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El síndrome de fatiga crónica o encefalomielitis miálgica sigue siendo una patología poco comprendida y aún en investigación. Aunque existen muchas hipótesis, su origen aún es desconocido.

Hoy repasaremos qué es, por qué se puede producir, y cómo han avanzado los estudios al respecto de la fatiga crónica.

Como siempre, os dejo algunos enlaces de interés:

Qué es la fatiga crónica https://www.npr.org/sections/health-shots/2015/02/11/385465667/panel-says-chronic-fatigue-syndrome-is-a-disease-and-renames-it/

Causas e hipótesis sobre la fatiga crónica:

*Bases físicas de la fatiga crónica http://advances.sciencemag.org/content/1/1/e1400121

*La fatiga crónica como ‘hibernación’ del organismo http://www.pnas.org/content/early/2016/08/24/1607571113.abstract?sid=b50871d2-b872-4ab6-8cc7-b060c16c8748

*Otras causas de la fatiga crónica: 

https://journals.plos.org/plospathogens/article?id=10.1371/journal.ppat.1011523

https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0306453018301963?via%3Dihub

https://www.meresearch.org.uk/mitochondria-and-cfs/

https://www.pnas.org/doi/10.1073/pnas.2302738120

https://translational-medicine.biomedcentral.com/articles/10.1186/s12967-023-04808-x

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Publicado: 9 diciembre 2024

Transcripción


Hola y bienvenidos un día más del Doctor Méndez. Yo soy Roberto Méndez, médico de familia y especialista en nutrición clínica y deportiva y en ciencias de deporte. Como ya sabéis, aquí hablamos de medicina, nutrición, de deporte o de una mezcla de tantas. Normalmente es una mezcla de tantas porque la salud es algo general. Hoy nos inclinaremos un poco más hacia la medicina y hacia la salud, y hoy será un capítulo un poco diferente, como ya lo fueron algunos, como el síndrome de sensibilidad química múltiple o, por ejemplo, el esposoma, que lo hice hace recientemente, hace ya meses, pero, como esto va semanal, es más reciente que que con tiempo.

En este caso, me gustaría hablar de de una enfermedad que sigue siendo poco conocida y hace años que se conoce, pero no sabemos ni por qué se produce ni cómo curarla ni realmente qué está pasando. En este caso, os quería hablar del síndrome de fatiga crónica, que hoy en día se sigue utilizando para mal porque muchas veces cuando la gente se se queja de que está cansada, evidentemente, en las analíticas tenemos que ver, pues, que no haya nada subyacente, ¿no? Que no haya ninguna anemia, que no haya ninguna alteración de la del metabolismo muteideoideo, que no haya nada raro, ¿vale? A nivel general. ¿Qué pasa?

Pues que hay enfermedades que son lo que llamamos subclínicas, es decir, que pueden provocar síntomas que no son graves, o sea, no nos estamos desangrando, no tenemos la tensión por las nubes, no tenemos el azúcar por el suelo, pero sí que nos provocan síntomas, ¿vale? Por ejemplo, el hipoteyodismo subclínico a veces provoca síntomas, pero realmente ver la analítica y lo que es la TCH, que es la hormona que utilizamos para medir la función tiroidea, tiroidea, está bien o tampoco está muy elevada, y se suele decir, no, no es paga tanto. Bueno, no se apaga tanto para el que lo mide, ¿no? Entonces, en este caso, el síndrome fatiga crónica es una enfermedad que yo he visto con los años porque me ha provocado interés, porque no, siempre se suele decir que estas enfermedades son psicológicas, igual alguna que otra, ¿no? Es, pero es que justamente este lo he ido siguiendo durante dos años desde que empecé a escribir, ya cuando cuando aún era estudiante de medicina, y se ha avanzado muy poco, aunque resulta que sí que tiene bases físicas, o sea, se han hecho ya estudios de eso.

Hoy hablaremos un poco de todo esto, ¿vale? De de qué síntomas produce, qué bases físicas hay, o sea, se han detectado biomarcadores que se elevan cuando hay un síndrome de fatiga crónica y no hay ninguna otra alteración en el en el organismo, y algunas bases e hipótesis sobre qué podría causar el síndrome de fatiga crónica. Hubo un artículo que este mismo año, en marzo de de dos mil veinticuatro, estuvimos a punto de publicar en el periódico, y he estado revisando y al final no sé por qué no lo publicamos, pero bueno, lo tengo guardado, así que os enlazaré lo que es el el estudio en sí, y bueno, es un poco el repaso de qué se ha ido avanzando durante esos años respecto al síndrome de fatiga crónica. Entonces, para empezar, en dos mil quince se cambió el nombre de síndrome de fatiga crónica, aunque hoy en día se sigue conociendo como tal, y se le empezó a llamar enfermedad sistémica por intolerancia al esfuerzo. Esto os lo enlazaré también, esto fue una un artículo que se publicó a nivel científico en en el medio NPR, y también se veía que había pacientes que no estaban de acuerdo con la denominación de fatiga crónica, en algunos países se sigue denominando encefalomielitis miálgica, pero tampoco acaba de convencer, ¿no?

Por el momento, por el momento es eso en la época de dos mil quince, lo estoy hablando, que esto lo lo he rescatado de escritos previos, Se calculaba que afectaba a dos coma cinco millones de personas solo en Estados Unidos, o sea, a saber cuántas personas hay afectadas a nivel general en todo el mundo. ¿Qué síntomas se ha hablado en aquella época que que se siguen viendo hoy en día? Pues seguían fatiga profunda, que dura al menos seis meses, agotamiento total de un esfuerzo físico mental menor, que los pacientes se describen como una ruptura y que médicamente se describe como un malestar post post esfuerzo. Sueño no reparador, insomnio, deterioro cognitivo, que los pacientes hablan de ello como una niebla mental o empeoramiento de síntomas al ponerse de pie. Esta definición es un poco más simple que el antiguo síndrome fatiga crónica o encefaliomeeritis miálgica, porque evita muchas pruebas, tiempo excesivo para descartar otras enfermedades.

Sí que es verdad que se habla de que existiría cierta relación con algunos virus como el virus de Epstein-Bart. De hecho, se está empezando a ver que algunas enfermedades neurológicas, como por ejemplo la asquerosis múltiple o la asquerositatrial amiotrófica, o ya se vio en su vida con el síndrome de Gillian-Barré, tienen que ver con ciertos tipos de infecciones. Esto, como digo, si estás hoy en día, aún en el momento de grabar este podcast aún se está estudiando, con lo cual no se puede confirmar ni desmentir nada todavía. Lo que pasa es que, claro, los síntomas son muy inespecíficos y y también es comprensible que cueste diagnosticarse, pero están ahí y yo, en mi opinión, creo que hay que seguir estudiando, igual que pasó con el síndrome de sensibilidad química múltiple que os comenté en su momento, que si queréis escucharlo fue uno de los primeros capítulos que que grabé, porque me causan curiosidad y y al final fue buscar evidencia científica que que la hay, no no es una cosa que la gente se invente. Entonces, si vienen varios pacientes de forma continuada decidiendo todos los mismos síntomas y a todos les dices que es algo psicológico, igual el problema es tú, ¿no?

Porque habrá que mirar a ver qué qué hay ahí, habrá que investigarlo, no no decir, no, es que cansados estamos todos. Bueno, pero es que cada uno a lo mejor será por un motivo diferente y habrá que investigar un poco por qué, ¿vale? Entonces, posteriormente, en este caso, en dos mil dieciséis, se publicó un estudio, que también os enlazaré aquí en las notas del programa, que nos decía que el síndrome de fatiga crónica o la encefalionielitis miálgica sí que tendría una base física, es decir, que sí que se podían detectar biomarcadores elevados. Entonces, en este caso, los investigadores detectaron niveles elevados de marcadores inmunes en diferentes etapas de enfermedad. De hecho, lo más llamativo es que estos marcadores inmunes han variado su concentración de forma proporcional a esas fases de la enfermedad, en lo que se encontraban caen individuo estudiado.

Eso publicó en en la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia, o Science Advance. Para detectar los marcadores, esto os voy leyendo un poco el estudio, los científicos utilizaban métodos de inmunoensayo y detectaban niveles anormales de cincuenta y un biomarcadores inmunes en la sangre de doscientos noventa y ocho pacientes con síndrome de fatiga crónica. Encontraron diferentes factores específicos según si el individuo estaba sano o no, desde hacía tres años o menos, o sea, se compraban dos grupos, ¿vale? El grupo de individuos sanos y el grupo de individuos que tenía diagnosticado un síndrome de fatiga crónica desde hacía tres años o menos, gente con diagnóstico superior no se incluía en el estudio. En los pacientes que sufrían síndrome de fatiga crónica se hacía al menos tres años, las citoquinas, un tipo de marcador inmune, se encontraban en grandes cantidades, sobre todo se detectó la asociación de una en especial que se interferó en gamma, la cual ya se vinculaba al síndrome de fatiga crónica y suele elevarse dentro de otras infecciones, como por ejemplo la mononucleosis infecciosa o enfermedad del beso, el síndrome de el, bueno, en este caso la enfermedad es la causa el virus de Steinbar.

Sin embargo, no había coloración directa entre los niveles de citoquinas y la gravedad de la enfermedad, es decir, podías tener marcadores inmunes en hacerla más súper altos, pero no por eso tenías que estar peor, simplemente tenían que estar elevados para poder asociarse a la enfermedad. Curiosamente, también hubo una citoquina, la interleucuna diecisiete A, que en se vio que en niveles elevados se relacionaba con la fatiga crónica en etapas precoces, menos de tres años, y ya existen en en fármacos hoy en día que la pueden reducir. De de todas formas, el doctor Horning, responsables de estudio y sus colegas, tienen planes de poder replicar el estudio para ver cómo varían estos marcadores, como la la indelefonía diecisiete A, según si se usan fármacos o no. Unas hipótesis que se barajarían para explicar el origen del virus del síndrome de fatiga crónica, perdón, es el gitan run, es un evento infeccioso que produciría una infección que acabaría posteriormente desencadenando la fatiga crónica, y la la infección nunca acabaría de curarse. De hecho, un ejemplo súper conocido es el virus de la varicela cuando somos pequeños, ahora ya no, porque ya existe vacunación, pero antiguamente, de hecho, yo cuando era pequeña no existía y tampoco hace mucho, sofrías varicela y, posteriormente, podías sufrir herpes tosters, lo que la gente conoce comúnmente como la culebría.

Entonces, te saben una un exantema que se llama una exantema viral vesiculiforme, te salen vesículas que pueden salir por todo el cuerpo, es muy común que sea por el tórax, el abdomen, incluso el cuello, y se va solo. El problema de esto es que si esto parece, si tienes una recaída del virus de el zoster, luego puede provocar mucho dolor, es un dolor neuropático que se llama porque realmente el virus afecta a los nervios. Entonces, en este caso, se barajaría que algunas enfermedades como el síndrome fatiga crónica se desarrollarían por este motivo, habría una infección previa, en este caso, la la varicera sería la infección por el virus varicera zóster, y posteriormente se desarrolla el el exantema zóster, pues en el en el caso del gitanrang que describen en el síndrome de fatiga crónica, describen que una posible causa, esto ya digo es una posible, es una cosa que está investigando, el gatillo sería una infección viral, se baraja que fuera por el virus de Epstein Bar, pero no se sabe, ¿vale? Esto que le hace hincapié, porque es una cosa como se está estudiando y hoy en día han pasado muchos años y no se sabe.

Según comentan los investigadores, este gatillo en forma de infección provocaría que el el sistema inmune se sobreactivase y que no se consiguiese un equilibrio previo a la infección y que siempre estuviera sobreactivado. Esto se baraja en muchas muchos síndromes que hoy en día aún no se entienden completamente. Durante los tres primeros años de la enfermedad, los biomarcadores inmunes, las citoquinas que hemos comentado antes, irían liberándose hasta provocar un agotamiento del sistema. De hecho, hoy en día, ya se habrá algunas enfermedades con fatiga, sin que sea fatiga crónica, como síndromes de agotamiento adrenal, en este caso por estrés. Cuando hay un exceso de cortisol continuamente, el el sistema al final se agota.

Pues, en este caso, lo que se provocaría es un agotamiento del sistema inmune y, posteriormente, a los tres años, los marcadores caerían. Por lo tanto, el tratamiento de estos primera primeros años sería clave y sería una oportunidad única para evitar que esto fuese a más. Pero, como digo, esto aún se sigue estudiando, no se tiene muy claro qué está pasando, y diagnosticar el síndrome de fatiga crónica es súper complicado. De hecho, hubo un estudio también publicado en Prosiggins of the National Academy Sciences, estudié hace años, que hablaría de síndrome demática crónica como una especie de hibernación en los humanos, de forma parecida a lo que hacen algunas especies en la naturaleza, ¿no? El autor de estudio, Robert K.

Nabiaus, lo que sugirió es que es, obviamente, es una enfermedad compleja, produce muchos síntomas, muy pocos específicos, no hay formas conocidas de demostrarlo y es muy difícil llegar a su diagnóstico. Es una fatiga severa y puede haber dolores y demás. Suele afectar, como también pasa con la fibromialgia a mujeres entre treinta y cincuenta años, aunque no siempre, de hecho yo conozco también pacientes hombres con fibromialgia, pero la fatiga crónica es un poco más complicada de diagnosticar. En este caso, los investigadores seleccionan ochenta y cuatro voluntarios con síntomas de fatiga crónica, y sin ellos, cuarenta y cuatro, cuarenta y cinco hombres y mujeres con síntomas, setenta y nueve que seguían en el grupo control. Tras tras una serie de pruebas, se identificaban hasta seiscientas doce sustancias químicas o metabolitos que se producirían durante el proceso de moléculas.

En total, todos estos metabolitos interactuarían sesenta y tres vías químicas, y lo que se vio es que el metabolismo en el síndrome de fatiga crónica es más lento. Esto también tiene mucho que ver con el sistema inmune, porque se ha visto que el sistema inmune y el metabolismo interactúan continuamente. Comparar los metabolitos y las vías químicas de pacientes sanos con pacientes diagnosticados de fatiga crónica, lo que se vio es que los los primeros, los individuos con síntomas de fatiga crónica, tenían fallos en veinte de las tres vías químicas, y el ochenta y el ochenta por ciento de los metabolitos habrían disminuido respecto a la normalidad. En otras palabras, el síndrome fatiga crónica tendría un metabolismo mucho más lento de lo normal, un muy similar al llamado estado dawer, una forma de donación usada por algunos tipos de gusanos cuando las condiciones externas son adversas, o sea, esto de naturaleza ya se ha se ha investigado, ¿vale? Y luego, ya para ir terminando, os quería comentar el último estudio, el que os el que comentaba antes, que no llegamos a publicar en el periódico, aunque desconozco por qué, pero os lo enlazaré igual, porque me pareció curioso y me lo guardé, ¿vale?

Entonces, aquí lo que yo comentaba es que el la encefalomielitis miálgica o síndrome fatiga crónica es difícil de identificar, se ha relacionado con infecciones virales pasadas, como ya hemos comentado, esto os lo enlazaré también, también con una respuesta hiperactivada por parte del sistema inmune, lo que hemos comentado también, un mal funcionamiento mitocondrial donde los órganos agotarían su energía. Claro, todo esto con pruebas con un análisis de sangre normal, aunque te aunque hemos avanzado mucho en los últimos en las últimas décadas, no se puede detectar, no ahora, en el futuro, pues, claramente, sí, ¿vale? Sin embargo, en este caso, un nuevo estudio que se publicó en el Journal o Translational Medicine, relacionó el la fatiga crónica con otra cosa, como es el caso de la toma de algunos antidepresivos. En este caso, Jing Shig-le y sus colegas de la Universidad de Corea del Sur quisieron ver qué pasaba con el tema de de la fatiga crónica, ¿no? Entonces, aquí lo que hablaban es que la fatiga crónica también podía producirse por un desbordamiento de serotonina, que es uno de los neurotransmisores típicamente asociados a la depresión, de esto hemos hablado alguna vez ya.

De hecho, los antidepresivos más usados, los ISRS o inhibidores de recaptación de serotonina, evitan precisamente la absorción del neurotransmisor con el fin de que siga libre y siga haciendo su efecto. Lo que se ha visto durante mucho tiempo es que la disminución de la serotonina causaría depresión. Hoy sabemos que no es así, aunque la teoría está siendo cuestionada hace muchos años, se sigue viendo así porque se sigue usando mucho estos antidepresivos, pero se está viendo que habría, si no recuerdo mal, creo que había un estudio que barajaba entre ocho y diez causas para originar la depresión, o sea, serían los mismos síntomas pero con diferentes orígenes. Uno de ellos sí que sería la falta de serotonina o la fatiga en la en su en su uso, pero no está claro. Los mencionados ISRS se dirigen hacia las vías de la serotonina, bloquean los receptores y evitan que se absorba para que se mantenga más tiempo en sangre.

En definitiva, mantendría los niveles elevados de serotonina de forma artificial con fin de mejorar el ánimo, pero esto es solo la teoría, porque en la práctica no siempre es así. Según estudios con varias décadas, algunos pacientes afectados de de fatiga crónica parecen poseer menos transportadores de serotonina, y y aquellos efectos que poseen parecen ser menos afines a la serotonina, uniéndose debidamente a ella. Según Lee y sus colegas, es posible que estas personas hubiesen sido tratadas con tratamientos basados en serotonina para la depresión antes de desarrollar la fatiga crónica, es posible que hubiesen tenido niveles excesivos de serotonina cerebral, es lo que se llama el síndrome de, bueno, el síndrome seotoinérgico. Esto si conoce medicina, quiero decir, hay gente que que si junta varios tipos antidepresivos pueden provocarle este síndrome y hoy en día, pues no se hace, porque ya lo sabemos. ¿Qué pasa?

Pues que aquí este mecanismo de exceso de serotonina no sería tan potente para provocar el llamado síndrome de serotonina, pero sí para provocar el síndrome de fatiga crónica, al menos según esta hipótesis hiper serotonina. Es un poco complejo, lo sé, pero es lo que una de las hipótesis que baraja, que a nivel de neurotransmisores cerebrales ahí habría algo que no funciona. Entonces, al final se uniría a lo que ya hemos dicho, fallo de metabolismo, fallo autoinmune, bueno, inmune en este caso, aunque no porque se produzca algo externo como tal, y fallo neurológico. Podrían ser las tres cosas a la vez o por separado para explicar un poco el síndrome fatiga crónica. Actualmente, como decía yo aquí en el artículo, se sabe que el el síndrome de fatiga crónica se caracteriza por un cansancio implacable que no mejora con el sueño, porque es un sueño no reparador, un malestar posesfuerzo, problemas de memoria y concentración, y un empeoramiento de los síntomas al poner seguido, es decir, una intolerancia o de los síntomas al poner seguido, es decir, una intolerancia ortostática, eso que cuando nos levantamos estamos así como mareados, pues estos continuo en los pacientes con fatiga crónica.

También es habitual tener dolor generalizado y depresión o falta de ánimo. Si bien es cierto que algunas personas diagnosticadas de fatiga crónica mejoran al tomar antidepresivos junto a terapia cognitivo conductual, hay poca evidencia que respalde el uso de estos fármacos para este para este síndrome, de hecho, su uso es muy controvertido. Así pues, los investigadores quisieron comprobar si los antidepresivos podían desencadenar la aparición de de síntomas para deseos de fatiga crónica, este caso hicieron ocho experimentos con ratones. Se dio a a un grupo de ratones y hembras, se dio fluoxetina, que es un ISRS muy conocido por su marca Prozak, en comparación al uso de solución sarina. Cabe destacar que el uso de de de la flucetina en este experimento fue de dos a cinco veces mayor de lo que se usaría en práctica clínica.

Entonces, cuidado porque las dosis que se usan en medicina son seguras, porque se ha comprobado así, pero en este experimento se usaron supradosis a propósito para ver qué pasaba, ¿vale? Tras cuatro semanas, los animales atados con fluxetina en exceso tenían niveles más altos de serotonina cerebral, obvio, concretamente en el hipotálamo y en el núcleo dorsal del Rafé, que son dos áreas cerebrales. Pero además también desarrollaron síntomas similares a la fatiga crónica en humanos, sueño no reparador, malestar por esfuerzo e intolerancia ortostática, aunque no hubo deterioro cognitivo. Todos síntomas desaparecieron seis semanas después de retirar el tratamiento, así que igual el uso de antidepresivos o sustancias similares que provocan un exceso de serotonina en el cerebro también tendría algo que ver con fatiga crónica, pero lo de siempre, esto son posibles hipótesis. Como ya hemos comentado al principio, se barajan un montón de hipótesis, se ha visto que sí que hay alteraciones a nivel sanguíneo, lo que pasa es que detectarlas, pues, en la práctica clínica habitual no se puede, porque no tenemos esas analíticas tan específicas, pero ya habéis visto que ya en dos mil quince y dos mil dieciséis se vieron alteraciones inmunes, alteraciones en las citoquinas, sobre todo en los tres primeros años post diagnóstico, se han visto alteraciones metabólicas en diferentes vías y en diferentes metabolitos, y se han visto alteraciones a nivel cerebral con la alteración de los neurotransmisores.

El exceso de algunos neurotransmisores puede ser igual de malo o peor que el déficit, entonces, igual el tratamiento que hemos usado durante años para la depresión, no siempre, pero en algunos casos, pues había sido excesivo, pero igual no por usar supradosis como se hizo en el experimento, sino porque hay gente que puede ser más sensible, que le puede sentar peor, es que pueden ser múltiples causas, y tampoco está muy claro si la si el problema ha sido el uso de esos antidepresivos o la el los síntomas previos, quiero decir, la la depresión como enfermedad causa una serie de síntomas que también causa el exceso de algunos antidepresivos, entonces ahí puede ser un poco complicado diferenciar si ha sido primero la enfermedad o han sido los tratamientos utilizados los que han causado todos los síntomas, y también se está estudiando qué pasa a nivel de suplementación o a nivel de alimentación para mejorar estos síntomas o evitarlos. Claro, como no no tenemos clara la causa, tampoco se puede saber qué hacer, ¿vale? Pero se baraja también el tema de la alimentación antiinflamatoria, el tema de algunos suplementos antiinflamatorios, como podría ser, por ejemplo, el caso de la cúrcuma, para reducir estos síntomas.

De hecho, recientemente salió un estudio del uso de la cúrcuma en casos de prediabetes y diabetes, que reducirían tanto los síntomas como el empeoramiento y progresión de la enfermedad, pero porque reducirían la inflamación crónica de bajo grado. En este caso también se baraja si el síndrome de fatiga crónica tiene algo que ver con esta inflamación crónica de bajo grado, pero que afecta en este caso a nivel más neurológico. Y nada, esto es todo lo que os quería contar por hoy, me parece un tema interesante que se suele tratar poco por desconocimiento y se suele ver como es que esta persona a nivel psicológico está mal, es que igual está mal porque a nivel neuronal, a nivel de los nervios como tal, a nivel del sistema nervioso pasa algo, pero no porque haya nada a nivel mental, la salud mental es una cosa, es importante, pero hay otros otras enfermedades que realmente hay un una afectación orgánica que simplemente, pues, no no sabemos detectar todavía y que sigue en investigación. Y nada, si si veis esto, veis en YouTube y si lo escucháis en todas las plataformas de podcast, desde PocketCast, pasando por iVoox, Apple Podcast, Amazon Music, en la que queráis, en todas estamos.

Nos vemos y nos escuchamos en siguientes episodios. Hasta la próxima.

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