Las críticas a Ancelotti, las ocho noches sin Benzema y el lunes de reflexión en Valdebebas: "Tranquilidad"

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Domingo negro y lunes de reflexión en Chamartín. La durísima derrota contra el Barcelona en el clásico protagonizó las pesadillas de jugadores, cuerpo técnico y directivos. Nadie se esperaba semejante resultado, 0-4, y, sobre todo, nadie se imaginaba que las sensaciones iban a ser tan sonrojantes como las que resultaron de los noventa minutos disputados en el Bernabéu. Los mensajes y las conversaciones que comenzaron a circular por los móviles del palco y del vestuario se resumían en dos palabras clave: «Rabia», por las formas de la derrota, y «tranquilidad», por la situación en la clasificación liguera, con nueve puntos de ventaja sobre el Sevilla, y la presencia en cuartos de Champions.

Eso sí, el fracaso en el duelo contra el eterno rival dejó a un hombre muy tocado: Carlo Ancelotti. El técnico italiano, consciente de sus errores, asumió las culpas ante sus futbolistas y ante la prensa: «He fallado. Lo siento. Lo de Modric no ha salido bien... Y nada», resoplaba. En el vestuario pilló por sorpresa la posición del croata, a sus 36 años, como falso nueve siendo uno de los pilares de la salida de balón, y la revolución táctica que Carletto se inventó en el descanso. Tres centrales, algo que nunca había probado, con Camavinga y Rodrygo como carrileros. Ferran tardó dos minutos en fallar una clara y en marcar el desastroso 0-3.

En la grada, la desesperación vino por la pasividad de sus futbolistas. Una realidad más criticada, incluso, que el propio sistema de Ancelotti. Por eso, aunque el técnico se pusiera la diana sobre su cabeza, en el vestuario y en el club también asumen las culpas. Los jugadores, los mismos que ya pensaban en el siguiente partido a los pocos minutos de superar al PSG, se daban ánimos este lunes a través del móvil, camino de sus destinos internacionales. En Valdebebas sólo apareció Mendy, que sigue recuperándose de su lesión muscular. Ancelotti ya había planificado dos días de descanso después del clásico y no quiso «hacer más drama» cambiando el calendario.

El club ha mostrado en privado su apoyo al italiano, que cogió los mandos de la plantilla tras el traumático adiós de Zidane, y ha insistido en el mismo mensaje que el dado por el técnico: «Relativizar», aprovechar este parón para recuperar sensaciones y «levantar la cabeza». Pese a todo, en el entorno madridista hay decisiones del entrenador que no terminan de entenderse.

La última vez que había utilizado el 4-4-2 había sido en la derrota en Cornellà contra el Espanyol, en octubre, y Camavinga sólo había jugado como carrilero en la derrota ante el Sheriff en el Bernabéu. Además, el trío que forman Casemiro, Modric y Kroos, que realizó un sensacional tramo entre noviembre y diciembre, ya se había mostrado vulnerable en las tres citas más importantes de la temporada merengue: el clásico de la Supercopa, el partido de Copa en Bilbaoy los 150 minutos de ida y vuelta contra el PSG antes de la remontada en el Bernabéu. En grandes citas, la famosa 'Santísima Trinidad' sufrió, y la necesaria inclusión de Valverde para meter ritmo desequilibraba el dibujo. Por eso en la segunda parte de la vuelta contra el PSG y en el descanso del último clásico Camavinga entró por Kroos. El Madrid pedía físico. Eso lo sabía Ancelotti.

El otro gran punto negro del curso es la gestión de la segunda unidad del ataque, más evidente cuando falta Benzema. Hazard todavía no ha jugado un clásico, Jovic, fichado por más de 60 millones para ser suplente del francés, no saltó al campo el domingo y Bale estaba pensando en Gales. La solución de emergencia fue Mariano, que acumulaba 29 minutos en Liga en 2022. Preguntado por las rotaciones, el italiano siempre ha defendido que no veía al equipo cansado, pero el problema no eran los pulmones de su once titular, sino el ritmo competitivo de los suplentes.

En los ocho partidos sin Benzema, los sustitutos han sido Jovic en dos (victorias ante Inter y Elche en Copa) Mariano (dos triunfos ante Elche y Alcoyano), Isco (victoria contra el Granada), Bale (empate en Villarreal), Asensio (derrota copera en Bilbao) y Modric, en el último clásico. Ocho ocasiones, seis alternativas. Ninguna constante.

En el horizonte, los nueve puntos de ventaja sobre el Sevilla y el miedo inconsciente de parte del madridismo. "Yo ya perdí una Champions tras ir ganando 3-0", declaró Ancelotti. La Liga de Queiroz, aquel 2015 de Carletto... Las finales de aquí al desenlace del curso empezarán en Vigo, con visitas al Pizjuán, a Pamplona y al Metropolitano incluidas.

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