit de eso. También de mi amigo John viene. ¿Quieres tomarte la última en mi casa? ¿Tú lo que quieres es que entre pachas le azobre algún libro? Dice, ¡ay, vale, sí, joder, qué vergüenza! La vergüenza moral.
Esta vergüenza es una que sentimos cuando hemos cometido una acción que rompe con los principios éticos y valores morales que imperan en nuestra sociedad. Por ejemplo, no cederle el asiento en el autobús a una persona mayor. Escúchame aquí, levántate, que estás viendo ahí que está esta mujer que no se puede estar de pie. La vergüenza identificativa.
Esta es la vergüenza en la que nos sentimos avergonzados de una persona con la que en principio tiene que ser una fuente de orgullo nuestra. Sentir vergüenza de un hijo o de un padre. Por ejemplo, mi hijo siente vergüenza de mí cada dos por tres cuando vamos a una fiesta. ¿Y a ti te gusta hacérsela sentir? Me pongo como una moto.
Es fantástico eso. Te voy a poner yo un ejemplo un poquito más gráfico de la vergüenza identificativa. De arroba formalito él. Te veo preocupado, Manuel. Mira, tío, me da mucha vergüenza, pero es que me tengo que desahogar. Te lo cuento. Mi mujer ayer estaba jugando con un consolador y se lo metió muy fuerte en la boca y se hizo daño.
Y ahora resulta que no tiene papilas. Bueno, pues que lo mueva así rápido. ¿Qué tiene que ver ese con la vergüenza? La vergüenza identificativa, ¿no? Vergüenza heredada. Y ya estamos terminando. Vergüenza heredada. Yo qué sé, Rafa. ¿Cuándo heredas el dacio de tu padre, por ejemplo? Rafa y Kapia son darkosas. Ah, vale.
Son un orgullo. Un pedazo de orgullo. De San Pablo. Yo no soy de San Pablo. Yo soy de La Macarena, perdona. Bueno, bueno. Somos darkosas y mira, tenemos todos los dientes. Bueno, vergüenza heredada. Es cuando alguien le da vergüenza de sus raíces y de sus brines. No es el caso de darkosas.
Yo hablo de darkosas, los quiero mucho. Vergüenza de decepción. Aquella emoción en la que nos sentimos avergonzados, no por haber cometido una acción humillante, sino por considerar que hemos fracasado en nuestras metas y que nos hemos sentido decepcionados a nosotros mismos o a quienes confiaron en nosotros. Esa es la vergüenza que tuvo que sentir Nono cuando falló el penalti. O Guido cuando se cayó para atrás en el penalti este último de los Osuna.
O Raúl cuando falló el penalti. O Messi cuando falló el penalti. Esa vergüenza, vergüenza de decepción total. Y hay un último tipo de vergüenza, que es la que todo el mundo está esperando que diga. Me falta esa.
Me falta esa. Y esta falta. Y esta no la va a decir mucho PDF, pero no la dice. Eso mis haters. Mis haters escuchando, pero no lo dice el cabrón. La última. La va a decir Caballeto. Yo quiero que le hable de esto porque seguro que tiene un PDF más corto del mío. Quiero que hable de la vergüenza ajena. Como se llame con otro nombre, que puede ser de otra manera también. ¿Ajena? ¿Puedo introducirla con un tweet?
Métemela. Métemela, sí. Venga, voy con el tweet de arroba guanchope MR. ¿Qué te has hecho en las cejas? Me he puesto un tinte de ajena. Pues se te están destillando con la lluvia. ¿Se nota mucho? Me da vergüenza ajena. ¡Madre mía! ¡Ha, ha, ha! Gritas gist hoy, eh. Bob se ha explicado muchos tipos de vergüenza y casos que somos capaces de ponerle un ejemplo. Pero vamos a poner en común que la vergüenza hace que lo pases mal.
Eso sí, ¿verdad? Todos los tipos de vergüenza que ha explicado, al final lo pasas mal. hay un tipo de vergüenza en la que el sentimiento incluso lo podemos calificar de dolor y es una vergüenza que duele tanto que nos obliga a cerrar los ojos. ¿Sabéis ese momento que dices? Sí. Madre mía.
A esa vergüenza se le llama vergüenza ajena, pero quizá mucha gente no lo sabe, en el resto del mundo se le conoce también como vergüenza española. ¿Por qué lo llaman vergüenza española? He encontrado la explicación más sencilla, la navaja de Ockham, pues suele ser que dice que aquí en España fue el primer sitio donde se le denominó a eso, el sentimiento este de malestar psicológico por las acciones de los demás, pues eso se le conoce como vergüenza ajena. Pues alguien imagino que lo redactó en un diccionario o en un manual de psicología.
Entonces el resto de citas pues decían pues como la vergüenza ajena española, como que la definición que se le ha dado en España a ese tipo de vergüenza, la vergüenza ajena española, la vergüenza ajena española y directamente como vergüenza española. Pero en otros países se le llama vergüenza española porque la vergüenza ajena es especialmente fuerte en España, ese sentimiento.
Hay una cosa muy característica de nuestra cultura que es el miedo a perder la dignidad o el orgullo. Es algo muy característico de nuestra cultura. Por ejemplo, imaginaos que llega una visita a casa y sacáis unos refresquitos, viste el capa bozza, no sé qué, sacáis unas tapitas, empezáis a picotear y queda la última loncha de queso. ¿Cómo le llamamos a esa loncha? La de la vergüenza.
La de la vergüenza. La de la vergüenza. Para mí. Pues tú no eres español. Pues es un detalle más de lo que el sentimiento de vergüenza está muy ligado a la cultura, no sólo a la psicología. Encontré un estudio del 2013 que intentaba explicar por qué sentimos vergüenza ajena. Si te paras a pensarlo bien, es muy extraño que lo pasemos mal con lo que hace otra persona que además, en muchos casos, a esa persona no le está afectando.
Por ejemplo, tu jefe borracho en un karaoke cantando y tú te estás muriendo de vergüenza y él se lo está pasando de puta madre, no se está sintiendo mal ni nada porque se lo está pasando bien, pero tú eres el que está sintiendo la vergüenza y lo está pasando mal. Como por ejemplo esta conversación de dos señoras que nos dice aquí nuestro amigo Mortimer Fu, a que se dedica tu hijo.
Está en la cárcel por robar a los ancianos y el tuyo es directivo de Iberdrola. Ay Dios mío, lo siento que vergüenza debe estar pasando. Ese ejemplo del jefe, yo creo que tú pasas vergüenza porque sabes que él después va a pasar vergüenza. A lo mejor en ese momento no, pero ese señor probablemente cuando se acuerde, si es que se acuerda. Y tú empatizas con esa situación, te levantas por la mañana al día siguiente y dices su puta madre, yo debo la empresa.
Y nos ha pasado nunca de alguien que ha ido a cantar y canta muy bien y le pone mucho sentimiento y tú lo pasas también mal y dices no, está cantando. Técnicamente está cantando bien, pero está cantando tan bien, tan bien que tú pasas vergüenza y dices que no procede. Que está poniéndolo demasiado bien, lo está haciendo demasiado bien, que está con el resto de cachondeos. Y vergüenza cuando alguien está cantando bien y te mira para dedicarte a la canción, eso nos ha pasado, eso nos ha pasado.
Pero esa es ajena, esa no es ajena, esa es tuya. Esa es propia. Esa es propia. Esa es propia. Esa es propia. Ese es tierra, trágame. ¿Os afecta más a vosotros la vergüenza ajena que la propia? Yo es la única que tengo, creo. Para mí es como una apisonadora la vergüenza ajena. Es que yo creo que es más duro ¿no? Sufrir vergüenza ajena que vergüenza propia.
La vergüenza propia al fin y al cabo, sabes que depende de tus actos, de tu pensamiento, pero la ajena no la puedes controlar. Pero la ajena a los tres segundos de estar olvidado. ¿O no? No, no, no. A mí sí me afecta bastante, sí. A mí la que se me olvida a los tres segundos es la otra.
El otro día me pasó. La peripecia para volver del Betis-Barça, que no llevaba coche y me volvía en transporte público, no os voy a ahorrar la historia ¿vale? Ya lo contaré en otro momento. Pero me monto en un autobús, cosa que no estaba prevista, y ya no me acordaba que había que llevar mascarilla.
La chófer, que era una señora, me llama la atención después de yo haber picado y, o sea, yo entro con mi volumen, me voy para adentro y cuando ya estoy entrando me dice la señora chófer. Oiga, la mascarilla no se la ha puesto ¿no? Digo pues mira, no, no ve que no. Ni la traigo. Ni la traigo porque es que yo no sabía ni todavía ni que había que ponerse.
Y no se le ocurre otra cosa. La señora, en ese autobús lleno de gente que venía del Betis, y esa chófer gritando ¿alguien tiene una mascarilla? Y yo, se pasa una vergüenza tremenda. Pero eso se olvida a los tres segundos. Pero cuando alguien te pone en una situación de vergüenza ajena, a ti te duele y te hiere y te molesta y aparte esa persona te cae peor.
Ya pasa de caerte peor. A mí me molesta mala vergüenza ajena. Típica situación que en una boda o en una celebración tu pareja se le va un poquito la mano con el drink y demás y tú esa vergüenza la sigues pasando. Oye, yo no voy más a esta boda con esta gente, contigo porque vaya tela que liaste la última vez. O sea, te puedes acordar años después ¿eh? Claro, pero es que esa mujer ya no es ajena, es que es propia. Si es tu pareja es...
Es de decepción incluso ¿no? Pero tú no has hecho nada. O sea, la que ha dado vergüenza es tu pareja, no tú. Pero no es ajena. No es ajena ajena, claro, este representa. Vale, pues en este estudio dice que se activan las mismas estructuras corticales cuando sentimos vergüenza ajena que cuando sentimos compasión por el dolor del prójimo.
Literalmente ¿no? Es que en esos momentos tú estás compartiendo el dolor, pero ¿a qué estás hablando? Es que muchas veces esa persona no está sufriendo. Tú ya te lo estás imaginando ¿no? ¿Qué va a pasar? Bueno, pues lo que he explicado, que le llaman vergüenza española. Pues he buscado cómo le llaman a este tipo de vergüenza ajena en otros países.
Y es curioso el pequeño matiz que le da. Nosotros le decimos vergüenza ajena. ¿No? ¿Por qué? Porque no, la vergüenza no lo está haciendo sentir alguien ajeno. En Finlandia, es que tampoco voy a decirlo en finlandés, que da igual, se llaman mi gente, no sé qué. Le dicen, y me gusta mucho, vergüenza compartida. ¿Vale? En inglés hay varias formas de llamarlo ¿no? Pero el término exacto sería valkarius embrasement, que sería vergüenza indirecta, que es más acertado, es más cercano realmente a la técnica.
En holandés, imposible de leerlo, sería, y esta, ojo eh, que me encanta, que sería vergüenza que intercambia de lugar. Maravilloso ¿verdad? Porque es literalmente, es la vergüenza que está pasando a otra persona que me la estoy comiendo yo. Y por último, en alemán, que se dice frechsam, o algo así, que se dice vergüenza exterior.
Pero también he encontrado que se dice frechsamen, que es vergüenza extranjera. Este se parecería más a nosotros. Pero lo más divertido, lo más divertido que he encontrado, es que esta palabra no se incluyó en el diccionario alemán Duden, que sería como el equivalente al manual de la Academia Española, hasta el año 2009.
A ver, oyente del planeta cuñado que habláis alemán o que estáis en Alemania, ¿qué pasa? ¿Que hasta 2009 en Alemania nadie sintió vergüenza ajena? No me lo puedo creer. Imposible ¿no? ¿Ok? Y después hay una palabra que nosotros somos de la misma edad, y para nosotros creo que hemos vivido el cambio de significado de esa palabra, que es cringe.
Una cringe. Dices, uy, que da cringe. Nosotros hace 20 años... Pero cringe no es eso, ¿no? Nosotros, para nosotros, cringe era una cosa que daba... Tuve yo una película de Gore y decía... Los niños dicen ahora eso. Vale, pero ahora los niños dicen, uy, que da cringe. ¿Por qué? Porque produce el mismo sentimiento que es estremecimiento, que es lo que significa.
El repelús. El repelús ese, que es como cuando tú le enseñas la foto de tu hijo de cuando estabas en segundo debut con el chándal atrás, te leo los calcetines, subió por fuera. Eso es lo que le da a tus hijos hoy en día, que es cringe. No he tenido una foto así en mi vida, caballito. Tú no eres de la BUG.
El informe este estaba muy chulo, del estudio sobre la vergüenza, y voy a leer cuatro cosas claves que fueron capaces de sacar sobre la vergüenza ajena. Primero, que la vergüenza ajena depende directamente de la perspectiva del observador. Lo que está explicando ante Boza es que a Daníbal no podía sentir vergüenza... Sentía su propia vergüenza.
Lo que no sentía es vergüenza ajena porque eso lo provoca el observador, ¿no? Cuando tú estás en una sala de una conferencia llena de gente y ves que pasa el conferenciante y en el zapato lleva pisado un trozo de papel higiénico y tú lo estás viendo que va a subir al escenario y todo el mundo se va a reír de él, eres tú como observador que estás sufriendo la vergüenza en ese momento.
No te voy a llevar a la contraria porque a ti te respeto y a Rafa no. Pero no por falta de ganas, ¿no? Después, cuando sientes vergüenza ajena, sientes empatía por alguien que pone en peligro su integridad porque va a violar las normas sociales, ¿vale? Porque tú dices, oye, es que esta persona se va a convertir en un paria.
¿Y qué le pasa a los parias en la naturaleza? Los parias son apartados de la sociedad y tienden a desaparecer. Y tú al final empatizas, ¿no? Y aprendes ese reflejo del dolor. Después dice que el sentimiento es mayor en las personas que están acostumbradas a asumir la responsabilidad del comportamiento de los demás. Por ejemplo, la vergüenza ajena, que es muy parecida a lo que ha dicho antes Boza, cuando tú, ¿no? Pues tienes...
Tu padre, ¿no? O sea, eres padre, pues tus hijos te pueden provocar mucha vergüenza ajena porque se comportan de forma inadecuada en un momento dado, ¿no? Por ejemplo, ¿no? Con el niño chico aquel que se presentó y empezó a cantar cumpleaños feliz, le habían llevado a un funeral, ¿no? De un familiar y estaba todo lleno de velas, ¿no? Pues ese momento tú sientes vergüenza ajena con el niño.
Y después, y eso también lo ha explicado antes Rafa con lo del idioma, dicen, este informe dice que la vergüenza ajena podría ser la causante de la especial dificultad que tenemos los españoles para hablar idiomas, para hablar idiomas. Porque genéticamente nadie está mejor predispuesto a palabrar en un idioma.
Pero aquí, ese miedo supremo que tenemos en España a perder la dignidad es como mucho más acentuado y impide, ¿no? Que tengamos esa práctica más en soltura a la hora de intentar hablar otro idioma. Así que, si eres como yo, que sientes muchísima vergüenza ajena, porque te lo juro yo lo paso fatal, significa dos cosas. Lo primero, que eres español.
Y lo segundo, es que en este mundo de mierda que está todo lleno de gente tan egocéntrica que nada más que se preocupa por lo que pasa, ¿eh? Si hay un poquito de gente como nosotros que desarrollamos empatía, pues yo creo que tampoco vendrá mal. Oye, pero al final, vergüenza española solo se le dice en España, ¿no? No, aquí nosotros no le decimos vergüenza española.
¿Dónde carajo se dice? Porque en Finlandia se dice de una manera, en Alemania de otra. No, no. En Sudamérica, por ejemplo, le dicen vergüenza española, por ejemplo. Digo eso de los idiomas, tío. Sí que es verdad que cuando oímos a un español hablando mal otro idioma o intentando hablar otro idioma, nos reímos de él.
Sin embargo, si un extranjero intenta hablar español, decimos, ay, fíjate qué esfuerzo está haciendo, ¿no? Sí, sí, sí. Y él, ¿verdad? De hecho, nos reímos igual. Si habla muy bien decimos, de qué va este flipado, ¿verdad? Que pronuncia súper bien en inglés. Bueno, pero ¿ustedes queréis perder la vergüenza o no? Sí, yo sí quiero.
Yo sí puede ser un poco esa vergüenza ajena. La primera clave sería darse cuenta de los pensamientos negativos y aceptarlos. Es decir, no nos podemos anclar en decir, oye, es que soy una persona tímida, es que a mí esto se me da mal, es que no sé qué. Porque siempre que usamos esa frase para nosotros mismos internamente lo que hacemos es quedarnos en nuestra zona de confort.
Hay que dejar de creerse esos pensamientos. Simplemente aceptar que cuando salgamos de esa zona de confort esos pensamientos van a venir y tenemos que aceptarlos como tal y pasar de ellos, ¿vale? Lo segundo es vigilar tu autodiálogo. ¿Tú no querés decir que este Mahar ha perdido y hable con las piedras, ¿vale? Tú quieres decir que esas cosas que nos hacen ser duros con nosotros mismos nos bajan la autoestima y la baja autoestima provoca vergüenza, ¿vale?
Entonces le está todo el día diciéndote que yo soy carbo, es que estoy gordo, es que hay que ver, es que no hace falta ser tan duro contigo mismo. Tienes poquito pelo, bueno, pues ya está. Tendrás en otro lado el pelo, ¿no? Como dijo Rafa un día, tengo la barriga que me merezco, la edad que tengo, y ya está. Entonces, como ese tipo de cosas provocan que te bajes la autoestima, esa baja autoestima
a su vez provoca que empieces a tener sentimientos de vergüenza. Punto número tres, identificar las situaciones en las que sientes vergüenza. Aquí lo que dicen es que aconsejan valorarla del 1 al 10. No sé si eso realmente en qué ayuda, porque tampoco lo dicen, ¿vale? Sino simplemente que tú, en un momento de tranquilidad, tú digas, oye, pues yo siento muchísima vergüenza, por ejemplo, hablando en público, siento
algo de vergüenza si voy al gimnasio a hacer ejercicio, porque estoy gordito, y me veo al lado a los petados, estos que van de guay y se van a reír de mí, van a decir, fíjate, nota este… Pues valora esas situaciones del 1 al 10, pero no para quedarte parado en esos casos o evitarlas, sino simplemente para afrontarlas y saber que a lo mejor te tienes que ir afrontando primero las que te dan poca vergüenza, hasta que llegues a las
que te dan más vergüenza de todos, ¿no? Y afrontarla poco a poco. La mayoría de veces eres tú el que más te censuras a ti mismo previamente. Sí, sí, claro. Es más que lo que hacen los demás, porque los demás… Exacto.
El otro día un amigo me decía que está así gordo que empezó a salir a correr y decía que le daba mucha vergüenza que la gente viera. Y yo le digo, si te crees tú, que la gente va a estar mirándote a ti. O sea, precisamente no… Enrique, a mí yo tardé mucho en empezar a correr porque me daba vergüenza.
Ya, sí, lo entiendo, o sea, lo puedo entender, pero es verdad que luego te das cuenta de que es que ¿quién coño va a estar mirándote a ti? O sea, no sé. A mí yo creo que puede que sea la edad, que llegas a una edad, a medida que avanzas en edad hay cosas que ya… Te sudas, te la soplas. Te la soplas, claro.
Pero es maravilloso. Absolutamente. Yo creo que es una… Yo siento que es eso, ¿eh? Porque la vergüenza que tiene un adolescente, la vergüenza de un adolescente, eso es, se puede exportar en toneladas. O sea, es brutal. Ni una bomba nuclear, caballitos. Si eso se convirtiera en energía, la vergüenza adolescente.
No, no, no. Tremendo. Ya te digo. El punto cuatro es responder a las situaciones de forma genuina. Esto lo que dicen es que las emociones son reacciones inmediatas a lo que pasa en ese momento, ¿vale? Entonces, cuando tenemos vergüenza, la reacción más común es o bien no hacer nada o anclarnos en los pensamientos negativos.
Eso que hablaba al principio, ¿no? De que no voy a saber hacerlo, que soy tonto, que no sé qué. Bueno, pues el consejo que dan es olvidarse de esos pensamientos y simplemente responder a primera forma que te salga. Oye, ¿que sale mal? Bueno, pues mal. ¿Que sale bien? Pues ya está. Responde lo primero que salga y ya está.
El cinco. Y este me resulta interesante. Dice, rodéate de personas extrovertidas. Si eres una persona muy tímida o que te dé mucha vergüenza a todo, ¿tú crees que te vas a buscar personas extrovertidas? Pero le entiendo el fondo. No, no. O sea, el fondo es clarísimo. Te va a ayudar a desinhibirte y además posiblemente llega hasta imitarlas.
Exacto. Sí, sí. Si tú estás con gente… Yo, por ejemplo, cuando tengo compañeros que han llegado nuevos y le veo que son timiditos y yo al contrario, soy el que te lo traigo para que… Oye, pues nosotros puedes expresarte normal. No pasa nada. Y lo ves. Lo ves que es cuestión de muy poco tiempo y ya te van contando cosas y no sé qué.
Porque se sienten como diciendo, bueno, esta gente no me van a juzgar y no se van a reír de nada de lo que diga o incluso les interesa lo que les pueda contar. Yo creo que… Yo vergüenza nunca he sentido. Ese tipo de vergüenza no lo tiene nunca. Pero los que sí somos… Me meto ahí. O éramos o ya veremos. Es verdad lo que dices, Álvaro.
Por tu propia cuenta, si eres una persona introvertida o vergonzosa, no te vas con gente extrovertida. Te vas con gente de tu cuerda. Porque así empatamos. Además, no es que solo tú lo intentes evitar. Es un secreto para perder la vergüenza. Cambia esa tendencia. Modifícala y vete con gente extrovertida. No te juntes con gente igual. Pero claro, la cosa es, ya no es que tú en principio no busques juntarte con ese tipo de gente.
Es que seguramente ese tipo de gente tampoco se quiera juntar contigo. Es que ese es el problema. Pero bueno, es cierto que sería de una gran ayuda. Una persona así, rodearse de personas que no les da miedo hablar en público, que no les da miedo haceres ridículos, que no les dé miedo esto, seguramente le ayude a ver que, oye, que no pasa nada por desinhibirse y perder esa vergüenza.
El 6. Esto es lo típico, ¿no? ¿Qué te da miedo? El vértigo, pues súbete al puente con tu galete y mira desde arriba. Enfréntalo. Enfréntate a tus miedos. Es decir, cuando te expones a la situación y te enfrentas a ella, que a las situaciones te dan vergüenza, es cuando vas aprendiendo a gestionarlas. Si no te expones nunca… Y te voy a decir una cosa.
Y funciona de maravilla. Funciona. Funciona para todo en la vida. Está claro. Yo con 18 años a mí me daba vergüenza entrar a un bar a pedir un vaso de agua. Con 18. Y con 20. Porque claro, agua. A ti lo que te da vergüenza era pedir agua, ¿te refieres? Con 18. Ya cerveza ni te cuento. Y ¿sabéis lo que hice? Me metí a trabajar en un bar de copas de camarera.
Del tirón. Y perdí. 6 meses. Era otro. Perdí la vergüenza por completo. Y claro, sigues sin pedir el vaso de agua, ¿no? Ahora te lo piden. No, ahora ya de cubatas, adelante. El agua para los hielos, ¿no? Para las pacetas, coño. ¿Tú sabes una vergüenza que tengo yo? Y he trabajado en un corcente. Habla por teléfono, guillo.
A pedir algo por teléfono. A llamar a un sitio. ¿Ya ves? A mí me da eso vergüenza. Pero ya no sé si es vergüenza o asco también de haber estado trabajando con un teléfono pegado en la oreja tanto tiempo que cada vez que hay que gestionar algo por teléfono yo le digo a mi mujer, Orga, toma, te toca. A mí también me pasó eso.
Pero es que yo, básicamente, es que no me gusta hablar por teléfono. No me gusta hablar por teléfono. No me gusta, entonces… Bueno, el punto número 7 es escribir lo que vayas a decir. Yo creo que está más bien enfocado a situaciones de hablar en público. Porque tú imagínate que lo que te da vergüenza es hablarle a una chavala y tú te vas a escribir en la manita lo que le vas a decir.
Hola, eres muy guapa. ¿Te gustaría hablar conmigo un rato? No, pero ¿lo puedes practicar? No, claro. A ver, lo que dicen ya no es solo que lo escribas como tal, sino que lo visualices en tu mente un poco. Es decir, que si lo que crees es que te va a dar miedo la improvisación del momento, que simplemente, o bien eso, que lo escribas, lo improvises y que eso te va a dar a sentir más seguro.
Es cierto que yo esto, por ejemplo, yo hice un curso de comercio exterior y demás, entre una carrera y otra, cuando estaba a media y entre la vacacía, y tuve que hacer una exposición ante un grupo de empresarios y tal de un plan de empresa. Y a mí, al final, me dio más vergüenza por el tema de querer leer el guión tal y como yo lo había estudiado y demás, de no equivocarme de lo que había escrito, que a lo mejor de haber improvisado en ese momento.
Entonces, a lo mejor hay que tener también cuidado de eso, de oye, vale, visualízalo, escríbelo, pero que no tiene que ser un guión puro y duro, sino simplemente unas nociones básicas. Lo que te dicen los actores, ¿no? Los actores improvisan solo cuando ya lo está bien preparado, porque como ya tienes la buena base, te puedes permitir el uso de improvisar.
El problema es que cuando no está bien preparado, improvisa, te deja partes sin explicar, te va por las ramas. Si es que improvisar supone mucho más trabajo que leer un folio. Que nos lo digan a nosotros. Y el punto número nueve, ¿vale? Según esta gente es nueve, aunque sería el ocho, ¿vale? Que son ocho claves, como hemos dicho, pero el punto número nueve es tomar distancia.
Y tú, ¿esto qué es? ¿Que te vayas lejos? No, no, a ver. Esto es ver las cosas en la distancia, ¿no? No se dice esto de que si ves las cosas desde fuera puedes analizar mejor la situación. Pues esto igual. Al final, al cabo, esto es lo que decía antes Capri, que seguramente lo que tú te estás imaginando va a ser siempre muchísimo más grave que lo que realmente la gente piensa de ti, si es que alguien está pensando algo de ti.
Eso es otro, ¿vale? Sí, es que cuando yo voy por la calle y lo que está hablando yo voy por la calle y yo no pienso que me están mirando, porque es que yo no voy mirando a los demás. Yo supongo que los demás, hasta todo el mundo, en su cabeza con sus problemas, pensando en sus mierdas y no va a estar pendiente de un calvo con barba que va a caminar el trabajo. Yo es que voy por la calle y voy sobre todo pendiente de no pisar una mierda de perro,
vamos. Por ejemplo, que no va a estar pendiente de ti. Es que no voy ni mirando a la gente ni nada. Yo mirando, de mirar a los coches cuando voy, cruzan pasos de cebra y no pisa, porque por desgracia por aquí, por el sur, ya sabemos que las catalinas por las ganaseras están bien plantadas. Yo creo que eso es un tema cultural, que además tiene mucha relación con lo que hemos hablado antes de los idiomas y eso.
Lo que ha dicho Caballeto, de la dignidad, de perder la dignidad. Creo que eso es muy de aquí. A mí me da la sensación de que eso es muy español, muy latino, por decirlo de alguna manera. Yo creo que eso no se reproduce tanto en otros sitios. Ya está. Pues yo hasta aquí, yo creo que ya con estas nociones podemos empezar a perder un poquito la vergüenza, aunque bueno, aquí hay más de un sinvergüenza en este grupo. Yo creo que hay que darse cuenta de que todo el mundo pasa vergüenza en alguna situación,
todo el mundo hasta incluso la gente que parece que no, que nunca ha pasado vergüenza, en algún momento ha pasado. Todo el mundo. Todo el mundo pasa vergüenza. Y de hecho, os voy a decir una cosa. Tengo aquí un estudio mucachondo que han hecho aquí para una promoción y como no nos patrocina no voy a decir quién lo ha hecho, que se jodan ahora, pero una conocida plataforma de series y tal ha hecho un estudio en colaboración con un instituto de investigación para el
estreno de una serie y han querido investigar, o sea, cuáles son los principales motivos de vergüenza y vergüenza ajena en los españoles. Y nosotros lo vamos a contar. A ver, a ver. Venga, vamos a hacerlo. Las 10 situaciones en las que pasamos más vergüenza los españoles. ¿Cuál dirías que es la primera? Hablar en público. Hablar en otro idioma. Hablar en público supongo, ¿no? Yo creo que es el clásico.
Hablar en público. Hablar en público. Estáis cortados por el mismo patrón. La segunda. Hablar en público. Hablar inglés. Hablar inglés o algo así. Hablar otro idioma o algo. Desnudarse en una consulta médica. Me la sobra.
Eso me da cero vergüenza. Menos la última vez, tío. Ya, Rafa, a ver. Sabemos que te dabas el carzoncillo. Eso ya no se ponía. Es que por eso lo voy a contar. Es un tema de carzoncillos, tío. Freestyle. Es que lo llevaba manchado, ¿no? Fui al médico, que tenía un dolor en la espalda, y el médico se asustó bastante y me dijo pues vete para allá, a la sala de allí, y hazte unos rayos.
Te van a sacar dos placas, te las haces y ahora te vienes otra vez para la consulta. He dicho unos rayos, no unas rayas. Pero hazte unos carzoncillos. Yo ese día... Pero te digo, por favor, para llegar al pasillo, por el pasillo, vítase. Que no, coño. Que yo iba vestido todavía ahí. Yo ese día no contaba con despelotarme en una consulta, me meto en la habitación de la chavala esa, la radióloga. Y repito, yo ese día no tenía previsto desnudarme en una consulta.
Con lo cual no había cuidado ni mi ropa interior, ni mi historia de cosas. Como los palominos. No, palominos no, unos carzoncillos de estos con el elástico ya vencidos. Con la gomilla colgando así. Y era el de la fiática, ¿no? Papel de fuma, papel de fuma ya. Arrugadito ahí, con mi pelo del culo. Porque era de frente y de espalda, ¿sabes? Los pelos del culo que atraviesan, se quedan arrugados en medio del papel.
Que se les atraviesa el carzoncillo. Atraviesa de la criatura. En la chiquilla he pedido traslado de hospital. Ha cambiado de oficio. Ha cambiado de oficio. No me da vergüenza desnudarme en una consulta médica. Venga, tercera, habla en otro idioma. Habla en otro idioma, vale. Habla en otro idioma, pues da mucha vergüenza, ¿vale? Cuarta. Cantar. Bailar o cantar en público. Hombre, es que cuando se pone tu tía, abuela,
a bailar pajaritos por aquí en una boda, así, eso la verdad es que da un poquito de vergüenza, ¿eh? De hecho, yo creo que en la discoteca se vende arco para que la gente baile. Porque solo así, mamao, la gente se va a bailar. Yo hay una cosa que yo debo reconocer que me pasa, porque me pasa en las ferias, me pasa en una boda, me pasa. Soy, a día de hoy, incapaz de bailar como no tenga un vaso en la mano.
Me siento raro. Me siento raro en esa situación. Que el vaso esté vacío. Exacto, el vaso puede tener el agüita de hielo nada más, pero tengo un vaso en la mano. Es que si no... Un vaso con hielo vacío. Álvaro, te escondes detrás del vaso, ¿verdad? Es que no sé qué hacer con las manos en esas situaciones si no, ¿eh? Otro motivo, encontrándome con que no tenía dinero para pagar algo. Hostia, sí, de vergüenza.
Sí, sí, sí. Mucha, tío. Hoy en día con los móviles es diferente, ¿verdad? Sí, sí, sí. NFC en tu móvil y se acabó esto. Es más, mi problema ahora no es esa vergüenza, mi problema a la vergüenza es que parezco mongolo que siempre digo ¿y la cartera? ¿y la cartera? ¿he perdido la cartera? Porque como no me hace falta, siempre pago todo absolutamente con el móvil. Eso ha cambiado. Punto número 6, venga, otra.
El número 6, ya no sé, me ocurre más después ya de... Ligando, ligar. ¿Vergüenza es ligando? Sí, sí. Hablar con una mujer o la mujer hablar con un tío. Ligar, fliptearme, porque tú puedes hablar con una mujer, me da usted un bolobús. Toma, toma por culo. No, no, no, oye, no, no. Hay chavales que se ponen nerviosos hablándole a una mujer sin tener que ir a ligar, sino simplemente porque la tía esté bien o lo que sea.
Sí, sí. Número 7, cuando me siento más ignorante o inculto que los demás. Eso a Caballetero lo ha pasado en su puta vida. Te iba a decir, eso debería de pasarme a mí a diario, pero a mí no me produce vergüenza, es el más tonto de la sala. Estoy acostumbrado. Número 8, cuando uno se pee en público. ¡Oh! Pero acostumbrado, ¿no? Te puede escapar, te puede escapar. Una tos desactivada con pedo. Te voy a contar una que me ha pasado a mí.
Te voy a contar una que me ha pasado a mí el otro día. Estaba yo en mi casa, salía, iba tarde para el trabajo, estoy en mi casa y me voy. Ahí en mi casa, a la puerta, ya está, ya. Abro la puerta, me voy para afuera y voy a abrir el escenario y me doy cuenta que estaba la vecina adentro. Y claro, yo lo traje en mi casa, pero me lo lleva la persona. Era un mochilero. ¡Hostia! ¡Qué vergüenza! Qué vergüenza, Gemma, la que te he visto.
Era un peor rexona, que no te abandona. Tienes que decir rápidamente. Yo disimulé a Martín. Qué mal huele el ascensor, como si tú lo hubieras encontrado al llegar. La gente con los perros en el ascensor, Dios mío. Número 9, llorando delante de otras personas. A mí eso no me da vergüenza. Normalmente, si estás llorando delante de otras personas, es que la situación es tan grave o tan alegre. Puedes llorar de tristeza o de alegría,
que ni te vas a parar a pensar si eso da vergüenza o no. Y número 10, viendo en televisión o cine escenas eróticas. ¿Con alguien? Cuando chico, con mi madre. Cuando chico delante de tus padres, claro. ¿Te da más vergüenza a ti o a tus padres? Entiendo que en mi caso le da más vergüenza a mi madre porque me hacía así y me ponía la mano aquí. Sí, a mi padre.
¡Rafael, cambia la tele! ¡Cambia la tele! ¿No puede poner otra cosa? Yo recuerdo a mi padre que le daba bastante vergüenza. Y también tenemos las 10 que dan más vergüenza ajena. Venga, por ejemplo, ¿cuál es la primera? ¿Cuál diríais? La que da más vergüenza ajena a los españoles. Ver bailar cantar. Eso, bailar a alguien de tu familia. Yo soy un gran generador de esta vergüenza ajena. Cuando un amigo pierde el control por el alcohol.
También. Eso lo he sufrido yo. Sí, doy fe. Tú y todo lo que estamos aquí. Dos. Cuando un conocido hace comentarios machistas, racistas o clasistas. Sí, señor. Me lo apunto. ¿Y eso es vergüenza ajena o vergüenza identificativa? Es vergüenza identificativa porque puedo sentir vergüenza porque los demás piensen que si ese es amigo mío y es un gilipollas, yo soy igual de gilipollas. No, porque te puede pasar cuando un monologuista cuenta un chiste
totalmente fuera de lugar y se escucha el eugrillo, porque ha hecho un chiste de mariquitas gangosos. Y si lo dice tu suegro... Eso es vergüenza ajena. Y si lo dice un familiar tuyo, identificativa. Claro, eso es. Número tres.
Cuando alguien sin gracia trata de hacerse el gracioso. Eso es lo que pasa conmigo. Habitualmente, porque eres buena gente, empatizas, te pones en su lugar y eres un criaturita. Número cuatro. Cuando alguien alardea de su dinero o propiedades. Sí, también lo hemos vivido. Número cinco.
Cuando alguien cuenta algo que sabes que es mentira. Sí, también lo hemos vivido. Y quizá la de... Vaya telefe. Número seis. Cuando alguien intenta ligar y se pone pesado. También. Número siete. Cuando alguien no para de hablar de sí mismo y no escucha el resto. Eso ahora pasa a vosotros cinco, ¿no? Eso nos ha pasado a todos nosotros. A vos te pasa mucho eso. Todo esto se puede estar identificando en la misma persona ahora mismo. Todo, ¿verdad? Número ocho.
Cuando un compañero le hace la pelota descaradamente al jefe. Eso a mí no me ha pasado porque el jefe soy yo. Pero Boza, ¿tú no has sentido vergüenza de ver como alguien está haciéndote la pelota? ¿No has tenido nunca esa sensación? No me ha dado vergüenza tampoco, ¿no? Es que te gusta, ¿no? Se disfruta, se disfruta. Se disfruta, qué cabrón. La número nueve no es que la hayamos sufrido, es que la sufrimos. Cuando alguien cercano se comporta como un sábelo todo.
Para nada, para nada. Y número diez. Por las voces o risas exageradas de un amigo, amiga o conocido. Tampoco, tampoco. Falta una, Capri. Además, una importante. ¿Cuál? Que le suene el móvil a alguien que tienes al lado en un sitio donde no debería estar. Un cine, un teatro, una conferencia. Y además de estas veces que suena que... Ay, es que no puedo más. Y que le suene tacones rojos o algo de esos.
Por Dios, eso es para matarlo. Y tú al lado. A mí hay un par que no han salido aquí que para mí deberían haber salido. Y es, una, la despedida de sortero. ¿Vergüenza? La despedida de sortero que... Bueno, si eres tú el que va a la despedida de sortero, entonces la disfruta como un cochino. Si eres tú el invitado. Y otra, y otra, que yo creo que también da bastante vergüenza, salirse de un grupo de WhatsApp.
Sí. Es propia, ¿no? Pero te da vergüenza lo que van a pensar los demás. Pero es propia. Esa es propia. Pero da vergüenza. De hecho, muchas veces da vergüenza ajena cuando el que se sale es otro. Cuando el que se sale es otro, enfadado. Y se va... Sobre todo cuando se sale ese otro que sabe que a la cuarta hora pide el reingreso. ¿Y tenéis algún caso que podáis contar de vergüenza? Yo os dije antes que os iba a contar uno, pero me tenéis que confirmar porque a la persona viene a cuento.
¿Vergüenza ajena puede equivaler al momento tierra trágame? Sí, claro. Pero si lo has provocado tú, no. Es tuya. No, no, no. No lo he provocado yo ni de coña. A ver, mi mujer tiene una prima. Bueno, tiene muchas primas, ¿no? Pero una prima en concreto. Oye, ¿me quieres sonar? Que os lo he contado aquí también. Que la chavala se quedó embarazada y tuvo una niña. Y a mi mujer le llega un día un WhatsApp de su prima, que no había ido al hospital.
No sabía ni que se había puesto de paternidad. Mira, prima, ya ha nacido mi niña, te mando una foto. Pues la niña con la primera postura puesta, ¿no? La primera ropa que se le pone y demás. La niña, pobrecita mía, a ver, si lo digo de mi hijo, lo puedo decir de otro. La niña era fea como un frigorífico por detrás. Pero claro, mi mujer de conas, mira cómo la ha vestido. Que por lo visto el vestido que le había puesto de primera postura era feísimo, que no sé qué, no sé cuánto.
Y le da reenvía a la foto para reenviarla al grupo familiar de mi mujer, con su hermana, con su madre, etcétera. Mira, la niña de fulanita, qué cosa más fea. No cuente más, que me está dando una vergüenza ajena impresionante. Sí, ¿qué pasa? Prima, le había reenviado el mensaje a la madre de la niña. Entonces, por eso, ahora quiero que entendáis lo que decía antes. Es que no quiero coincidir con ellos, y de hecho hace ya 6 o 7 años, pero es que no quiero coincidir con ellos.
Es que no quiero pisar ni el barrio donde viven, ¿sabes? Porque puede que nos encontremos. Has pedido el traslado ya, ¿no? Se cambió la nacionalidad y me paso de familia. Yo no quiero contar nada después de esto, no quiero contar nada. Es por culo, Guillermo. Yo os conté lo del pelo teñido de mi suegro, eso sí creo que os lo conté, ¿no? Ya sabéis que tengo un gran poder de boca chancla. Yo no soy así en época afuera, pero sí.
Así que empecé a decir, hay que ver, o los tíos que no saben BGC, qué vergüenza. Porque todavía los famosos, ¿no? Con la presión y demás. Porque un tío se tiña el pelo con no sé qué, qué vergüenza, qué maricona, no sé qué. Y se hizo un silencio, yo llevaba un mes con mi mujer, me parece, aquí viviendo. Y se hizo un silencio, y dice mi suegro, bueno, es que a mí se me puso blanca la barba muy pronto y no sé qué.
Digo, no, pero lo tuyo es diferente, hombre. Tú con los negocios es diferente, lo tuyo es diferente. Eso sí que yo se salí muy bien. Recogida de cable espectacular, eh. Sí, sí, sí. Y yo hago pip-pam-pum y me escapo rápido. Eso te crees tú. Sabéis que soy un bocachancla, soy un bocachancla de más, vamos, diferente. Mi mujer, felicito por el embarazo a una vecina que no estaba embarazada, que simplemente estaba gorda.
Estaba gorda. Otro clásico, ¿no? Eso fue terrible. Bueno, Capriá. Qué pase, ¿eh? Que no sé si te queda por ahí algo de material, así que nos puedas... Tío, por la verdad que me da vergüenza decírtelo, pero me quedaba así. ¡Oh! Lo ha dicho todo, ¿no? Tampoco pasa nada. Es que no, hombre. Que yo soy un tío sin vergüenza, pero con tweets. Me estaba poniendo rojo ya. Vale, venga, vamos con uno de arroba garrobo xx.
Hay que ser muy tieso y muy sin vergüenza para hacer una llamada por WhatsApp. Y además que es verdad, ¿eh? Porque vivir en el extranjero... Hay sitios en los que está justificado. ¿Cómo? En los sitios donde no hay cobertura de telefonía. Si no hay cobertura de telefonía... Pero si hay Wi-Fi. Hay Wi-Fi. Tiene su justificación llamada por WhatsApp. En ciertas ocasiones. ¿Mensajes de voz? No. Mensajes de voz...
Jamás. Hijo de puta. Venga, el siguiente es de arroba cleanpityclean. A ver si se te cae la cara de vergüenza. Es lepra, señora. Venga, el siguiente es de arroba tirodegracia. Me parece una total vergüenza que haya una persona en la cárcel por rapear y Leticia Sabaté siga un libre. El siguiente es de arroba doghanibal. Esta mañana me he hecho un test de inteligencia. Bueno, ¿y qué te ha dado esto? Mucha vergüenza.
Vamos con otro de cleanpityclean. Hijo mío, como adolescente que eres, estás en la edad de tener gramos. Te agradecí, grano. Qué vergüenza de hijo señor, qué vergüenza. Venga, vamos con el siguiente de arroba doghanibal. Camarero, una cerveza sin alcohol. Aquí tiene. ¿Qué le doy? Vergüenza ajena. Y terminamos con uno de arroba grumocitor. ¿Qué van a querer tomar? A mí tráigame una Coca-Cola y a mi novio un café con leche.
¿Un cortado? Sí, es gilipollas, le da vergüenza pedirlo. Eso es lo que yo hablaba antes del teléfono. Yo no llamo por teléfono ni al telepisa. Y hasta aquí los tweets de la vergüenza. Muy bien, pues una maravilla como siempre. Bueno, señores, que no os dé vergüenza despediros y vámonos yendo ya que estos señores se querrán acostar. Así que venga. Álvaro. Adiós. Hoy me voy a despedir. ¿Por qué?
Porque a mi edad he descubierto eso de la inteligencia artificial y de lingüística. Y es que me he bajado una aplicación que tú le preguntas, pero que es gratis. Tú le preguntas y te contesta, pero vamos, es la hostia. Se llama Google. Es una maravilla. Pero te contesta como Google. Le he preguntado, le he preguntado, digo dime una frase de personas históricos sobre la vergüenza. Y me dice la inteligencia artificial, que la mía se llama Saje, porque es el nombre que le han puesto.
Aquí te comparto una frase sobre la vergüenza de un personaje histórico. Bueno, antes le he preguntado por chistes sobre la vergüenza, pero son tan malos que digo, mira, vamos a preguntar una frase histórica. Y me ha dado una frase que me ha gustado. Dice, la vergüenza es una pasión infame que hace a los hombres más cobardes que a las bestias. Muy buena. ¿Sabéis quién dijo esa frase? Sócrates.
Alguien que no existió. Jesús Cristo. Antonio Cordon. Coño. Alguien que no existió. El francés, carajo. Napoleón. Napoleón Bonaparte, sí señor. Bueno, Rafa. Una de mis favoritas que tiene la palabra, no es con la acepción que hemos manejado en el episodio, pero me da igual, la palabra en la palabra entra. Cuando los que mandan pierden la vergüenza, los que obedecen pierden el respeto. Guau. Capreado.
Yo voy a decir una frase de un poeta alemán, Martin Hopitz, donde no hay vergüenza, no hay honor. Pero el alemán la diría en alemán, ¿no? Tendría que haberla dicho. Pues yo tengo una frase de un amigo de Boza, de Murakami. Es que esa frase la decía mi abuela, pero bueno, no es una variante. Murakami dice, preguntar es vergüenza en un instante, no preguntar es vergüenza en una vida. Esa era mi segunda frase, tío.
Esa frase tiene muchas variantes. Pero ya sabéis que ese bicho lo conocemos nosotros, ¿no? Más vale un ave amarillo que ciento colorado. Bueno, señores, pues nada. No era una ave colorada que ciento amarillo. Exactamente, eso, eso, sí. Viva la Dilesia. Pues a mí siempre me ha gustado mucho la frase esa que dice, tienes menos vergüenza que un gato en una matanza. Pues recordad que nuestra web es planetacunao.com.
En todas las redes sociales que podéis imaginar estamos con el número de usuario Planeta Cunao. Nuestro grupo de Telegram es telegram.planetacunao.com. Que no hace vergüenza entrar y hablar, ¿eh? Nada, nada. No, no, hay un ambiente genial. Hablando por temas, hay muchos temas divertidos a la par que interesantes. Y luego si nos quieres echar una mano económicamente hablando, pues opciones. Amazon.planetacunao.com.
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¿Qué coño habrá contado Jacinto, eh? ¿Qué habrá contado Jacinto? ¿Quién edita este episodio? Si fueras Jacinta todavía, podría contar mucho. Servidor. Le toca a Enrique, creo. Sí, pues la misma. Puedes hacer una selección musical magnífica. Grandísimos temas sobre la vergüenza. Shame. Con shame hay muchas canciones. Shame, shame, shame. Siempre la voy a olvidar. Shame on you. Shame. Shame, shame, shame.
Hay otro en chicle. En chicle. Shame, shame. It's the final shame. Tu, tu, tu. Tu, tu, tu, tu. Es que hay un montón de canciones. I need somebody. Shame. El himno de España, ¿no? Shame, shame, shame. Y Shane Rodríguez, que estuvo en el Madrid, en el Colombiano. Y la de los Beatles, ¿no? La de... Shame on you. Y hay hasta alguna en español.