La noticia llegó hace apenas unos días desde el Instituto de Ciencias Naturales de Islandia: la presencia de mosquitos ha sido confirmada en territorio islandés por primera vez en la historia de esa nación nórdica. Fue de la siguiente forma. Un aficionado a los insectos, un tal Björn Hjaltason, estaba en una granja en Kjós, al norte de Reikiavik, observando sus trampas para mariposas, que consisten en una cinta impregnada en vino tinto para atraerlas. Y allí, en esa inusual trampa de vino, a la caída de la tarde del 16 de octubre, nuestro amigo vio algo raro. Una "mosca extraña", dijo él. La capturó de inmediato, sospechando la verdad. Aquel insecto, y los dos que atrapó después, resultaron ser, tras el análisis del instituto, tres ejemplares de la especie Culiseta annulata: dos hembras y un macho.
El entomólogo Matthías Alfreðsson, del Instituto de Ciencias Naturales islandés, lo ha dejado claro: los ejemplares encontrados son de la especie Culiseta annulata, un mosquito grande, extendido por Europa y resistente al frío. De hecho, está adaptado a hibernar como adulto en lugares protegidos, como sótanos o graneros. Pueden sobrevivir a inviernos largos y crudos. Y esto nos lleva directamente a los culpables de este asalto biológico, que son dos: el cambio climático y el transporte internacional.
Publicado: 11 noviembre 2025