Chocolate cuando estás triste, patatas fritas o frutos secos durante una larga tarde de trabajo o estudio, queso al llegar a casa o bollería de la máquina antes de una reunión, algo dulce como premio tras una jornada intensa… Cuando se usa la comida para acompañar emociones corremos el riesgo de acabar con dietas restrictivas, atracones o ejercicio compulsivo o ayunos para compensar. Hablamos de ello con Miriam Salinas, terapeuta especializada en la ansiedad por la comida, maestra en psicología positiva, chef de alimentación saludable y exdeportista de élite.
Publicado: 5 noviembre 2025